En España, los pobres sufren más por la pandemia
por Adán Salgado Andrade
El pasado colonialista de España, tuvo sus repercusiones, pues tanto dinero y riqueza fáciles, durante poco más de tres siglos, ocasionó que el subdesarrollo que, dicho país, dejó en sus colonias americanas, también le afectara. Era como un junior, con dinero fácil, obtenido exclusivamente por el latrocinio y despojo de la abundancia que halló en los pueblos originarios, invadidos, conquistados y humillados (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2010/05/mineria-marina-el-nuevo-desastre.html).
Por esos motivos, actualmente, España – junto con Portugal – es uno de los países más atrasados de Europa occidental, con las industrias menos desarrolladas, entre las que están armadoras de vehículos, textiles, ropa, herramientas de maquinaria, yeso y cerámica, zapatos, farmacéuticas y algo de equipo médico, la mayor parte de esa fabricación, de subsidiarias europeas o chinas.
De hecho, es poca la participación industrial, de apenas 23.2% de la economía, siendo que, los servicios (restaurantes, comercios, bancos, oficinas, turismo, entre otros), ascienden a 74.2%. Eso significa que es un país poco industrializado. Sus importaciones, la mayoría son insumos para la producción, es decir, maquinaria para fabricar (como también hace México, consecuencia del colonialismo español).
De hecho, vive más de sus servicios, como los que prestan sus usureros, corruptos bancos, como BBVA o Santander. Y es de países subdesarrollados, en donde más recursos obtienen tales bancos. Por ejemplo, BBVA, de su filial mexicana, obtiene, nada menos que un tercio de sus ganancias. ¡Qué pena, que un país pobre, como México, sea tan explotado por dicho banco! Ya he dicho en otro artículo, que España nos está neoconquistando (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2014/06/la-neoconquista-espanola.html).
Su deuda externa es de $2 billones de dólares ($2,000,000,000,000 dólares), más de cuatro veces, la mexicana. Y sus exportaciones, fueron de $313,700 millones de dólares (mdd) en el 2017, en tanto que sus importaciones, fueron de $338,000 mdd, para el mismo año, o sea, un déficit de 7.74%.
Alemania, el país más desarrollado de la Unión Europea, en contraste, exportó $1 billón, $434,000 mdd en el 2017 e importó $1 billón, $135,000 mdd, en el mismo año, o sea, obtuvo un superávit de 26%.
Además, la población española, por debajo de la línea de la pobreza, es de 21.1%, es decir, casi 22 personas, de cada cien, sufren grandes penurias, que son los que perciben menos de mil euros mensuales. En el 2017, tenía un desempleo del 17.2%. es decir, poco más de 17 personas, de cada cien, están sin trabajo (ver: https://www.cia.gov/library/publications/resources/the-world-factbook/geos/sp.html).
Con todos los datos anteriores, no es sorpresivo que, durante la pandemia, España esté siendo afectada severamente, pues sus sectores más dinámicos, el turismo y la construcción, se vinieron abajo, y más de un millón de trabajadores, perdieron sus empleos, lo que provocó más precariedad entre sus sectores pobres y por debajo de la pobreza. Se pronostica una contracción de la economía española de 12.8%, para el 2020, demasiado, pues, para que se comprenda, es como si nos quitaran 12.8 pesos, de cada cien que tuviéramos para gastar. Tendríamos que limitarnos demasiado, si, además, eran, de por sí, limitados, los ingresos, antes del recorte.
La mayor afectación, entonces, es para los pobres, como expone el artículo de la agencia Associated Press, titulado “En España, el coronavirus, coloca a los pobres, al final de la línea”, firmado por Aritz Parra (ver: https://apnews.com/article/virus-outbreak-madrid-spain-3845acd18d8d4b4674318836c0dea4b1).
El artículo, comienza mostrando fotos de las condiciones, en que los más pobres, están viviendo durante la pandemia, escogiendo ropa de una feligresía católica; viviendo apiñados en viviendas de 35 metros cuadrados, que rentan por 400 euros, con la amenaza del casateniente, de que les subirán otros 100 euros; haciendo filas, en la congregación de Jesús, en Madrid, para conseguir alimentos para el día; esperando mucho tiempo para conseguir ayuda gubernamental, que nunca llegará; gente de la tercera edad, hurgando en los botes de la basura, para sacar botellas o latas para vender; marchas, exigiendo más recursos para la salud y la seguridad social; restaurantes cerrados; gente esperando saber de sus familiares infectados, afuera de los hospitales; médicos, preparando pruebas para detectar el Covid-19, ante tantos, explosivos contagios y una imagen de tapabocas desechables, colgados de lasos, pues se lavan y se lavan, a falta de nuevos.
En efecto, dramáticas fotos, que corresponderían, más, a un país pobre, como México, que a una supuesta “potencia europea”.
