El fresco aire acondicionado agrava el
calentamiento global
por Adán Salgado Andrade
El calentamiento global hará que muchos sitios sean ya inhabitables,
por las altas temperaturas que se están generando. Y actualmente, muchos no
podrían ser habitables tampoco, de no ser por los aparatos de aire
acondicionado, que enfrían a temperaturas de menos de 25 grados Celsius el aire
caliente del exterior. Por desgracia, esa “comodidad” para volver habitable
hasta al desierto, como se hace en países desérticos, entre ellos, los árabes o
estados de Estados Unidos (EU), como Arizona o Nevada, tiene sus costo. Por
ejemplo, el empleo de aire acondicionado en Phoenix, Arizona, durante el día,
ocasiona que en las noches, suba uno o más grados centígrados la temperatura.
Así que se produce un círculo vicioso, pues para disipar ese calor extra de las
noches, los aires acondicionados de la ciudad trabajarán mucho más (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2018/10/el-irreversible-y-catastrofico.html).
Pero, como señalé, en muchas ciudades del planeta, no pueden vivir sin
aire acondicionado, por supuesto, los grupos sociales que puedan comprarlo y
pagar la electricidad que requiere un aparato de aire acondicionado, el que
consume la que gastan cuatro refrigeradores pequeños.
El periódico The Guardian
publicó recientemente un artículo, firmado por Stephen Buranyi, que analiza el
problema del aire acondicionado, al que considera como un mal necesario, porque,
aunque permite la existencia “normal” en millares de lugares, lo está haciendo
a un muy elevado costo, tanto de electricidad, así como de liberación de más
calor, justo lo que se pretendería evitar (ver: https://www.theguardian.com/environment/2019/aug/29/the-air-conditioning-trap-how-cold-air-is-heating-the-world).
Buranyi comienza mencionando que en una noche de
jueves, de julio del 2019, la ciudad de Nueva York experimentó un pico de uso
de la electricidad, pues sus moradores, debido a una onda de calor, prendieron
sus aires acondicionados al mismo tiempo, lo que ocasiona que la red eléctrica
pueda sobretensarse y, si es demasiada la saturación, pueda fallar. En Nueva
York, en un día cualquiera, se consumen alrededor de diez mil megawatts (MW),
¡cada segundo!. Un brutal consumo. Esa electricidad la provee la compañía eléctrica
Con Edison. Pero en las ondas de calor, cada vez más frecuentes, el consumo
asciende a más de 13,000 MW, casi al límite de lo que la empresa puede proveer.
En el 2006, un sobrecalentamiento de las líneas de transmisión ocasionó un
apagón y dejó sin servicio a 175,000 personas por una semana, durante una onda
de calor que mató a 40 personas. Así que el 21 de julio del 2019, con
temperaturas arriba de 360 C, Con Edison cortó el
suministro a 50 mil clientes en Brooklyn y Queens, durante 24 horas, temerosa
de que volviera a repetirse un incidente como el del 2006. A cambio, las
autoridades enviaron a la policía para ayudar a los residentes que se quedaron
sin luz y Con Edison distribuyó hielo seco, para que se enfriaran sus casas
(hay, incluso, formas de hacerse de “aires acondicionados” con ventiladores y hielo
o agua helada, claro, en el evento de que se cuente con luz).
Señala Buranyi que el aire acondicionado es, como
dije antes, la “solución” para lograr un ambiente en el que se pueda vivir.
Pero esos aparatos consumen mucha electricidad. Los pequeños, que sirven para
enfriar una habitación, emplean la energía de cuatro refrigeradores. Y los
centrales, que enfrían toda una casa, consumen lo de 15 refrigeradores. Y qué
decir de todo el aire caliente que producen, el que contribuye a agravar el
calentamiento global. Se menciona a John Dulac, un analista de la Agencia
Internacional de Energía (AIE), quien declara que “en el 2018, en una onda de
calor, en Beijing, el 50% de la capacidad eléctrica fue para que funcionara el
aire acondicionado de los usuarios”. Y hay que lidiar con esos picos
eléctricos, pues, de otra manera, hasta muertos hay.
