viernes, 13 de septiembre de 2024

En Inglaterra, una empresa minera fraudulenta, se salió con la suya

 

En Inglaterra, una empresa minera fraudulenta, se salió con la suya

Por Adán Salgado Andrade

 

No cabe duda que vivimos en un sistema, controlado por el capitalismo salvaje, en donde el dinero todo lo puede. Por ejemplo, en México, varios jueces corruptos otorgan “amparos” a empresarios que violan a su antojo las leyes, como se ha hecho con el nefasto, vulgar Ricardo Salinas Pliego (México, 1955), quien debe $63,000 millones de pesos en impuestos (ver: https://animalpolitico.com/politica/amlo-ricardo-salinas-pliego-deuda-impuestos-sat).

Eso, gracias a las protecciones legales que le han permitido evadirlos y que, prepotentemente, se ha negado a pagar. Sin embargo, su leonina empresa Elektra es muy agresiva y abusiva con sus deudores.

El periodista investigativo inglés Tom Burgis (no hay datos biográficos sobre él, supongo que por razones de seguridad), quien ha escrito varios libros sobre escándalos financieros y corrupción (Kleptopia, 2020, The Looting Machine, 2015, Cuckooland, where the rich own the truth, 2024, entre otros), publicó un artículo en la publicación The Guardian, titulado “Cómo los oligarcas atacaron al equipo inglés contra fraudes y ganaron”, en el que habla sobre la empresa de Kazakstán, Corporación de Recursos Naturales Eurasiática (ENRC, por sus siglas en inglés, Eurasian Natural Resources Corporation), dedicada a la minería, procesos industriales, energía, logística y mercadotecnia y un fraude cometido por aquélla, que a pesar de que quedó bien demostrado y probado, el gobierno inglés declinó, por alguna “extraña razón”, ejercer acción penal (ver: https://www.theguardian.com/news/2024/sep/12/enrc-oligarchs-took-on-serious-fraud-office-and-won

La empresa era privada en un principio, formada por el círculo de oligarcas exsoviéticos Alijan Ibragimov (Uzbek, URSS, 1953-2021), Alexander Mashkevich (Frunze, URSS, 1954) y Patokh Chodiev (Uzbek, URSS, 1953), quienes adquirieron empresas públicas cuando Kazakstán, una vez separada de la disuelta URSS, en 1991, comenzó su proceso de privatización, como sucedió en todas las ex repúblicas soviéticas (triunfó el capitalismo salvaje por sobre el modelo de planificación central que había seguido la URSS, mal llamado socialista). Entre 1994 y el 2007, fue privada y, luego, entre el 2007 y el 2013, fue Empresa Pública de Responsabilidad Limitada (Public Limited Company) y ya, en el 2013, fue adquirida por el Eurasian Resources Group (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Eurasian_Natural_Resources_Corporation).

La investigación sobre esa empresa dedicada a la minería, que se enfocó más a la explotación de recursos de África Central, se centra en una adquisición que hizo en Sudáfrica, en un remoto depósito de manganeso llamado Kongoni, por el que supuestamente pagó $295 millones de dólares (mdd), “lo que era extraño, pues Kongoni estaba tan remoto y era tan difícil de minar, que no podía valer tanto. Era el punto de vista del geólogo André Bekker”, dice Burgis.

Ya estaba ENRC en la mira de la llamada Oficina de Fraudes Serios (SFO, por sus siglas en inglés), por algunas anomalías detectadas en el 2013. Y ya cotizaba en la Bolsa de Valores Inglesa desde el 2007.

Y el mencionado Bekker, de repente, murió en su auto, el 28 de octubre del 2016, “en forma muy extraña, pues su cuerpo incinerado fue hallado recargado en una puerta trasera”.

De ese caso, se enteró Clement Jackson, un detective privado que vivía en Sudáfrica. “Recibió un día, en el 2016, una llamada de un inversionista en minería, para que se encargara de investigar la muerte de Bekker. Aceptó y al comenzar su investigación averiguó que el auto sólo pudo incendiarse totalmente mediante la aplicación de un acelerador de combustión. ‘Esto es un asesinato’, consideró”.

