martes, 17 de septiembre de 2024

La brutal contaminación producida por la fast fashion de Shein

 

La brutal contaminación producida por la fast fashion de Shein

Por Adán Salgado Andrade

 

El capitalismo salvaje requiere del consumo compulsivo – híperconsumo – para seguir existiendo.

Y son bienvenidas todas las formas para impulsar que la sociedad compre y compre, aun cuando no sea necesario todo lo que adquiera.

Una manera de lograrlo, la preferida, es que las cosas duren muy poco, que sean casi desechables. Y la moda desechable, la fast fashion, es una excelente manera de hacerlo, de la que marcas como la empresa china Shein, es un buen ejemplo.

Esa empresa fue fundada en Nanjing, China, en octubre del 2008, con el nombre original de ZZKKO, por el empresario Chris Xu (China, 1984), cuya vida personal no está clara del todo, algunos diciendo que es de doble nacionalidad, estadounidense y china y otros, que sólo es chino. La empresa se ha convertido en la favorita de los llamados Gen Z (los nacidos entre 1997 y 2012), y ocasiona polémica porque emplea a talleres y fábricas de confección que sobreexplotan a sus trabajadores (sweatshops), tanto por los bajos sueldos, así como por las pésimas condiciones de salubridad y de seguridad ofrecidas por los sitios en donde laboran. También está acusada de ofrecer productos que contienen materiales, como telas sintéticas, hechos con sustancias que contienen veinte veces más químicos tóxicos, que los límites permitidos. Por si eso no fuera suficiente, también se le acusa de infringir derechos de autoría, al copiar diseños de ropa sin autorización de los creadores directos. Todo, con tal de ganar más y más (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Shein).

Pero, además, gracias a los algoritmos de la mal llamada Inteligencia Artificial, IA, Shein (apócope de las palabras She inside, ella dentro, pues originalmente hacía sólo vestidos para bodas y su mercado era femenino) ha resultado ser un enorme contaminador, aunque sus ejecutivos lo nieguen.

Es lo que expone el artículo del portal Grist, retomado por la publicación Wired, titulado “IA ha ayudado a Shein a convertirse en el más rápido contaminador de la fast fashion”, firmado por la periodista Sachi Mulkey, quien agrega que “la compañía casi duplicó sus emisiones de CO2 en el 2023, convirtiéndola en la peor de una industria totalmente insostenible” (ver: https://www.wired.com/story/shein-is-officially-the-biggest-polluter-in-fast-fashion-ai-is-making-things-worse/).

Una foto de una abarrotada fábrica de ropa que surte a Shein, abre el artículo. Se ven a lo largo y a lo ancho decenas de trabajadoras y trabajadores que emplean equipos computarizados y análogos para diseñar, trazar y ensamblar los distintos modelos que, se jacta Shein, pueden “armarse en sólo diez días, desde su concepción” y que “10,000 artículos son agregados al sitio cada día”. Al preguntársele por esas cifras, “Shein ni los negó, ni los aceptó”, dice Mulkey. Claro, no quiere aceptar que es una gran contaminadora.

“En el 2023, prendas ultrabaratas de Shein, fueron llevadas a millones de consumidores por una red de entregas por aeronaves que resultan muy contaminantes, a 150 países. Influencers que mostraban videos de ‘#sheinhaul’ y sus diseños de moda, tuvieron millones de vistas”.

Dice Mulkey que algoritmos de Inteligencia Artificial, creados por la empresa, detectan los gustos de los consumidores para “predecir una demanda, que luego se convierte en una ultra-rápida cadena de suministros”.

Por lo mismo, se ha convertido en una empresa muy contaminante y aunque ha dicho que para el 2030 reducirá sus emisiones contaminantes en 25 por ciento y a cero, en el 2050, lo cierto “es que su huella de carbón ha tendido a incrementarse casi al doble entre el 2022 y el 2023”.

Sage Lenier, director ejecutivo de Futuro Sostenible y Justo, citado por Mulkey, señala que “Temu y Shein no podrían existir sin la IA, se han convertido en los ultra-rápidos fabricantes de la fast fashion y rivalizan en productos y comercialización”.

En efecto, son sólo dos ejemplos de los esfuerzos de China por inundar al mundo con sus baratijas, lo que implica mayor contaminación y depredación ambiental (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2024/07/china-ha-pensado-que-solo-basta-reducir.html).

Durante los 12 años desde que la empresa fue fundada, ha ido creciendo rápidamente, ofreciendo hasta 600 mil productos en cualquier momento. “En el 2023, tuvo ingresos por $30,000 millones de dólares, y un estudio indica que de los mencionados Gen Zers, un 44 por ciento compran un artículo de Shein cada mes”.

Así que vean, como manipulada publicidad de los “estilos de la moda imperantes”, han logrado crear esos monstruos, a los que no les importa en lo más mínimo el medio ambiente, sólo que cada año ganen más y más.