Y ya está tan extendido el aire acondicionado (por
supuesto, entre los grupos sociales que pueden comprar los aparatos y pagar los
altos recibos por consumo eléctrico), que hay actualmente unos 1000 millones de
unidades (de las que sirven para climatizar una habitación), o sea, alrededor
de una de cada siete personas, los tiene. Y para el año 2050, cuando las
temperaturas sean infernales en la mayor parte del planeta, habrá unos 4500
millones de aires acondicionados, “haciendo que sean tan comunes, como los
celulares hoy día. EU usa cada año, en electricidad para los aires
acondicionados, el equivalente al que usa Inglaterra”. Sí, pues de por sí, EU
es el país que más energía consume y desperdicia del planeta, alrededor del 40%
del total mundial (en verano, las casas en lugares como Arizona, que llega a
experimentar temperaturas de hasta 50 grados, están tan frías, que incluso se
usa suéter. Así que sólo imaginen cuánta energía se requiere para lograr eso en
millones de casas).
Como casi se generalizará el empleo del aire
acondicionado – excepto por los pobres, que son quienes más mueren durante las
ondas de calor –, “la AIE predice que el aire acondicionado usará el 13% de la
electricidad mundial y producirá 2000 millones de toneladas al año de bióxido
de carbono, más o menos la misma cantidad que India produce actualmente, siendo
el tercer emisor a nivel mundial de ese perjudicial gas”. O sea, le vamos a
echar más leña a la lumbre, como dice el vox populi.
Y el empleo del aire acondicionado se ha
incrementado conforme el planeta se calienta. Todavía en 1990, había solamente 400 millones de unidades de
aire acondicionado, principalmente en EU, pero, al elevarse las temperaturas
mundiales, se optó por elevar su uso, en lugar de buscar medidas que mitigaran
el calentamiento global.
Y aquí, hay que señalar que el agravamiento del
calentamiento global, se ha debido al criminal ocultamiento que hicieron, desde
hace más de 40 años, las depredadoras petroleras, sobre todo estadounidenses,
como Exxon, las que sabían perfectamente que el incremento de las temperaturas
iba ligado con el aumento en el empleo de combustibles fósiles. Prefirieron
seguir ganando cada vez más y más millones de dólares produciendo y quemando
cada vez más petróleo, perforando pozos hasta en el Ártico, pues sabían que se
estaba derritiendo rápidamente. Por ese ocultamiento, es que ya padecemos muy
graves problemas climáticos, que, se pensaba, ocurrirían hasta el 2100 o en el
2050, por lo menos (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2019/09/las-mafiosas-empresas-petroleras.html).
Enseguida, el artículo menciona que la invención del
aire acondicionado, debida al ingeniero Willis Carrier – que lo desarrolló para
que en una imprenta se controlara la humedad –, ha sido fundamental para que
muchas partes de EU – y del mundo – pudieran ser habitables. Por ejemplo, en
las zonas calurosas, los teatros sólo podían funcionar en invierno, pues en
verano, las temperaturas eran insoportables dentro de ellos. Carrier,
simplemente aplicó la tecnología de los nacientes refrigeradores a su
revolucionaria invención, equivalente, señala Buranyi, a la del acueducto o el
automóvil en impacto social y económico. Y es en EU, en donde se ha extendido
tanto el aire acondicionado, que, mientras en 1938, cuando había ya unidades
domésticas, sólo un hogar de cada 400 lo poseía, ahora son 9 de cada diez.
Claro, no sólo por el calentamiento global, sino porque como el capitalismo
necesita vender y vender, se les comenzó a inducir a los estadounidenses que
aire acondicionado, televisores, refrigeradores, automóviles, teléfonos… todo
era una “necesidad”. Es decir, el consumismo, la compra compulsiva, hasta de lo
que no se requiera realmente, se impuso.
