Cómo tramposos y ladrones se aprovecharon de la ayuda por pandemia que se dio en EEUU
Por Adán Salgado Andrade
La pasada pandemia por covid, fue un duro periodo. Muchos, perdieron trabajo, cambiaron sus hábitos de vida, sufrieron pérdidas de familiares y/o amigos… ¡fue un verdadero parteaguas existencial para toda la humanidad! (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2021/03/la-pandemia-y-sus-estragos-economicos.html).
Pero para algunas personas fue una excelente oportunidad de enriquecerse ilícitamente. Eso sucedió en Estados Unidos (EU), país en donde se destinaron $430 billones de dólares (millones de millones) para inyectar dinero y reactivar a la economía, entregándolo a negocios y gente que demostrara estar en apuros. Pero no fue así, y muchos, sólo mintieron y se aprovecharon de la situación para obtener fuertes sumas.
Es lo que expone el artículo de la agencia Associated Press, titulado “El gran desvío: ladrones de la ayuda pata la pandemia, compraron autos de lujo, una tarjeta de colección de Pokemon y hasta una isla privada”, firmado por Richard Lardner, quien realizó la investigación de ese gran robo (ver: https://apnews.com/article/pandemic-fraud-grift-millions-private-island-a005ecfc3226f4ea501eb952c8ec1a8f).
Abre el artículo una foto de la isla privada que uno de los ladrones de esos recursos – que pudieron haber servido para gente que realmente tuvo una gran necesidad, al perder su trabajo y hacer colas para recibir comida gratuita –, el señor Patrick Parker Walsh, compró con los casi ocho millones de dólares (mdd) que recibió de “ayuda”.
Es una isla de poco más de ocho mil metros cuadrados, deshabitada, ubicada a unos 1,600 metros del pueblo costero de Yankeetown, Florida, circundada por pelícanos y otras aves. Se ve muy espesamente arbolada, un pequeño “paraíso”, que seguramente Parker “estaría pensando para su retiro, pero, en lugar de eso, purga una prisión de cinco años en una cárcel federal por robar casi ocho millones en fondos de ayuda por la pandemia, que usó, en parte, para comprar esa isla, llamada Dulce Corazón”.
Parker tenía un negocio de pequeños dirigibles, que usaba para anunciar cosas, como productos, tiendas, sitios, pero en una ocasión, uno se incendió y se precipitó a tierra. Su operador, un veterano piloto, milagrosamente sobrevivió. “De allí, le comenzaron a llegar demandas a Parker, quien solicitó préstamos con altos intereses. Pero salió a flote y todo iba bien, hasta que golpeó la pandemia en el 2019. Casi quiebra, pero al saber lo de la ayuda, la solicito. Inicialmente, sólo pidió lo justo, lo que le podían dar, pero mediante fraudulentos trámites, haciendo unas 30 solicitudes, obtuvo los casi ocho millones de dólares”.
“Parker fue uno de los miles de ladrones que perpetraron el mayor saqueo en la historia de EU. Potencialmente robaron más de $280,000 mdd en ayuda federal para la pandemia. Y otros $123,000 mdd fueron desperdiciados o malgastados”.
En una foto, se ve a Parker, con su esposa, luego de lo cual, fue arrestado y sirve la sentencia mencionada.
Desgraciadamente, así es la naturaleza humana, que por la falta de valores como la honestidad, la rectitud, la sensibilidad, la compasión, el amor, la consciencia social, la espiritualidad… hace ese tipo de mezquindades (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2014/10/la-materialista-individualista-mezquina.html).
Hay miles de testimonios de estadounidenses que sufrieron severamente durante la pandemia, quedándose muchas veces hasta sin comer, mientras personas como Parker o empresas como Amazon aprovecharon fraudulenta y/u oportunistamente a la pandemia para enriquecerse, como Parker, o incrementar brutalmente las ganancias por la ventas en línea, como hizo Amazon, la cual, en lo mejor de la pandemia, llegó a ganar hasta once mil dólares por segundo. A esa empresa y a otras, como Apple, Facebook o Google, también se les debió de haber juzgado, por su falta de solidaridad (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/08/el-mezquino-capitalismo-salvaje.html).
Explica Lardner que como solicitar ayuda fue relativamente simple, pues el gobierno quitó muchos obstáculos, con tal de proporcionarla rápidamente, bastó con “mentir cuando se hacía una solicitud”.
Da otros ejemplos de ladrones.
Como el de un rapero de Tennessee, que alardeó lo fácil que fue para él robar más de $700 mil dólares, por seguro de desempleo, durante la pandemia, en su cuenta de YouTube.
