Estados Unidos usa a algunos de sus estados sureños
como basureros
por Adán Salgado Andrade
Estados Unidos (EU) se ha distinguido últimamente por su ausencia de
todos los esfuerzos mundiales para detener en algo el cambio climático, que
está ocasionando daños severos por tantos eventos “atípicos”, como huracanes
categoría cinco, largas sequías, agotamiento de acuíferos, altísimas
temperaturas en ciudades, incremento de los incendios forestales y otros
eventos extremos.
Hace poco, se retiró del acuerdo de París, para limitar la producción
de gases efecto invernadero, para que el incremento de la temperatura no rebase
los dos grados en el 2050, algo que, personalmente, ya considero perdido, pues
el calentamiento global es irreversible y sigue en aumento (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2018/10/el-irreversible-y-catastrofico.html).
Pero la soberbia de EU le está costando cara, pues ya hay severos
daños, como huracanes intensos e inundaciones en su territorio (ver: https://www.wired.com/story/for-the-midwest-epic-flooding-is-the-face-of-climate-change/).
Pero basta revisar qué hace EU con la basura que produce, para entender
que, ni en su “propia casa”, se preocupa de mantener medidas necesarias para
que su territorio se mantenga lo más, digamos, saludable posible.
Un reciente artículo de la publicación digital OZY, escrito por Nick Fouriezos,
trata, justamente, de cómo estados del norte, en donde existen las
carboeléctricas – las sucias generadoras eléctricas que emplean carbón para producir
electricidad –, por ejemplo, se deshacen de sus muy contaminantes y peligrosos
desperdicios. Y existen sitios crónicamente agolpados de desechos nucleares,
como Carolina del Norte, más peligrosos que centrales nucleares, como veremos
(ver: https://www.ozy.com/fast-forward/love-thy-neighbor-the-bible-belt-is-becoming-a-dumping-ground/93854).
“Rellenos sanitarios” de las áreas rurales, cercanas
a los Apalaches, de Carolina del Sur, están siendo llenados con cenizas de las citadas
carboeléctricas, provocando filtraciones
a acuíferos y a ríos cercanos, como el río Savannah, muy contaminado ya con los
desperdicios radioactivos que contienen tales cenizas, además de metales
pesados. Ya hasta cocodrilos radioactivos hay, y altos niveles de cáncer, que
han subido hasta en un 25% en algunos condados del estado, entre los 1980’s y
2000’s. Muchas de las empresas que se deshicieron de sus cenizas en esos
sitios, ya han quebrado y nadie asume los costos de 35 millones de dólares que
ha implicado para tal estado, tratar de limpiar todos esos tóxicos, peligrosos
desperdicios. La gente toma agua del grifo con temor a que le pueda provocar
daños a su salud.
Y nadie puede hacer nada, porque los intereses
económicos, tanto estatales, como federales, se imponen sobre los de la
población, sobre todo, tocantes a su salud.
Señala el artículo que historias como esas son
comunes, contadas por ciudadanos preocupados, pero impotentes para hacer algo,
ya que los aplastan tales intereses.
Diez de los estados que “exportan” su basura a
otros, son del norte, como Nueva York, por ejemplo.
El artículo se acompaña de un documental que ilustra
muy bien el caso de las cenizas, en donde una carboeléctrica, Duke Energy, que
ha sido una de las que más cenizas produce, niega que sus acciones hayan sido
deliberadas y, que más bien, las “circunstancias la obligaron”. Y a pesar de
todo, los tráileres que transportan varias toneladas de ceniza en cada viaje,
siguen y siguen pasando, “desde la cuatro de la mañana”, como señala Audrey
Lofton, habitante de la región, que vive muy cerca del tiradero de cenizas.
Los estados que más reciben desperdicios de todo
tipo son Virginia, que ocupa el tercer sitio, seguida de Carolina del Sur, en
el sexto lugar, Mississippi, en el octavo, Kentucky, en el noveno y Georgia, en
el décimo. Y aunque Oregón y Pensilvania son los que más reciben basura, señala
el artículo, son “islas solitarias” que reciben basura en el noroeste y en el
noroeste del pacífico. Enfatiza que, es el sur, el que se lleva la mayor carga,
pues ninguna otra región tiene más de un estado en el tope de entidades que
reciben tanta basura.
