Se reivindicará un cuadro censurado, pintado por Artemisia Gentileschi
Por Adán Salgado Andrade
Las mujeres siempre han sido relegadas en las tareas que realizan, sobre todo, en las que los hombres piensan que son “exclusivas” de ellos.
Pero la realidad es que muchas mujeres superan en varias artes y ocupaciones a los hombres. Por ejemplo, Camille Claudel (1864-1943), fue una escultora francesa, cuyas obras superaban, con mucho, a las de su novio, el egocéntrico Auguste Rodin (1840-1917). Éste, estuvo tan afectado por las magníficas obras de la que consideraba simplemente su “amante”, que hasta cortó su relación con ella (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Camille_Claudel#Auguste_Rodin).
Y así, podríamos citar muchos casos de mujeres muy talentosas en lo suyo, pero que por los machistas prejuicios de la época, no pudieron figurar o siempre se les trató de opacar (personalmente, pienso que hay muchas mejores escritoras, que escritores).
Es el caso de la excelente pintora barroca italiana Artemisia Gentileschi (1593-1656), a la que se ha revalorado en la actualidad, “y ahora es considerada como la más progresiva y expresiva pintora de su generación, reconociendo sus talentos, al exhibir sus cuadros en varios prestigiados museos, tal como la Galería Nacional de Londres” (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Artemisia_Gentileschi#Rape_by_Agostino_Tassi).
Basta ver sus magníficos cuadros, tan elaborados, delicados, pulcramente pintados. Las texturas de las ropas, son exquisitas, perfectas. La piel de los personajes, sus rostros, gestos, consistencia, son una verdadera fotografía artística, como puede verse, por ejemplo, en su cuadro Judith y su Criada (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Artemisia_Gentileschi#/media/File:Gentileschi_judith1.jpg).
Al igual que Camille, Artemisa fue boicoteada por los pintores contemporáneos, que eran la mayoría de los artistas que se dedicaban a producir cuadros, quienes consideraban, al igual que la machista sociedad de entonces, que pintar, era exclusivo de ellos. Uno, Agostino Tassi (1578-1644), pintor de paisajes y escenas marinas, con quien Artemisia trabajaba, no la veía como una artista, sino como una simple mujer, a la que una vez violó, cuando ella tenía sólo 17 años, con la complicidad de un amigo, Cosimo Quori (no hay datos biográficos), y de una “amiga” de la pintora, Tuzia, que vivía con ella (ambas, habitaban una misma casa), quien, cuando Tassi estaba consumando la violación, “consideró que no era necesario ayudarla. La historiadora de arte Jeanne Morgan, ha comparado el comportamiento de Tuzia como el de una mujer proxeneta (madrota), que es cómplice en la explotación sexual de una prostituta” (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Artemisia_Gentileschi#Rape_by_Agostino_Tassi).
Como el padre de Artemisia, Orazio Gentileschi (1563-1639), era también pintor e influyente, se logró llevar a juicio a Tassi, acusado de que la había violado, siendo Artemisia “virgen”. Ella estuvo presente en el juicio de su violador, y para comprobar que decía la verdad, la pobre mujer fue sometida a presión de los pulgares con una prensa, además de que le hicieron “análisis” para comprobar que, en efecto, había sido “virgen” al momento de la violación. Tassi, al final, fue desterrado de Italia, “pero la sentencia nunca fue ejecutada” (ver cita anterior).
Como es común, los violadores casi siempre salen bien librados.
Introduje lo anterior, para referirme a un caso en donde una pintura de Artemisia va a ser reivindicada. Se trata del cuadro Alegoría de la Inclinación, que fue pintado para la Casa Buonarroti, en Florencia, que hoy es un museo dedicado a Miguel Ángel Buonarroti (1475-1564). “La pintura, muestra a una joven desnuda, sentada en los cielos, sosteniendo una brújula. Su cabello castaño, está muy elaborado y la chica está parcialmente cubierta por mantas y velos ondulados (añadidos más tarde por otra mano). Una estrella aparece sobre su cabeza” (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Allegory_of_Inclination).
