El caro coleccionismo de relojes antiguos y de famosos
Por Adán Salgado Andrade
Los ricos, gracias a su gran poder adquisitivo, pueden darse lujos obscenos. Por ejemplo, Jeff Bezos, que súper explota a sus trabajadores, se mandó construir un lujoso yate de $540 millones de dólares, que es tan alto, que hasta se tendrá que desmontar un viejo puente holandés, para que esa ostentosa embarcación, pueda salir de un astillero de Ámsterdam, en donde se está construyendo (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/02/se-tiene-que-quitar-un-viejo-puente.html).
O coleccionan muy caros meteoritos, que buscadores de ellos, localizan, pues saben que pueden llegar a costar hasta millones de dólares (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2018/12/la-peligrosa-pero-muy-lucrativa.html).
Durante la pandemia, no sufrieron, pues se refugiaban en sus lujosas mansiones o súper yates, con tal de evitar contagios y otros inconvenientes (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/08/los-superricos-se-vuelven-mas-ricos-y.html).
Y son los que asisten a subastas de todo tipo: obras de arte, piezas arqueológicas, objetos personales de famosos, autos antiguos… y muchos otros objetos.
Últimamente, también andan “cazando” relojes antiguos, que hayan pertenecido a personajes famosos. Es lo que expone al artículo “Dentro del excitante mundo de los relojes raros y de la gente rica que los ama”, firmado por Julian Sancton, del portal Vanity Fair, quien agrega que “el reloj de 17 millones de dólares (mdd) de Paul Newman, fue el comienzo, Ahora, celebridades, íconos de la moda, subastadores, y gente común, se enfrentan con tal de poseer relojes vintage de marcas como Patek Philippe, Audemars Piguet y Richard Mille” (ver: https://www.vanityfair.com/style/2022/03/inside-the-frenzied-world-of-rare-watches).
Abre el artículo, una foto del desaparecido actor estadounidense Paul Newman (1925-2006), luciendo un Rolex Cosmograph. “Los Rolex Cosmograph, se cotizan, actualmente, entre 14,000 y 46,000 dólares, pero el de Paul Newman, se vendió en 17.8 mdd”.
Un subastador de relojes, Aurel Bacs, dice que “la gente busca relojes antiguos, pero que tengan historia. Soy muy selectivo en lo que voy a subastar, y rechazo un 90% de lo que nos traen”. Formó una consultora, Bacs & Russo, junto con su esposa, Livia Russo, precisamente para dar la certeza de lo que se vaya a subastar, que las piezas sean auténticas y pertenezcan a quien se dice que fue su propietario. Trabaja para la subastadora Phillips. Por ejemplo, vendió en cinco mdd el Rolex del emperador vietnamita Bao Dai (1913-1997), quien, como todos los personajes poderosos, no podía lucir cualquier reloj, sino un Rolex de oro.
Otra de las subastadoras es Christie’s, la que vendió el reloj Patek Philippe 2497, hecho en 1954, que perteneció a otro emperador, Haile Selassie (1892-1975), de Etiopía, por 2.9 mdd. Tampoco ese “poderoso” podía tener cualquier reloj. “Fue adquirido por David Parmegiani, coleccionista de relojes y autos clásicos, que se dedica a buscar piezas raras, para revenderlas muy caras”.
En los 1980’s, la venta de relojes mecánicos (los de cuerda o los automáticos, movidos con péndulos) se había estancado, pues comenzaron a salir los de cuarzo, como los Seiko, lo que hizo obsoletos a relojes como los Rolex de acero. Por lo mismo, los relojes mecánicos, ahora, son considerados de lujo y estilo, aunque uno de cuarzo, funcione mejor.
Y, por supuesto, es una cuestión también de nostalgia por ese tipo de relojes, sean viejos o los costosos modernos. En particular, sigo prefiriendo mis viejos relojes automáticos o de cuerda, como Orient o Citizen, así que comprendo a los que tienen nostalgia por seguirlos usando (no a los ricos que los compran tan costosos, claro).
En cuanto al Rolex de Newman, su esposa Joanne Woodward, se lo obsequió en 1969, comprándolo en Tiffany’s, “en Manhattan, por 300 dólares. Fue el primero de varios Rolexes que ella le regaló, cada uno con una frase grabada, con la que le pedía tener cuidado, cada que manejara. Ése, en particular, decía ‘maneja cuidadosamente’ “. Eso se lo decía la mujer, porque Newman era muy entusiasta de los autos de carrera. Nunca se mató, para su fortuna, y murió por las afecciones propias de la avanzada edad.
Ese reloj, en 1984, Newman lo regaló a James Cox, novio de su hija Nell. “Le preguntó la hora al chico, pero como éste le dijo que no tenía reloj, se lo obsequió. ‘Para que siempre des la hora, muchacho’, le dijo Newman”.