Como ya señalé, no es sólo basura convencional – la
que proviene de desechos sólidos de las aguas negras o la doméstica –, sino
basura peligrosa, como la nuclear, que recibe Carolina del Sur – además de la
propia –, o las mencionadas cenizas de las carboeléctricas, que están
acumulándose peligrosamente en varios sitios de Georgia.
Al ver las estadísticas que acompañan el artículo,
queda muy claro el problema de la basura y los estados que más la producen.
Nueva Jersey, es el que más basura exporta del total de la que produce, 38%.
Nueva York, 36.5%. Maryland, 33.5%. Virginia Occidental, 29.9%. Rhode Island,
26.1%. Missouri, 25.5%, Vermont (de los estados más pequeños de EU), 24.9%.
Connecticut, 17.2%. Massachusetts, 16% y Carolina del Norte, 12.8%.
Eso significaría, en principio, que producen mucha
más basura, de todo tipo, de la que pueden reciclar o, simplemente, quemar. Son
de los estados más ricos, pero, también, de los más poblados.
Tan alta producción de basura muestra por que EU es
uno de los países que más basura genera, sobre todo por sus muy consumistas
costumbres, que llevan a la gente a, por ejemplo, tirar ropa a la semana de
comprada, porque no “les gustó”. Eso se ha incrementado porque cada vez es más
gente la que hace sus compras por internet, así que si algo no le gusta o, peor
aún, salió defectuoso, lo tirarán en grandes contenedores, los que el servicio
de limpia vaciará dos o tres veces diarias (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2018/09/las-compras-en-linea-gran-impulso-al.html).
Los estados cuya basura incluye la propia y la
importada, que más la reciben son: Oregón, 41.3%. Pensilvania, 39%. Virginia,
26%. Ohio, 22%. Nuevo México, 19%. Carolina del Sur, 16%. Kansas, 16%.
Mississippi, 15.4%. Kentucky, 15% y Georgia, 14.3%.
Todos estados sureños, en los que se concentran la
mayoría de los pobres, los que viven, como una vez me dijo un buen amigo
estadounidense “de las sobras que dejan los clasemedieros y ricos”. Por eso
generan menos basura, pues el consumo está más restringido, por sus menores
ingresos (históricamente, siempre ha sido así, el pobre sur, contra el rico
norte. Por eso perdió la guerra civil el sur, por estar menos armados sus
estados y contar con menos recursos. Eso se refleja muy bien en el libro “Lo
que el viento se llevó. Ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2017/07/lo-que-el-viento-se-llevo-o-los.html).
Alabama otro estado sureño, ni siquiera tiene
estadísticas de la basura que importa, lo hace casi clandestinamente, como los
diez millones de toneladas de desechos sólidos sanitarios de Nueva York, que
fueron a parar a un “relleno sanitario” en Birmingham. Los residentes locales
se pusieron furiosos al saberlo, pues nubes de mosquitos y moscas se gestaron
por todos esos acuosos, nauseabundos residuos. Declaró el alcalde de West
Jefferson, otra afectada ciudad de ese estado, que “Nunca imaginé que la
descarga del inodoro de un neoyorquino terminara en mi jardín trasero”,
refiriéndose a lo cercano que está el “relleno sanitario” que contiene millones
de toneladas de excrementos y orines de neoyorquinos.
Esa “mierdera” carga, podríamos llamarla, se llevó
en trenes – los trenes de la mierda –, los que dejaron tras de sí toda esa
peste, incrementado su hedor por la fermentación extra que el calor le da.
El problema no termina allí, pues cuando un basurero
logra cerrarse, gracias a la acción de activistas preocupados por su medio
ambiente, otro se abre en un distinto lado.
Y como muchos se rehúsan a que la basura se les
ponga en su patio trasero, se ha desarrollado el movimiento NIMBY (Not in my
backyard), para tratar de luchar contra poderosos intereses, que lo único que
producen es más y más basura y que sólo quieren tener sitios en donde tirarla.
