lunes, 17 de enero de 2022

Los incesantes ataques judíos a Gaza, han dejado montañas de cascajo

 

Los incesantes ataques judíos a Gaza, han dejado montañas de cascajo

Por Adán Salgado Andrade

 

Los infames, incesantes ataques de Israel a los palestinos que habitan la franja de Gaza, han dejado miles de muertos, la pérdida más sentida de esas atrocidades. No les basta a los judíos, mantenerlos confinados y reprimidos, como en un campo de concentración, en violación constante a sus derechos humanos (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2012/04/el-holocausto-palestino-manos-de-israel.html).  

No es suficiente, sino hay que estarlos constantemente bombardeando, acentuando sus carencias con la destrucción resultante (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2021/08/ataques-judios-gaza-han-dejado-miles-de.html).

Tanta destrucción injustificada – edificios completos bombardeados porque los judíos dicen que allí “operaban” grupos de Hamas, la facción política dominante en Gaza –, ha convertido varias partes de esa ciudad en ruinosas zonas, que al irse demoliendo – poco a poco, por los escasos recursos con los que cuentan las autoridades locales –, han ido dejando montañas de cascajo. Es lo que expone el artículo de Associated Press, titulado “El cascajo ofrece oportunidades de negocio y de riesgo en Gaza, devastada por tanta guerra”, firmado por Fares Akram (ver: https://apnews.com/article/business-israel-middle-east-gaza-strip-hamas-c54df115190c35f987e0b75a2695dc18).

Las fotos que acompañan el artículo son dramáticas, pues muestran a trascabos montados sobre un ruinoso edificio, el Al-Jawhara, “dañado por Israel durante un bombardeo que atacó posiciones de Hamas en mayo pasado. El edificio se encuentra en el barrio al-Rimal. Y las máquinas lo están demoliendo lentamente”.

Las condiciones económicas de la franja de Gaza son bastante precarias, “pues tiene pocos empleos, poca electricidad y pocos recursos naturales. Pero, además, luego de tantos ataques por judíos, tiene montañas de cascajo. Algunos negocios locales, están tratando de sacarle provecho a tantos desechos de concreto, ladrillos y metales que han dejado los constantes ataques”, señala Akram.

Porque no sólo son los ataques, sino que el enclave neocolonial “Israel”, junto con su aliado Egipto, han sometido a los palestinos a un severo embargo, de bienes como materiales constructivos, concreto y acero, y otras cosas, justificando que eso “facilitaría la labor de Hamas para emplearlos militarmente”.

Como consecuencia, no sólo se dificulta reconstruir edificios, sino la infraestructura destruida, como centrales eléctricas. En Gaza es muy malo el servicio de electricidad, lo que ha llevado a la gente a depender de generadores y de acumuladores, para proveerse del vital fluido. Y los acumuladores desechados, están ocasionando otro gran problema, pues se están almacenando por cientos de miles en bodegas, que se están volviendo en bombas de tiempo por la peligrosidad que tanta batería desechada implica (ver: https://apnews.com/article/business-africa-middle-east-global-trade-power-outages-9bad730a1cbe480261e283fbbca54dfc).

Volviendo al cascajo, es tanto, “que el Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas, dice que trabajó con el sector privado para remover unos 2.5 millones de toneladas de cascajo dejadas por los ataques en el 2009, 2012 y 2014. Y el ataque de mayo del 2021, dejó otras 270 mil toneladas adicionales”.

Por eso, ante tanto desperdicio, algunos emprendedores locales, están buscando sacarle provecho. Dice el ministro de la vivienda Naji Sarham, que el reciclaje es “un buen negocio, pero debe de regularse su empleo en la construcción”.

El proceso es moler el cascajo y combinarlo con cemento, para obtener una base con la que se fabrican ladrillos, por ejemplo.

El programa de la ONU, busca que se cumpla que el material reciclado sólo se emplee como base para asfaltar u obras en donde no se requiera tanta resistencia.

Muy probablemente, no se recicle adecuadamente, pues un cascajo bien reciclado, puede emplearse en grandes obras.

El problema, como admite un fabricante de ladrillos, Antar al-Katami, quien es uno de los fabricantes de esos bloques, es “que el material contiene impurezas, como arena, pero hay una ventaja, ‘pues rinde para hacer más ladrillos’, afirma”.

Lamentablemente, como en toda sociedad guiada por la ganancia, no es importante para al-Katami la seguridad que ofrezcan sus ladrillos, sino que puede obtener más dinero por ellos. “Los ingenieros que trabajan para proyectos con financiamiento de la ONU, no me los compran, pero la gente pobre, sí. Si usted hace ladrillos con buen material, cuestan dos shekels (unos 65 centavos de dólar), pero los míos, cuestan 1.7 shekels. Por eso, me los compra la gente pobre, pues si ya adquieren muchos, se ahorran algo de dinero”, dice, orgulloso.

Dice Sarhan que tratan de evitar tales prácticas, pero no es posible hacerlo. Especifican de que el material reciclado, como señalé, sólo se emplee para obras como caminos, “pero mucha gente, sobre todo, los pobres, ya han reconstruido sus casas con ladrillos reciclados. No hemos sabido de derrumbes, pero es incierto lo que pueda pasar. Es imposible vigilar esa situación”.

Claro. Supongamos que una familia compre 2,000 ladrillos para reconstruir sus dañadas viviendas. Si compran los que están hechos de materiales nuevos, pagarían 2 shekels por cada uno, o sea, unos 4,000 shekels ($1,300 dólares, unos 26,000 pesos). Pero si los compran a ladrilleros como al-Katami, pagarían 3,400 shekels ($1,105 dólares, unos 22,500 pesos), o sea, estarían ahorrándose 600 shekels ($195 dólares, casi 4,000 pesos), los que podrían usar para el cemento o las varillas. Así que es razonable lo que dice ese ladrillero, aunque no sean muy seguros sus ladrillos.

Las varillas que se obtienen de las demoliciones, son entregadas a los dueños de los edificios, “para que las vendan y les saquen algún provecho”, dice Akram.

Y algunos que las compran, sólo las enderezan y así las venden, “también, más baratas”. Eso, igualmente, no es recomendable, pues una varilla reutilizada de esa forma, no ofrece la misma resistencia, debido a que el fierro pierde la inicial dureza al desdoblarse. Pero también son los pobres los que las compran. La necesidad de reconstruir o construir sus viviendas, para tener un sitio en donde habitar, los lleva a adquirir esos poco recomendables materiales.

De todos modos, como dicen las mismas autoridades, no pueden estar vigilando todo eso. Y lo deben de tolerar, si para los empobrecidos palestinos, la mayoría, es la única forma de reconstruir o hacer sus hogares.

Pero nada de eso importa a Israel.

En lo único que está pendiente, es en asestar el siguiente ataque, a la menor provocación.

No importa cuántas vidas o edificios palestinos se pierdan.

 

Contacto: studillac@hotmail.com