jueves, 25 de julio de 2019

Estados Unidos usa a algunos de sus estados sureños como basureros


Estados Unidos usa a algunos de sus estados sureños como basureros
por Adán Salgado Andrade

Estados Unidos (EU) se ha distinguido últimamente por su ausencia de todos los esfuerzos mundiales para detener en algo el cambio climático, que está ocasionando daños severos por tantos eventos “atípicos”, como huracanes categoría cinco, largas sequías, agotamiento de acuíferos, altísimas temperaturas en ciudades, incremento de los incendios forestales y otros eventos extremos.
Hace poco, se retiró del acuerdo de París, para limitar la producción de gases efecto invernadero, para que el incremento de la temperatura no rebase los dos grados en el 2050, algo que, personalmente, ya considero perdido, pues el calentamiento global es irreversible y sigue en aumento (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2018/10/el-irreversible-y-catastrofico.html).
Pero la soberbia de EU le está costando cara, pues ya hay severos daños, como huracanes intensos e inundaciones en su territorio (ver: https://www.wired.com/story/for-the-midwest-epic-flooding-is-the-face-of-climate-change/).
Pero basta revisar qué hace EU con la basura que produce, para entender que, ni en su “propia casa”, se preocupa de mantener medidas necesarias para que su territorio se mantenga lo más, digamos, saludable posible.
Un reciente artículo de la publicación digital OZY, escrito por Nick Fouriezos, trata, justamente, de cómo estados del norte, en donde existen las carboeléctricas – las sucias generadoras eléctricas que emplean carbón para producir electricidad –, por ejemplo, se deshacen de sus muy contaminantes y peligrosos desperdicios. Y existen sitios crónicamente agolpados de desechos nucleares, como Carolina del Norte, más peligrosos que centrales nucleares, como veremos (ver: https://www.ozy.com/fast-forward/love-thy-neighbor-the-bible-belt-is-becoming-a-dumping-ground/93854).
“Rellenos sanitarios” de las áreas rurales, cercanas a los Apalaches, de Carolina del Sur, están siendo llenados con cenizas de las citadas carboeléctricas,  provocando filtraciones a acuíferos y a ríos cercanos, como el río Savannah, muy contaminado ya con los desperdicios radioactivos que contienen tales cenizas, además de metales pesados. Ya hasta cocodrilos radioactivos hay, y altos niveles de cáncer, que han subido hasta en un 25% en algunos condados del estado, entre los 1980’s y 2000’s. Muchas de las empresas que se deshicieron de sus cenizas en esos sitios, ya han quebrado y nadie asume los costos de 35 millones de dólares que ha implicado para tal estado, tratar de limpiar todos esos tóxicos, peligrosos desperdicios. La gente toma agua del grifo con temor a que le pueda provocar daños a su salud.
Y nadie puede hacer nada, porque los intereses económicos, tanto estatales, como federales, se imponen sobre los de la población, sobre todo, tocantes a su salud.
Señala el artículo que historias como esas son comunes, contadas por ciudadanos preocupados, pero impotentes para hacer algo, ya que los aplastan tales intereses.
Diez de los estados que “exportan” su basura a otros, son del norte, como Nueva York, por ejemplo.
El artículo se acompaña de un documental que ilustra muy bien el caso de las cenizas, en donde una carboeléctrica, Duke Energy, que ha sido una de las que más cenizas produce, niega que sus acciones hayan sido deliberadas y, que más bien, las “circunstancias la obligaron”. Y a pesar de todo, los tráileres que transportan varias toneladas de ceniza en cada viaje, siguen y siguen pasando, “desde la cuatro de la mañana”, como señala Audrey Lofton, habitante de la región, que vive muy cerca del tiradero de cenizas.
Los estados que más reciben desperdicios de todo tipo son Virginia, que ocupa el tercer sitio, seguida de Carolina del Sur, en el sexto lugar, Mississippi, en el octavo, Kentucky, en el noveno y Georgia, en el décimo. Y aunque Oregón y Pensilvania son los que más reciben basura, señala el artículo, son “islas solitarias” que reciben basura en el noroeste y en el noroeste del pacífico. Enfatiza que, es el sur, el que se lleva la mayor carga, pues ninguna otra región tiene más de un estado en el tope de entidades que reciben tanta basura.
