sábado, 7 de noviembre de 2020

Los zombis “reales” de Haití

Los zombis “reales” de Haití

por Adán Salgado Andrade

 

La muy polémica existencia de los zombis, ha sido, más, tema de decenas de películas, que muestran a muertos vivientes, caminar torpemente por las calles, para atacar a los vivos, matarlos y contagiarlos de lo que sea que los haya convertido en eso, para que esos atacados, se conviertan, a su vez, en zombis.

La cinta que es considerada como la primera de la temática de zombis, es la titulada White Zombie, dirigida por el director estadounidense Victor Halperin (1895-1983).

Estrenada en 1932, contiene todos los elementos clásicos de lo que convierte a la gente en zombis. Comenzando porque está ambientada en Haití, atrasado país que ha tomado fama por su práctica vudú. Supuestos brujos, dan pócimas a gente, con la cual, los “matan”, pero, luego, los sacan de sus tumbas, y los “reviven”, sólo para que sean seres sin voluntad, que sirven lealmente a sus “amos”.

En la cinta, una mujer blanca, Madeleine, se reúne con Neil, quien vive en Haití. Planean casarse, pero el dueño de una plantación, Charles Beaumont, está enamorado de la chica. Le pide a Murder Legendre (el gran Bela Lugosi), que la, digamos, zombise. Eso hace Murder, dándole una poción, que la “mata”. Sin embargo, como dije, esa poción, la deja, más bien, en estado catatónico. La chica, es enterrada por un triste Neil. Pero Murder y Charles, van a desenterrarla. Y Murder, la pone al servicio de Charles. Pero como Madeleine está sin voluntad, no es eso lo que esperaba Charles. Con ayuda del doctor Bruner, Neil busca rescatar a su amada zombi. Murder, la tiene tan controlada, que le ordena matar con un cuchillo a Neil. Pero, un Charles, arrepentido trata de evitar que Murder siga controlando a Madeleine y a otros desafortunados zombis. Pelean y ambos caen a un precipicio, con lo que el control mental hacia Madeleine termina, ella vuelve a ser normal y abraza, muy gustosa a su amado, en el, siempre esperado, final feliz (ver: https://www.youtube.com/watch?v=cy4rXrgm7qE).

Desde luego, ha habido decenas de filmes sobre zombis. Aquí, por ejemplo, tuvimos “Dr. Satán y la Magia negra”, filme de 1968, dirigido por Rogelio A. González (ver: https://www.filmaffinity.com/en/film415059.html).

Otra, “El mundo de los muertos”, de 1969, dirigida por Gilberto Martínez Solares, en la cual, los luchadores Blue Demon y el Santo, se enfrentan a malévolos zombis (ver: https://www.youtube.com/watch?v=njeSv1bAEwY).

Y así, podríamos seguir con los ejemplos de cintas mexicanas, con la temática de los “muertos vivientes”.

Varios países han tratado el tema cinematográficamente. Quizá, la más conocida, sobre todo, por el gran impacto mediático que provocó (se consideró muy gráfica), es la clásica cinta estadounidense Night of the Living Dead (La noche de los muertos vivientes), dirigida por el canadiense-estadounidense George Andrew Romero (1940-2017), en donde, la explosión de una sonda espacial, que provenía de Venus, provocó que algunas personas, se convirtieran en zombis. Esos zombis, comenzaron a atacar a los vivos, matándolos, comiendo algo de sus cuerpos, luego de lo cual, éstos, revivían, convertidos, a su vez, en zombis. Fue la inauguración del género de terror, basado en el asedio de hambrientos, caníbales zombis (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Night_of_the_Living_Dead).

Pero, como dije, hay decenas de cintas de zombis, lo que ha retroalimentado la especulación de si esos seres, sin voluntad, pero muy rabiosos, realmente existen o son, simples mitos, que la cinematografía mundial, sobre todo, hollywoodense, ha nutrido y comercializado, por ser bastante lucrativos (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/List_of_zombie_films).

Sin embargo, la cinta mencionada antes, White Zombi, es la que más se aproximaría a las creencias originales, de que los zombis, son haitianos que son narcotizados, con sustancias, que les provocan catatonia. Por esta condición, aparecen como muertos, son enterrados y, luego, sacados de sus tumbas por la gente que les dio el narcótico, para ponerlos, a su servicio, como esclavos.

