En Surcorea quiere obligar el gobierno a los jóvenes a trabajar 69 horas a la semana
Por Adán Salgado Andrade
La youtuber surcoreana Chingu amiga, de bastante influencia, quien actualmente vive en México, publicó en el 2021 un video explicando porqué ya no desea regresar a Surcorea. En él expone que la sobrecarga de trabajo que sufren los adolescentes, desde la escuela, secundaria y preparatoria, es muy desgastante. “Me decían que no podía tener amigos, ni tener un día dulce, pues debía de estar estudiando todo el tiempo. Estaba desayunando y leía. Mi mamá me peinaba y leía. No descansaba ni sábados, ni domingos, no sabía que se podía descansar. A veces, ni comía, por tantas presiones, pero así era mi vida de exigente”. Luego, cuando hizo su examen para la universidad, tuvo que estudiar demasiado, para acceder, pues sólo se hace una vez al año y hay un número limitado de veces que puede realizarse. Un día, comenzó a sentirse mal, pero no le dio importancia. “Así me la pasé unos días, hasta que una mañana, no pude levantarme, había sufrido un burnout, mi cerebro y mi cuerpo, no podían más, estaba agotada, colapsada. Y me la pasé un año en cama. Fue bueno y malo, porque no podía retomar mis responsabilidades, pero fue bueno porque salí con mis amigos, pude hacer cosas que nunca antes pude hacer y muchas más. Me di cuenta que la vida no era sólo trabajar y trabajar. Fui a Canadá, en donde conocí muchos latinoamericanos, que me ayudaron mucho. Luego, regresé a Surcorea, pero ya no me hallaba, hasta que mi papá, me compró el pasaje de avión para México y aquí estoy, muy feliz. No quiero regresar a Corea, porque ya no podría con el ritmo. Aquí estoy muy feliz, gracias a todos ustedes”. Varias veces durante el video, rompe a llorar, quizá por los recuerdos tan duros que le trajo el platicarlos, pues hasta consideró suicidarse, y comenta que hay una alta tasa de suicidios entre los jóvenes surcoreanos. Pero aquí sí se halló, digamos, es muy exitosa, con millones de suscriptores y hasta una tienda en línea de productos surcoreanos. Ella es un ejemplo de que, muchas veces, ciudadanos de países “adelantados”, se adaptan mejor a la vida más tranquila y menos exigente de lugares como México (ver: https://www.youtube.com/watch?app=desktop&v=re9c54xbQCU).
No voy a polemizar aquí si es por eso, por una menor exigencia social, digamos, que México, por ejemplo, sigue en el atraso tecnológico y económico. Y de ser así es, por desgracia, uno de los legados de la herencia colonial maldita, como la llamo, la que nos impuso como características de nuestra idiosincrasia la de ser indolentes, racistas, inconscientes, subdesarrollados y hasta flojos (a los antiguos mexicanos los castigaban por todo, si hacían las cosas, malo, si no las hacían, también, lo que se fue convirtiendo en norma de conducta).
Sin embargo, hasta en Surcorea, a pesar del comportamiento social tan rígido que se impone, como del que platica Chingu amiga, hay protestas, sobre todo, cuando quieren someter a la gente a mayores jornadas laborales, en beneficio, claro, de empresas y mafia en el poder que controla al país.
Justo es lo que expone el artículo de The Guardian, titulado “Muerte por sobrecarga de trabajo: jóvenes coreanos se rebelan contra una cultura de largas horas laborando”, firmado por Raphael Rashid. “Trabajar duro está enraizado en la sociedad surcoreana, pero cuando el Estado propuso una semana de 69 horas, fue forzado a recular debido a las protestas de milenials y la generación Z, que se oponen a seguir con las prácticas laborales tradicionales”, inicia su trabajo Rashid (ver: https://www.theguardian.com/global-development/2023/jun/18/death-from-overwork-young-koreans-rebel-against-culture-of-long-hours).
El artículo describe el intento de la mafia en el poder de imponer una semana laboral de 69 horas. Distribuidas en cinco días, eso implicaría que tendrían que trabajar los jóvenes casi 14 horas diarias, digamos, de 7 de la mañana a 9 de la noche. ¡Nada más imaginen un día laboral así de largo! La gente sólo se levantaría, digamos a las seis, entraría a trabajar a las siete, comería en media hora a las tres, digamos, a las tres y media de nuevo a trabajar, saldría a las nueve, llegaría a sus casas a las diez y dormiría a las once… y otra vez la misma pesada rutina al siguiente día. No tendrían vida social, ni familiar, excepto los fines de semana. De hecho, Chingu amiga comenta que sus maestros les decían a los estudiantes que tenían que estar activos de 6 de la mañana hasta las dos de la mañana y sólo dormir cuatro horas, pues hasta con tres, era suficiente. ¡Total absurdo, pues era, precisamente lo que imponían a los esclavos negros, los que trabajaban hasta las dos de la mañana y debían levantarse a las seis, para cumplir con jornadas de veinte horas diarias!
Además, tienen la cultura de entrar a una empresa, desde que salen de la escuela (al igual que en Japón), y serle fiel hasta que se jubilen.