Como ya señalé, no es sólo basura convencional – la que proviene de desechos sólidos de las aguas negras o la doméstica –, sino basura peligrosa, como la nuclear, que recibe Carolina del Sur – además de la propia –, o las mencionadas cenizas de las carboeléctricas, que están acumulándose peligrosamente en varios sitios de Georgia.
Al ver las estadísticas que acompañan el artículo, queda muy claro el problema de la basura y los estados que más la producen. Nueva Jersey, es el que más basura exporta del total de la que produce, 38%. Nueva York, 36.5%. Maryland, 33.5%. Virginia Occidental, 29.9%. Rhode Island, 26.1%. Missouri, 25.5%, Vermont (de los estados más pequeños de EU), 24.9%. Connecticut, 17.2%. Massachusetts, 16% y Carolina del Norte, 12.8%.
Eso significaría, en principio, que producen mucha más basura, de todo tipo, de la que pueden reciclar o, simplemente, quemar. Son de los estados más ricos, pero, también, de los más poblados.
Tan alta producción de basura muestra por que EU es uno de los países que más basura genera, sobre todo por sus muy consumistas costumbres, que llevan a la gente a, por ejemplo, tirar ropa a la semana de comprada, porque no “les gustó”. Eso se ha incrementado porque cada vez es más gente la que hace sus compras por internet, así que si algo no le gusta o, peor aún, salió defectuoso, lo tirarán en grandes contenedores, los que el servicio de limpia vaciará dos o tres veces diarias (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2018/09/las-compras-en-linea-gran-impulso-al.html).
Los estados cuya basura incluye la propia y la importada, que más la reciben son: Oregón, 41.3%. Pensilvania, 39%. Virginia, 26%. Ohio, 22%. Nuevo México, 19%. Carolina del Sur, 16%. Kansas, 16%. Mississippi, 15.4%. Kentucky, 15% y Georgia, 14.3%.
Todos estados sureños, en los que se concentran la mayoría de los pobres, los que viven, como una vez me dijo un buen amigo estadounidense “de las sobras que dejan los clasemedieros y ricos”. Por eso generan menos basura, pues el consumo está más restringido, por sus menores ingresos (históricamente, siempre ha sido así, el pobre sur, contra el rico norte. Por eso perdió la guerra civil el sur, por estar menos armados sus estados y contar con menos recursos. Eso se refleja muy bien en el libro “Lo que el viento se llevó. Ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2017/07/lo-que-el-viento-se-llevo-o-los.html).
Alabama otro estado sureño, ni siquiera tiene estadísticas de la basura que importa, lo hace casi clandestinamente, como los diez millones de toneladas de desechos sólidos sanitarios de Nueva York, que fueron a parar a un “relleno sanitario” en Birmingham. Los residentes locales se pusieron furiosos al saberlo, pues nubes de mosquitos y moscas se gestaron por todos esos acuosos, nauseabundos residuos. Declaró el alcalde de West Jefferson, otra afectada ciudad de ese estado, que “Nunca imaginé que la descarga del inodoro de un neoyorquino terminara en mi jardín trasero”, refiriéndose a lo cercano que está el “relleno sanitario” que contiene millones de toneladas de excrementos y orines de neoyorquinos.
Esa “mierdera” carga, podríamos llamarla, se llevó en trenes – los trenes de la mierda –, los que dejaron tras de sí toda esa peste, incrementado su hedor por la fermentación extra que el calor le da.
El problema no termina allí, pues cuando un basurero logra cerrarse, gracias a la acción de activistas preocupados por su medio ambiente, otro se abre en un distinto lado.
