jueves, 19 de septiembre de 2024

Guerra civil, hambruna e inundaciones en Sudán, peligros mortales para sus pobladores

 

Guerra civil, hambruna e inundaciones en Sudán, peligros mortales para sus pobladores

Por Adán Salgado Andrade

 

Sudán, ubicado en África, está entre los países más pobres del mundo. Con una población de 50.5 millones de personas y un área de 1,861,484 km2 (lo que da una densidad de 271.28 habitantes por km2), ocupa el lugar 88 en cuanto su economía, siendo su PIB de apenas $136,039 millones de dólares, lo que significa un ingreso per cápita de $2,800 dólares (ver: https://www.cia.gov/the-world-factbook/countries/sudan).

El de México, como comparación, es de $11,496 dólares por persona. He de aclarar que eso no significa que sea lo que le toque a cada ciudadano. Simplemente, es una forma de comparación de la economía entre países. El de Estados Unidos, es de $76,330 dólares por persona.

El actual conflicto civil, se originó en abril del 2023, entre dos facciones rivales de la mafia en el poder: las Fuerzas Armadas Sudanesas, comandadas por Abdel Fattah al-Burham y los paramilitares, comandados por las Fuerzas Rápidas de Apoyo, lideradas por Hemedti. Y desde entonces, el conflicto ha escalado, dejando hasta el momento, por lo menos 20,000 muertos, 33,000 heridos, 7.7 millones de desplazados internamente y unos 2.1 millones que han dejado el país (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Sudanese_civil_war_(2023%E2%80%93present)).

Pero, además, el conflicto está provocando una grave hambruna, ya que los militares en conflicto, han cerrado el paso de víveres y obstaculizado labores agrícolas tan necesarias para una economía mayoritariamente rural, pero eso no les importa. Lo que prevalece es ganarle a los otros. Pero así como van, no dejarán un país del que puedan vivir (y no ha sido la única guerra que ha tenido Sudán, devastado por frecuentes conflictos).

No sólo eso, sino que climáticamente, mientras Sudán es predominantemente desértico, en el sur (en Sudán del Sur, considerado como otro país, que apenas se independizó en el 2011, así que comparte preocupaciones con su vecino del norte), se están dando graves inundaciones que están dejando inhabitables permanentemente varias zonas (ver: https://www.wired.com/story/south-sudan-floods-the-first-example-of-a-mass-population-permanently-displaced-by-climate-change/).

Lo que está ocasionado la guerra civil es muy grave, como expone el artículo de The Guardian, titulado “’Lo hemos perdido todo’: en un pueblo de Sudán, en donde los niños mueren de hambre todos los días”, firmado por la periodista Zeinab Mohammed Salih, quien agrega que “gente que se aleja del conflicto que sucede en Darfur del Norte, busca refugio en Tawila, pero se encuentran con que la ayuda médica y la comida escasean” (ver: https://www.theguardian.com/global-development/2024/sep/17/sudan-talawi-el-fasher-north-darfur-children-dying-hunger).

La foto de una pick up abarrotada de gente muy delgada, abre el artículo. Circula el vehículo por desierto, pues la mayor parte de Sudán es desierto, no teniendo bosques y poca vegetación.

“En el pueblo de Tawila, al menos 10 niños mueren de hambre a diario. Gente que ha venido a refugiarse desde El Fasher, capital de Darfur del Norte, que está en guerra, busca refugio en ese pueblo, saturando la única clínica que funciona del lugar. Pero también fallecen por malaria, sarampión y tos crónica”, dice Mohammed.

Cita a Aisha Hussien Yagoub, encargada de la clínica, quien dice que, de todos  modos, mucha gente no puede llegar al sitio, pues muere en el camino, “por lo que estaríamos más abarrotados”.

Menciona Mohammed que tanto El Fasher, así como Tawila, ésta, hace un año, han sido víctimas de “terribles enfrentamientos, lo que ha agudizado el desplazamiento de personas, buscando seguridad en otras partes”.

