Una mega inundación amenaza a California
Por Adán Salgado Andrade
California, ese estado arrebatado a México en 1850, está en una ubicación geográfica, que lo hace muy vulnerable a trastornos climáticos, como largas sequías o mega inundaciones.
Apenas, en el 2017, salió de una sequía que mantuvo languideciendo al estado por cinco años (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2017/04/calentamiento-global-imperio-agricola-y.html).
Por ello, ya son muy frecuentes los incendios forestales, de tanta resequedad que dejan tales sequías. En estos días, infernales incendios de bosques, difíciles de sofocar, que hasta son bautizados individualmente, por tantos que son, azotan a ese estado (ver: https://www.fire.ca.gov/incidents/).
Sin embargo, las inundaciones extremas, también forman parte del clima extremo que, naturalmente enfrenta, agravado, ahora, por el calentamiento global, como narra el artículo de Wired “La inundación bíblica que anegará a California”, firmado por Tom Philpott (ver: https://www.wired.com/story/the-biblical-flood-that-will-drown-california/).
Comienza el artículo diciendo que en 1860, un joven científico y geógrafo de Nueva York, William Brewer, fue contratado “para que hiciera una científica descripción de las rocas del estado, fósiles, suelos y minerales, así como sus especies botánicas y zoológicas y otras similares”.
Brewer, no sólo atestiguó lo pedido, sino una inundación, como nunca antes se había visto en ese sitio, la Gran Inundación de 1861-1862. Y ese tipo de eventos “excepcionales”, se dan cada cien o doscientos años en California. Si en aquel entonces, fue catastrófica tal inundación, actualmente, sería peor, pues “como California es un poder económico y agrícola, sus efectos serán más devastadores”.
En 1861, cuando estuvo lloviendo torrencialmente, durante 45 días, todo se destruyó, granjas, casas, edificios, líneas telegráficas… y de todo eso, dio fe Brewer, diciendo que era algo que, nunca él, había visto. La ciudad de Sacramento, estuvo anegada varias semanas, por aguas que alcanzaron hasta seis metros en algunos sitios. “Animales muertos, casas flotando, una terrible imagen. No creo que la ciudad se recupere del shock, no veo cómo”, escribía Brewer en una de sus cartas, a las autoridades que lo habían contratado.
En California, se ubica el Valle Central, un granero y productor de verduras y semillas. En ese lugar, sería mucho peor la mega inundación, que podría ocurrir de aquí al 2060 o, incluso, antes. Dice Philpott que “el estado, en el Valle Central, produce casi todas las almendras, nueces y pistaches que se consumen en Estados Unidos; 90 por ciento o más del brócoli, zanahorias, ajo, apio, uvas, mandarinas, ciruelas y alcachofas. Al menos, 75 por ciento de la coliflor, albaricoques, limones, fresas y frambuesas y más del 40% de la lechuga, calabaza, naranjas, duraznos y pimientos. Y también produce leche. Entre los almendros y los vegetales, se localizan bastas lecherías que confinan a cientos de vacas y producen más de un quinto de la oferta de leche del país, más que cualquier otro estado. Todo eso hace que el Valle Central, sea un bastión de producción alimentaria, que asciende a $46,000 millones de dólares (mdd) anuales, superando a Iowa, que es el más grande productor de maíz y soya”, resaltando la importancia económica de California y su zona agrícola.
Se estima que el daño total, tanto a la infraestructura agraria y urbana, que podría dejar la mega inundación, sería de unos $750,000 millones de dólares, un 60 por ciento del Producto Interno Bruto mexicano. Así de importante es el Valle Central.
De hecho, podemos ver que gran parte de los frutos y/o vegetales que importamos de Estados Unidos, provienen de California, como uvas, manzanas, duraznos, lechugas, nueces y muchas otras cosas. Vergonzoso, pues no deberíamos de importar agropecuarios de ese país, habiendo sido México, en pasadas décadas, exportador neto de ellos. Así que si una inundación afectara a California y su producción agrícola, hasta nosotros, nos veríamos afectados. Así de irónica es nuestra relación odio-amor con Estados Unidos.
Sin embargo, dice Philpott, se teme menos a una mega inundación, que a un terremoto, como el llamado Big One, un supuesto sismo de 8 o más grados en la escala de Richter, que sería devastador y que ha sido tema de hollywoodescas cintas, como la de Terremoto, de 1974, dirigido por Mark Robson, estelarizado por Charlton Heston y Ava Gardner, en donde un devastador temblor, acaba con Los Ángeles (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Earthquake_(1974_film).
Dentro de California, el lugar más afectado sería el mencionado Valle Central, el área más productiva, pero más hundida de ese estado. “Rodeado de montañas, el Valle Central, se extiende 720 kilómetros a lo largo, con una media de 80 kilómetros de anchura, ocupando una masa de tierra de 46,538 kilómetros cuadrados, equivalentes, más o menos, al área de Massachusetts y Vermont, combinados. Es una de las zonas del planeta más extendidas, que combina fértil suelo y adecuada temperatura. Muchos estadounidenses, ignoran el Valle Central, a pesar de que es tan importante para los que comen, como lo es Hollywood, para los que van al cine o Silicon Valley es, para los que usan celulares. Ocupando menos del uno por ciento de la tierra arable estadounidense, el Valle Central, genera un cuarto de la oferta de alimentos del país”, da esos importantes datos Philpott, para enfatizar que si una mega inundación se produjera actualmente, afectaría tanto económica, como alimentariamente a Estados Unidos… y, de paso, a países como México, que dependemos, como dije, por desgracia, mucho de tal, caprichosamente dominante, país.
