domingo, 6 de octubre de 2024

Todo el planeta está colonizado por los barones de las energías fósiles, afirma Tim Winton

 

Todo el planeta está colonizado por los barones de las energías fósiles, afirma Tim Winton

Por Adán Salgado Andrade

 

Siempre es grato encontrarse con opiniones afines a lo que uno piensa sobre los poderes fácticos que dominan al mundo y que han provocado la catástrofe ambiental, social, económica y de creciente violencia (guerras, incremento de la delincuencia, descomposición del tejido social por el materialismo a ultranza que se nos ha impuesto) que nos está destruyendo aceleradamente.

Una de esas opiniones es la del escritor australiano Tim Winton (1960), quien en un reciente artículo, publicado por The Guardian, afirma certeramente que el mundo está dominado por un puñado de corporaciones, en especial, las que controlan los combustibles fósiles (petróleo, gas natural, carbón, fracking) y que son las responsables, no sólo de las mencionadas catástrofes que padecemos, sino que están provocando, sobre todo entre los jóvenes, lo que yo llamo el desánimo social, que los reduce a una vida contemplativa, en la que la mayoría ya no tienen objetivos, que buscan solamente irla pasando como puedan y consumir lo que se les ofrezca y esté a su alcance (ver: https://www.theguardian.com/environment/2024/sep/30/our-leaders-are-collaborators-with-fossil-fuel-colonialists-this-is-the-source-of-our-communal-dread).

De hecho, en su apariencia, Winton se ve antisistema. Una foto de él, en una zona como desértica (puede ser una laguna seca), lo muestra con jeans, camisa vaquera, pelo largo descuidado, agitado por el viento, todo un hippy, digamos. Pero es de las personas que destacan por su inteligencia, sentido común y obra creativa, no por cómo se vean.

Comienza diciendo que la “lasitud (desánimo) que distingue nuestro momento, se debe a la pena y al coraje reprimido. Actuamos como sujetos colonizados porque, en efecto, lo somos”.

Así es. Ya lo digo en mis clases a mis estudiantes, que nosotros, los latinos (mexicanos, peruanos, venezolanos…), cargamos una nefasta herencia colonial maldita que todavía nos somete más a los poderes fácticos que controlan al planeta. Además, muchas de nuestras características, como ser racistas, guadalupanos (en el caso mexicano), folclóricos, indolentes, inconscientes, subdesarrollados, es debido a la tal herencia colonial maldita.

“Los chicos de la actualidad son como copos de nieve. Flácidos, introvertidos, pesimistas y ansiosos. Si no son las drogas, es la pantalla, ¿no? Digo, ¿cuál es su problema?”

Dice que trata de evitar esas pláticas, pues sabe que podría ganar en la argumentación, “pero me siento mal por no ayudar a esos que lo requieren y que merecen mi solidaridad”.

Dice que los mayores ven como algo normal esas caras tristes, “que las eligen, para llamar la atención, que es una respuesta al mundo que los rodea. Pero ese aire triste no sólo se confina a los cafés de hípsters, los supermercados o las habitaciones de los adolescentes. Es una tendencia en todos, fingimos divertirnos, aparentamos estar contentos, pero no es así. El especialista en traumas Thomas Hübl lo llama ‘aletargamiento colectivo’, una afección que cubre el submundo de compulsiones que se detienen, adicciones y evasiones que preferimos no discutir”.

Justo el ya mencionado desánimo social, al que me refiero arriba. Lo noto con los estudiantes en donde trabajo, la Fes Aragón, de la UNAM, quienes, la gran mayoría van a la escuela sólo por inercia, pues no les interesa, en realidad, estudiar. Y el sistema se niega a notar que ese es un factor de peso para que sean apáticos, que nada los entusiasme (lo veo cuando dando alguna clase, aunque sea un tema interesante, por ejemplo, la masacre cometida por los genocidas judíos en Gaza, algunos están mirando como al infinito, clavados en sus pensamientos, sin el más mínimo interés en lo que estoy comentando, como si no estuviera hablando). Sí, es lo que dice Hübl, el aletargamiento colectivo. Vaya que cómo se dan las coincidencias de ideas.

Varias fotos acompañan al artículo, mostrando lo que los poderes fácticos han ocasionado con sus mezquinos, egoístas intereses, de privilegiar las ganancias por sobre el bienestar ambiental y social. En una, se ve un terrible incendio forestal y el infierno que produce por la noche. En otra, se ven decenas de casas inundadas por los efectos de lluvias torrenciales o huracanes. En una más, los brutales efectos que ocasionan las megaminas, que dejan enormes cráteres lineales con tal de seguir extrayendo minerales o metales para satisfacer la rapacidad extractiva.