Fue cuando, avanzando en sus investigaciones, supo que Bekker había afirmado que Kongoni, cuando mucho, valdría $145 mdd. Jackson, convencido de que había allí algo sucio, que había llevado al asesinato de Bekker, contactó a la SFO, a la que además mostró otros documentos y correos electrónicos que había ido reuniendo. “La SFO vio esa información como un nuevo impulso a su propia investigación contra ENRC”.

Y el fraude consistió en que el trío de oligarcas mencionado, quería incrementar sus fortunas, por medio de la empresa. De hecho, Kongoni, halló la SFO, pertenecía ya a dicha empresa, así que el pago de $295 mdd era para simular la compra, pero que iba a ir directamente a los bolsillos de aquellos codiciosos. Victor Hanna, ex jefe de las operaciones africanas de ENRC, quien había estado al tanto de la “compra”, hasta se divorció de su esposa, para casarse con una de las hijas de uno de los del trío y también se compró una casa de £8 millones de libras esterlinas. Es decir, que el dinero rápidamente se repartió entre los involucrados, mayoritariamente en el trío.

Tenían que hacerlo así, explica Burgis, pues como ya era una empresa pública, debía de simular que era respetable y sus dueños, el trío, debían mostrarse como honestos directores de la misma.

De todos modos, ante la acusación de la SFO, ENRC contrató a un despacho de abogados, Dechert, para encargarles que hicieran la investigación sobre las anomalías, de las que la empresa “no estaba al tanto”. El abogado, Neil Gerrard, aparentemente actuando honestamente, dio largas al asunto y hasta dijo a sus socios “aquí vamos a hacer mucho dinero”.

Pero cuando lo confrontó la SFO, sobre su actuar, ENRC, lo despidió y fue el pretexto para afirmar que la SFO estaba urdiendo un complot en su contra y que todo eran falsas acusaciones.

Lo peor, afirma Burgis, es que el Tribunal Supremo Inglés le dio la razón, “por falta de pruebas suficientes” y fue un pretexto más para que se considerara la desaparición de la SFO (que todavía existe, aunque está en entredicho su existencia, según Burgis).

Jackson, todavía mostró otros documentos incriminatorios a la SFO, que mostraban la compra fraudulenta de Kongoni, autocompra inflada de ENRC, pero Phil Hawkins, agente de la SFO (entonces comandada por Richard Alderman, muy blando jefe), le dijo “gracias, Clement, pero ya no necesitamos más informes. Que estés bien”.

Jackson se sorprendió y todo eso se lo comentó a Burgis, cuando éste lo contactó, meses después, para entrevistarlo, pues estaba investigando sobre ese fraude.

Comenta Burgis que ha tenido dos demandas por otras investigaciones que ha hecho para sus libros. “Y en este caso, me di cuenta de que ENRC estaba siguiendo mis pasos, pues a Jackson, le informaron de nuestro encuentro en un café”.

Finalmente, las presiones de ENRC lograron que se diera carpetazo al asunto.

“El dinero extraído ilícitamente, será pagado con los impuestos de los contribuyentes y la SFO quedó nuevamente en ridículo por su inutilidad”, dice Burgis, finalmente.

No se quiso perjudicar al trío, ni a sus negocios, pues a alguien de la mafia en el poder inglés, debieron o deben de beneficiar.

Aunque Jackson le dijo que seguirá investigando. “Pienso mucho en la muerte de André Bekker y en sus hijos que se quedaron sin padre. No puede quedarse esto así”.

Y eso sucedió en un país “adelantado” que se precia de “gran honestidad”.

Como señalé antes, el dinero, todo lo puede, hasta convertir en inocente a una persona o corporación culpable.

 

Contacto: studillac@hotmail.com

  

     

   

 

martes, 10 de septiembre de 2024

El muy lucrativo tráfico ilegal de órganos

 

El muy lucrativo tráfico ilegal de órganos

Por Adán Salgado Andrade

 

Desde que los trasplantes de órganos se generalizaran e hicieran populares y aceptados, ha crecido la demanda de aquéllos como corazones, hígados, pulmones y riñones, entre otros.

Enfermedades como la hipertensión, la obesidad y la diabetes, además de las malas dietas, dañan a los riñones, que son como el filtro que limpia de impurezas a nuestra sangre. Muchas empresas genéticas han tratado de suplir la gran demanda que tienen los riñones, tratando de obtenerlos de cerdos genéticamente modificados, pero, hasta ahora, no han dado buenos resultados. Los pacientes que han recibido esos riñones han fallecido al poco tiempo del procedimiento (ver: https://www.npr.org/2024/05/12/1250835113/pig-kidney-transplant-richard-slayman).