La empresa, según sus propios reportes, emitió ¡16 millones de toneladas métricas de CO2 en el 2023!, “más que lo que emiten cuatro carboeléctricas en un año”, además de todos los desechos que genera, pues el poliéster, derivado de plásticos, es el material que emplea en el 76 por ciento de sus telas, el que desecha “microplásticos y sólo se recicla el 6 por ciento”.

Por eso, como señalé antes, es que el empleo de esos materiales sintéticos muy baratos, eleva peligrosamente los niveles de toxicidad de las prendas elaboradas por esa nefasta empresa.

Y también, como dije, emplea talleres que sobrexplotan a sus trabajadores, sometiéndolos a jornadas de 75 horas semanales, más de doce horas diarias. “Una auditoria halló que de los más de 3,000 surtidores y subcontratistas, el 71 por ciento recibió una calificación de C, en una escala de la A a la E, lo cual es en el nivel de mediocridad”.

Y esos trabajadores, laboran allí por necesidad, soportando condiciones de excesivo trabajo y hasta de insalubridad, que inciden directamente en su salud, pues respiran pelusa, microplásticos, químicos, aire enrarecido de las instalaciones en donde trabajan, mal comen y otros inconvenientes.

Con la IA, según su director de estrategias globales, Peter Pernot-Day, “Shein puede predecir las tendencias y gustos y enviarlos a sus surtidores para que diseñen sobre esos estándares. Podemos producir sólo lo necesario y no tenemos más de cien o doscientas piezas de cada prenda. Lo que nos da ventajas sobre otras empresas de ropa, que tienen miles de prendas de una sola tendencia. Lo llamamos modelo sobre demanda y es más sustentable”.

Pero miente, pues nada de sustentable tiene crear prendas cada diez días y tener, como mencioné, 600 mil disponibles en cualquier momento. Si en realidad fuera “sustentable” como dice Pernot-Day, no se habrían elevado tanto sus emisiones contaminantes.

Ya ha sido demandada por diseñadores, pues tiende a copiar las tendencias de otros, pero desestima esas demandas, diciendo que “sólo se atiene a los gustos personales de sus clientes”.

Sus emisiones “se han duplicado en comparación con sus ingresos, lo que supera a empresas como Zara, cuyas emisiones sólo se han incrementado en comparación a sus ingresos, en la mitad y las de otras, como H&M o Nike, que aunque han incrementado sus ingresos, han disminuido sus emisiones”. Eso contradice la afirmación hecha por Shein de que su incremento de emisiones “se ha dado porque le ha ido muy bien en sus negocios”, lo cual es falso, como puede verse. Como emplea a surtidores que trabajan con maquinaria convencional y electricidad no generada con “energías verdes”, que no consideran para nada al medio ambiente, por ello sus emisiones continúan al alza, pues entre más produzcan, más contaminarán.

Como su modelo está centralizado, por eso emplea tanto el transporte aéreo, el causante del 38 por ciento de sus emisiones contaminantes y el otro 61 por ciento, “proviene de otras partes”. Como dije, de los talleres que le maquilan. Mientras que otras empresas usan barcos para transportar sus mercancías, menos contaminantes que tantos aviones o que tienen bodegas en los países en donde comercializan, para ahorrar en transportación, Shein exporta desde China. “En julio del 2024, la empresa envió 900,000 productos a Estados Unidos, desde China, diariamente”.

Sheng Lu, profesor de moda y vestuarios, de la Universidad de Delaware, citado por Mulkey, señala que “si Shein empleara a la IA en una forma positiva, no sólo para incrementar sus ventas, realmente reduciría sus emisiones y hasta podría generar mayores ganancias, tanto para ella misma, así como para sus surtidores, pero no lo hace”.

Y tanto Lu, como Lenier señalan que lo realmente efectivo para reducir la contaminación y depredación global, sería “convencer a los consumidores de que reduzcan sus compras compulsivas. Pero si las empresas actúan en sentido opuesto, o sea, manipulando a la gente para que compren, aún sin necesitarlo, la huella de carbono incrementará en la misma proporción”.

Ya lo he dicho, el problema es la sobreproducción, que muy tímidamente se ha comenzado a reconocer en los foros mundiales económicos, como la principal causa de que el planeta continúe depredándose y contaminándose (ver: https://adansalgadoandrade.blogspot.com/2024/01/la-nefasta-depredadora-y-contaminante.html).

Así que ese es el verdadero problema, que el capitalismo salvaje sobreproduce, pues es vital para su sobrevivencia.

Y si eso lleva a que estemos convirtiendo a la Tierra en un enorme basurero, ni hablar.

Son los “daños colaterales” que, pasivamente, esclavizados por este sistema, debemos de aceptar.

Así que vengan los millones de prendas fast fashion de Shein o Temu u otras, que muchos usarán una sola vez.

Y a tirarlas, que debe de haber espacio para las siguientes que compremos, en nuestros guardarropas.

 

Contacto: studillac@hotmail.com