Como son igualmente dramáticas, las imágenes de estadounidenses clasemedieros, esperando en sus autos de lujo, para que les den alimentos gratis, pues millones están si trabajo, desde el inicio de la pandemia (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/10/inseguridad-alimentaria-en-estados.html).
Refiere Parra, el caso de Erika Oliva, quien debe de permanecer ¡tres horas haciendo cola, para que le den sopa! “Se lleva dos horas más, en la oficina de una trabajadora social, con su hijo de ocho años, que padece autismo. También debe de esperar en el teléfono del centro de salud o cuando quiere checar si su solicitud para un programa de ingreso básico, le dará los prometidos 1,015 euros ($24,652 pesos) mensuales”.
Noten la diferencia, pues esos, poco más de mil euros, son un sueldo mínimo, que para allá, no alcanzan. En cambio, en México, los $24,652 pesos, que esos euros serían, corresponderían a un sueldo medio, decente, digamos, con el que se podrían pagar la mensualidad de una casa o un auto, comida, transporte y otras cosas. Es lo que ganaría, por ejemplo, un maestro de secundaria con 40 horas a la semana, por ejemplo.
En mi propia experiencia, cuando estuve en España, en el 2007, que comenzaba a gestarse la crisis inmobiliaria, ya notaba las carencias de amplios sectores, sobre todo, entre los inmigrantes. Y, en efecto, mil euros de entonces, eran el salario mínimo, percibido por la mayoría, lo que casi no ha variado (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2007/11/desempear-trabajos-descalificados-los.html).
De hecho, por las fotos, podría decirse que Erika es inmigrante, quizá latinoamericana, pues, cuando estuve por allá, latinoamericanos, son los que abundaban, probablemente, por la facilidad idiomática.
Pero la ayuda prometida, no les llega, “y siempre nos piden más y más papeles, pero no hemos visto un solo euro. Todo está cerrado por la pandemia. O te dicen que lo hagas en línea. Yo, pues tengo conocimientos de cómo usar una computadora, pero mucha gente, no. Mejor se forman, pues es lo que saben hacer”, se lamenta la mujer de 32 años, quien habita con sus tres hijos, su esposo, una hermana y el hijo de ésta, en el mencionado “departamento” de 35 metros cuadrados, cinco por siete metros, muy hacinados.
Vi esas apretujadas viviendas en Valencia, altos edificios, con mini “departamentos”, las que llegan a cobrar hasta ¡mil euros!, que sería todo el salario mínimo de un mes. Son sitios en los que, las terrazas, protegidas con grotescas armazones negras de herrería, se han convertido en los sitios en donde se colocan lazos, para colgar la ropa, y se apretujan todas las cosas que no caben dentro de la vivienda, como cajas, juguetes, botes… sí, un espectáculo, digno, de lo que podría verse en México, en zonas populares.
Como en España, muchas familias pobres viven de los servicios, de la construcción o del turismo, son las que más han sufrido, al haber sido cerrados casi todos esos giros. Es uno de los países en donde más se han afectado, esos estratos sociales.
Carlos Susías, presidente de la Red Antipobreza Europea, que abarca muchas organizaciones sin fines de lucro, señala que “La pandemia está extendiendo e intensificando la pobreza en un país que ya, de por sí, tenía fuertes problemas de desigualdad social”, lo que concuerda con lo que ya señalé antes.
Si eso se conjunta con que en España, son reducidos los programas de ayuda social, tenemos a millones sufriendo, como en el caso de Erika.
Además, el pobre manejo de la crisis española durante la pandemia y el prematuro relajamiento del encierro, han agravado los contagios. Eso, ha desbordado al sistema de salud español que presumía de ser de los “mejores de Europa” (ver: https://www.euronews.com/2020/09/18/the-system-s-collapsed-doctors-alarm-over-covid-s-impact-on-healthcare-in-madrid).
Van más de 38,000 muertos y casi 1.3 millones de contagiados. Pero eso del prematuro relajamiento de las medidas sanitarias, no sólo se dio en España, sino en toda Europa, y ahora están sufriendo una segunda oleada, peor que la primera (ver: https://theconversation.com/europes-second-wave-is-worse-than-the-first-what-went-so-wrong-and-what-can-it-learn-from-countries-like-vietnam-147907).
Y en los barrios pobres españoles, los contagios son mayores, por el hacinamiento y la falta de higiene, ésta, también, provocada por las carencias. Además, los trabajadores que deben de trasladarse a sus centros laborales, viajando en transporte público, corren más riesgos de infectarse.
Pero son “privilegiados”, los que aún conservan sus empleos, pues, como señalé antes, más de un millón perdieron sus trabajos, y el desempleo, actualmente, ronda el 16.3%, muy alto.
Públicamente, se han apoyado los salarios de 3.4 millones de trabajadores y 600,000 más, con el seguro del desempleo. Y Pedro Sánchez, el primer ministro español, se ufana de que billones de euros, obtenidos del Banco de la Unión Europea, “reactivarán la economía”. Pues será artificial, porque, como ya vimos arriba, debe más de dos billones de dólares.