Pero además, para la “planeación” en la construcción
de las casas, las inmobiliarias “no tenían que preocuparse más por las
diferencias climáticas, pues podían vender el mismo estilo de casa, tanto en
Nuevo México, como en Delaware. La mentalidad prevaleciente fue que casi
cualquier problema causado por climas calurosos, materiales constructivos
baratos, cuestionable diseño y pobre planeación urbana, podía ser superado,
como escribió el Instituto Americano de Arquitectos en 1973, con la inadecuada
aplicación de más y más aire acondicionado”. Como arquitectos, constructoras y banqueros
adoptaron el aire acondicionado como una “solución” a tanto problema, a los
consumidores, no les quedó más que aceptarlo, resignadamente.
Claro que para que se generalizara el empleo del
aire acondicionado, también entraron en la ecuación las compañías generadoras
de electricidad, las que más ganan, entre más consumo eléctrico haya. Todo ha
sido una muy ideal combinación. En EU, que es donde más se ha desarrollado el
capitalismo salvaje, todas las condiciones han sido para inducir al máximo el
consumismo en todo.
Señala Buranyi que las mismas compañías eléctricas
promocionaban, en los 1950’s, en anuncios de cine, radio y televisión, el muy “conveniente
uso” del aire acondicionado, de tal forma que, en los 1970’s, gracias a esa
generalizada publicidad, ya 35% de hogares en EU contaban con climatización.
Y con el aire acondicionado, también fue posible
construir rascacielos cada vez más grandes, aunque no fueran funcionales, pues,
fabricados de concreto y vidrio, absorbían calor , al mismo tiempo que lo
reflejaban por los cristales, aumentando el efecto “isla de calor”, que hoy
afecta a todas las ciudades del planeta, el que incrementa mucho más la temperatura
en ellas. Por ejemplo las hoy extintas torres gemelas, tenían instalada una
unidad de aire acondicionado central, que requirió 270 kilómetros de tubería
para enfriar o calentar – durante el invierno – a tan gigantescas moles.
Como dije, lo que caracteriza a EU es su brutal
derroche energético. Gwyn Prins, académico inglés, citado por Buranyi, resumía
tal adicción al derroche como “Estaremos frescos, nuestros platos se
desparramarán de comida y la gasolina, costará un dólar el galón, Amén”, así,
como si fuera el credo al desperdicio consumista.
Pero como el confortable
estilo de vida occidental se ha
extendido a todo el planeta, además, claro, de por el calentamiento, el aire
acondicionado se generaliza cada vez más y más. Por otro lado, se han adoptado
los mismos diseños, como en los rascacielos, semejantes a los de Nueva York o
Londres, pues han sido arquitectos de EU o Inglaterra los que los han diseñado.
Así, China, India, Arabia Saudita, México… tienen ciudades indistinguibles, o
sectores de ellas, de las de EU, Inglaterra Francia o Italia. Cita Buranyi a un
arquitecto hindú, Ashok Lall, quien se centra en el diseño de casas económicas,
de bajo consumo energético, quien declara “Les venden diseños con aire
acondicionado, incluido. Y esos países creyeron que eso era progreso”.
Sí, “progreso” es desperdiciar, consumir tremendas
cantidades de energía, quemar y destruir selvas, bosques, contaminar mares,
ríos… muy equivocada idea de lo que la “modernidad” debe de ser.
Y por adoptar tan irracionales métodos
constructivos, continúa Buranyi citando a Lall, se hacen a un lado los diseños
ecológicos, pues “con casas accesibles, se puede reducir la necesidad de aire
acondicionado, diseñando cuidadosamente, balanceas los tamaños de las zonas
abiertas, las propiedades térmicas, las cubiertas contra el sol, la
orientación. Pero los desarrolladores no están interesados”.
