viernes, 4 de noviembre de 2022

Las evitables estampidas humanas

 

Las evitables estampidas humanas

Por Adán Salgado Andrade

 

Las acumulaciones desordenadas de gente, pueden tornarse hasta mortales. Las llamadas estampidas humanas son producto de factores como el miedo colectivo por algún incidente, hasta un falso rumor, que, de repente, se descontrola y lleva a cientos o miles de personas a correr y a aplastar a los que caen, dejándolos muertos.

Se han dado casos recientes de estampidas, que han dejado varios muertos. Por ejemplo, en Seúl, a finales de octubre del 2022, en una celebración de Halloween en una muy estrecha calle, cientos de personas se concentraron. No hubo estampida, pero sí aplastamiento masivo. Por la falta de acción policial, el caos surgió y al menos 151 murieron asfixiadas y varias más, resultaron lesionadas (ver: https://www.nytimes.com/live/2022/10/29/world/korea-halloween-stampede-itaewon).

En otro también muy lamentable caso, en Malang, Indonesia, más de 130 personas fallecieron en otro mortal tumulto humano, cuando la policía reprimió con gases lacrimógenos a una multitud que protestaba porque el equipo local, había perdido un juego de fútbol. Fue en un estadio y ya se determinó que el ataque policiaco lo provocó, al lanzar esos gases que asfixian. La gente, corrió hacia la única salida que había, tratando de librarse de su acción, pero como eran cientos, muchos cayeron y fueron aplastados (ver: https://www.aljazeera.com/news/2022/10/14/deadly-indonesia-football-stampede-caused-by-tear-gas-minister).

Y así, se han dado incontables eventos de ese tipo, en donde la histeria colectiva es la que provoca las fatales estampidas.

Ésas, las podemos ver a diario, si usamos transportes públicos, como el Metro, que en las estaciones terminales, al abrirse las puertas, los desatados usuarios, con tal de ganar lugar, entran corriendo y empujando a los vagones. Algunas personas, hasta se caen. En ese caso, se impone el egoísmo colectivo: “¡Gano lugar a como sea, no importa a quién empuje o a quién tire!”.

Hace años, justo al salir de una estación del Metro, la de Observatorio, algo sucedió cuando subíamos por la escalera que daba a la calle. Estaba abarrotada de gente. Y, de repente, comenzaron los empujones. Yo estaba a la mitad de esa escalera, y sentí cómo estuvimos a punto de rodar masivamente hacia abajo y, ciertamente, el miedo se comenzó a apoderar de mí y, noté, de los que me rodeaban. Comenzamos a gritar “¡No empujen, nos van a tirar!”, Por fortuna, se controló lo que haya sido que ocasionó el momentáneo empujoneo masivo y no pasó a mayores. Pero, de haber sucedido, quizá hasta no estuviera escribiendo estas líneas.

Esas estampidas, incluso, tienen una “lógica” sobre cómo funcionan, como expone el artículo del portal Wired, titulado “Cómo es que pacíficas reuniones de gente, se transforman en mortales aplastamientos”, firmado por Amanda Hoover, quien agrega que “no es comportamiento no regulado o estampidas humanas lo que puede conducir a tragedias como la de Itaewon” (ver: https://www.wired.com/story/how-peaceful-crowds-turn-into-a-deadly-crush/).

La imagen de unos asistentes a un concierto, se muestra en primer lugar. Es una multitud, ordenadamente escuchando a un concierto. Si las condiciones son planeadas con anticipación, nada debe de suceder.

Se refiere al mencionado, lamentable evento de Seúl, en donde, en efecto, no se trató de una estampida, sino de que, como había demasiada gente concentrada en un espacio tan cerrado, los fallecimientos se dieron por asfixia por brutal compresión humana.

“Las multitudes no necesitan correr para convertirse en fatales, pues pequeños movimientos y empujones por aquéllos en las orillas, pueden enviar olas hacia el grupo que está en el centro, creando un efecto dominó. Eventualmente, la presión en los cuerpos de las personas se vuelve sofocante. ‘Ellos, no habrán hecho nada deliberadamente. Es difícil cuando usted está entre una multitud, saber si es peligroso’, dice Martyn Amos, profesor de la Universidad de Northumbria, quien estudia aglomeraciones”.

Cita Hoover el caso de la estampida que tuvo lugar en el concierto de rap, que tuvo lugar en Houston, en noviembre del 2021, en el festival del Astroworld. En ese caso, una estampida corrió para ver al rapero Travis Scott, y las personas que estaban al frente, “murieron de asfixia por compresión. El evento dejó diez personas fallecidas y más de 300 heridos” (ver: https://www.theguardian.com/music/2021/dec/16/astroworld-festival-deaths-ruled-accidental).