No hay pruebas fehacientes sobre esa situación, pero han salido, a la luz, algunas publicaciones, que exponen casos, de personas, que pasaron por esos procesos, que serían zombis “reales”, como narra el artículo “La vida natural de los zombis”, firmado por Edward Zuckerman, en donde relata su aventura en Haití, para hallar a un sobreviviente, quien fue convertido en zombi por un supuesto “hechicero” (ver: https://www.outsideonline.com/1919056/natural-life-zombies#close).

El artículo fue publicado hace algunos años, en octubre del 2015, pero lo que relata, raya entre lo creíble y lo fantasioso. Sin embargo, Zuckerman, pudo comprobar todo lo que se sabía sobre el caso. Dice, como subtítulo, que “En 1962, en Haití, Clairvius Narcisse, fue pronunciado fallecido. Días más tarde, fue sacado de su tumba, por un hechicero, y convertido en un zombi esclavo, sin voluntad. En 1980, un doctor haitiano, lo encontró. En 1983, un etnobotánico de Harvard, descubrió el secreto de su envenenamiento. Y en 1985, un reportero viajó a Haití para (literalmente), desenterrar la verdadera historia”.

Edward Zuckerman, es escritor y productor de series televisivas como Law & Order o JAG Justicia Militar. Tuvo la curiosidad de revisar la veracidad del caso y sólo expone lo que pudo conocer, sin ofrecer, si es o no verdad, la existencia de los zombis.

En todo caso, al leer el artículo, podría suponerse que sea una condición, en efecto, provocada por narcóticos, que “matarían”, aparentemente, a la gente, justo como lo planteó la cinta White Zombi, en su momento.

Menciona Zuckerman que los bokor, son los hechiceros que someten a la gente y, citando la obra del antropólogo sueco-argentino Alfred Metraux (1902-1963), Vudú en Haití, quien más investigó sobre el tema, “la dejan sin voluntad y sin habla, que han muerto y han sido reanimados, cuya decadencia, ha sido documentada, su entierro, ha sido atestiguado, pero que, años más tarde, han sido halladas, viviendo con un bokor, en un estado, rayando en la idiotez”.

Señala Zuckerman que se enteraron, por primera vez, de Narcisse, por el trabajo de E. Wade Davis, un graduado de Harvard en etnobotánica. En 1983, “Davis publicó un artículo en la Revista de Etnofarmacología, reportando la investigación que había hecho entre zombis haitianos, y hacedores de zombis. Siguiendo el trabajo hecho por un psiquiatra haitiano, llamado Lamarque Douyon, Davis ha concluido que hay ‘una base etnofarcacológica, que explica el fenómeno zombi’ “.

Los seguidores del vudú, siempre han creído que los zombis son reales. “Metraux, reportó casos de familiares consternados, estrangulando o disparando los cuerpos de sus seres queridos, antes de que los sepultaran, para prevenir que fueran regresados como zombis. Varios escritores de Haití, creen que los zombis, en realidad, nunca han muerto, sino que les han dado un veneno, que les ha provocado una muerte aparente. Esta creencia, se reflejó en el viejo código penal de Haití, que clasificó como intento de asesinato ‘el uso de sustancias en personas que, sin provocar la muerte, les producen un largo efecto letárgico… Si luego de ese letargo, la persona es enterrada, el acto será considerado un asesinato’. Sin embargo, muchos, que no creen en el vudú, dicen que los zombis, son criaturas creadas por el folclor, que existen en la mente alucinada de gente supersticiosa. Fue cuando Davis, halló el veneno zombi”.

Davis obtuvo muestras del veneno en varios lugares. Al analizarlo, resultó que contenía restos humanos “químicamente inertes”, polvo de un sapo (Bufo marinus), que se usa como alucinógeno en Centro y Sudamérica. También, halló restos del pez globo, el cual, contiene una toxina, llamada tetrodotoxina, que induce una inmovilidad corporal casi total, “que llevaría, hasta al médico mejor preparado, a pronunciar muerta a una persona, envenenada con eso”.

Señala Zuckerman que, en Japón, es de gourmet, comer ese pez, llamado fugu allá, pero, que si no se prepara bien, ocasiona la muerte. “La literatura médica, menciona casos de gente ‘muerta’ por ingerir fugu, que ha revivido, justo cuando sus cuerpos iban a meterse al horno crematorio”. Pues, ésa, sí, que ha sido buena suerte para ellos, podría pensarse. Mejor que pensaran que eran zombis y, no, que quedaran convertidos en cenizas.

Aunque se hacen rituales y cosas así, Davis afirma que es el veneno el que vuelve zombis a la gente. “Cuando mueren, el bokor los desentierra, les da un antídoto (hecho de jugo de caña, camote y una planta alucinógena, llamada el pepino zombi) y los convierte en esclavos”.

