domingo, 3 de marzo de 2019

Las reuniones de anarquistas en Acapulco


Las reuniones de anarquistas en Acapulco
Por Adán Salgado Andrade

Muchas veces, nos enteramos de cuestiones que suceden en nuestro país por medio de publicaciones extranjeras, como el reportaje que publicó recientemente la revista tecnológica Wired, escrito por la periodista Amy Guthrie, acerca de las reuniones de así llamados anarquistas, nada menos que en Acapulco, ciudad antes muy turística, controlada ahora por muchos grupos criminales que han dejado violencia, muertes y la han hecho muy temida, tanto, que Estados Unidos (EU) ha advertido a sus ciudadanos que se abstengan de ir a ese lugar. De todos modos, para los anarquistas, Acapulco ejerce una fuerte atracción, quizá por las mencionadas razones, pues al ser un “lugar prohibido”, es mucho más atractivo (ver: https://www.wired.com/story/anarchy-bitcoin-and-murder-in-mexico/).
El artículo inicia relatando una especie de ceremonia para que tortugas recién nacidas puedan irse al mar. Presidida por Mónica Vallarino, le pide a la multitud que abra paso para que pueda llevar a esas pequeñas al mar. Lo ha hecho por 25 años y los fondos para protegerlas provienen de los anarquistas. Eso lo hacen en un evento llamado Anarchapulco, los cuales le dan fondos a Vallarino mediante criptomonedas, pues es también su forma de sentirse libertarios. Aun así, de repente hay robos, dice Vallarino, pues en la mañana de la ceremonia fueron hurtados 250 huevos “que la gente comerá o venderá”, lamenta. Pero dice que pudo haber sido peor, pues los ladrones a veces lo hacen a punta de pistola o de machete. También, pescan a tortugas adultas, y las desuellan, dejando sólo el caparazón. Pero gracias a los anarquistas, Vallarino ahora tiene más medios para proteger a las tortugas, cosa que el gobierno no hace, afirma la activista. Y afirma que le agradan los anarquistas, pues gustan de proteger a los animales y se adhieren al principio de no agresión, el que “afirma que la agresión es inherentemente equivocada”.
Como señalé, a pesar de los niveles de violencia que hay en Acapulco, los anarquistas acuden allí porque quieren escapar de todas las imposiciones que hacen los poderes fácticos, pues consideran que los “impuestos son un robo, las escuelas son campos de adoctrinamiento y que el uso recreativo de las drogas es un crimen sin víctimas”, pero son respetuosos de las “reglas no escritas que existen en México”.
El romper las reglas es hasta fatal, como le sucedió a un estadounidense apodado John Galton, quien fue asesinado a la entrada de su domicilio rentado en un barrio bravo de la ciudad, el primero de febrero del presente año. Hay muchos rumores sobre su asesinato, pero hasta su compañera concuerda en que pudo haber sido porque se puso a vender droga y hacerle la competencia a traficantes locales. O sea, Galton, según los anarquistas, rompió reglas “no escritas”. De todos modos, su asesinato, para muchos “rebeldes y soñadores”, significó que se reconsiderara si Acapulco es un buen lugar para sus reuniones.
Por cierto que el asesinado Galton, tomó su nombre de la novela Atlas Shrugged, escrita por la "objetivista" Ayn Rand, en la que John Galton era el héroe "libertario" que se afanaba por establecer un "capitalismo puro". Equivocada la idea de Galton, pues los anarquistas, lo que menos pretenden, es defender al capitalismo. Ayn Rand era acérrima defensora de ese sistema y a eso le llamaba "libertarismo". Y por eso es la heroína de los procapitalistas.