De hecho, los estados del norte, son los más reacios a que se abran nuevos
tiraderos en sus territorios, pero son los que siguen exportándolos. Es como si
guardaran sus desechos bajo la alfombra, pues ni siquiera buscan reales
soluciones para disminuirlos, sólo que haya espacio para tirarlos y, si es
posible, para reciclarlos.
Un solo ejemplo ilustra el problema de estados muy ricos
y poblados, como Boston, que con cinco millones de habitantes, produce nada
menos que siete millones de basura anualmente, o sea, 1.4 toneladas por
persona. Altísimos productores de basura.
Los estados norteños han tratado de resolver el
problema incrementando el costo de recibir una tonelada de desechos para su
procesamiento. En el noreste, se cobran hasta $67.39 dólares por tonelada. Por
eso, las mismas empresas de estados de esa región, prefieren “exportar” sus
desperdicios al sur, en donde pueden recibírselas por $34.80 dólares, como en
Carolina del Sur.
Eso lo hacen condados de esos estados sureños, con
tal de tener ingresos extras, sobre todo los más pobres, como en Alabama,
además de los que cuentan con población mayoritariamente afroestadounidense.
Pero son pocos los recursos que se obtienen de impuestos por un basurero, y
menos los empleos creados. No hay un beneficio directo. Se menciona, por
ejemplo, el caso de un tiradero en Summer County, cerca de Emelle, Alabama,
abierto en 1979, de una superficie de 1,093.5 hectáreas (10.46 km2),
en el que se almacenaban desechos muy peligrosos, y se ha considerado como el
más grande de todo EU, con ese tipo de desechos (se le conoció como el Cadillac de los tiraderos, quizá por su
tamaño). El 65% de los habitantes de Summer County, son afroestadounidenses, y
un tercio de todos los habitantes están en la línea de la pobreza (13 mil
dólares o menos de ingresos anuales).
Aunque el proyecto de aquél basurero llevó algunos
millones de dólares a ese condado y cientos de empleos, sigue como uno de los
más pobres del país. Es poco lo que dejan esos depredadores, contaminantes
proyectos. Pero los que se benefician son los mafiosos en el poder que
controlan a esos estados y condados, pues se quedan con buena parte de los
“impuestos” pagados por las empresas que los promueven.
Si todos los habitantes de las comunidades afectadas
se unieran, sería distinto, pero hay muchos que no les importa y hasta se
benefician. Por ejemplo, granjeros de Flat Rock, un pueblo de Alabama, usan
desperdicios humanos, de un tiradero, como fertilizantes, con lo que gastan
mucho menos que si adquirieran químicos.
Como dije, los “políticos” (mafiosos locales) actúan
en contubernio con las contaminadoras empresas que se encargan de manipular y
desechar los desperdicios.
Y dichas empresas actúan impunemente, como lo que
sucedió en el condado de Estill, en Kentucky, que en el 2015, cientos de
transportes con placas de otro estado invadieron un predio, en el que
derramaron 2000 toneladas de desechos radioactivos, producto de la depredadora
actividad del fracking, con la que se obtiene gas natural de esquisto (EU está
invadido por todos lados de esa depredadora actividad, la que consume y
envenena millones de metros cúbicos anuales de agua, que envenena mantos
acuíferos y ríos. Ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2012/05/el-gas-natural-de-esquisto-el-regreso.html).
Tres años más tarde, Kentucky aún está tratando
descontaminar ese sitio. “Multó” con 3 millones de dólares a las ocho empresas
involucradas. Esa pírrica “multa”, dicen colonos del lugar, ni siquiera es el
costo de abrir una tienda allí. Claro, esas empresas deben de haber usado a sus
cabilderos para que les bajaran, casi exoneraran, la “multa”.
Ni tampoco se les levantaron cargos criminales, pues
haber descargado desechos radioactivos de otro estado al lugar, es un delito. El fiscal general, Andy Beshear,
¡demócrata!, decidió no hacerlo pues no podía probarse que esas personas “supieran
lo que estaban haciendo”. Una acción que no gustó, para nada, a los activistas
locales, que buscaron un severo castigo para los incriminados. Puede suponerse,
como dije, que Beshear recibió un muy buen emolumento de dinero para fallar en
favor de las empresas e imponerles esa risible “multa”.
