Una universitaria de Gaza da su testimonio sobre la masacre cometida por judíos
Por Adán Salgado Andrade
El genocidio judío contra Gaza ya ha cobrado la vida de más de 41,000 personas y casi cien mil heridos.
Y no tiene visos de que vaya a terminar pronto, luego de casi un año. Pareciera que los asesinos quieren terminarlo hasta que acaben con todos los gazatíes y su ciudad. Los futuros de mujeres y hombres, de todas las edades y condiciones sociales, han sido aniquilados con las miles de bombas y disparos lanzados por los genocidas (ver: https://adansalgadoandrade.blogspot.com/2024/07/las-destrozadas-vidas-de-los-gazaties.html).
Y ni las “zonas seguras”, lo son, pues son frecuentes los bombardeos allí. Los criminales no respetan escuelas, ni hospitales, ni campos de refugiados (ver: https://www.jornada.com.mx/2024/09/22/mundo/017n1mun).
Han ido publicándose testimonios de las y los que han sobrevivido, sea porque aún no han sido alcanzados por bombas o disparos o porque han salido de ese infierno de muertes y destrucción. Uno de ellos es el publicado por The Guardian escrito por Manar Al Khodari, titulado “Al bombardear las escuelas de Gaza, Israel está interfiriendo con mi futuro. Pero no triunfará”. La estudiante de medicina, del barrio de Rimal, quien logró salir de Gaza, agrega que “entre las cenizas de los cuerpos, la educación sigue y he visto la clase de ayuda que la comunidad internacional puede ofrecer” (ver: https://www.theguardian.com/commentisfree/2024/sep/12/gaza-schools-israel-children-education).
Una foto de Al Khodari la muestra, su rostro sonriente, de lentes, confiado, a pesar de la adversidad, luciendo el velo que cubre su cabeza. Otra foto, tanto dramática, así como esperanzadora, muestra a tres niñas, sentadas sobre ruinas de un lugar de Khan Younis, cada una con su respectivo cuaderno, seguramente repasando las lecciones de ese día. Incluso, visten sus uniformes, unas batas estampadas con rayas azules y blancas, rematadas con un holán en el cuello. Sus rostros se ven tranquilos, sin mostrar afectación por las circunstancias tan terribles y violentas que están viviendo. Quizá ya hayan aprendido a lidiar con tanta destrucción y muerte y hayan decidido que la vida sigue, a pesar de todo, hasta que se pierde.
Justo es lo que dice Al Khodari, “que a pesar de la devastación de Gaza, su espíritu permanece incólume. Nuestro nivel de la gente que sabe leer, es del 98 por ciento, uno de los más altos del mundo. Y estamos determinados a mantenerlo así. Entre las ruinas, usted puede ver todavía a madres enseñando a sus hijos a leer. Entre las cenizas de madera quemándose, usted puede escuchar a la gente rezando el Corán. La educación continúa, no en los salones de clase, sino en los corazones y mentes de nuestra gente”.
La destrucción de centros escolares y otra infraestructura es casi total. Al Khodari vio interrumpidos sus estudios, pues su universidad fue destruida. “Debería de estar en mi último año de medicina en la Universidad de Azhar, en Gaza. Se supondría que en dos meses, me llamarían Doctora Manar. En lugar de eso, mi educación en Gaza ha sido interrumpida. El genocidio cometido por Israel ha destrozado nuestra casa y nos ha dejado a miles y a mí, esforzándonos por terminar nuestros estudios. He pasado cinco meses de huidas y desplazamientos”.
Dice que antes de la invasión, las mañanas en las escuelas comenzaban con niños riendo y gritando, corriendo para hacer fila para el comienzo de las clases, como en las escuelas mexicanas, “y ahora, sólo se escuchan los bombarderos volando, las explosiones, los gritos de gente herida, y las filas se hacen para conseguir agua y alimentos, tratando la gente de sobrevivir otro día más”.