Las ya mencionadas criptomonedas son el obligado medio de pago para los anarquistas. La empresa Bitso (https://bitso.com/?l=en) es la encargada en México de hacer transacciones con criptomonedas, las que pueden realizarse mediante celulares, que la mayor parte de mexicanos poseemos, no así cuentas bancarias, pues sólo el 40% tienen una. Esa empresa dice que comercia con nueve distintas criptomonedas y tiene 550,000 usuarios, apenas 0.5 % de la población, por lo que no está muy extendido, menos, ahora, que ya se cuestiona seriamente la existencia de las criptomonedas, comenzando con el bitcoin, ya que son muy inestables, muy fáciles de hackear y requieren demasiada energía para crearse (ver: https://www.wired.com/story/theres-no-good-reason-to-trust-blockchain-technology/).
Un restaurantero mexicano, Gustavo Sartorius, tuvo su primer encuentro con las anarquistas en 2015 y le comenzaron a pagar con criptomonedas, que descargaban de su celular. El hombre, al principio, no sabía cómo convertirlas a pesos, pero, con el tiempo, ya se hizo todo un experto y ahora recibe cinco tipos de criptomonedas. Guthrie señala que es gracias a su ubicuidad, que son tan preferidas, pues no hay que declararlas en las aduanas y no se pagan cargos. Y es tan simple como que el vendedor muestre, en su celular, un código de barras, y el cliente le tome una foto de tal código, escaneándolo, y se completa la transacción. El restaurante de Sartorius, Verde Vegan, en determinado día, recibe uno de cada cuatro pagos en criptomonedas. Y supongo que para Sartorius esos pagos tampoco son rastreables y no le ocasionarán impuestos.
Sartorius también se siente atraído por la filosofía anarquista, y la hace de traductor y guía de turistas, pero “su simpatía llegó al límite cuando asesinaron a Galton, a lo que, simplemente dijo, ‘llamen a la policía’”. Incluso, un documentalista, Todd Schramke, que ha estado haciendo un documental sobre los anarquistas, se quedó pasmado cuando asesinaron a Galton, aunque dijo que éste sólo había estado escapándose por un pelo, pues dejó EU por cargos relacionados con drogas.
De todos modos, cuando la fiesta de los anarquistas inicia, justo en la playa, tras el traslado de las pequeñas tortugas al mar, sale todo, fumar mariguana, mecerse en hamacas. Hay incluso un DJ que toca música y un rapero llamado Jeff Berwick se abre paso para cantar su propio rap, sobre la “libertad” y el “bitcoin”. Se jacta de que tiene su propio video acerca del bitcoin. Tiene 48 años y es canadiense. En sus años 20’s hizo su primer millón de dólares, mediante una empresa por internet que se especializaba en acciones de empresas casi sin valor. Actualmente administra un portal noticioso llamado El Vigilante del Dólar, en el cual advierte que el dólar se colapsará y da recomendaciones para que no afecte tanto a sus tenedores, como comprar oro, plata y criptomonedas (en éstas, lo considero un mal consejo) y también es deseable que se adquieran propiedades en otros países, tener un segundo pasaporte y, sobre todo, evitar impuestos. Pues todos unos consejos para evitar cualquier autoritarismo, podría pensarse.
Está casado con una acapulqueña, Kena y ya tiene diez años viviendo en esa ciudad de 80,000 habitantes. Justamente a él se deben las reuniones de los anarquistas, la primera de las cuales él organizó en el 2015, contando con tan sólo 150 personas.
Berwick llegó a Acapulco en el 2005, a bordo de su yate y se enamoró de sus desfiladeros. Dice que veía a la ciudad desde su yate “como una olla de diamantes”. Conoció a Kena y se tatuó Libertad en uno de sus bíceps. Podría decirse que es uno de esos aventureros del mundo que se establece en donde le plazca y, sobre todo, que haya mucha libertad. Kena dice que lamenta que Acapulco sea hoy tan violento y que, por eso, la gente ya no deja salir a sus hijos al anochecer. “Cuando yo era niña, no se oía un solo disparo, todo era muy tranquilo”. De acuerdo a la narrativa de la ciudad, la violencia comenzó hace trece años, en el 2006, cuando hubo una balacera que duró 40 minutos entre bandas rivales de narcos, cerca de una zona turística. Granadas fueron lanzadas y dejaron cuerpos quemados en las calles.