Es lo que estuvo a punto de pasar aquí, también, cuando el populista gobierno de la ciudad de México, encabezado por Claudia Sheinbaum, organizó un concierto en el Zócalo capitalino del masivo Grupo Firme. Por la falta de buena organización y una desmedida asistencia a ese enajenante espectáculo, gente a la que se había cerrado el paso, pues ya estaba lleno el sitio, logró romper la vallas de seguridad, irrumpiendo en la plaza anárquicamente. Se tuvo que sacar a una mujer y a sus cuatro hijos que estaban en primera fila, con tal de que no murieran asfixiados. Una foto muestra ese momento, cuando un policía está cargando a la mujer, rescatándola de una fúrica, apretujada multitud, que quería ver en primera fila al manipulador grupo musical (ver: https://www.eluniversal.com.mx/metropoli/grupo-firme-en-el-zocalo-sacan-de-la-multitud-ninos-y-mujer-por-riesgo-de-asfixia-en-concierto).

Amos dice que esos apretones masivos son prevenibles, “pero una falta de coordinación de las autoridades, lleva a eso, como sucedió en Seúl”.

Amos explica cómo suceden esos eventos: “la gente actúa como un gas, son como partículas que se pueden mover por todos lados libremente. Pero sume mucha gente – unas cinco o seis personas por metro cuadrado – y la multitud se comporta más como un líquido. Cuando esa multitud es un fluido, es cuando se presentan los potenciales problemas. Usted es una partícula a merced de la física”.

Así, un empujón en un extremo, se va transmitiendo y agrandando, oprimiendo a la gente que está junto a una valla o pared. Y como tal gente queda muy apretada, nadie la puede rescatar en ese momento. “Es lo que pudo haber sucedido en Seúl”, dice Hoover.

La gente muere por asfixia en esas aglomeraciones. Y es que la fuerza de compresión es tan brutal, que cinco personas empujando a una “pueden ocasionar una fuerza de 3000 newtons, equivalente a 305 kilogramos, la que puede quebrar las costillas de una persona”.

Sí, nada más recuerden, si han estado allí, cuando el Metro va a reventar, en hora pico, y la necedad de muchas personas de seguirse metiendo al vagón. En efecto, se siente la compresión y la dificultad para respirar convenientemente. Alguien muy sensible de las vías respiratorias o pulmones, hasta podría morir.

Tanta fuerza, no sólo mata a gente, sino que deforman vayas o rieles metálicos “al generarse fuerzas de más de mil libras de presión por pulgada cuadrada (70.3 kg/cm2), como explica Amos”.

Dice Hoover que el CDC (Centro para el control de las enfermedades de Estados Unidos), da algunas indicaciones, para cuando alguien se encuentre en esa situación, como separar las piernas, una delante de la otra, para no caer y mantener los brazos arriba, no agacharse para recoger objetos caídos o no gastar aliento gritando. “Pero nada más se puede hacer. Los que están afuera, ni idea tienen de que sus movimientos pueden aplastar a los que están en el cetro de la aglomeración”.

Pero la mejor medida para evitar aglomeraciones y fallecimientos, es una adecuada planeación. Los encargados de la planeación, dice Hoover, deben de organizar bien los eventos masivos, las salidas de emergencia, las formas de comunicación, ya sea por altavoces o usando los tableros de resultados. Y los expertos en emergencias, deben de saber cómo apaciguar a una multitud, pues si lo hacen convenientemente, pueden reestablecer el control. “En Seúl, la policía no actúo a tiempo, a pesar de que antes del desastre, recibieron varias llamadas, de que la gente se estaba aglomerando y descontrolando. Y en Indonesia, fue la brutal acción policiaca, con gases, la que provocó la estampida. Lo mismo sucedió en el Astroworld, en donde los organizadores están enfrentando cargos criminales por la mala organización”.

Finalmente, la mejor forma de evitar aglomeraciones y que pudieran ser hasta fatales, es no asistir a eventos masivos, que sólo enriquecen al puñado de empresas que los organizan, sean conciertos, eventos deportivos, masivas fiestas… todos, simples actos consumistas, enajenadores y fanatizadores.

Mejor, vayamos a un bosque lleno, pero de árboles, y un lago cercano.

Y hagámoslo, antes de que tanta depredación, contaminación y aglomeraciones, acaben con ellos.

 

Contacto: studillac@hotmail.com