Sobreproducción no vendida y competencia atroz, acaban con empresas
Por Adán Salgado Andrade
En el capitalismo salvaje, la competencia atroz entre empresas acaba con la delantera que pueda tener cualquiera de ellas. Puede alguna crear en cierto momento un producto novedoso que incite al consumo masivo, pero al poco tiempo, ese producto se generaliza y ya pierde aquélla, la ventaja competitiva que tenía cuando recién lo lanzó al mercado. Eso ha sucedido con mercancías tales como computadoras, autos, celulares, medicamentos… lo que sea (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/04/el-capitalismo-salvaje-se-autodestruye.html).
Por ejemplo, en su momento, cuando Tesla, la empresa de Elon Musk (Sudáfrica, 1971), diseñó los primeros autos eléctricos, por algunos años conservó la delantera en ese sector, pero los chinos hicieron ingeniería reversible (ya que Tesla tenía una fábrica en China), y actualmente superan en ventas, por mucho, a los autos de Tesla y con un precio mucho menor. De todos modos, cabe aquí aclarar que esos vehículos no son la solución ambiental para reducir la contaminación y depredación planetaria, pues incrementarán otra, el extractivismo necesario para las baterías que los moverán (la extracción de litio, cobalto, grafito y metales de tierras raras). No son más que un nuevo impulso al consumismo compulsivo disfrazado de “alternativa verde” (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2023/01/en-la-agresiva-competencia-capitalista.html).
Por otro lado, el que las empresas dependan tanto de la sobreproducción (producir más de lo que la sociedad demande y consuma) para su subsistencia, es otro muy vulnerable punto, pues cada vez es más acérrima la competencia por controlar el mercado, inundándolo de mercancías de todo tipo que por tal competencia, superan con mucho a la capacidad de consumo. Finalmente, lo que se ocasiona es que millones de mercancías queden sin venderse y eso afecta a las empresas, algunas de las cuales hasta pueden quebrar, dependiendo de su fragilidad, además de que se continúa depredando y contaminando aceleradamente al planeta (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/11/el-fluctuante-valor-de-las-empresas.html).
Y hay muchos ejemplos de tal situación. Me referiré a uno, en concreto, que expone el artículo de la publicación The Guardian, titulado “¿Un ´terremoto’ en Volkswagen y una crisis para Alemania?”, firmado por Kate Connolly, en el que se analiza la crisis en que la empresa se encuentra en la actualidad, luego de que por varias décadas gozó de un amplio mercado y buenas ventas a nivel mundial. Connolly nos introduce en su trabajo comentando que “la compañía es vista como crucial, no sólo localmente, sino para el bienestar de toda la nación. Y nunca antes sus trabajadores han sido tratados en su propio país como ahora” (ver: https://www.theguardian.com/business/article/2024/sep/07/an-earthquake-at-volkswagen-and-a-crisis-for-germany).
Abre el artículo con una foto en donde ejecutivos de la empresa enfrentan a airados trabajadores, en una reunión que tuvo lugar el 4 de septiembre pasado en Wolfsburg. “Los trabajadores no están de acuerdo con que la empresa intente despidos masivos y quizá hasta se vayan a huelga, lo que no es común en Alemania y, menos, en VW”, señala Connolly más adelante.
El problema entre trabajadores y ejecutivos se hizo público cuando el diario Wolfsburger Nachrichten de Wolfsburg, publicó el impactante encabezado “Terremoto en Volkswagen”, en el cual exponía que los ejecutivos estaban seriamente considerando cerrar varias fábricas de la empresa, nada menos que en Alemania. “También la empresa estaba considerando disolver su acuerdo establecido hacía 30 años sobre protección del empleo por la primera vez en su historia, como parte de un intento de ahorrar €10,000 millones de euros, y eso, ya había sido filtrado a los trabajadores”, señala Connolly.
Sin embargo, los trabajadores dijeron que no se sorprendieron, que sentían que algo malo estaba sucediendo en la empresa.
En la asamblea a la que alude la foto, se reunieron 15,000 trabajadores con los mencionados ejecutivos, “en una sesión muy tensa, llena de fricciones y protestas”. “Nosotros somos Volkswagen, no ustedes”, reprocharon los airados obreros. Y tienen razón, pues sin obreros, no existirían las empresas.