Por eso es que son tan demandados los riñones humanos, pues, hasta ahora, son los que realmente garantizan una existencia estable a quien los recibe (he conocido muchos caso de personas que han recibido un riñón del algún familiar y hasta ahora, su existencia y la del donador, han sido normales).

Así que, como todo en el capitalismo salvaje es muy buen negocio si tiene demanda, el tráfico de riñones humanos también lo es. Y resulta muy ganancioso para los que lucran con las personas que, por pobreza extrema, aceptan la donación de uno de sus riñones, a cambio de una prometida cantidad, la cual, en la mayoría de los casos, no es la prometida.

Eso es lo que comenta el artículo de The Guardian, titulado “’Para mí, no hubo otra opción’: dentro del tráfico ilegal global de órganos”, firmado por Seán Columb, profesor de la Universidad de Liverpool, quien  agrega al título que “Hablé con docenas de personas – de donadores a los negociadores – para encontrar cómo este comercio tan explotador sale adelante en medio del caos y la desesperación” (ver: https://www.theguardian.com/news/article/2024/sep/10/for-me-there-was-no-other-choice-inside-the-global-organ-trade).

De hecho, hace algún tiempo escribí una novela, “Asilado Político”, que versaba sobre el tema de los traficantes de órganos, los que buscaban a indigentes, a los que engatusaban con mentiras para matarlos y quitarles cuantos órganos saludables tuvieran.

Luego de leer el artículo de Columb, me pareció que no estuve muy lejos de la realidad. Columb platicó con Yonas (a todos los que menciona, les cambió los nombres), quien era de Eritrea, país africano, muy pobre y sus intentos de llegar a Europa para conseguir un buen empleo y ayudar a su familia. Pero los tres intentos de llegar allá, finalizaron con detenciones y que para soltarlo, le pedían sumas de $3,000 a 7,000 dólares. Tuvo que conseguirlos con distintos prestamistas. Las deudas se fueron acumulando, además de que su familia le había proporcionado el dinero inicial para que emprendiera el viaje.

“Rebasado por tantas deudas, tuvo que aceptar lo que un hombre, Ali, un sudanés, le propuso, que podía vender uno de sus riñones, hacer mucho dinero y salvar una vida en el proceso”.

Ante tantas dificultades que había tenido (estuvo a punto de ahogarse con otros cien migrantes en una frágil embarcación) y como estaba tan endeudado, aceptó. Estaba en ese tiempo en El Cairo. Lo llevaron a Alexandria, bajo los efectos del Xanax. Ali, en todo momento, dice Yonas, se portó muy amigable, asegurándole que nada le sucedería y que viviría bien, que podría pagar todas sus deudas y hasta le sobraría dinero para irse a Europa.

Yonas, muy ilusionado, aceptó todo lo que viniera. Y eso, fue entrar a una “unidad médica”, que estaba en un  edificio, debiendo recorrer un pasillo y bajar unas escaleras a un sótano, en donde, luego de que le quitaron la venda de los ojos con la que lo habían llevado todo el tiempo, vio a dos hombres que, uno de ellos, se le figuró que sería el “doctor”. Eso fue en abril del 2018.

Le hicieron la operación, “y cuando desperté, sentí mucho miedo. Luego, llegó Ali, y ya muy cambiado en su forma de ser, me ordenó vestirme y me llevaron de regreso a El Cairo, en donde estuve dos semanas en convalecencia en un departamento, pero en lugar de los $10,000 dólares que me había prometido, Ali sólo me dio $6,000 dólares. Fui con la policía para denunciarlo que estaba traficando con órganos, pero no me hicieron caso, que mi acento no era egipcio y que podían deportarme o encerrarme, porque estaba de ilegal en el país… ¡me arrepentí de haber acudido a la policía!”

Dice Columb que “de acuerdo con el Observatorio Global de Donación y Trasplantes (OGDT), sólo el 10 por ciento de la demanda de trasplantes se satisface. La creciente demanda de trasplantes de riñones, en particular, se ha exacerbado por la falta de donaciones altruistas y un limitado acceso a los servicios de trasplantes. Esto ha conducido a una creciente dependencia de redes criminales que obtienen órganos de individuos vulnerables”.

