sábado, 17 de febrero de 2024

“Para nosotros los palestinos, esto no es guerra, es un interminable baño de sangre”

 

“Para nosotros los palestinos, esto no es guerra, es un interminable baño de sangre”

Por Adán Salgado Andrade

 

A más de cuatro meses de comenzado el genocidio judío sobre Gaza, la así llamada “comunidad internacional”, comenzando por Estados Unidos, cómplice de Israel en esa matanza, no ha hecho nada realmente serio por detener esa sed de venganza ordenada por el criminal Benjamín Netanyahu, excepto Sudáfrica, que ha llamado a esa acción un genocidio.

Esa masacre ya dejó sin futuro a casi dos millones de palestinos, sin casas, sin ciudades, sin trabajo, sin escuelas, sin hospitales, sin esperanzas… ¡sin nada! (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2023/11/gaza-convertida-en-infierno-por-lo.html).

Biden, sobre todo, quien más obligación tiene de detener esa infame carnicería, no ha pasado de decir que Israel “tiene la obligación de cuidar a la población en sus ataques”, pero nada más.

Y sólo queda Rafa, ciudad al sur de Gaza, que ya comenzaron a bombardear los asesinos judíos, aterrorizando todavía más a los pobres palestinos, más de lo que ya están.

Eso recuerda las redadas que los nazis hacían de judíos en los meses previos al inicio de la Segunda Guerra Mundial (1938-1945), los iban buscando y sacando casa por casa. Mientras esperaban su turno los otros, vivían aterrados de lo que les podía suceder. Justo eso es lo que ahora repiten los judíos contemporáneos, quienes usan esos ya muy vistos eventos históricos, para justificar la actual matanza y todos los constantes ataques hechos durante los años previos. Y son tan prepotentes, que cualquier crítica a su deleznable, criminal acción, es tomada como antisemitismo. Como bien señala el analista de The Guardian, Kenan Malik, “que se denuncien a los críticos de Israel como antijudíos, es una perversión de la historia  (ver: https://www.theguardian.com/commentisfree/2024/feb/11/denouncing-critics-of-israel-as-un-jews-or-antisemites-is-a-perversion-of-history).

Es como si un policía supremacista estadounidense se molestara porque le dijeran racista por estar matando a un afroestadounidense (como fue el caso de George Floyd (1973-2020), asesinado por asfixia por el “policía” blanco supremacista Derek Chauvin), pues respondería, cínico, que sólo “estoy cumpliendo con mi deber”.

Quizá no sea tan acertada la analogía, pero es algo similar.

Los asesinos judíos están atacando todo tipo de sitios, indiscriminadamente, sean hospitales, casas, edificios de departamentos, oficinas… diciendo que si son un “peligro, tenemos el derecho legítimo a atacarlo”. Pero los ataques a hospitales, por ejemplo, los hacen basándose en infundadas sospechas de que allí opera Hamas y han dejado apenas 13 hospitales funcionando, de 36 que eran originalmente. Podrán imaginar que gente enferma, que requiera tratamientos especiales, operaciones, terapias especiales, morirá por falta de infraestructura hospitalaria. De acuerdo con un estudio realizado por la Revista Médica Británica Sobre salud Global, “los hospitales y sitios dedicados a la salud, fueron dañados en la misma intensidad que otros edificios” (ver: https://www.wired.com/story/israel-hamas-war-health-care-facilities-attack-study/).

Así que es mentira lo que dicen los genocidas de que “estamos desalojando y protegiendo a los civiles”, cuando ya han asesinado a casi veintinueve mil palestinos, mujeres y niños la mayoría, además de haber herido a casi 69,000, de acuerdo con el Ministro de Salud de Hamas (ver: https://english.news.cn/20240216/028fa301653e4554b1de14832c94f2bc/c.html).

La más reciente incursión fue al hospital Nasser, en el centro de Khan Younis, en donde también hay un campo de refugiados. Un video tomado por algunos doctores, muestra la conmoción y el caos dentro del hospital, con la gente moviéndose por todos lados, habiendo recibido la orden de desalojar el edificio, algunos enfermos, otros, en camillas, mientras, como dramática música de fondo, se escuchan las temibles ráfagas de varias ametralladoras de los asesinos militares (ver: https://www.theguardian.com/world/2024/feb/15/israeli-troops-raid-nasser-hospital-southern-gaza).