Comenta que para fines de marzo, un reporte informaba que un 90 por ciento de escuelas han sido dañadas o destruidas y que quizá sea peor en estos momentos. “Los judíos han bombardeado escuelas empleadas como refugios y han matado a mucha gente. Se ve a los niños como ‘daño colateral’, sus cuerpos sin vida despedazados. Usted ve sólo pedazos, de lo que antes eran niños. A sus padres, si es que sobreviven, solamente les entregan partes de lo que fueran sus hijos. Son escenas descarnadas, que parten el alma. No es posible tanta crueldad”.
Las escuelas, antes santuarios del saber, dice Al Khodari, ahora son refugios y aun así son bombardeadas. “Hasta el 2 de abril, se han contabilizado 5,479 estudiantes y 261 profesores asesinados”.
Y seguramente sus cadáveres o pedazos de éstos, todavía permanecen entre los escombros de lo que antes fueran sus escuelas, llenas de vida y, ahora, llenas de muerte, de pedazos de gente que se descomponen. ¡Un verdadero apocalipsis de destrucción y muerte!
Dice Al Khodari que ha sido muy difícil la salida de Gaza, para los que lo han podido hacer, pues países como Egipto, ponen muchos pretextos. “Los que hemos salido, hemos tenido suerte de hacerlo con un acta de nacimiento o con un pasaporte”.
“Y la educación en línea no es una opción, pues una niña o niño, no pueden estudiar estando aislados”.
De todos modos, no creo que con la infraestructura de Gaza destruida (sin electricidad, sin agua, sin telecomunicaciones, sin computadoras…) fuera posible hacerlo así.
En una reciente plática entre una palestina, Christine, y Orna, judía, quien era la terapeuta de pareja de Christine (sin que ésta supiera, sino hasta hace poco, que Orna era de Israel), discutieron lo que para cada una significaba la invasión y el consecuente genocidio. El enfrentamiento llegó a un punto muy intenso, pues Christine, con toda razón, dijo que lo que sucedió el 7 de octubre del 2023, el ataque de Hamas, no justifica a los niveles de genocidio a los que han llevado los judíos y le dijo a Orna que “se dieron por la serie de atropellos, asesinatos y humillaciones que Israel ha ejercido contra Los palestinos a los largo de décadas”. Orna, lo reconoció, pero intentó defenderse diciendo que “sí, es cierto, pero tú debes de comprender que también hemos estado asediados y que si tenemos un ejército tan bien armado y preparado es para defendernos de cualquier agresión que los árabes intenten contra nosotros”. Pero, como arremetió Christine, “eso es porque, desde el inicio, Israel se formó arrebatando la mitad del territorio a los palestinos. Mi abuela perdió su casa, pues la ocuparon judíos que, después, ya ni siquiera le permitieron la entrada”. Fueron más contundentes los argumentos de Christine, quien de todos modos reconoció que hay judíos, como Orna, que reconocen los criminales excesos de Israel, “aunque también reconozco tus temores de morir en un ataque suicida”. De todos modos, la plática sirvió para que ambas definieran mejor sus posiciones (ver: https://www.theguardian.com/commentisfree/2024/sep/13/israel-palestine-7-october-gaza-orna-guralnik).
Justo lo que señala Al Khodari, que los genocidas han acabado con el futuro inmediato de los gazatíes. Pero dice que gracias a algunos esfuerzos de otros países, ha sido posible seguir estudiando, como en su caso, que la Universidad de Oslo (se encuentra refugiada en Noruega) ofreció cursos destinados a que ella termine su carrera. “Está impartiendo cursos de ginecología, obstetricia y pediatría, lo que ha ampliado mis conocimientos y me ha conectado con una comunidad global de estudiantes”.
Pide Al Khodari la solidaridad internacional “para crear becas que puedan permitir a los estudiantes gazatíes seguir con su formación. Para que se conviertan en doctores, ingenieros, profesores y líderes… que puedan reconstruir nuestras comunidades y sanar nuestras heridas”.
Dice que sueña en un futuro en que todo vuelva a ser como antes, “que se vuelva a escuchar la campana de las escuelas, anunciando el inicio de las clases a los niños, en lugar de las explosiones. Que Gaza no se conozca por su destrucción, sino por su resiliencia, su inteligencia y su juventud educada”.
Pues ojalá que los criminales judíos no exterminen esa esperanza.
Contacto: studillac@hotmail.com