Dice Winton que toda esa angustia social es más evidente en los jóvenes, pues están más desprotegidos. “Una encuesta realizada en el 2020, en Inglaterra, halló que 70 por ciento de la gente de entre 18 a 24 años, reportó que se sienten no ayudados, enojados, insomnes, asustados y culpables sobre la catástrofe ambiental. Así que, en efecto, la gente joven es notada, pero no son tomados en cuenta, en realidad. Y su situación, como herederos de todo este caos, no es reconocida”.

Así es, por eso la activista ambiental Greta Thunberg (Suecia, 2003) participa en cuanta protesta ambiental se da, exigiendo a los adultos que no sigan contaminando al planeta que los jóvenes heredarán.

Sigue Winton diciendo que “los jóvenes están pisando en falso y las personas en las que deberían de confiar, ha demostrado una y otra vez que no son de fiar”.

Insisten esos adultos en que no es su culpa que los jóvenes se sientan así, dice Winton, pero lo es. “Han usado todo tipo de adjetivos, ansiedad climática, eco-preocupación, solastalgia (trastornos psicológicos), pero ninguno captura el sentimiento de pérdida y miedo que atormenta a tantos”.

Sí, quizá reconozcan los jóvenes, por ejemplo, que el planeta está muy deteriorado, pero prefieran no hacer caso. Y eso es peor, en mi opinión, pues lleva a la pasividad, la inacción, justo lo que requiere el capitalismo salvaje para seguir actuando a sus anchas.

Dice Winton que la forma en que los mayores no hacen caso al letargo en que viven los jóvenes, le recuerda cuando los franceses dominaban Alger, que no se explicaban porqué los conquistados eran tan apáticos, pasivos. Hasta llamaban a esa condición, peyorativamente, el “síndrome de Noráfrica”. “Claro que no veían que había una explicación lógica, pues lo que veían era la miseria de la subyugación, lo que le pasa a la gente cuando los roban, los desprecian y los humillan todos los días de sus vidas”.

Justo otra coincidencia de pensamiento entre quien esto escribe y Winton, pues, en efecto, la apatía, la indolencia que nos caracteriza a los latinos en la actualidad es producto del sometimiento colonialista, haber robado a los pueblos originarios sus tierras, sus recursos, sus costumbres, su cultura, su dignidad, para imponer una serie de enajenadoras costumbres (el guadalupanismo, por ejemplo) que nos moldearon tal y como somos. Que esos invasores dijeran que “los indios eran flojos”, no era gratuito, sino que no podían esperar que trabajaran con diligencia, con gusto, al estar sometidos y obligados, por la fuerza, a trabajarles.

Dice que la apatía, la lasitud y la indolencia de los tiempos coloniales, equivalen a la “solastalgia actual, que genera la melancolía, la angustia, el enervamiento. Pero son ignorados por los poderes fácticos que hasta se benefician de ellos. No pueden reconocer esos poderes lo que es correcto, pues no sólo afectaría su poder, sino que amenazaría la realidad que han impuesto desde siempre”.

Lo que me recuerda a la cinta estadounidense The Matrix (1999), dirigida por las estadounidenses Lana (1965) y Lilly (1967) Wachowski, en donde a los seres humanos se los usaba como baterías para alimentar a las máquinas, pero se les inducía un mundo virtual, en el cual “vivían existencias normales”, mientras estaban en obligada hibernación (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/The_Matrix).

Menciona al psiquiatra y filósofo afrocaribeño francés Frantz Omar Fanon (1925-1961), quien desenmascaró lo del síndrome de Noráfrica, llamándolo por su nombre, simple y vil colonialismo “y se enfocó en todos los males que ocasionó”. Menciona que durante la ocupación francesa por parte de los nazis, “Fanon afirmó que la explotación de un pueblo no puede darse sólo por la fuerza, pues se requería del colaboracionismo para someter a la población”. Así es, sólo con colaboracionistas traidores, fue que los nazis lograron ocupar a Francia por tres angustiantes, terribles años.

Dice Winton que Fanon vio que la esperanza fue lo que mantuvo a los franceses dispuestos a liberarse, “pero los supuestos líderes actuales no están interesados en liberar a la gente, al contrario, cooperan con los poderes fácticos para dominarnos todavía más, no ofrecen otra expectativa más que los negocios funcionen como siempre y son simples agentes de la desolación que nos embarga”.

Sí, sólo hablan y hablan, hacen juntas mundiales (las COP’s), para ver cómo le van a hacer para resolver los problemas de contaminación y depredación, pero no atacan al problema central que es el capitalismo salvaje y su sobreproducción, además de que promueve contaminantes, destructivas y genocidas guerras para que el gran negocio que son las armas, progrese más (ver: https://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/03/la-muy-lucrativa-y-oportuna-invasion.html).