Y, por fortuna, algunos medios honestos, como The Guardian publican testimonios del infierno que están viviendo los gazatíes, como el del médico y psiquiatra Bahzad Al-Akhras, a quien debo el título del presente artículo, pues su crudo recuento de los hechos es tan conmovedor que hace llorar al sensible (ver: https://www.theguardian.com/commentisfree/2024/feb/15/rafah-gaza-israel-airstrikes-war).

Comienza diciendo que es doctor y psiquiatra y que antes llevaba una vida normal, como todos, trabajaba, llegaba a casa, visitaba a sus amigos “y ahora, somos refugiados en Rafa, desde que los judíos militares nos ordenaron desalojar nuestra casa. Estamos viviendo en las peores condiciones que se puedan imaginar. Se nos van los días esperando. Esperamos en filas, por agua y alimentos o harina, para hacer pan sobre una fogata, pues desde hace meses, no hay electricidad”.

Dice el doctor que han estado esperando la invasión terrestre a Rafa por varios días y que están aterrados, esperando lo peor. “Nos dicen que nos evacuarán, pero no lo creemos, pues nunca han tenido un plan para ello, sobre todo, viendo lo que ya han estado haciendo antes, destruyendo todo y matando a miles de nuestros compatriotas. Todo lo que podemos hacer los un millón cuatrocientos mil palestinos que estamos hacinados aquí es esperar, ver las escenas de horror que comienzan a fundirnos como en uno solo. Nuestra rutina colectiva es escuchar, atestiguar, sentarnos y caminar junto a los muertos. La muerte se ha sentido más cercana desde que Israel comenzó con sus masivos ataques aéreos el doce de febrero”.

Nada más imaginen, además de que no tienen nada, ni dónde vivir, ni qué comer, ni agua, ni doctores, ni servicios… ¡tienen que acostumbrarse a ver a diario a muertos y a los cruentos, genocidas ataques!

Expresa el doctor que ha tenido mucha experiencia, a lo largo de su carrera, en atender la salud mental y los traumas de la comunidad, “pero ni todo ese bagaje me preparó para el profundo sentimiento de desesperanza que se ha esparcido por nuestra comunidad ahora, permeándolo todo. Casi toda la gente a mi alrededor ha perdido familiares, ya sea porque los hayan matado en bombardeos o por tiroteos, hechos prisioneros o desplazados a otras áreas. Es esta incertidumbre la que nos mata también, lentamente. No sabemos quién será el siguiente en morir o en perder a su familia”.

En efecto, es el terror que acecha, como si estuvieran en el mar, rodeados de tiburones, esperando el primer ataque de uno de ellos (nada en contra de los tiburones, sólo es para ejemplificar). Es como cuando en la ciudad de México, escuchamos la alerta sísmica, antes del temblor, y nos preparamos para lo que venga, siempre pensando en el más catastrófico (ustedes seguro han sentido eso, es algo que atemoriza).

Señala el doctor que cuando alguien es atacado, hay tres formas de responder: atacando, huyendo o petrificándose. “Nosotros, sólo nos petrificamos, esperando lo peor, no podemos atacar, ni tenemos más a dónde huir. Cuando estoy en la clínica en Rafa, o esperando en las filas por agua o alimentos, veo en los rostros de la gente un vacío, no tienen vida. Son las máscaras del temor, de la desesperanza y el aturdimiento emocional”.

Claro, si conviven a diario con la muerte y están con el temor de que puedan asesinarlos en cualquier momento, ¿quién va a estar optimista? Si aquí, en México, con la violencia que han desatado los narcotraficantes, sentimos temor, ahora, imaginen si de repente comenzara a bombardearnos Estados Unidos y que supiéramos que en cualquier momento podríamos ser el nuevo objetivo de ataque. Inimaginable si no se ha vivido. Tendríamos que estar en Gaza.

Abunda el doctor diciendo que no sabe cuánto más soportará esa situación, despertando a diario, viendo la realidad que está viviendo, escuchando todos los días los terribles sonidos de los bombardeos, el zumbido de los drones sobrevolando sus cabezas. “No puedo enfrentar más las noticias de nuestros seres queridos que han sido heridos o asesinados”.