Varias organizaciones, como la católica Caritas y Oxfam, señalan la profunda desigualdad existente en España, con trabajadores que, apenas si sobreviven, y que, antes de la pandemia, sólo uno de cada cuatro, recibían alguna ayuda gubernamental.
Por tal razón, es que hay muchos españoles que quisieran que se acabara con la “casa real”, pues es un fuerte gasto el que se hace, con tal de mantener a esos zánganos, resabios del medioevo (cuando estuve por allá, todos con los que platiqué, me dijeron eso, que debería acabarse con ese caro e inútil lujo).
Lara Contreras, de Oxfam, critica la gran dependencia española del turismo y la construcción, pues eso puede llevar a una “economía totalmente quebrada”. Dice que los españoles viviendo por debajo del nivel de pobreza “aceptable”, son ya 9.8 millones “y la pandemia, agregará otros 1.1 millones”.
Y aunque fue aprobado un programa para ayudar a esos millones muy pobres, pocos han sido los que se han beneficiado, sobre todo, por el burocratismo que implica, como ya vimos, que expone Erika.
“Mi esposo, repartía leche a bares y restaurantes, pero en abril, lo despidieron. Y, por eso, nos quitaron un subsidio de 300 euros. Hemos vivido del seguro del desempleo, pero es muy poco. Desde hace seis meses, que negocié la ayuda, pero no me han dado nada. Mi esposo, ya consiguió un trabajo de repartir cerveza, pero quién sabe si dure, con eso de que están cerrando otra vez los negocios, ya no sabemos nada. Y, encima, el dueño que nos renta, nos quiere subir cien euros… ¡no sabemos qué vamos a hacer!”, exclama, entre resignada y molesta, la mujer.
Y empeoran las cosas, pues con tanto pobre, dice Erika, compiten más por la comida. “En el monasterio de los Servidores de Jesús, ya sólo nos dan comida una vez a la semana y, antes, nos daban tres veces”. Les dan calabazas, zanahorias, manzanas, detergente en polvo y una docena de cartones de leche. “Vivimos al día”, dice. Además, por lo que se ve que les dan, los están haciendo veganos.
En el local de ayuda de Somos Tribuk, uno de tantos grupos que han surgido, solidariamente, para ayudar a los más necesitados, las colas, son más y más largas. Los voluntarios, reparten pañales, comida y productos de limpieza, que son donados.
Otro hombre en desgracia, quien esperaba en la fila, es Fernando Fernández Diego, “y a sus 69 años, no tiene pensión y ya no puede vender ajos en los mercados, como hacía antes de la pandemia. Dice que su familia, de seis adultos y tres niños, ahora, sobrevive de comida donada”.
Mientras Fernández empujaba un carrito de las compras, conteniendo la comida donada, dijo que los políticos “nada más se están peleando todo el tiempo. Mire, el virus está por todo lados y ya no confío en que el gobierno nos ayude. Sólo entre nosotros, entre la gente, podemos salvarnos”.
Vuelvo a repetir, estos reportajes, muestran una realidad, que, como señalé, correspondería más a países pobres. Familias prolíficas, desempleadas, habitando en hacinadas vecindades, sobreviviendo de comida regalada, buscando vestirse con ropa donada…
Pero es gracias a la pandemia, que esto ha salido a la luz, que era algo ya existente, que esos problemas, son típicos de lo que está ocasionando el capitalismo salvaje, en todo el mundo, como el de la pobreza y la extrema, la cuales, están creciendo exponencialmente.
Mientras tanto, los ricos, crecen a puñados, unos cuantos, y son los que detentan la mayor parte de la riqueza mundial.
Son los que forman menos del 1%, los dueños del mundo, y los que lo están depredando, empobreciendo y contaminando, pues se creen sus dueños.
En la elección de Estados Unidos, sorprendió a la gente progresista, que son alrededor de la mitad de los estadounidenses, que aumentaran los que votaron por Trump, a pesar de “que ha fomentado avaricia, codicia y racismo” (ver: https://www.jornada.com.mx/2020/11/05/mundo/024n1mun).
Por desgracia, esos mezquinos dueños del mundo, se siguen sosteniendo, porque son el modelo a seguir de la mayoría de la población mundial, ávidos autómatas-consumidores, quienes sólo piensan y, desean, con todo su corazón, enriquecerse, como aquéllos, quienes son sus deleznables ejemplos.
Así que, no esperemos, que la pandemia nos dé una lección.
Lo único que sucederá, es que seguirá imponiéndose la ley de la anarquía, que sobreviva el más fuerte.
Y si varios millones se contagian y se mueren, ni hablar.
Eso, sí, habrá menos pobres exigiendo alimentos y trabajo.
Muy oportuna, pues, ha resultado la pandemia, ¿no creen?
Contacto: studillac@hotmail.com