sábado, 6 de abril de 2024

El Great Salt Lake, en Utah, también se está secando

 

El Great Salt Lake, en Utah, también se está secando

Por Adán Salgado Andrade

 

El cambio climático, ocasionado por el contaminante y depredador capitalismo salvaje, entre otras graves consecuencias, está provocando largas sequías, combinadas con temperaturas cada vez más altas. En Australia, por ejemplo, un reciente estudio muestra que está muy cercana una sequía que pudiera durar ¡veinte años! (ver: https://www.theguardian.com/australia-news/2024/apr/05/australia-megadroughts-climate-crisis-global-heating).

En muchas partes del mundo, por lo mismo, hay varios cuerpos de agua, lagos o lagunas, que se están secando. Por ejemplo, en México, el lago Chapala, ubicado en la frontera entre Jalisco y Michoacán, es uno de ellos. Otro, es Cuitzeo, ubicado en Michoacán.

Hasta en Chiapas, estado que antes rebosaba de agua, ya se han secado lagos, como la laguna de Metzabok (que en maya significa Dios del Trueno), en plena selva lacandona, “algo muy raro”, según señalan los lugareños (ver: https://www.xataka.com.mx/ecologia-y-naturaleza/laguna-selva-lacandona-se-seco-15-dias-fenomeno-normal-sequia-chiapas-no-tiene-precedentes).

En Kazajistán y Uzbekistán se seca el Mar Aral. El lago Chad que se distribuye en Camerón, Chad, Níger y Nigeria, también. El Qinghai, en China. El Poopó, en Bolivia. El Mar Muerto, que abarca Israel, Jordania y Palestina (invadida, por cierto, por los genocidas judíos)… y muchos más, en otros países, se secan y no hay forma de evitarlo, pues hemos dañado tanto las condiciones planetarias, que su desaparición es inevitable (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/List_of_drying_lakes).

En Estados Unidos, el lago Mead también se ha estado secando, pero gracias a las intensas nevadas y los ríos atmosféricos del 2023, ha ido recuperando algo sus niveles (ver: https://www.newsweek.com/how-lake-mead-water-levels-will-change-after-atmospheric-river-1867032).

Pero hay uno que, irremediablemente, cada año baja más y más su nivel. Es el Great Salt Lake (Gran Lago Salado), ubicado en Utah, que hace millones de años, era un cuerpo de agua que abarcaba todo el estado y ahora, se reduce a unos cuantos cientos de kilómetros cuadrados.

Pero es un lago que no es sólo vital por ser una reserva de agua, sino que alberga a una muy importante especie, que forma parte de la cadena alimenticia y es, por sí misma, una fuente de comida. Es la llamada Artemia (Brine Shrimp), una especie de pequeño camarón, que habita aguas excesivamente saladas, como las del Gran Lago Salado, GLS.

Y se están haciendo esfuerzos para salvar al lago y a la Artemia que lo habita, como expone el artículo de la revista digital Hakai Magazine, titulado “Salvando un santuario de Sea Monkeys”, firmado por Paul Greenberg, quien agrega como subtitulo que “como el GLS se va encogiendo, gente local está trabajando para preservar a la Artemia, junto con otras especies que florecen en la extraña salina belleza del lago” (ver: https://hakaimagazine.com/features/saving-a-sea-monkey-sanctuary/).

Abre el artículo un videoclip de esos animalitos, que no crecen más de un centímetro. Algunos, traen una especie de bolsa, al inicio de su cola, en donde decenas de huevecillos esperan ser expelidos para formar nuevos de esos camarones. Alguna vez, las tiendas de mascotas, los comercializaron como “sea monkeys”, exagerando sus habilidades (vendían hasta juguetes con los que supuestamente interactuaban, pero no era cierto, era pura comercialización). Eso fue a finales de los 1970’s. Actualmente, los venden en los sitios en donde comercializan peces, pues son un alimento vivo, que tales peces aprecian mucho.