Zuckerman, se reunió con Davis, quien había enfermado de disentería, cuando estuvo en Haití.

Le dijo que había obtenido la “poción”, de un supuesto bokor, llamado Marcel Pierre, “quien, primero, le dio algo falso. Davis, le reclamó, y, entonces, le dio la buena, que Davis se untó en la piel. Pierre, le dijo que se iba a morir, pero nada le sucedió. La explicación que le dio Pierre, fue que debía someterse a una ceremonia, pues, de lo contrario, no funcionaría”. Y esa ceremonia, no la ha efectuado. Así que Davis, no está seguro, todavía, de que todo eso funcione.

Zuckerman agrega que hay otro tipo de “hechiceros”, los houngans, que son los buenos, quienes ayudan a la gente, no la convierten en zombis. Y el mencionado Marcel Pierre, es de los malos, o sea, bokor.

Cuenta el antecedente de que Pierre, perteneció a la brutal policía secreta del dictador Francois Duvalier (1907-1971), los Tontons Macoutes (bautizados así por un mítico monstruo haitiano, que robaba niños y los metía en un costal). Según un documental de la BBC, Pierre envenena a gente, por dinero, si se lo piden.

Con esos antecedentes, es posible que sólo hubiera estado engañando a Davis, supone Zuckerman.

Cuando fueron Zuckerman y su acompañante a visitar a Narcisse, pasaron a la casa de Pierre, un hombre osco, que produce desconfianza. Les dijo que iría con ellos, a ver a el zombi, o sea, a Narcisse, si le daban dinero, pero prefirieron hacerlo por su cuenta.

Quien ha investigado mucho el caso de Narcisse, fue el doctor Lamarque Douyon, quien estudió psiquiatría en Montreal, Canadá. Ha hecho experimentos con ratones, aplicando el pepino zombi, que sólo los ha mantenido pasivos, por un par de horas, pero, luego, vuelven a la normalidad.

Actualmente, trabaja en su clínica psiquiátrica, atendiendo a pacientes psicóticos. “Sí, a veces, se alocan”, dijo, refiriéndose a uno, que se puso muy violento, cuando lo visitó Zuckerman. “Yo entrevisté a Narcisse y fui al hospital Alberte Scheitzer, en donde hallé el certificado de defunción de él, firmado por dos doctores, en 1962, uno haitiano y, otro, estadounidense. Lo estuve tratando un año. Cuando estuvo mejor, lo regresé a su casa, en donde vive con sus hermanas, que lo aceptan muy bien. Narcisse, vive muy a gusto”, le contó a Zuckerman.

Por fin, llegó Zuckerman a la casa de Narcisse, en donde su hermana Gracelle, les pidió cien dólares “para gastos”. Por lo visto, han comercializado muy bien la dudosa fama de su hermano.

Zuckerman, ofreció setenta dólares. Ella, aceptó. Fue por su hermano, un hombre de constitución frágil, de setenta y tantos años, quien le contó todo lo que había ido averiguando aquél.

Le dice que el día en que se murió, “vio” todo, hasta cuando lo pusieron en el ataúd. Incluso, le muestra una cicatriz en una esquina de su boca. “El hombre que clavó el féretro, me lastimó con el clavo, pues yo estaba muy grande para ese ataúd”, explica. Sus ojos, son amarillentos.

Explica que todo ese día, se la pasó respirando por una axila, pues por allí toman aire los zombis. “Luego, vino el bokor, hizo su ceremonia, desclavaron el ataúd y me levanté”. Dice que no fue veneno lo que lo hizo zombi, sino “un melón que clavaron con un cuchillo y enterraron”. Con ese comentario, se vino abajo lo del veneno, si es de creerse su versión de los hechos, puede reflexionarse.

Mientras platicaba, un niño desnudo, de unos tres años, se le acercó. Zuckerman supo, más tarde, que era  hijo de Narcisse, quien vive casado con la más reciente de sus mujeres, muy joven, a la que le tiene sin cuidado, que haya sido él zombi, mientras mantenga a sus hijos y a ella, con lo que le pagan, por sus entrevistas. Supongo que si no pudiera mantenerla, ni siquiera se habría fijado en el ex zombi.

Narcisse les dijo que, luego de que lo “revivieron”, lo tuvieron trabajando en una plantación, con otros 150 zombis, durante dos años, hasta que al bokor lo mató un zombi, que recién había llegado a la plantación. Esta parte del relato, sería, también, contradictoria, pues, según las creencias, los zombis no tienen  voluntad, ni se pueden poner a reclamarle al bokor que los controla y, menos, matarlo.