Y como muchos se rehúsan a que la basura se les ponga en su patio trasero, se ha desarrollado el movimiento NIMBY (Not in my backyard), para tratar de luchar contra poderosos intereses, que lo único que producen es más y más basura y que sólo quieren tener sitios en donde tirarla. De hecho, los estados del norte, son los más reacios a que se abran nuevos tiraderos en sus territorios, pero son los que siguen exportándolos. Es como si guardaran sus desechos bajo la alfombra, pues ni siquiera buscan reales soluciones para disminuirlos, sólo que haya espacio para tirarlos y, si es posible, para reciclarlos.
Un solo ejemplo ilustra el problema de estados muy ricos y poblados, como Boston, que con cinco millones de habitantes, produce nada menos que siete millones de basura anualmente, o sea, 1.4 toneladas por persona. Altísimos productores de basura.
Los estados norteños han tratado de resolver el problema incrementando el costo de recibir una tonelada de desechos para su procesamiento. En el noreste, se cobran hasta $67.39 dólares por tonelada. Por eso, las mismas empresas de estados de esa región, prefieren “exportar” sus desperdicios al sur, en donde pueden recibírselas por $34.80 dólares, como en Carolina del Sur.
Eso lo hacen condados de esos estados sureños, con tal de tener ingresos extras, sobre todo los más pobres, como en Alabama, además de los que cuentan con población mayoritariamente afroestadounidense. Pero son pocos los recursos que se obtienen de impuestos por un basurero, y menos los empleos creados. No hay un beneficio directo. Se menciona, por ejemplo, el caso de un tiradero en Summer County, cerca de Emelle, Alabama, abierto en 1979, de una superficie de 1,093.5 hectáreas (10.46 km2), en el que se almacenaban desechos muy peligrosos, y se ha considerado como el más grande de todo EU, con ese tipo de desechos (se le conoció como el Cadillac de los tiraderos, quizá por su tamaño). El 65% de los habitantes de Summer County, son afroestadounidenses, y un tercio de todos los habitantes están en la línea de la pobreza (13 mil dólares o menos de ingresos anuales).
Aunque el proyecto de aquél basurero llevó algunos millones de dólares a ese condado y cientos de empleos, sigue como uno de los más pobres del país. Es poco lo que dejan esos depredadores, contaminantes proyectos. Pero los que se benefician son los mafiosos en el poder que controlan a esos estados y condados, pues se quedan con buena parte de los “impuestos” pagados por las empresas que los promueven.
Si todos los habitantes de las comunidades afectadas se unieran, sería distinto, pero hay muchos que no les importa y hasta se benefician. Por ejemplo, granjeros de Flat Rock, un pueblo de Alabama, usan desperdicios humanos, de un tiradero, como fertilizantes, con lo que gastan mucho menos que si adquirieran químicos.
Como dije, los “políticos” (mafiosos locales) actúan en contubernio con las contaminadoras empresas que se encargan de manipular y desechar los desperdicios. 
Y dichas empresas actúan impunemente, como lo que sucedió en el condado de Estill, en Kentucky, que en el 2015, cientos de transportes con placas de otro estado invadieron un predio, en el que derramaron 2000 toneladas de desechos radioactivos, producto de la depredadora actividad del fracking, con la que se obtiene gas natural de esquisto (EU está invadido por todos lados de esa depredadora actividad, la que consume y envenena millones de metros cúbicos anuales de agua, que envenena mantos acuíferos y ríos. Ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2012/05/el-gas-natural-de-esquisto-el-regreso.html).
Tres años más tarde, Kentucky aún está tratando descontaminar ese sitio. “Multó” con 3 millones de dólares a las ocho empresas involucradas. Esa pírrica “multa”, dicen colonos del lugar, ni siquiera es el costo de abrir una tienda allí. Claro, esas empresas deben de haber usado a sus cabilderos para que les bajaran, casi exoneraran, la “multa”.
Ni tampoco se les levantaron cargos criminales, pues haber descargado desechos radioactivos de otro estado al lugar, es un  delito. El fiscal general, Andy Beshear, ¡demócrata!, decidió no hacerlo pues no podía probarse que esas personas “supieran lo que estaban haciendo”. Una acción que no gustó, para nada, a los activistas locales, que buscaron un severo castigo para los incriminados. Puede suponerse, como dije, que Beshear recibió un muy buen emolumento de dinero para fallar en favor de las empresas e imponerles esa risible “multa”.