Los ejecutivos, algo apenados, “estaban detrás de una larga mesa, con la cara muy seria, por lo que estaban generando”.
Finalmente Arno Antlitz, jefe financiero de VW, habló, diciendo que “hemos dejado de vender medio millón de vehículos cada año y eso equivale a la producción de dos plantas. No es que nuestros productos sean pobres o ineficientes. Simplemente, ya no hay mercado. Y consideramos que tenemos uno o dos años para arreglar esta situación”. Los expertos dicen que VW tiene 20,000 trabajadores “en exceso”.
He ahí lo que refiero en el título del artículo, la empresa está afectada, no sólo por su sobreproducción, sino por la del resto de los fabricantes de vehículos. Y por eso, “sobran” tantos trabajadores, pues ya no domina el mercado, con tanta competencia de autos chinos, japoneses, sudcoreanos y otros. De hecho, Europa ha dejado de producir 2.5 millones de autos menos, desde hace cinco años por tanta competencia.
Los tiempos en que el VW clásico, el Beetle (el “Volcho”, como se le llamaba en México), como era conocido, que se vendía tanto, ya pasaron. Al igual que de muchos otros modelos de esa emblemática empresa, surgida hace 87 años por iniciativa del gobierno Nazi de entonces, el que sugirió originalmente que se fabricara un auto para las “masas”, como Adolf Hitler (1889-1945) había concebido.
Oliver Blume, jefe ejecutivo de Volkswagen Group, otro de los funcionarios participantes, “parecía como un padre que se dirigía su familia sobre las finanzas familiares, cuando les dijo, sin cortapisas, que la empresa había vivido de sus reservas de efectivo durante los pasados 15 años, gastando €1,500 millones de euros cada año. Comparó la situación como la de una familia que no logra llegar a fin de mes”.
Les dijo que, como en toda familia, hay algún pariente que ayuda con los extras y en “nuestro caso, ha sido China, la que ha jugado ese papel, pues sus compras han apoyado a la empresa. Lo único que deseo es proteger a nuestra familia”.
Una gráfica muestra cómo las acciones, luego de haber llegado a un máximo de casi €250 euros, actualmente andan en menos de €100 euros.
Daniela Cavallo, representante de los 120,000 empleados ante la compañía, dijo que no tolerarían esos tratos, “nadie quedará atrás, resistiremos cualquier intento de recorte de personal, incluso, nos iremos a una huelga, de ser necesario”, sentenció. Como dije antes, las huelgas en VW han sido algo raro entre sus empleados, muy acostumbrados a trabajar y muy disciplinados, como todos los ciudadanos (quizá por tal razón, Hitler pudo manipular a los alemanes a su antojo, con las absurdas ideas de la superioridad racial y el poderío militar).
Cavallo agregó que “no sólo era un problema local, sino nacional, pues una crisis en VW es una crisis para Alemania”.
Dice Connolly que el escándalo que se dio entre el 2015 y el 2016, el llamado dieselgate, cuando la empresa falseó las emisiones contaminantes de sus vehículos mediante software (presentándolos como más ecológicos), le afectó, tanto en su prestigio (bajó mucho, pues se le tenía como una empresa honesta), así como por los €30,000 millones de euros que tuvo que pagar para arreglar las distintas demandas legales que enfrentó por todo el mundo (ver: https://www.theguardian.com/business/ng-interactive/2015/sep/23/volkswagen-emissions-scandal-explained-diesel-cars).
Cavallo señaló que ese escándalo afectó mucho, “pues la pérdida de ventas ocasionó que las municipalidades no tuvieran los impuestos que le cobraban a VW, lo que demuestra su influencia en todo el país”.
Partidos de oposición, como el CDU, señalaron que lo que sucede en VW es reflejo “de lo que sucede en todo el país, mostrando que la actividad económica no está bien”.
En efecto, Alemania ha bajado mucho su actividad económica, que muchos medios han caracterizado como de que “ha ido de mal en peor” (ver: https://www.politico.eu/article/germany-economy-bad-worse-recession-gdp-robert-habeck/).
Pero, repito, no es una cuestión exclusiva de Alemania, sino del capitalismo salvaje, con su sobreproducción y competencia, que se mata a sí mismo. China, con su inundación de sus autos y otros productos, a menor precio, es parte del problema. Es el caso de sus autos eléctricos, los cuales ya está considerando Europa (como ha hecho Estados Unidos), como medidas proteccionistas, en imponerles fuertes impuestos, para proteger su propia producción (ver: https://www.bbc.com/news/articles/cly20n4d0g9o).