Dice que cuando es uno niño, el sentido de seguridad es el hogar, “pero si te dicen que tu casa ha sido destruida, la que teníamos en Khan Younis, piensas que, después de esto, ¿a dónde irás, dónde vivirás? Si una persona pierde su casa, el sentimiento de seguridad es aplastado”.

Cuando el bombardeo en Rafa comenzó, señala el doctor, estaban en su tienda de campaña, su hermano, su hermana, las dos gemelas de ella, de cuatro años y él, pero como sabían que el delgado nylon de dicha tienda no los protegería de las esquirlas de las bombas, mejor decidieron salir y mirar al cielo, para ver hacia dónde estaban los ataques, esperando que no los afectaran. “Veo los aterrorizados ojos de mis pequeñas sobrinas y eso me quiebra. Tratamos de ser fuertes para nuestros niños, pero no podemos ocultarles la realidad de lo que estamos viviendo. En todos lados, vemos niños sin padre o sin familia, vagando como fantasmas”.

La personalidad futura se forma en la infancia y los traumas de la niñez pueden perdurar toda la vida (ver: https://adansalgadoandrade.blogspot.com/2023/02/los-traumas-de-la-ninez-pueden-provocar.html).

Sólo imaginen, ¿qué futuro tendrán estas niñas, estos niños que están sufriendo las consecuencias de esta carnicería, que han visto morir a sus padres, hermanos, familiares, amigos… que probablemente ya no tengan a nadie, que anden caminando solos por las calles destruidas, oliendo a muerte, a desolación, sin nadie que los acoja, que se interese por ellos… aunque, quizá, dadas las circunstancias, se desarrolle una solidaridad colectiva, pero por lo que platica el doctor, de momento, sólo tratan de estar con sus familias y seres queridos, por si llega la hora de morir, que estén juntos. De verdad que se siente tristeza, temor impotencia... uno se preguntaría ¿dónde están los súper héroes, para que protejan a los palestinos de los judíos criminales?

“Para nosotros los palestinos, esto no es guerra, es un interminable baño de sangre, pero aunque el mundo está presenciando el creciente genocidio, no se toman acciones, nada de los que nos sucede es justificable y ningún humano debería sufrir lo que nosotros. Tememos que los avisos de que Israel nos atacará por tierra, se vayan a volver parte del plan, para que la gente alrededor del mundo se acostumbre y acepte como un hecho que Rafa será atacada por fuerzas terrestres y que nos matarán. Sólo la acción internacional decidida, detendrá la matanza. Se debe de exigir un alto permanente al fuego, pues puede ser nuestra única oportunidad de sobrevivir”.

Pero esa acción internacional decidida, como señalé, debe darse por el principal cómplice del genocidio, Estados Unidos. Sólo este país, quien le ha suministrado “ayuda militar” a los genocidas, podría estar en real posibilidad de parar al loco criminal de guerra Netanyahu, porque ni organismos internacionales lo podrán hacer, como la, así llamada “Corte Internacional de Justicia de la Haya”, la que negó las urgentes medidas demandadas por Sudáfrica de considerar las acciones de Israel como genocidio, para que se tomaran mejores medidas para proteger a civiles inocentes. Según esa espuria “corte”, basta con que los judíos aseguren que están haciendo “todo lo posible” para proteger a civiles (ver: https://apnews.com/article/world-court-israel-gaza-south-africa-40b00a2ddbb118374cf0993fe54b0399).

Pero, como señaló el doctor Al-Akhras, viendo todo lo que ha cometido Israel contra ellos, son puras mentiras. La orden del genocida Netanyahu es disparar contra todo lo que parezca Hamas, no importa que sean niñas, niños, mujeres, hombres, personas de la tercera edad, escuelas, casas, edificios, hospitales… “¡hasta extinguir a Hamas!”.

Quizá no vaya el doctor a darnos otro testimonio, si su familia y él son asesinados en un bombardeo o por balas de los asesinos judíos.

Ese es, pues, el infierno, la sed de venganza que a diario viven los gazatíes.

Y, como les dije, tendríamos que estar allá para entender todo lo que están sufriendo y temiendo día y noche.

 

 

Contacto: studillac@hotmail.com