Incendios en edificios se dan porque contienen materiales inflamables
Por Adán Salgado Andrade
El 22 de febrero del 2024, se incendió una torre (un edifico muy alto) de departamentos en Valencia, España. Diez personas fallecieron.
El incendio fue provocado, al parecer, por un toldo de un balcón en el séptimo piso. La torre constaba de 138 viviendas. Como contenía muchos materiales inflamables en su construcción, se piensa que eso llevó a propagarse tan rápidamente al incendio. El aislamiento, se cree que era de poliuretano, muy inflamable, aunque la Asociación de la Industria del Poliuretano Rígido, mantiene que no hay evidencias de que ese material haya sido usado en dicho aislamiento. Pero una perito, Esther Puchades, del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Industriales de Valencia, Cogiti, dice que “todo apunta a que el poliuretano, un aislante plástico, fue el causante de la voracidad de las llamas (ver: https://cnnespanol.cnn.com/2024/02/23/aislante-plastico-propagacion-incendio-valencia-orix/).
Ese terrible incendio fue precedido por otro peor y con más víctimas. Ocurrió el 14 de junio del 2017, en la Torre Grenfell, ubicado en Londres, un edificio de 24 pisos, que albergaba 126 departamentos, en el que vivían 600 personas. Hubo 72 fallecidos y 74 hospitalizados. Fue construido en 1974 y se le daba poco mantenimiento. Pero cuando se hizo, sólo se remodeló, usando cubiertas para las fachadas de materiales plásticos, muy inflamables. Se dio el incendio por un corto de un refrigerador en mal estado, en el cuarto piso y por eso también se propagó tan rápidamente el incendio (ver: https://adansalgadoandrade.blogspot.com/search?q=cuando+el+mezquino+inter%C3%A9s+se+antepone).
Miles de edificios, en todo el mundo, están igualmente en riesgo, debido a los materiales baratos con que se aíslan y recubren. Es lo que refiere el artículo del portal Wired, titulado “Un trágico incendio en una torre de departamentos, expone las malas regulaciones de los reglamentos contra incendios”, firmado por Alex Christian, quien agrega al título que “Un mortal incendio en una torre de departamentos en España, ha enfocado la atención en muy notorios materiales constructivos inflamables, pero alrededor del mundo, se hace poco para dejar de usarlos” (ver: https://www.wired.com/story/valencia-tower-fire-grenfell-cladding-siding/).
Abre el artículo una foto del dramático incendio de la torre, en el barrio de Campanar, en Valencia. “Alrededor de las 5:30, tiempo del Centro de Europa, imágenes de un celular dieron cuenta de un toldo, incendiándose, antes de que las flamas se elevaran hacia arriba. En quince minutos, todo el edificio estaba envuelto por el incendio, ayudado por vientos de 64 km/h”
Dice Christian que el incendio fue comparable al mencionado en la Torre Grenfell. Señala que hasta el 2019, España cambió su reglamento y ya no permite que edificios se hagan con materiales inflamables, “pero construcciones anteriores, miles, todavía fueron construidas usando esos materiales. Valencia no será el único país. Ni en España, ni en otras partes”, dice el Guillermo Rein, profesor de ciencia del fuego en el Departamento de Ingeniería Mecánica del Colegio Imperial de Londres, citado por Christian.
Esos materiales comenzaron a emplearse durante los 1970’s, debido a la crisis del petróleo. “antes, los edificios se hacían de piedra, ladrillos o concreto y muy simples”, dice Rein, “pero por la necesidad de armonizar los exteriores con los interiores, y por ser más baratos, se comenzaron a emplear polímeros. Eran versátiles, ligeros, fuertes y baratos, así que se convirtieron en el material maravilloso de los arquitectos y resolvieron todos sus problemas mayores, excepto que son inflamables”.
Esos polímeros, por décadas, se han hecho entre dos cubiertas de aluminio, un material muy adaptable, pues se pueden hacer muchos caprichosos diseños con él. “Las pruebas de resistencia al fuego, se hacen con el panel de frente, así que el aluminio resiste muy bien, el fuego aplicado. Pero si usted lo coloca de lado, de inmediato arde”, continúa Rein.