Y desde entonces, la violencia se hizo cotidiana, con extorsiones, corrupción, policías ligados con el narco, tiroteos en zonas turísticas, de donde los asaltantes han huido en motos acuáticas, negocios cerrados y otros problemas.
Incluso, aunque no lo menciona Guthrie, escuelas han cerrado debido a la violencia imperante (ver: https://www.eluniversal.com.mx/estados/suspenden-clases-en-200-escuelas-de-acapulco-por-violencia).
Pero hay personas como Erick de Santiago, que son optimistas y ven con buenos ojos a los anarquistas, los cuales no representan un peligro y, al contrario, pueden ayudar a mejorar la imagen del lugar.  Santiago posee un negocio en la playa, por eso necesita que se renueve el paso de turistas, tanto nacionales, como extranjeros. Fundó una iniciativa llamada “Habla Bien de Acá”, para fomentar una buena imagen de la ciudad. Claro, cualquier evento que ayude a mejorar la imagen del degradado puerto de Acapulco es bien visto.
Uno de tales anarquistas es Joby Weeks, promotor del bitcoin, que también dicta conferencias durante el evento. Hace cuatro años compró una mansión de trece recámaras con vista al mar en Acapulco, por el equivalente a cuatro millones de bitcoins. Cuando el bitcoin comenzó a subir, sus ahorros en bitcoins subieron en valor a 40 millones y, luego, a 80. Fue cuando se los hackearon y los perdió completamente. “Debí haber puesto a salvo mis bitcoins”, se lamenta. Pero, sigue optimista, y dice que convertirá su mansión en alojamiento por semana. “La anarquía es un estado mental, una forma de vida, basada en pedir perdón, en lugar de pedir permiso”, señala Weeks, muy quitado de la pena.
El matrimonio de Lisa y Natham Freeman vivían en Atlanta y hace cuatro años se asentaron en Acapulco. Buscaron la libertad que, dicen, en EU no tienen. Natham ayuda a organizar los eventos y Lisa alimenta a los asistentes. Incluso, la madre de Natham se les unió. Pero ya están buscando otro lugar en México para vivir ellos y sus tres hijos, uno que tenga buen internet, pues él trabaja como desarrollador de software y requiere buena señal, como en Acapulco. Y es que Lisa señala que el asesinato de Galton pegó mucho y ya no se sienten tan seguros si hasta a extranjeros se les asesina ya.
Y sentirse así, perseguido, asediado, va en contra de los principios de los anarquistas, pues así, ya no se es libre. Incluso, Berwick, el fundador de los encuentros, anda siempre con guardaespaldas. Si impactó el asesinato de Galton y en el reciente encuentro asistieron menos anarquistas de los esperados. Pero personajes importantes como Ron Paul sí asistieron, así como el teórico de las conspiraciones David Icke, quien recibió su primer bitcoin.
Pero Berwick insiste en que la verdadera amenaza proviene del exterior. Tiene como cometido “despertar a la gente, podemos parar la esclavitud, deuda, guerra y pobreza si nos deshacemos de los gobiernos y los bancos centrales”, pero, claro, agrega, los “poderes no se dormirán en sus laureles. Necesitamos a gente como Gandhi, John Lennon o hasta Kennedy, y a los tres los asesinaron porque querían cambiar al mundo”.
Y es cierto lo que dice Berwick, pues a los progresistas, a los activistas, los que buscan el cambio, los asesinan o los encarcelan.
Qué bueno que haya personas como Berwick, a quien, en cierto  modo, se le puede considerar un activista, muy a su modo, pero activista, al fin y al cabo. Y, en medio de tanta violencia en la que vive, esperemos que no nos enteremos pronto de que lo asesinaron.
Mientras tanto, señala Guthrie, como buen cierre a su magnífico artículo, por la noche, luego de que Mónica Vallarino soltó a las pequeñas tortugas, los muy vulnerables quelonios nadan hacia su propia libertad.
Ojalá todos podamos nadar algún día a la nuestra.
   
                        Contacto: studillac@hotmail.com