Unos 33 años más tarde, Cox se enteró del entusiasmo por relojes de famosos y de que el de Newman que él poseía, era muy codiciado. “El Rolex estaba muy maltratado por el tiempo, rayado y dañado por la humedad, por toda una vida de haberse usado. De no haber sido de Paul Newman, la subastadora Phillips no lo habría aceptado en esa condición, pero como era de él, el uso y el maltrato, sólo le añadían valor”, dice Sancton
Fue un reloj que se subastó en la noche del 26 de octubre del 2017 y alcanzó un absurdo valor de 17.8 mdd. “El comprador que lo quería, no puso límite”, dice Bacs, que fue el subastador encargado.
Expertos le dijeron a Sancton que eso se debió a que en ese año, todavía el mercado de las subastas estaba “muy emocional, dándole mucha importancia, por quién lo había poseído. ‘Es un reloj que no cuesta más de 150,000 dólares y si se subastara en la actualidad, no llegaría a los diez millones. Y si lograra venderse en cinco millones, tendría usted mucha suerte’ afirma un experto”.
Es lo que comentaba arriba, que los ricos gustan de tirar mucho dinero en una subasta, inflando demasiado los precios, sólo por quedarse con una pieza muy codiciada, que no vale, muchas veces, ni la milésima parte de lo que recaudó, como el referido Rolex de Newman, que se vendió en 11,866% más caro de su real valor. Quien lo posee, nunca recuperará lo que invirtió. Son meros, muy costosos caprichos.
Es un precio estratosférico que “se alcanza por algo que se llama, muy cortésmente dicho, fiebre de subasta, pero que la gente se refiere, despectivamente, como un concurso de a ver quién orina más”.
De Aurel Bacs, la gente “lo admira por sus habilidades para convencer a los compradores, de que una pieza vale la pena, pero él, no lo considera así, ‘simplemente, ofrezco piezas de calidad’ “.
Y con mucha historia, que sean de “un famoso”. Es una muestra de lo fetichista que es el humano.
Dice Sancton que también los ricos acuden a las subastas de relojes, porque no pueden conseguirlos nuevos, “ya que hay listas de espera de hasta cincuenta años, y si es que realmente se pueden incluir en esas listas, de las marcas más cotizadas. Por eso, los consiguen usados. Pero pueden enfrentar muchos problemas, porque les pueden vender falsificaciones o de que las historias, sobre que eran de famosos, sean falsas”.
¡Vaya, hasta se dan tanto su importancia los relojeros de lujo, de que “si se espera cincuenta años, a lo mejor, le podemos fabricar su reloj”! Una verdadera idiotez. Todo para lucir un costos reloj, que hasta les pueden robar. Véase, lo superficiales que son los ricos.
Por eso, para conseguir relojes de lujo, “aunque sea usaditos”, Phillips, Christie’s o Sotheby’s, son las subastadoras más buscadas, porque “sólo ofrecen piezas auténticas”.
Y es muy lucrativa la venta de relojes. “Philips, en el 2021, presumió de haber tenido la mayor venta de relojes, con un total de $209.3 mdd. Sus competidores, también tuvieron buenas ventas en ese año. Christie’s reportó $205 mdd y Sotheby’s, 148 mdd, un 50 por ciento más que en el año previo y muy arriba de las ventas prepandemia”.
Es que dice Sancton que los ricos, han estado “muy activos” comprando objetos de lujo durante la pandemia, “buscando en qué gastar sus dinero”.
Podrían gastarlo en ayuda humanitaria, en aliviar el hambre, ayudar a la recuperación ambiental, ayudar a mejorar la salud y la precariedad existencial de cientos de millones de personas. Pero no es así, prefieren gastarlo en “caprichos” de tener el Rolex de Newman o de algún otro famoso.
Y ni siquiera los pueden usar, porque se los roban, como le hicieron a un joyero llamado Shay Belhassen, a quien robaron un reloj Richard Mille RM 11-03 Flyback Chronograph de 50,000 dólares, en marzo del 2021. También, en París, roban relojes lujosos, tantos, que hasta se ha creado una división policiaca especial, para hallar a los ladrones y los relojes hurtados.
Bacs le dijo a Sancton que todavía hay algunas joyas. “Por ejemplo, el Omega Speedmaster que usó el astronauta Buzz Aldrin (1930), cuando estuvo en la luna en 1969. Pero, seguramente, si lo hallaran, iría a parar directamente al museo Smithsoniano”.
Muy seguramente, pues sería un ícono histórico, que tendría que estar en un museo, no en la vitrina de cristal cortado de algún ricachón.
Otra “joyita” es el Patek Philippe 2499 que perteneció a John Lennon (1940-1980), el famoso Beatle. “Un especialista que está familiarizado con ese reloj, me dijo que está en perfectas condiciones y que aunque no fuera de Lennon, es muy codiciado. Si se fuera a subastar, de acuerdo con varios expertos, podría alcanzar un precio de más de 30 mdd”.
Así que, allí tienen, otro de los caros “caprichitos” de los ricos, quienes prefieren tirar dinero en subastas, comprando inútiles objetos, exageradamente inflados de precio, que ayudar a saciar el hambre de millones de hambrientos o a reforestar diezmados bosques.
Es la mezquindad impuesta por el capitalismo salvaje.
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