Muestra el artículo fotos de personas a las que les han extraído sus riñones. Lo peor es que, como señalé antes, a muchas ni siquiera les pagan nada y las amenazan de que las van a denunciar de estar ilegalmente en el país en donde les practican esa cirugía.

Tan sólo en el 2018 la ONU identificó 700 casos de tráfico ilegal de órganos.

Claro, eso se da por la demanda de sectores pudientes que pueden pagar el costo del órgano traficado y del trasplante. Son los llamados “turistas de trasplantes”, “los que pueden pagar entre $50,000 y 100,000 dólares por todo el proceso”.

Y por esos riñones, los negociadores pagan entre $2,000 y $5,000 dólares (dicen $10,000 para atraer a los necesitados) y los llegan a vender hasta en $20,000 dólares. ¡Vaya mezquinos!

Como ven, el dinero y la necesidad, llevan a que gente de países pobres deba de sacrificarse por gente adinerada de países ricos, con tal de tener una mejor calidad de vida. Son las mezquindades de este sistema. Y se conectan con “negociadores”, encargados de buscar a gente saludable, que tenga mucha necesidad de vender un riñón. Y esos negociadores arreglan todo, hasta la hospitalización, para efectuar el trasplante (no aclara Columb si se hace al momento de extraer el riñón saludable, pero supongo que así debe de ser).

Dice Columb que platicó con Hakim, un negociador, quien le dijo que se encargaba de llevarle reclutas a su tío, “que es el que tiene todos los contactos”. “¿No te arrepientes de lo que haces?”, le preguntó Columb. “Siento algo de remordimiento, pero por eso, yo sí les pago lo prometido. Pero hay otros que simplemente desaparecen y no les pagan nada. Eso sucede un 40 por ciento de las veces”.

Pero dice que también tienen que ver que hay doctores corruptos que se prestan a esas cosas. Claro, en todo debe de existir una cadena de corruptelas, incluso, hasta en las “autoridades”.

Y aunque es ilegal en todo el mundo vender un órgano, como señalé, la necesidad lleva a eso. Irónicamente, se puede encarcelar a alguien que venda un órgano, al igual que el que comercia con él.

Se encontró Columb con una joven madre soltera, quien había vendido un riñón para apoyar a su hija. “Me prometieron $10,000 dólares, pero sólo me entregaron $4,000”, dice lamentándose. “Como me hicieron firmar un papel en donde decía que yo estaba donando mi riñón, no pude hacer nada legal, pues podrían encarcelarme. No pude hacer nada”.

Dice Hakim que la guerra en Sudán, entre dos facciones militares, que ha dejado cientos de muertes, provocado una gran hambruna y desplazado a millones, le ha proporcionado muchos reclutas, pues buscan salir de su violento país para llegar a Europa.

Se encontró Columb con dos amigas de Jartum, la capital de Sudán, Rania y Fatima, que huyeron de la violencia de Sudán. “Queríamos ir a Egipto, pero nos dijeron que era mejor ir a Kampala (la capital de Uganda, país limítrofe), así que nos dirigimos a Renk, un pueblo en Sudán del Sur. Allí, hay mucha gente, todo es insalubre, hay muchos mosquitos. Unos soldados nos ofrecieron unos boletos de avión para salir de allí, que son parte de los corredores humanitarios para ayudarnos a los refugiados, pero los precios son exorbitantes y a diario suben. Y nos dijeron que si no teníamos dinero, que tuviéramos sexo con ellos. Como nos negamos, nos dijeron que había otra forma, vendiendo un riñón. Dos hombres aceptaron, pero no los volvimos a ver. Por fortuna, no tuvimos que hacer eso, pues nuestras familias nos enviaron dinero y ya estamos en Kampala, en donde tenemos familiares”.

Tuvieron suerte las chicas, pero no otros, a los que sólo les queda vender un riñón. Fatima dice que “mire, si le contamos esto, es porque necesitamos desesperadamente ayuda para la gente atrapada en Sudán. En Darfur, se está cometiendo genocidio, pero nadie habla de ello. Las mujeres son violadas todos los días. Los niños son secuestrados y asesinados. La gente está desesperada. Y es cuando venden sus riñones”.

Más dramático y crudo, no puede ser su testimonio.

 

Contacto: studillac@hotmail.com