Claro, nada que implique gastos extras les
interesará a las inmobiliarias, las que, en efecto, construyen los mismos
modelos de casas para todo tipo de climas, sean muy calurosos o no, como lo
podemos ver en México, en donde reducidas casas de “interés social” son
construidas para climas muy cálidos, como en Morelos, y tienen el mismo diseño
que casas hechas en, por ejemplo, la ciudad de México, que no llega a ser tan
caliente. Con la diferencia de países como EU, pues esas casas, como son de
“interés social”, no cuentan con aire acondicionado, así que sus pobres
moradores, tendrán que arreglárselas como puedan, con temperaturas de 40 grados
o más. En este mundo que se calienta más y más cada día, quienes más sufren son
los pobres, que no puedan costear aire acondicionado.
Prevalece el cinismo constructivo, como se lamenta
el influyente arquitecto malayo Ken Yeang, quien declara que “Mucho daño se ha
ocasionado por esos altos edificios. He perdido totalmente la esperanza en los
de mi generación. Quizá, la siguiente, pueda implementar una misión de
rescate”.
Y el otro problema de por qué los aparatos de aire
acondicionado son tan derrochadores de electricidad y producen tanto calor, es
que su diseño es básicamente el mismo de hace cien años. La ONU, a través del
Rocky Mountain Institute (RMI) y el gobierno de India, han lanzado un concurso,
llamado Global Cooling Prize, el cual
ofrece 3 millones de dólares a la empresa o diseñador que logre concebir un
aparato climatizador que sea cinco veces más eficiente que los actuales, pero
que no cueste más del doble. Es decir, eficiente y barato, digamos. Y han
recibido más de cien diseños, tanto de investigadores, así como de gigantes,
fabricantes de aparatos eléctricos.
De todos modos, señala el RMI, si se lograra tener
un modelo más eficiente, tendría que comercializarse lo antes posible, para
que, máximo, en el 2030, ya abarcara 80% de la demanda, en diez años, a lo mucho,
lo que es muy poco probable que se logre.
Pero tampoco se trata de confiar todo a enfriarnos
con esos aparatos, sino que se requieren medidas que usen factores naturales
para hacerlo, tales como mejor ventilación, azoteas y muros verdes, sistemas de
enfriamiento por agua y otros que hay, pero que se menosprecian, pues no son
tan lucrativos, como seguir vendiendo aires acondicionados.
Y también, dice Buranyi, está el hecho de que se ha
hecho una necesidad, hasta psicológica,
el empleo del aire acondicionado, pues se ha impuesto que la temperatura
“ideal” sean los 20 grados, más, menos uno, que mantiene la climatización. Se
han hecho experimentos en donde a empleados de oficinas se les muestra un termómetro
con una temperatura mayor a la real y comienzan a tener calor.
Como señalé antes, en muchos sitios, incluso, en
oficinas públicas, deben de trabajar con temperaturas de 30 grados o más. Sólo
hay que acudir a infinidad de dependencias u hospitales públicos en la ciudad
de México o en estados del país, para ver a gente trabajando con 35 o más
grados de temperatura, incluso, sin ventilador. Podría verse como una especie
de adaptación, no deseable, quizá, pero que a mucha gente, no le queda de otra.
En Génova, Italia, cuyo clima es más caliente que en
EU está prohibido el uso del aire acondicionado, sin un permiso especial. También
en Suiza, es muy poco común su empleo, por lo que menos del 2% de la
electricidad generada sirve para ese fin. Es no estar acostumbrado al aire acondicionado, y eso, evita muchos
problemas.
Finalmente, como ya señalé, la generalización del
aire acondicionado, independientemente de la necesidad de evitar
artificialmente el calor, es una excelente oportunidad para disparar su
demanda. Las empresas que los fabrican obtendrán millonarias ganancias, sin
importarles si sus aparatos contribuirán a agravar la crisis del acelerado
calentamiento global, que ya es irreversible.
Eso nos lleva a pensar en un distópico futuro en que
se nos domine con el derecho o no a enfriarnos con aire acondicionado, en un artificial
“mundo” interior, cubierto de gigantescos caparazones, que guarden el “clima
frío”.
Y los que no lo merezcan, que se frían vivos, en las
infernales ruinas de lo que quede por fuera.
Contacto: studillac@hotmail.com