Justamente las referidas mantas y velos que cubren su desnudez, se debieron a que “el entonces dueño de la construcción, Leonardo de Buonarroto (no hay datos biográficos), sobrino nieto de Miguel Ángel, se sintió avergonzado por el desnudo y comisionó al pintor Baldassare Franceschini (1611-1689), conocido como el Volterrano, en 1684, a pintar mantas onduladas y velos para ocultar la desnudez” (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Allegory_of_Inclination#History).
Ahora, un proyecto museográfico, pretende restaurar la imagen desnuda original de la chica, como expone el artículo de Associated Press, titulado “El desnudo pintado en 1616, de Artemisia Gentileschi, será digitalmente revelado”, firmado por Trisha Thomas (ver: https://apnews.com/article/europe-painting-italy-florence-cd6a720b301f7a4721751ab692525b11).
Una foto de una experta, restaurando el cuadro original que, como dije, estaba montado en el techo del citado museo, abre el artículo. Se ha sustituido con una reproducción fotográfica del original.
Eso es, mientras un proyecto de seis meses, que incluye todo tipo de modernas técnicas, como rayos X y rayos infrarrojos, se realiza, para detectar cómo era la valiosa pintura originalmente (¿habrá sentido algo el mencionado Franceschini cuando le pintó esos velos y mantas? Lo dudo).
Dice Thomas que “restauradores de arte de la ciudad de Florencia, han comenzado un proyecto de seis meses para limpiar y virtualmente ‘develar’ una pintura censurada desde hace tiempo, hecha por Artemisia Gentileschi, una de las mujeres más prominentes en la historia del arte italiano. Mantas ondulantes y velos fueron agregados a la Alegoría de la Inclinación, años más tarde de que Gentileschi la pintara, en 1616, en tamaño natural, y se cree que fue un autorretrato”.
Es una forma, dice Thomas, de reivindicar su trabajo, “sobre todo en esta era del #MeToo, tanto por sus logros, así como porque pudo penetrar un arte dominado por los hombres, luego de ser violada por uno de sus maestros de pintura ( el mencionado Tassi)”.
Linda Falcone, coordinadora del proyecto Artemisia de Cerca, mencionada por Thomas, dice que “a través de ella, podemos hablar de lo importante que es restaurar obras de arte, de restaurar historias de muchas mujeres y mostrarlas como eran”.
Como ya señalé, Artemisia era una excelente pintora. Y no es justo que por la estrechez mental de la época, se haya censurado esa importante obra.
Los restauradores “no podrán remover la pintura sobrepuesta, por temor de dañar la original, por eso se planea crear una imagen digital de la pintura, que será exhibida en una exposición que abrirá en septiembre del 2023”.
Elizabeth Wick, jefa de los restauradores, dice que Artemisia fue “muy valiente durante su juicio. Cualquier otra, se habría quebrado”, refiriéndose a que, como dije arriba, a la pobre chica, le prensaron los pulgares, con tal de que sostuviera su versión de que el violador, Tassi, en efecto, había abusado de ella.
Artemisia tenía sólo 22 años, cuando fue comisionada por Michelangelo Buonarroti el Joven (1568-1646), también sobrino nieto de Miguel Ángel, para hacer el cuadro, pero el mencionado Leonardo, ordenó tapar su desnudez “parta proteger las sensibilidades de su esposa e hijos”, dice Thomas.
¡Pues vaya prejuicioso, hipócrita, porque un cuerpo desnudo, no es obsceno! Obscena es la guerra, la avaricia, la pobreza, la destrucción ambiental, en que este sistema capitalista salvaje nos ha sumido.
Falcone dice que ésa, fue una de sus primeras pinturas. “En el contexto florentino, fue su debut como pintora, el mismo año que fue aceptada en la Academia de Dibujo, que fue la primera academia de dibujo en Europa, en ese tiempo. Michelangelo el Joven, fue su mecenas y gracias a su apoyo, Artemisa fue ganando fama, “rozándose, incluso, con Galileo Galilei (1564-1642) y otros pensadores de la época. Y fue apreciada por los nobles de esos tiempos. Gracias a eso, fue acogida por distintas cortes”.
Qué bueno que siglos más tarde, se reivindique el prestigio de Artemisia, como una gran pintora, y a ese cuadro suyo, que la obscurantista ignominia de la época, censuró.
Ojalá eso pudiera hacerse con tantas mujeres creadoras y valiosas, que quedarán siempre en el olvido.
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