Los murciélagos se están extinguiendo por el calentamiento global
Por Adán Salgado Andrade
Los murciélagos, son mamíferos voladores, del orden quiróptero, muy útiles, pues son grandes devoradores de insectos, muchos de ellos, plagas. También, son importantes polinizadores de flores y dispersadores de semillas. Muchas plantas tropicales “dependen enteramente de los murciélagos por esos servicios”.
Además son – o eran – tan numerosos, que abarcan cerca del 20% de todos los mamíferos del planeta, con alrededor de 1,400 especies. Como dije, comen millones de insectos anualmente, varios, que se convertirían en pestes, de no ser por ellos. El guano (su excremento) que producen, es usado como fertilizante. El lado negativo es que los que se alimentan de frutas, son considerados “plagas” a su vez. Los dueños de huertas, los matan. Además, como se trasladan a grandes distancias, son fuente de muchos patógenos, como la rabia (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Bat).
De hecho, se piensa que en los países en donde se los comen, como en China, pudieron ser una fuente transmisora del Covid-19, el virus causante de la actual, aún incontrolada, pandemia (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/03/cientificos-chinos-previeron-hace-un.html).
De todos modos, son más los beneficios asociados a los murciélagos, que los perjuicios que algunas de sus especies ocasionan.
Pero el problema es que todos los murciélagos, sin excepción, están siendo afectados por el calentamiento global, pues son poco adaptables a un calor excesivo. Y si no se toman medidas para que no los afecten tanto las crecientes temperaturas, sus años en el planeta, estarán contados, como el de muchas otras especies.
Es lo que expone el artículo de The Guardian, titulado “Casas calientes: la carrera para salvar a los murciélagos de calentarse demasiado debido al calentamiento global”, firmado por Isabelle Groc, dentro de la serie “La edad de la extinción”, en donde dicha publicación, expone artículos relacionados con todas las especies animales y vegetales que se han ido extinguiendo o están extinguiéndose (ver: https://www.theguardian.com/environment/2021/feb/24/race-to-save-bats-flying-foxes-from-overheating-as-temperatures-rise-aoe).
Groc agrega como subtítulo que “Buscando chimeneas, en lugar de las cajas para murciélagos y predecir en donde haya más calor, para que rescatar a la zorra voladora (especie de murciélago), son algunos de los esfuerzos para prevenir sus muertes, por los efectos de la crisis climática”.
En efecto, el artículo menciona varias de las acciones que hacen activistas y ecologistas para tratar de salvar a los murciélagos, los que están muriendo por miles todos los días. Muchos, caen en las calles o bosques, muertos, deshidratados, incapaces de soportar las altas temperaturas que todo el planeta está padeciendo. Serán una más de las especies que, pronto, sólo existirán como anécdota en los libros de zoología.
Comienza Groc mencionando cómo en la casa de Steve Latour, en Columbia Británica, Canadá, quien tiene una caja para murciélagos, junto al techo, comenzaron a aparecer muertos, pues el fuerte calor, incrementado con la luz solar, los estaba matando. Y eso que era otoño.
Tuvo que colocar una cortina retráctil, que soltaba en las horas de más calor. Y aunque solucionó en algo el problema, de todos modos, eso no resuelve la cuestión de las crecientes temperaturas.
Justamente porque están en peligro, personas como Latour, los han tratado de proteger, colocando esas cajas. Pero son sitios muy reducidos y se sobrecalientan fácilmente. “No tienen, los murciélagos, la facilidad de trasladarse, como lo harían en una cueva, en un sótano o edificio abandonado, lugares favoritos para vivir de aquéllos”, dice Groc.
Las cajas, son útiles, pues ayudan “a las hembras a cuidar a sus crías. Las hembras dependen de la temperatura del aire circundante para mantener el calor de sus cuerpos y requieren un ambiente templado, para que crezcan sus retoños. Pero si el refugio está muy caliente, los murciélagos se estresan con tanto calor. Y son muy sensibles, pues pocos grados pueden hacer la diferencia de que vivan o mueran”.
Señala Groc que en los bosques, se refugian en las grietas de las rocas “y pueden elegir entre varias, para ver cuál tiene la temperatura más adecuada. En una caja, no lo pueden hacer, por el limitado espacio y mueren”.
Susan Dulc, estudiante de maestría en la Universidad Thompson River, de la Columbia Británica, ha medido la temperatura de las cajas de murciélagos en verano y ha hallado que llega hasta a 42º centígrados y 100% de humedad “lo que es mortal para los murciélagos Yuma y otros”.