No, imposible sería sostener un ritmo así, de las mencionadas 69 horas semanales. Pero Yoon Suk Yeol (Surcorea, 1960), el actual conservador presidente, antes de serlo, hasta sugirió que la gente tendría que trabajar “120 horas a la semana, si fuera necesario”. ¡Vaya loco eficientista. Eso significaría que la gente tendría que trabajar todo el día!
Pero, como señalé, a pesar de la cultura de obediencia total, ya los milenials y los “gen-zers”, como se les llama a los nacidos en los 2000’s, no están dispuestos. Además, si hacen tiempo extra, muchas veces, ni se les paga, como parte de ese “altruismo social” al que invocan las empresas y la mafia en el poder.
Se emplearon muchos pretextos para tratar de imponer las 69 horas, como que las mujeres se beneficiarían al tener tiempo extra, “pues podrían usarlo para cuando se embarazaran o para cuidados maternos”, algo absurdo, pues se ha reducido mucho la tasa de natalidad y muchas chicas surcoreanas ya no ven como una “opción de vida”, el ser madres. Eso mismo sucede en China, en donde, a pesar del autoritarismo del dictador de Xi Jinping, muchos jóvenes ya no están dispuestos a tener hijos. Además, muchas chinas y chinos, están prefiriendo salir del país, pues la competencia laboral en China, es tanta, que ya no garantiza que tengan ni siquiera empleo, a pesar de que cuenten con una profesión. Muchos han emigrado a otros países, como Tailandia (ver: https://apnews.com/article/china-youth-lifestyle-nomad-thailand-086c064470a11365acfafbd4457ba166).
O se van a hacer negocios a otros países, como en México, en donde rentan bodegas, en el centro de la capital, para vender baratijas y acabar con el comercio local. Y lo hacen en muchos otros sitios. Son como una plaga (ver: https://www.jornada.com.mx/2023/07/24/capital/030n1cap).
Por ello es que milenials surcoreanos están optando por poner sus propios negocios. Es el caso de Lee Sang-hyuk, de 35 años, citado por Rashid, quien cansado de trabajar hasta en vacaciones y no tener vida social, pues hasta con sus amigos sólo pensaba en el trabajo pendiente, renunció a la empresa farmacéutica para la que trabajaba y puso una farmacia. “Al principio, mis padres me dijeron que debía de aguantar, seguir adelante, pero cuando les expliqué que esa no era vida, me apoyaron en todo lo que pudieron”, dice, ya más relajado Sang-hyuk en su farmacia.
Lo mismo sucedió con Lee Myung-ha, una chica de 36 años, también citada por Rashid, que antes trabajaba en una oficina gubernamental. “A veces, me tenía que quedar hasta las cuatro de la mañana y siempre me presionaba para demostrarles que estaba dando lo mejor de mí”, dice. Y nunca le pagaban las labores extras, como organizar las fiestas de cumpleaños para sus jefes. “No, era muy desgastante, no era mi vida”, declara. Ella fue víctima de lo que les pasa a muchos, de que no les pagan las horas extras, como menciono arriba.
Actualmente, Myung-ha trabaja 30 horas a la semana como gerente en un bar. “Ahora, ya convivo con mis amigos, puedo negociar mejor mis vacaciones y otras cosas. Claro que lo puedo hacer sólo porque como vivo con mis padres, puedo ahorrar, pero ya soy más feliz”, afirma. Y como muchos otros, tampoco contempla tener hijos. “No está en mis planes”, declara.
Y tampoco los jóvenes están dispuestos a hacer carrera en una empresa. “La generación MZ – como se les llama a los milenials y a los de la generación Z –, en una reciente encuesta, reveló que el 55 por ciento, no tiene intención de hacer carrera en una sola empresa y el 47 por ciento, se estaban preparando para colocarse en otra compañía”. Malo para las empresas, que prefieren tener empleados “fieles” y muy preparados y no tener que entrenar a nuevos elementos.
Y es una tendencia que se está dando en otros países. En Inglaterra, por ejemplo, las chicas quieren trabajos fáciles, aunque no paguen mucho, que les sea suficiente para tener alguna vida social con amigos (ver: https://www.theguardian.com/commentisfree/2023/jul/09/gen-z-lazy-girl-jobs-tiktok-work).
Además, todos dicen que una semana de 42 horas es lo máximo que deben de trabajar.
Las jornadas excesivas, matan a alrededor de 500 personas anualmente en Surcorea, “y la cifra puede ser mayor”, señala Rashid.
Sang-hyuk dice que se necesita cambiar la forma de trabajo, ser más eficiente, pero en el sentido humano. “El primer paso es limitar las horas laborales, asegurarse que los empleados descansen lo suficiente. Para que se tenga una vida feliz, uno necesita controlar su vida”.
Tiene mucha razón Sang-hyuk.
De hecho, muchos conductores de aplicaciones como Didi, es lo que me han dicho, que ellos mismos son sus “jefes” y trabajan a su ritmo.
Es algo que tiene que cambiar, que no sólo trabajemos desde oficinas cerradas, edificios o fábricas, sino que lo hagamos individualmente.
Aunque no le convenga al capitalismo salvaje.
Contacto: studillac@hotmail.com