Menciona dos testimonios de ciudadanos, uno el de la señora Hadeel Ibrahim, quien salió de El Fasher, dejando allí a su esposo. “No sé nada de él, nos pidió que huyéramos. Me vine con mi hijita Rital. Antes, ella era saludable, corría para todos lados. Ahora, por la severa desnutrición que padece, véala, ya no puede ni caminar. No tengo dinero para darle de comer ni llevarla a una clínica particular. Mi tía se vino conmigo. No hay trabajo aquí, nada podemos hacer. Allá, teníamos una vida estable, aquí, no somos nada”, dice, rompiendo a llorar. Su hija, en efecto, muestra los graves efectos de la severa desnutrición que padece.

Tawila está controlada por el Ejército de Liberación de Sudán, ELS, otra facción militar que se ha independizado de las facciones en guerra. “No hace mucho, las mujeres tenían miedo de salir a recolectar leña, por miedo de que las fueran a violar”. Digamos que el ELS “pacificó” al sitio.

Pero puede durar poco, así como están las cosas. La gente está a merced de militares que no contemplan derechos humanos, ni paz, ni estabilidad económica, ni alimentaria.

“Hussien me dio un tour del hospital. A lo lejos se escuchaban los sonidos de los aviones militares que a diario sobrevuelan las zonas de guerras y se pueden escuchar lejanas explosiones que recuerdan que el país se encuentra en guerra. El sitio no tenía puertas, ni ventanas, ni camas, pues todas se perdieron por la guerra el año pasado. Lo abrieron sin nada y poco a poco, lo han ido acondicionando, pero dice Hussien que necesitan más ayuda financiera o perderán a más niños y a madres parturientas”, dice Mohammed.

Difícilmente esa clínica hará su tarea, y en medio del conflicto, será peor.

Seis agencias internacionales, incluyendo Médicos sin Fronteras, MSF, han dejado el área, “debido a la inseguridad”. En agosto, por ejemplo, dos camiones con víveres de MSF, fueron secuestrados por milicias y aunque ya han sido liberados, quedaron atascados al circular por caminos en pésimas condiciones. Por muy buena voluntad que se tenga en ayudar, así no se puede. Eso ha sucedido en la masacrada Gaza, en donde convoyes con víveres y medicinas, han sido atacados por los asesinos judíos. Las ONG’s que llevaban esa ayuda, se han retirado, con toda razón (ver: https://www.aljazeera.com/news/2024/8/30/several-killed-in-israeli-attack-on-gaza-medical-convoy-aid-group-says).

Son milicianos, pues, como señalé antes, los que obstaculizan las labores humanitarias en Sudán.

En una escuela que actualmente se emplea como refugio, se hacinan decenas de personas que han huido de la guerra de El Fasher. Una de ellas, Ozaz Ibrahim, es una mujer que también dejó a su marido y perdió a su madre en esa ciudad. “Antes, podía trabajar haciendo algunas manualidades, pero como he tenido muchos legrados espontáneos, ya no puedo. Y he tenido que poner a mis dos hijos, de 7 y 9 años, a trabajar, transportando a gente en el burro que tenemos. Me da mucha pena haberlo hecho, pero no he tenido otro remedio para sacar algo de dinero”, dice, muy apenada y consternada.

Pero su situación y la de miles, que mueren de hambre y enfermedades, no les importan a los malditos mafiosos militares, más atentos a ganarle a la facción enemiga. Y están ocasionando una catástrofe humanitaria que se agrava a diario. Como dice Toby Harward, el coordinador de ayuda humanitaria de la ONU en el área, citado por Mohammed, “toda el área es un infierno en la tierra”.

Y eso sucede, ante la indiferencia del mundo, más preocupado en que los asesinos judíos acaben con Gaza.

Ojalá se mataran todos esos asesinos, mezquinos militares y dejaran solos a los sudaneses.

Muy probablemente podrían salir adelante sin muchos problemas, pues, finalmente, un país avanza gracias a su población, no a las mafias en el poder que lo dominan.

 

Contacto: studillac@hotmail.com