Pero el problema de las cenizas es juego de niños
con los que Carolina del Sur debe de acarrear, pues es uno de los estados que
más residuos radioactivos posee, producto de la industria militar nuclear. Y es
un estado costero, lo que incrementa mucho más el peligro de que sus tiraderos
nucleares pudieran dañarse y desparramarse.
Lo que solía ser una planta procesadora de peligroso
uranio enriquecido para armas atómicas, perteneciente a la empresa Starnet CMI, es ahora un montón de dañinos
desperdicios. Esa empresa, originaria de Massachusetts, se declaró en
bancarrota en el 2002 y dejó su tiradero, que aún no ha sido retirado, y que le
costará al erario público 35 millones de dólares, por lo menos, para limpiarlo.
Un segundo sitio que contiene residuos nucleares es
el llamado Chem-Nuclear Site y es subsidiario
de la empresa de Utah, Energy Solutions. En ese sitio, la empresa recolectaba
desechos de plantas nucleares de New Jersey, Connecticut e, incluso, de la
misma Carolina del sur. Llegó a almacenar tres cuartas partes de los desechos
nucleares de bajo nivel radioactivo de todo el país. Y ahora es uno de los
cuatro sitios en que se almacenan tales residuos (son los productos de los
combustibles desechados de las peligrosas plantas nucleares que operan en EU,
dejando por tantos años de operar, miles de toneladas de ellos, unas cien mil, que
no saben ya ni siquiera dónde almacenar (ver: https://www.wired.com/story/senators-tryagainto-solve-the-nuclear-waste-debacle/).
Ese lugar, ha estado filtrando radiación en reservas
cercanas de agua por al menos cuatro décadas, de acuerdo con records legales (a
los que Fouriezos tuvo acceso). Los niveles de contaminación de un río tributario
cercano, se comprobó que eran mucho más altos que los de un tercer sitio de
almacenamiento nuclear, cercano a Chem-Nuclear, el Savannah River Site
(mencionado más adelante). Y por lo menos un cuarto de los pozos de agua
monitoreados, también cercanos al basurero nuclear, mostraron niveles por
encima de los federales “aceptables” (aunque, yo diría, que no debería de haber
“niveles radioactivos aceptables”, pues eso significa que muchos
estadounidenses están expuestos a sustancias radioactivas sin saberlo), de
acuerdo con la más reciente información de Departamento de Salud y Control
Ambiental.
Claro que Chem-Nuclear “niega los cargos” y dice que
esos se basan en antiguas formas de lidiar con los residuos que, afirma, ya no
existen. Ahora, sus procesos “son muy estrictos y seguros”. Claro, nunca se
declararán culpables o dirán que son accidentes “fuera de su control”. Pero, en
realidad, lo único importante para ellas son las ganancias, y si para obtenerlas
deben romper las normas, no les importará.
El tercer tiradero nuclear, que contiene plutonio y
tritio es en donde, en los años 1950’s, la mafia estadounidense en el poder de
entonces, estableció el Savannah River
Site (SRS), lugar en el cual se desarrollarían las armas nucleares. La
gente del condado, dice Fouriezos, tomó estoicamente su lugar en la historia de
EU, pues se consolaban con que ellos, al aceptar que tuvieran cerca un sitio
nuclear tan peligroso, estaban contribuyendo con la “superioridad armamentista
de su país sobre la URSS”. Luego, no sólo fue soportar eso, sino que otras empresas
relacionadas con la industria militar nuclear, vieron en el SRS un sitio
“seguro” para desechar sus residuos. Actualmente, ese lugar almacena cientos de
kilogramos de desechos nucleares y, aunque da trabajo a 18 mil personas en la
región, eso no compensa su potencial de daños permanentes al medio ambiente y a
la salud humana.