De hecho, señala Greenberg, son muy importantes para alimentar a peces que apenas comienzan a crecer, pues como no tienen todavía ojos u olfato, “se guían únicamente por las vibraciones que produce la Artemia”. “Son vitales para la acuacultura”.

Cita Greenberg a Jim Van Leeuwen, biólogo de la División de Utah de Recursos Silvestres, quien estudia el lago y cómo se ha ido secando con los años. Ha estimado, de acuerdo con las sequías y lluvias (que lo hacen variar en tamaño de 2,500 a 6,200 km2), que le quedan unos cinco años de existencia, a pesar de las recientes, intensas nevadas. “De todos modos, los niveles son muy bajos”, dice.

Junto con sus asistentes, toma muestras del agua del lago y, sobre todo, de la Artemia, que, como señalé, es muy importante en la cadena trófica y como alimento. La Artemia de Estados Unidos  constituye el cincuenta por ciento de la que se usa mundialmente y proviene, justo, del GLS.

No hay otra forma de vida en ese lago, más que la Artemia, debido a la extrema salinidad del lago, pero “es una vida que vale decenas de millones de dólares y representa una crítica parte de la seguridad mundial alimentaria”.

Y es que es muy importante, como señalé, para las granjas acuícolas, como la del bacalao o la lubina.

Comenzaron a emplearla los japoneses en los 1960’s, en lugar de la copépoda, un pequeño crustáceo, para alimentar a la dorada (pagrus major), un pez muy demandado en Japón. El problema con la copépoda era que no resistía mucho agua tan salada, como lo hace la Artemia, justo la que crece en el GLS y en otros lagos salados.

Desde allí, se generalizó su empleo. Son tan resistentes esos pequeños camarones, que caen en la categoría de extremófilos. Cuando la salinidad es muy alta, sus huevos se encapsulan, hasta que, de nuevo, hay condiciones para que se fecunden (de hecho, cuando se comercializaban como sea monkeys, justo esa característica, de que los huevos podían encapsularse y fecundar hasta que se agregaba agua, los hacía muy atractivos y hasta místicos).

Por eso es que en países como Rusia o China, en los lagos salados que tienen, los están cultivando, por su importancia en la acuacultura y también como alimento directamente. Por cierto, señala Greenberg, que un científico chino secuenció la propiedad de la Artemia de mantener en animación suspendida sus huevos y halló que pueden servir como cura para el cáncer. He ahí otra muy importante propiedad de esos humildes animalitos.

El GLS está dividido en dos partes, por su salinidad. Una, rojiza, es la que más contenido de sal contiene, en donde habita la Artemia. La otra, menos salina, es de la que se sirven granjeros locales para cultivar alfalfa, un cultivo que requiere mucha agua y que se exporta a sitios como China o Japón. “Necesitan aprovechar toda el agua que les asignan, de lo contrario, pierden sus derechos. Por eso, se está sobrexplotando el lago, pues deben de usar toda el agua asignada, aunque la desperdicien”, dice Van Leeuwen, quien está buscando que se acabe con esa “ley”. “De esa forma, los granjeros emplearían menos agua”.

Y no es el único problema por el cual el GLS se está secando. También está incrementándose el área urbana que lo circunda, como Salt Lake City. “La gente no comprende que al crecer la población, crecen las necesidades de agua y el GLS se va secando”, se queja Van Leeuwen.

Se piensa que la Artemia podría criarse en condiciones apropiadas, en cuerpos de agua que fueran salinos, pero no es tan sencillo, señala Van Leeuwen. “Y suponiendo que en el GLS no creciera una sola Artemia, eso no le resta su importancia ecológica, pues millones de pájaros lo usan como sitio migratorio, además de la humedad que proporciona”.

Así que, allí tienen, otro lago que se está secando, junto con su importantísima fauna, por la destructiva, contaminante acción del capitalismo salvaje.

Y su desaparición, también contribuirá a la nuestra.

 

Contacto: studillac@hotmail.com