miércoles, 2 de noviembre de 2022

El océano ártico se está acidificando más rápido que el resto del mar

 

El océano ártico se está acidificando más rápido que el resto del mar

Por Adán Salgado Andrade

 

El calentamiento planetario es irreversible. Los más de 45 mil millones de toneladas de CO2 que se emiten a la atmósfera cada año, están convirtiendo al planeta en un invernadero, que está incrementando las temperaturas a niveles nunca antes vistos. Y los efectos ya los estamos viendo: largas sequías, lluvias torrenciales, huracanes más potentes y devastadores, derretimiento acelerado de glaciares y polos, megaincendios forestales, elevación del nivel del mar y, adicional a este último, calentamiento y acidificación (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2021/09/los-impredecibles-y-cada-vez-mas.html).

Todo eso es obra del depredador y contaminante sistema económico que nos domina, el capitalismo salvaje, cuya acción antropocénica – los cambios inducidos por la acción humana –, por tanta sobreproducción y desperdicio, es la que estamos experimentado día a día, siendo cada año más caliente que el anterior (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2018/01/depredacion-ambiental-planetaria-accion.html).

Precisamente hablando de la acidificación de los océanos, el océano ártico, por el mayor calentamiento sufrido por el polo norte (el descongelamiento del hielo, deja al descubierto aguas frías, las que absorben el calor), está llevando a esa importante región a acidificarse mucho más rápido que el resto de los océanos, como expone el artículo del portal Wired, titulado “Un cambio cáustico se está dando en el océano ártico”, firmado por Gregory Barber, quien dice que “ya algunos científicos han comenzado a observar los efectos ecológicos de la acidificación de los océanos. Los cambios que se vienen podrían ser peores” (ver: https://www.wired.com/story/a-caustic-shift-is-coming-for-the-arctic-ocean/).

La foto de un terópodo, una especie de mariposa marina (parece su concha como un par de alas), abre el artículo. Es estudiado por la investigadora Nina Bednaršek, investigadora del Instituto Nacional de Biología de Eslovenia. “Son unos gusanos con conchas translúcidas, que al analizarlas, muestran que sus exoesqueletos, por la acidez, se están deformando y haciendo porosos. Y son una parte crítica de la cadena alimenticia, pues de ellos, se alimentan peces más grandes, cangrejos y mamíferos, lo que es un grave signo de que más especies sufrirán daños, al hacerse más cáusticos los océanos”.

Dice Barber que la cantidad de CO2 que absorben los océanos cada día es equivalente a si “usted y todos los humanos arrojaran una pelota de boliche que contuviera ese gas comprimido cada día. Desde la Revolución Industrial, los océanos han absorbido el 30 por ciento de ese gas. La razón es porque esa molécula es muy hidrofílica, es decir, reacciona fácilmente con el agua, mucho más que el oxígeno. El primer producto de tal reacción es el ácido carbónico, el que en poco tiempo genera un ion de hidrógeno. Y eso es lo que origina una solución cáustica. Entre más hidrógeno tenga una solución, más ácida será, lo que explica porqué, al incrementarse el CO2 en la atmósfera, el agua se ha hecho más ácida. Para el final del presente siglo, los modelos predicen que los océanos alcanzarán un nivel de acidez como nunca se ha visto en millones de años. Periodos previos de acidificación, se han ligado con muertes masivas de algunas especies acuáticas y otras, se han extinguido. Los científicos creen que esta etapa de acidificación está sucediendo mucho más rápido”.

Una de las causas, señala Wei-Jun Cai, oceanógrafo de la Universidad de Delaware, citado por Barber, es que al derretirse cada vez más rápido el hielo que cubre las aguas árticas, éstas, absorben el CO2 de la superficie. “Sabíamos que ese océano se estaba acidificando, pero no sabíamos que era tan aceleradamente, pues entre 1994 y el 2020, hallamos que era cuatro veces más rápido que otros océanos. Y es porque la capa de hielo en verano, se ha ido encogiendo en un promedio de 13 por ciento cada década”.

Así que no hay duda, el acelerado calentamiento, está haciendo a esas aguas ácidas y más calientes. Muchas especies marinas, no podrán adaptarse a tanta acidez y calor. Algunas, todavía lo hacen, como el caracol rosado, que no vive en esas aguas. Ha tenido que descender más y más con los años, para hallar aguas menos calientes. Pero llegará un momento en que ya no pueda hacerlo, pues la presión marina podría aplastarlo (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/05/el-intento-para-rescatar-al-caracol.html).   

Eso podría pasar con las especies que habitan las aguas árticas, que no puedan adaptarse o lo hagan hasta ciertos límites.

Cai indica que no es fácil medir los niveles de acidificación en esas aguas, “y por eso, tienen que realizar viajes periódicos al sitio”.

Otros, como James Orr, científico de la Comisión de Energía Atómica de Francia, “emplea modelos para medir la acidificación y ha hallado que por los veranos, en que hay cada vez menos hielo, son más afectadas las especies más sensibles, como las algas y que para finales del siglo, será elevadísima tal acidificación”.

El problema es que la acidificación se suma a otros graves problemas, “como mayor temperatura, menos salinidad, menos oxígeno. Y aunque haya organismos que no sean afectados por la acidez, no resisten mayores temperaturas”, comenta Claudine Hauri, oceanógrafa de la Universidad de Alaska a Barber.

El problema es que por la complejidad de las distintas especies, no es posible, dice Barber, cuantificar lo que puedan experimentar, pues “en un seminario hecho por la Red de Alaska de Acidificación del Océano, se mostró que especies como el cangrejo, pueden desarrollarse durante años bajo ciertas condiciones, pero si una sola cambia, todo el ciclo se perturba. En tanto que el bacalao, se ha adaptado a nadar en aguas más calientes. Otras especies, han perdido el oído. Y a algunas, no les ha afectado nada”.

En efecto, este año, se prohibió en la zona de Alaska la pesca de cangrejos pues ha habido una muerte masiva de esa especie, de más del 90 por ciento, en sólo dos años, por las aguas más calientes (ver: https://gizmodo.com/alaska-snow-crabs-the-deadliest-catch-1849658744).

De todos modos, científicas como Hauri, tratan de explorar directamente esas aguas, con tal de tener datos más fiables de cómo se acidifican y qué pasa con las especies. “Ella y su equipo, usan un submarino autónomo llamado Carbon Seaglider, desde el 2014. La nave rosada, está diseñada para sumergirse hasta 900 metros y está equipada con sensores para medir el CO2 y las concentraciones de metano. La primera expedición a esas aguas, será lanzada en febrero del 2023, en el Golfo de Alaska, en el Pacífico Norte. Si todo sale bien, Hauri espera que haya más submarinos explorando esa región”.

Bueno, eso de si todo sale bien, será que ¿esperan a ver todavía más acidez oceánica?

Si es así, de seguro será lo que hallen.

Y quizá, con el paso del tiempo, no mucho, vean a muchas especies desechas por tanta acidez.

Y que se coloquen letreros en las playas que den a esas aguas advirtiendo “¡Cuidado, no nadar, playas extremadamente ácidas. Se le caerá la piel!”.

 

Contacto: studillac@hotmail.com