Y no sólo los materiales inflamables contribuyen a la propagación de incendios. “La torre de Valencia tenía una fachada con ventilación, lo que implicaba una cavidad de aire, para mejorar el aislamiento, pero también permitió el ‘efecto chimenea’, lo que también ocurrió en Grenfell, con lo cual, las llamas se propagan rápidamente hacia arriba. Es el sueño de un pirómano. El fuego va hacia dentro y usted no puede salir”.
También explica Rein que como en muchos países todavía hay regulaciones laxas, abundan los incendios, como en los Emiratos Árabes Unidos, en donde, en sólo trece años, se han dado 18 incendios en fachadas de altos edificios, pero por las rápidas evacuaciones y los aspersores internos, no se han dado muertes atribuidas directamente a las llamas.
Douglas Hope, un ingeniero de protección de Las Vegas, citado por Christian, afirma que desde el 2010, antes del incendio de la torre Grenfell, se comenzaron a dar esos incendios, provocados por aislamiento con poliuretano, como uno que se dio en Shanghái, China, en un edificio de departamentos de 28 pisos, en el 2010, justamente.
Y de hecho, China es otro de los países en donde ocurren seguido esos incendios, pues los diseños “modernistas” han provocado el empleo masivo de poliuretano y materiales plásticos.
Ya países como Alemania o Estados Unidos, emplean regulaciones rígidas, como la de la organización no lucrativa Asociación Nacional para la Protección contra Fuego (NFPA, por sus siglas en inglés), que fue emitida en 1998. Esta medida, incluye que las flamas verticales sobre una ventana vertical al hacer una prueba, “no se esparzan más de 3 metros hacia arriba y no más de 1.5 metros, hacia los lados, desde el centro”.
De todos modos, hay reportes de que en Estados Unidos, a pesar de ese reglamento, todavía hay edificios que se hacen con materiales que resisten las llamas. “Lo peor es que en jurisdicciones como Washington, Indiana y Massachusetts, han dado marcha atrás y permiten el empleo de algunos recubrimientos que fallan la prueba de la NFPA”.
En Inglaterra, aunque ya se inició un programa para la sustitución de materiales inflamables, es costoso y no sencillo, pues edificios en donde ese material se usó durante la construcción, cuando son muy altos, no hay escaleras suficientemente altas o andamios para sustituirlos, dice Rein. “Y se corre el riesgo de un colapso de sistema nacional de bienes raíces, al no certificarse los edificios”.
Muchos dueños de viviendas, no pueden venderlas porque los proveedores de hipotecas, no les prestan a compradores, si la vivienda no cuenta con una certificación de que las paredes externas son seguras. Y así se quedan, sin venderse y se siguen rentando, en todo caso, con el peligro que ello conlleva.
Por lo que el siguiente incendio provocado por una fachada inflamable, es inevitable, dice Rein. “Así que es mejor prevenir, mejor detección y supresión de incendios, más aspersores, buenos detectores de humo, mejores rutas de evacuación, pueden salvar vidas”, dice.
“La ironía es que cuando la seguridad contra incendios es efectiva, nadie sabe que está trabajando. Lo primero que se recorta, no es el color, la forma o el espacio, es la seguridad. Sólo cuando esa falla, usted se da cuenta de que falta”. En efecto, muchas veces los sistemas contra incendios, por tanto tiempo de no emplearse, a la hora de uno, no funcionan.
Y entonces, viene las consecuencias, de las personas que fallecen porque aquéllos fallan.
Así que mientras la corrupción impere en las obras constructivas, las ganancias sobre las vidas, que no se respeten, no sólo los reglamentos contra incendios, sino contra terremotos (lo que sucedió en el Colegio Rébsamen, por ejemplo, que se desplomó en el temblor del 2017 en la ciudad de México, fue por no cumplir los lineamientos constructivos, sobre los materiales adecuados) u otras circunstancias peligrosas, los edificios seguirán incendiándose o cayendo y los fallecidos, seguirán en aumento.
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