Esa es una competencia no entre empresas, sino entre países. China trata de resolver su propia crisis económica y su disminuido crecimiento, llenando a todo el mundo con sus productos de todo tipo, dándolos más baratos (consideren también la fast fashion de Shein, tan contaminante, depredadora y explotadora. Ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2024/09/la-brutal-contaminacion-producida-por.html).
También Estados Unidos está aplicando impuestos elevados a los autos eléctricos chinos. Incluso quiere bloquear su importación, pues alega, sin sólidos fundamentos, que los chinos pueden hackear esos autos y usarlos como una forma de espionaje (ver: https://www.theguardian.com/us-news/2024/sep/22/biden-rules-ban-chinese-made-cars-spying-fears).
Y lo mismo sucede con las baterías empleadas para guardar electricidad producida por las plantas eléctricas estadounidenses, pues teme Estados Unidos que igualmente las empleen para espiar o que las usen como una forma de boicotearlos. El Departamento de Seguridad Doméstica advierte de esas baterías que podrían afectar el desarrollo de baterías propias (ver: https://www.wired.com/story/us-government-says-relying-on-chinese-lithium-batteries-is-too-risky/).
Connolly cita al economista Carsten Brzeski, de la institución alemana financiera global ING, quien afirmó que “la industria automotriz es la más importante de Alemania, es el macho alfa y si se sacude, todo lo demás se sacude. Afirmó que VW ‘es más importante para la economía europea que todo el comercio exterior con Grecia’”.
En efecto, Alemania depende mucho del sector automotriz para su economía. Marcas no sólo como VW, sino BMW, Audi o Mercedes Benz, están en todo el planeta.
Algunos culpan al gobierno de no dar suficientes incentivos a la empresa y otros que porque ha tardado en producir un auto eléctrico o un híbrido, como han hecho otras automotrices.
De todos modos, el consumo de los autos eléctricos en Europa ha bajado en 69 por ciento, “pues ha disminuido la confianza de los consumidores” (seguramente se han dado cuenta que no son tampoco la solución ambiental y que representan muchos problemas, tales como que las baterías duran poco en varios modelos, que no hay suficientes estaciones de recarga, la que es, de todos modos, lenta o que son muy costosas las reparaciones).
Supuestamente está produciendo un modelo eléctrico “que será muy asequible para las masas”, señala Connolly. Pero, en mi opinión, ya sería fallido hacerlo, ante la invasión china de carros eléctricos baratos.
Algo que caracterizaba a esa empresa es que ofrecía seguridad futura (Zukunftssicherheit) a los nuevos trabajadores que reclutaba cada año, unos mil, “pero que ya no lo hará en vista de los potenciales despidos”. Ese programa de entrenamiento era algo muy preciado por muchas empresas y otros países.
Gianna Leo, de GJAV, una organización que representa a los esquemas de entrenamiento para los jóvenes, presente en la reunión, dijo que “desconozco a VW, no es ya la empresa que conocí hace años”, frase que desató una ovación por parte de los trabajadores y más rechiflas y bues a los ejecutivos, “que permanecieron muy serios y taciturnos”.
Eso es, pues, lo que sucede con VW, afectada, como dije por la sobreproducción y la feroz competencia, los males intrínsecos del capitalismo salvaje.
Y ahorita es el cierre de algunas de sus plantas y reducción de la producción.
Más adelante, está el prospecto de su desaparición (como sucedió con muchas empresas automotrices dentro de los propios Estados Unidos, que han desaparecido a lo largo de la historia automotriz unas 2,000. Ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/08/la-agresiva-competencia-automotriz-en.html).
Sería VW una víctima más, como ha sucedido con miles de empresas de todos los giros a lo largo de la historia del capitalismo salvaje.
Por lo pronto, son los trabajadores que serán despedidos, los afectados. Buscarán algún trabajo que les permita seguir existiendo, quizá con pocas probabilidades de conseguirlo.
Pero los ejecutivos, seguirán gozando de sus altos salarios, mientras continúe existiendo la empresa.
Veremos cuánto les dura el gusto.
Contacto: studillac@hotmail.com