Una dramática foto, muestra a un exhausto murciélago, luego de que cayó de un árbol, durante una oleada de calor en Bhopal, India, en “donde cientos de ellos caen en los caminos, pues no resisten temperaturas de 45º C”. Una apocalíptica escena, que augura nuestro propio futuro.
Los centros en donde se rescatan a especies silvestres, cada año, reciben más y más murciélagos muriéndose y son pocos a los que logran rescatar.
Orly Razgour, profesora de la Universida de Exeter, Inglaterra, señala que lo mismo sucede en este país. “Cada año, las temperaturas están subiendo y estamos alcanzando una fase crítica en donde las ondas de calor están legando a un nivel que es peligroso para las colonias de murciélagos. Dentro de los siguientes 30 años, veremos menos lugares climáticamente convenientes en Inglaterra, sobre todo, en las partes más al sur. Agreguen, además, extremos eventos de calor y esos sitios se reducirán más rápidamente. Los murciélagos, se reproducen poco y cuando esos eventos extremos comiencen a darse más frecuentemente, aquéllos, no podrán recuperarse”.
Por lo pronto, Inglaterra, al ser menos caliente aún que el resto de Europa, “recibe más oleadas de murciélagos, quienes buscan allí un clima más apto para sobrevivir”. Y de todos modos, los pastizales, que son los que buscan algunas especies, se están acabando en Inglaterra, quedando sólo un 10% de los que había. “Debemos de llegar a acuerdos con los terratenientes, para que conserven zonas con pastos”, enfatiza Razgour.
Y ni se diga la mortandad que hay en países ya muy calurosos – y con mega incendios forestales –, como en Australia en donde “en un día infernal, 45,500 zorras voladoras murieron, al sur de Queensland, en enero del 2014. En noviembre del 2018, en el norte del país, 23,000 más murieron en dos días. Y en diciembre del 2019 y en enero del 2020, más de 65,000 de ellos, murieron en una serie de eventos calurosos extremos. Al final del presente siglo, estarán extintos en Australia”, señala Groc.
Terrible, en verdad. Cuesta trabajo imaginar a tantos murciélagos fallecidos en tan pocos días.
Tal parece que el extremo calor se está convirtiendo, de entrada, en un arma de destrucción masiva. De todos modos, a temperaturas mayores a 35º centígrados, el ser humano ya comienza a tener problemas para sobrevivir. Y ni se diga, con 40º C o más. Eso, lo que ocasiona, es un golpe de calor, pues el cuerpo no puede regular ya el excesivo. Y resulta mortal (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2019/10/el-toxico-y-mortal-calentamiento-global.html).
Es, justo, lo que sucede con los murciélagos, pues su piel no es muy apta para resistir cambios tan bruscos de temperatura, mucho menos, las de 40º centígrados o más.
De por sí, ya tienen otras amenazas. Recuérdese como en México, hace años – y todavía –, la gente quemaba cuevas de murciélagos, pues decían que “eran vampiros que se alimentaban de sangre, como el chupacabras”. Esa estupidez, por desgracia, acabó con cientos de miles de murciélagos (ver: https://mundonuestro.e-consulta.com/index.php/cronica/item/el-famoso-cerro-del-murcielago).
Los que comen insectos, al ir disminuyendo éstos, van muriendo también. Y los lugares en donde habitan, han sido invadidos por casas y humanos. Lo cual, ya los ha puesto en graves problemas.
Pero con el calor, como hemos visto, su extinción se está acelerando.
Y los que se encargan de su protección, han sugerido acciones como predecir cuándo y dónde habrá altas temperaturas, para que los conservacionistas lleguen a tiempo para ayudar a los murciélagos que sean afectados. Pero me imagino que son pocos a los que pueden rescatar.
La otra acción, es que los dueños de los edificios abandonados, no los maten, como hacen. Que les permitan deambular por esas viejas construcciones, pues son inofensivos.
Y, una tercera, que las cajas de murciélagos, sean más térmicas y aumente su número, para que no se sobrecalienten o enfríen, además de que, al haber muchas, busquen las más adecuadas.
De todos modos, son medidas muy superficiales, pues, la realidad, es que será otra especie más que se extinguirá, debido a las depredadoras y contaminantes acciones que a diario emprende este irracional sistema de sobreproducción e hiperconsumo impuesto.
Como ya dije, será una de las especies que, en algún futuro libro de animales extintos, leerá algún estudiante.
Pero, no pasará mucho tiempo, cuando nosotros mismos, estemos en ese libro de desaparecidas especies.
Ese libro, quizá lo escribirá algún extraterrestre que investigue qué formas de vida habitaron el planeta muerto llamado Tierra.
Contacto: studillac@hotmail.com