Así, anduvo vagando, hasta 1980, que fue cuando se encontró con sus hermanas. Luego de mucho discutir, se fue a vivir con ellas y hasta se volvió a casar, varias veces.

Le dijo a Zuckerman que los bokor, los despojan de su alma, su bon-ange. Pero cuando huyó, comió sal, que, de nuevo, dicen las creencias, restaura la bon-ange.

Así que, entrémosle duro a la sal, para que nos devuelva toda el alma que hemos perdido, viviendo en esta materialista, egoísta sociedad.

Luego de la plática, Narcisse condujo a Zuckerman y a sus acompañantes, un intérprete, entre ellos, a ver su tumba, en cuya lápida puede leerse ICI REPOS CLAIRVIUS NARCISSE 3/5/62 (aquí descansa Clairvius Narcisse, 3 de mayo de 1962).

Contra ese material testimonio, nada podría objetarse.

Narcisse les contó que fueron sus hermanos, los que lo “mataron”, pues querían quitarle su herencia. Pero, eso difiere de las versiones dadas por otras personas, que, en realidad, era él, quien quería quedarse con todo.

Eso les dijo Max Beauvoir, un houngan, o sea, hechicero bueno, irónico, quien no podía creer que Narcisse siguiera mintiendo, “más allá de la tumba”. Zuckerman y su acompañante, presenciaron una de las ceremonias que hace Beauvoir, en donde la gente, parecía poseída, y uno de ellos, le arrancó la cabeza a una gallina y, luego, fue poseído por Agway, el dios vudú del mar. Otros de los participantes, se pusieron brazas en la boca, sin que les pasara nada. “Impresionante”, dice Zuckerman, que le comentó a Beauvoir.

Beauvoir, le comentó que los bokor, son como verdugos, de la gente que viola las leyes comunales. “Narcisse, quería vender la tierra de sus hermanos, por eso, el bokor lo convirtió en zombi. Todos los que han sido convertidos en zombis, fue porque quisieron abusar”.

Otro elemento más, agregado al misterio zombi.

Pero, lo que sí les confirmó, que no es el “veneno” el que hace a un zombi, sino que lo despojen de su bon-ange, su alma. Y él mismo lo hace, removerla, antes de sus ceremonias, para que la gente se prepare para la “instrucción espiritual. Pero, al termino, se las devuelvo”.

Y también, le dijo que se puede volver a alguien zombi, de lejos, sólo manipulando su energía. “Ni tampoco tienen que ir los bokors a levantarlos a los cementerios, como cualquiera, bien entendido en el tema, le puede decir. Desde la comodidad de su casa, puede mandar a zombis”.  

Luego de que fueron a la tumba, hicieron una parada para comer, en donde Narcisse, pidió pollo y ensalada. Y, más animado por el estómago lleno, siguió contando que en la plantación, cuando fue esclavo zombi, él había matado a dos personas, que habían tratado de robarle al amo. “Y cuando un zombi se hace viejo, se convierte en vaca. Un día, el bokor se llevó al más viejo y llegó en la noche, con una vaca. La cocinamos y comimos, y el bokor, nos dijo que nos habíamos cenado a nuestro hermano”.

Todo eso, les provocó larga risa a sus oyentes, pero Narcisse, aseguró que era cierto. ¿Sería, en verdad, cierto?

Luego, se dirigieron a la casa de Francina Illeus, la primera mujer zombi, hallada por el doctor Douyon.

Con ella, los esfuerzos por entrevistarla, fueron infructuosos, pues se rehusó, vehementemente.

El intérprete de Zuckerman le dijo, en broma, que el bokor, aún la retenía.

Narcisse les dijo, finalmente, que estaba feliz de no seguir tonto, como cuando era zombi. “Quiero ir a Canadá”.

Zuckerman preguntó si llevaría a su esposa. El intérprete, de nuevo bromeando y riendo, le dijo que no lo creía, “pues, a lo mejor, se encuentra una mujer por allá, que no sepa que es zombi”.

Como dije arriba, no es conclusivo el relato.

Pareciera que Zuckerman, lo deja a criterio del lector.

Lo que sí es un hecho, es la existencia de los zombis del sistema, gente que se deja llevar y manipular por todas las mentiras con que nos bombardean a diario.

Esos, sí, son reales.

Y por ellos, seguimos empeorando, día a día, pues son seres anómalos, sin voluntad de cambio.

Son a los que debemos desenterrar, de sus tumbas mentales.

 

Contacto: studillac@hotmail.com