O el caso de un ex dueño de una pizzería, que también era comentarista en un programa radial de criptomonedas, que con lo que robó, se compró una granja de alpaca en Vermont. “Un ex funcionario nigeriano, que también, de alguna manera, robó ayuda, portaba un reloj de diez mil dólares y una cadena de oro de $35 mil dólares, cuando fue arrestado”.
“Casi 3,200 detenidos han sido acusados por fraude cometido con ayuda federal por la pandemia, de acuerdo con el Departamento de Justicia. Alrededor de $1,400 millones de fondos robados, han sido recuperados”, dice Lardner.
Desgraciadamente, señala Bob Westbrooks, ex director ejecutivo del Comité para la Respuesta de Ayuda para la Pandemia, citado por Lardner, “no será posible dar con todos los defraudadores, pues la evidencia digital con que se cuenta, se desvanece, además de que se trató de connacionales y extranjeros”.
De todos modos, la fuerza especial que se creó, llamada “asestar golpes”, comandada por Lisa Monaco, dice que “vamos a estar buscándolos hasta que demos con todos”.
Qué bien que sea esa mujer tan optimista. Pero seguramente muchos hasta dieron falsos datos sobre sus personas o hasta fueron hackers, así que será difícil dar con todos, como dice Westbrooks.
Otro defraudador consignado fue Konstantinos Zarkadas, doctor de Nueva York, muy endeudado, que pudo obtener nada menos que $3.8 mdd, “mediante once solicitudes distintas”. Los usó para comprar relojes Rolex y Cartier, valuados en $140,000 dólares, para sus familiares y para él. “además de que dio el enganche para un yate de lujo, de acuerdo con registros de la corte”.
Al fraudulento “doctor” (que ya antes había sido demandado por vender drogas para adelgazar sin el debido registro), le suspendieron permanentemente su licencia de galeno y lo sentenciaron a cuatro años de prisión.
En otro caso, los fondos robados le sirvieron a Lee E. Price III, residente de Houston, previamente sentenciado por cargos de estafas y robo, quien logró obtener $1,7 mdd con qué rescatar inexistentes negocios, para comprarse un Rolex de $14 mil dólares, así como una lujosa SUV Lamborghini Urus, de $233,000 dólares. “También gastó miles de dólares en el Club Casanova, un lugar de desnudistas. Price fue sentenciado a más de nueve años en prisión”.
Vinath Oudomsine fue otro defraudador, quien obtuvo $85 mil dólares para “sostener su inexistente negocio, una pequeña empresa que empleaba a diez personas y tenía ingresos anuales por $235,000 dólares”. Ese tipo gastó nada menos que $58,000 dólares para comprar una tarjeta de Pokemon de 1999, del personaje Charizard, una especie de dragón, que “está listo para atacar”.
“¡Ese fue un insulto de $85,000 dólares. Me siento estúpido cada vez que digo una tarjeta de Pokemon!”, exclamó el juez que lo sentenció a tres años, el señor Dudley H. Bowen.
Como se ve, los tipos hasta estúpidos resultaron, como si esos robos fueran a ser pasados por alto. Lo peor es que, como dice el vox populi, se despacharon con la cuchara grande. No tuvieron empacho en adquirir lujos, como relojes caros, autos costosos, tarjetas vintage o una isla privada, como Parker, quien en su defensa dijo que lo había hecho como “inversión”. Le costó $116,000 dólares, “y nadie ha podido determinar cómo pudo haber hecho un negocio en una pequeña, arbolada, apartada isla”.
Sus abogados dijeron que actuó por “desesperación, no por avaricia”. Pero el juez Allen Windsor que lo sentenció a cinco años, “no se tragó el argumento y dijo que no se trató de un momento de debilidad, sino de codicia”.
Y aunque accedió a devolver los casi ocho mdd, “se va a la cárcel, como escarmiento para que otros no hagan lo que hizo Parker”.
Así que vean, la mezquina naturaleza humana, gente que pasó hambre varios días e imbéciles que hasta relojes y autos de lujo adquirieron con la ayuda federal.
Aunque, finalmente, sólo hicieron lo que dicta el capitalismo salvaje, consumir y consumir. Y si son autos de lujo, como un BMW, o un Rolex, mejor, pues eso los legitimará ante un sistema tan materialista. Se mostrarán como gente de éxito.
Pero no lo hicieron bien.
A ver si en la cárcel, entienden que la felicidad no la da el dinero, sino los verdaderos valores humanos que enriquecen al espíritu.
Contacto: studillac@hotmail.com