Pero el problema de las cenizas es juego de niños con los que Carolina del Sur debe de acarrear, pues es uno de los estados que más residuos radioactivos posee, producto de la industria militar nuclear. Y es un estado costero, lo que incrementa mucho más el peligro de que sus tiraderos nucleares pudieran dañarse y desparramarse.
Lo que solía ser una planta procesadora de peligroso uranio enriquecido para armas atómicas, perteneciente a la empresa  Starnet CMI, es ahora un montón de dañinos desperdicios. Esa empresa, originaria de Massachusetts, se declaró en bancarrota en el 2002 y dejó su tiradero, que aún no ha sido retirado, y que le costará al erario público 35 millones de dólares, por lo menos, para limpiarlo.
Un segundo sitio que contiene residuos nucleares es el llamado Chem-Nuclear Site y es subsidiario de la empresa de Utah, Energy Solutions. En ese sitio, la empresa recolectaba desechos de plantas nucleares de New Jersey, Connecticut e, incluso, de la misma Carolina del sur. Llegó a almacenar tres cuartas partes de los desechos nucleares de bajo nivel radioactivo de todo el país. Y ahora es uno de los cuatro sitios en que se almacenan tales residuos (son los productos de los combustibles desechados de las peligrosas plantas nucleares que operan en EU, dejando por tantos años de operar, miles de toneladas de ellos, unas cien mil, que no saben ya ni siquiera dónde almacenar (ver: https://www.wired.com/story/senators-tryagainto-solve-the-nuclear-waste-debacle/).
Ese lugar, ha estado filtrando radiación en reservas cercanas de agua por al menos cuatro décadas, de acuerdo con records legales (a los que Fouriezos tuvo acceso). Los niveles de contaminación de un río tributario cercano, se comprobó que eran mucho más altos que los de un tercer sitio de almacenamiento nuclear, cercano a Chem-Nuclear, el Savannah River Site (mencionado más adelante). Y por lo menos un cuarto de los pozos de agua monitoreados, también cercanos al basurero nuclear, mostraron niveles por encima de los federales “aceptables” (aunque, yo diría, que no debería de haber “niveles radioactivos aceptables”, pues eso significa que muchos estadounidenses están expuestos a sustancias radioactivas sin saberlo), de acuerdo con la más reciente información de Departamento de Salud y Control Ambiental. 
Claro que Chem-Nuclear “niega los cargos” y dice que esos se basan en antiguas formas de lidiar con los residuos que, afirma, ya no existen. Ahora, sus procesos “son muy estrictos y seguros”. Claro, nunca se declararán culpables o dirán que son accidentes “fuera de su control”. Pero, en realidad, lo único importante para ellas son las ganancias, y si para obtenerlas deben romper las normas, no les importará. 
El tercer tiradero nuclear, que contiene plutonio y tritio es en donde, en los años 1950’s, la mafia estadounidense en el poder de entonces, estableció el Savannah River Site (SRS), lugar en el cual se desarrollarían las armas nucleares. La gente del condado, dice Fouriezos, tomó estoicamente su lugar en la historia de EU, pues se consolaban con que ellos, al aceptar que tuvieran cerca un sitio nuclear tan peligroso, estaban contribuyendo con la “superioridad armamentista de su país sobre la URSS”. Luego, no sólo fue soportar eso, sino que otras empresas relacionadas con la industria militar nuclear, vieron en el SRS un sitio “seguro” para desechar sus residuos. Actualmente, ese lugar almacena cientos de kilogramos de desechos nucleares y, aunque da trabajo a 18 mil personas en la región, eso no compensa su potencial de daños permanentes al medio ambiente y a la salud humana.