En los iniciales años 1980’s, un estudio del
ingeniero William Lawless, mostró cómo la empresa Dupont, una de las que
operaban allí, había estado deshaciéndose de materiales radioactivos, tales
como tritio y plutonio, en cajas de cartón y en zanjas poco profundas, así,
como si fueran plátanos podridos, los que contaminaron el agua subterránea. En
1988 el Southern Changes, el
periódico del Southern Regional Council, publicó un reporte del Instituto de
Política Medioambiental, establecido en Washington, que mostraba cómo gente en
el área estaba recibiendo dosis radioactivas “50 veces mayores a las
permitidas”. También descubrieron que la tasa de mortalidad por leucemia, entre
los trabajadores de la SRS, es del doble de la que debería ser y también se
preocupaban de que un temblor muy fuerte – similar al que sacudió al cercano Charleston en 1886 – pudiera
ocasionar una ruptura en los tanques de plutonio, que haría que el accidente de
Chernóbil – el que había sucedido sólo dos años antes del referido reporte –
parecería sólo como simple “leche regada”.
Que hayan hecho los investigadores una comparación
así, deja ver la peligrosidad del sitio, una bodega de muy mortales desechos
radioactivos.
Pasa que en ese maldito sitio, con los años, se han
almacenado unos 141 millones de litros de “altamente radioactivo residuo
líquido, incluyendo plutonio”. Son 141 mil metros cúbicos de esos acuosos
desechos que, en efecto, harían de Chernóbil un mal menor si se esparcieran.
El plutonio tiene, activo, una vida media de 24,100
años y podría mantenerse dañino hasta por 250 mil, de acuerdo con los
científicos
Como dije, Carolina del Sur es un estado costero, y
si todos esos millones de litros de basura radioactiva mortal se regaran, por
algún motivo – hasta por un “acto terrorista” – y llegaran a los ríos o
acuíferos y, de allí, al mar, sería un daño ecológico marino irreversible, una
catástrofe ambiental planetaria.
En fin, entre cenizas de las carboníferas, desechos
sólidos sanitarios, basura doméstica, peligrosos residuos nucleares… los
estados sureños de EU están a merced de los políticos mafiosos, coludidos con
empresas igualmente mafiosas que los controlan.
En Alabama, señala Fouriezos, a pesar de la gravedad
comprobada de los rellenos sanitarios, sobre todo los que almacenan peligrosas
cenizas de las citadas carboeléctricas, las “autoridades” siguen condonando
impuestos a las empresas basureras, además de que les cobran muy poco por
tonelada (tan bajo como un dólar), con tal de que sigan viendo a ese estado
como un “prometedor basurero”, en donde hasta su mierda puedan tirar.
Y eligen a lugares rurales, poco poblados, en donde
el daño ocasionado a la gente no tenga importancia, pues los afectados, pobres,
la mayoría, no podrán defenderse legalmente, ni exigir compensación económica
por los daños ocasionados a su salud y a su medio ambiente.
La historia da ejemplos dramáticos de catástrofes
que han sucedido por falta de mantenimiento y excesivo apilamiento de sustancias
peligrosas. Eso sucedió, por ejemplo, en Bophal, ciudad india, en donde tenía
una subsidiaria la empresa estadounidense química Union Carbide. El 2 de
diciembre de 1982, la falta de mantenimiento y la acumulación de un peligroso
químico, el metil-isocinato, MIC, base para producir el pesticida Sevin (marca
con que la empresa identificaba al carbaril), provocó un escape del letal gas,
que dejó casi cuatro mil muertos en el primer día de la fuga y más de 500 mil
afectados en los siguientes días, semanas y meses. Hasta la fecha, continúan
personas sufriendo enfermedades crónicas debido a ese dramático incidente (ver:
https://en.wikipedia.org/wiki/Bhopal_disaster).
Además, la advertencia que hizo el Instituto de
Política Medioambiental, en 1988, ya referida, previniendo que si el SRS
sufriera un percance, que regara los 141 millones de litros de peligrosos
residuos nucleares que posee, sería peor que lo que sucedió en Chernóbil, es una
llamada de atención más, que aconsejaría al buen sentido común, no seguir
impulsando la creación de basureros y la acumulación de residuos, sobre todo,
tóxicos o radioactivos.
Finalmente, hay que entender que los daños de tanta
basura, mucha extremadamente peligrosa, no son sólo para EU, sino, al final, en
este sistema cerrado que es el planeta Tierra, todos seremos, tarde o temprano,
afectados.
Contacto: studillac@hotmail.com