Agrega que no queremos admitir que estamos controlados, “que somos colonizados, estamos llenos de pena y de coraje tragado. Y aunque supuestamente estamos en una época de mucho progreso, estamos llenos de dolores, somos pobres de espíritu y de terrores que no podemos expresar”.

Por eso hay tanta apatía mundial, pienso, pues este sistema nos ha llevado a un aletargamiento, sí, nos dice “consume, consume, que eso te hará sentir bien”. Y es lo que hace la gente. Por tal razón, busca ganar la gente dinero como se pueda, ya sea que trabajen en empleos legales y honestos, digamos, aunque estén muy explotados o que se involucren en actividades ilegales y hasta ilícitas (sicarios, matones, secuestradores, narcopolicías, narcopolíticos…), con tal de cumplir con la imposición de que el que más consume es el que más destaca socialmente.

Señala Winton que las corporaciones que explotan los recursos son foráneas, “se llevan lo nuestro y mantienen como vasallos a los gobiernos locales, que son serviles”.

En efecto, dice ese poema del escritor uruguayo Mario Benedetti (1920-2009), “¿De qué se ríe, señor Ministro?”: “Usted conoce mejor que nadie la ley amarga de nuestros países, ustedes duros con nuestra gente, porqué con otros son tan serviles, cómo traicionan el patrimonio, mientras el gringo nos cobra el triple, como traicionan usted y los suyos, los adulones y los serviles”, el cual, mejor, no puede expresar todo lo que las mafias en el poder han hecho en todos los países latinoamericanos, africanos, asiáticos… los que han tenido pasados colonialistas, de entregar, como se dice, en bandeja de plata los recursos de tales países, con tal de enriquecerse y enriquecer a las voraces corporaciones que sólo dejan limosnas (aunque suficientes para enriquecer a esos corruptos, dictadores entreguistas).

“Se están comiendo el futuro de los jóvenes, de nuestros hijos, no les importa otra cosa”, agrega de esas corporaciones que explotan las energías fósiles y que han provocado la catástrofe ambiental que ya estamos viviendo. Sólo hay que ver cuántos efectos catastróficos tenemos, como poderosos y cada vez más frecuentes huracanes, torrenciales lluvias, largas sequías, derretimiento de los polos, extinción masiva de especies, megaincendios forestales, calentamiento marino…

Y señala que toda la angustia que sufrimos, no es gratuita, pues “un niño nacido ahora, experimentará 24 veces más el número de eventos climáticos extremos, que un político nacido en los 1960’s”. Sí e irá empeorando esa situación.

Dice que a pesar de las evidencias de la catástrofe ambiental, los barones de las energías fósiles siguen tratando de ganar, “buscando formas de seguir abriendo nuevos proyectos, con tal de seguir con sus nefastas actividades”. Lo peor, señala, es que desde hace 50 años sabían la catástrofe ambiental que ocasionarían si seguíamos dependiendo crecientemente de las energías fósiles. En efecto, desde los 1970’s, sabían que esto sucedería pues encomendaron estudios científicos que llegaron a esa conclusión, pero lo ocultaron (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2019/09/las-mafiosas-empresas-petroleras.html).

En efecto, como cada vez están vendiendo menos gasolina por la irrupción de los autos eléctricos (que, aclaro, éstos no son la solución, sino que son un nuevo impulso al consumismo, disfrazado de “solución ambiental”), ahora quieren incrementar la producción de los contaminantes plásticos, junto con Coca-Cola, la gran productora mundial de veneno azucarado, a pesar de que ya es un grave problema mundial la basura plástica y sus sucedáneos, los microplásticos, que ya están en todas partes (ver: https://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/01/las-contaminantes-petroleras-y-coca.html).

Pero dice que todavía podemos resolver las cosas si enfrentamos con decisión a esos barones de las energías fósiles. Y yo diría que, en general, al capitalismo salvaje y a su nefasta, destructiva, contaminante depredadora sobreproducción. Es la raíz de todos nuestros problemas.

Concluye diciendo que, como dijo el poeta y crítico australiano Les Murray (1938-2019), “debemos dejar de comprar compulsivamente en las boutiques”. “Sólo así, podremos levantarnos y luchar juntos. Por nuestra dignidad. Por nuestro hogar. Y por la libertad de nuestros niños”.

Sí, claro, sólo con una consciencia generalizada, global, que no se enajene comprando compulsivamente, haciendo el juego al capitalismo salvaje, podremos, en efecto, salir adelante.

Pero mientras sigamos siendo presas de comprar y comprar, aunque no necesitemos la mayoría de lo que consumamos, el capitalismo salvaje se seguirá retroalimentando.

Seremos su baterías, viviendo en la Matrix, en un mundo irreal, virtual.

 

Contacto: studillac@hotmail.com