En los iniciales años 1980’s, un estudio del ingeniero William Lawless, mostró cómo la empresa Dupont, una de las que operaban allí, había estado deshaciéndose de materiales radioactivos, tales como tritio y plutonio, en cajas de cartón y en zanjas poco profundas, así, como si fueran plátanos podridos, los que contaminaron el agua subterránea. En 1988 el Southern Changes, el periódico del Southern Regional Council, publicó un reporte del Instituto de Política Medioambiental, establecido en Washington, que mostraba cómo gente en el área estaba recibiendo dosis radioactivas “50 veces mayores a las permitidas”. También descubrieron que la tasa de mortalidad por leucemia, entre los trabajadores de la SRS, es del doble de la que debería ser y también se preocupaban de que un temblor muy fuerte – similar al que sacudió  al cercano Charleston en 1886 – pudiera ocasionar una ruptura en los tanques de plutonio, que haría que el accidente de Chernóbil – el que había sucedido sólo dos años antes del referido reporte – parecería sólo como simple “leche regada”.
Que hayan hecho los investigadores una comparación así, deja ver la peligrosidad del sitio, una bodega de muy mortales desechos radioactivos.
Pasa que en ese maldito sitio, con los años, se han almacenado unos 141 millones de litros de “altamente radioactivo residuo líquido, incluyendo plutonio”. Son 141 mil metros cúbicos de esos acuosos desechos que, en efecto, harían de Chernóbil un mal menor si se esparcieran.
El plutonio tiene, activo, una vida media de 24,100 años y podría mantenerse dañino hasta por 250 mil, de acuerdo con los científicos
Como dije, Carolina del Sur es un estado costero, y si todos esos millones de litros de basura radioactiva mortal se regaran, por algún motivo – hasta por un “acto terrorista” – y llegaran a los ríos o acuíferos y, de allí, al mar, sería un daño ecológico marino irreversible, una catástrofe ambiental planetaria.
En fin, entre cenizas de las carboníferas, desechos sólidos sanitarios, basura doméstica, peligrosos residuos nucleares… los estados sureños de EU están a merced de los políticos mafiosos, coludidos con empresas igualmente mafiosas que los controlan.
En Alabama, señala Fouriezos, a pesar de la gravedad comprobada de los rellenos sanitarios, sobre todo los que almacenan peligrosas cenizas de las citadas carboeléctricas, las “autoridades” siguen condonando impuestos a las empresas basureras, además de que les cobran muy poco por tonelada (tan bajo como un dólar), con tal de que sigan viendo a ese estado como un “prometedor basurero”, en donde hasta su mierda puedan tirar.
Y eligen a lugares rurales, poco poblados, en donde el daño ocasionado a la gente no tenga importancia, pues los afectados, pobres, la mayoría, no podrán defenderse legalmente, ni exigir compensación económica por los daños ocasionados a su salud y a su medio ambiente.
La historia da ejemplos dramáticos de catástrofes que han sucedido por falta de mantenimiento y excesivo apilamiento de sustancias peligrosas. Eso sucedió, por ejemplo, en Bophal, ciudad india, en donde tenía una subsidiaria la empresa estadounidense química Union Carbide. El 2 de diciembre de 1982, la falta de mantenimiento y la acumulación de un peligroso químico, el metil-isocinato, MIC, base para producir el pesticida Sevin (marca con que la empresa identificaba al carbaril), provocó un escape del letal gas, que dejó casi cuatro mil muertos en el primer día de la fuga y más de 500 mil afectados en los siguientes días, semanas y meses. Hasta la fecha, continúan personas sufriendo enfermedades crónicas debido a ese dramático incidente (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Bhopal_disaster).
Además, la advertencia que hizo el Instituto de Política Medioambiental, en 1988, ya referida, previniendo que si el SRS sufriera un percance, que regara los 141 millones de litros de peligrosos residuos nucleares que posee, sería peor que lo que sucedió en Chernóbil, es una llamada de atención más, que aconsejaría al buen sentido común, no seguir impulsando la creación de basureros y la acumulación de residuos, sobre todo, tóxicos o radioactivos.  
Finalmente, hay que entender que los daños de tanta basura, mucha extremadamente peligrosa, no son sólo para EU, sino, al final, en este sistema cerrado que es el planeta Tierra, todos seremos, tarde o temprano, afectados.