En 1862, miles de personas murieron por la mega inundación, así como cientos de cabezas de ganado, “pero ahora sería varias veces mayor el daño”.
Describe Philpott que, cuando California fue “cedida” por México, estaba ocupada por “rancheros”, a los que el gobierno estadounidense, respetó, inicialmente, sus tierras, pero les fue haciendo la vida tan difícil con varios requisitos e impuestos, que empobrecieron. Luego, vino la terrible inundación, y miles de sus cabezas de ganado murieron, dejando aún más en la ruina a aquéllos rancheros, quienes, mejor, vendieron sus tierras. Tuvieron que trabajar como peones, en donde antes fueron amos. Vaya humillación.
Pero esa Gran Inundación de 1862, no fue única, pues recientes investigaciones, indican que hubo inundaciones comparables o peores en los periodos 1235-1360, 1395-1410, 1555-1615, 1750-1770 y 1810-1820. O sea, cada cien años se han producido. Pero al analizar los sedimentos, la de 1862, dicen expertos, no aparece en ellos, así que fue mucho menor que las otras reportadas.
“Todo eso, se debe a la humedad que es acarreada desde el Ecuador, hasta el noroeste del planeta, por oleadas de vapor, a una altura de 1600 metros sobre el mar. Esas oleadas, cargan tanta humedad – muchas veces, superando en 25, el flujo del río Mississippi, de varios miles de kilómetros de cauce –, por lo que se les denomina ríos atmosféricos”, explica Philpott.
California es “el punto principal, en el lado occidental, en capturar ese evento, con toda su fuerza, durante los meses invernales”. O sea, son de esos lugares que existen en el planeta, en donde se concentran más esos eventos. Es el caso de México, en donde sentimos más los efectos del cambio climático, debido a nuestra vulnerable situación geográfica.
Investigadores señalan que esos ríos atmosféricos “han provocado más del 80 por ciento de los desbordamientos de ríos de California y 81 por ciento de los 128 mejor documentados agrietamientos de presas en el Valle Central”.
Aunque algunos de esos ríos atmosféricos son benéficos, pues a ellos se debe el 30 a 40 por ciento de las lluvias y nieve que recibe cada año. Pero, también, son los que han ocasionado las peores inundaciones. Pero, insiste Philpott, todavía se espera la big one.
Por otro lado, el calentamiento global, empeorará a esa mega inundación, pues “el potencial de tormentas que la ocasionen, se ha triplicado, así que si antes ocurrían, en promedio, cada 200 años, ahora, lo harán cada 65, más o menos. Es probable que veamos una en el 2060 y podría repetirse otra, antes de que termine el siglo”.
Lo peor, es que el calentamiento global, disparará la volubilidad climática, pues a mayores inundaciones, pueden sobrevenir más largas sequías. Eso sucedió cuando terminó la mencionada larga sequía del 2011 al 2017, que fue sucedida por tormentas de los ríos atmosféricos, los cuales, sobrellenaron las presas del Valle Central, a punto tal, que poco faltó para que se diera una grave inundación. “Repentinamente los efectos de la larga sequía, se acabaron”.
Por otro lado, por tal acelerado aumento de la temperatura, cada vez va a caer menos nieve y más agua en California, desfavorable para los agricultores del Valle Central, los que se favorecen con la nieve, pues al cubrir sus tierras, actúa como una reserva de agua, que va derritiendo, proporcionando la humedad con la que habrán de sembrar tales tierras. Más agua, en lugar de nieve, sólo las anegará y evitará sembrarlas.
Por supuesto que, como señalé, la gente de California, ni idea tiene de que podría ser afectada por una mega inundación. Están preparados para el súper terremoto, pero no para un evento hídrico de tales dimensiones, que sería, dicen los expertos, mucho más destructivo.
Últimamente, gracias a las presiones de científicos, quienes han convencido a las “autoridades” de ese estado de que el destructivo evento realmente sucederá, éstas, han emprendido algunas acciones de salvaguarda, como el reforzamiento de presas y desazolves, pero limitadamente. No tienen, dice Philpott, suficiente consciencia de los graves sucesos por venir.
En suma, el granero de Estados Unidos, fuente de sus gustadas almendras, nueces, cacahuates… o sea sus golosinas matahambre, está en potencial peligro de sufrir una mega inundación, agravada, como señalé, por el calentamiento global.
Aún así, el negacionista y loco de Donald Trump, se rehúsa a firmar acuerdos mundiales, que podrían detener en algo, no revertir, la debacle climatológica, que tanta depredación y contaminación ambiental, han ocasionado, y que se está sintiendo fuertemente en su país, golpeado este año por varios fuertes y destructivos huracanes, como el Laura, que arrasó e inundó varias ciudades de Luisiana y Texas (ver: https://edition.cnn.com/2020/08/27/weather/laura-gulf-coast-weather-forecast-thursday/index.html).
Veremos que hará ese insensato loco, cuando le digan que sus ricas almendras, desaparecieron bajo las aguas.
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