La crisis inmobiliaria de la empresa china Evergrande
Por Adán Salgado Andrade
Desde hace varias décadas, China abrazó por completo al capitalismo salvaje, jugando sus reglas e imposiciones. No ha importado que en ese proceso, tal país, esté contaminando y depredando aceleradamente sus recursos y las de las naciones en donde filiales de sus empresas, como petroleras, generadoras de electricidad, constructoras, dragadoras, desalinizadoras o mineras, operan actualmente (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2011/01/el-sobrevalorado-y-anarquico.html).
Ese anárquico crecimiento, dentro de China, ha incidido en malos índices de salud para millones de chinos, los que mueren prematuramente por problemas de contaminación, la que es denunciada en el documental independiente Under the Dome (Bajo la cúpula), de la prestigiada periodista Chai Jing, quien, de acuerdo con una publicación de la BBC, empleó su propio dinero para filmar y producir tal documental, el cual tuvo un costo aproximado de 159 mil dólares, más de un millón de renminbis (ver: http://www.bbc.com/news/blogs-china-blog-31689232).
Chai concibió la idea de hacer el documental, a partir de que su recién nacida hija tuvo un tumor benigno en su útero. La niña, fue sometida a una delicada operación, siendo advertida Chai de que tenía pocas esperanzas de sobrevivir. Por fortuna, la niña sobrevivió y Chai se dio a la tarea de investigar las causas que llevaron a la pequeña a nacer con ese problema, las que ella atribuyó, de inmediato, a la contaminación. Y, desde entonces, Chai decidió convertirse en ambientalista (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2017/06/la-creciente-y-letal-contaminacion-china.html).
Y aunque opera capitalistamente, China sigue declarando que es un país “socialista”, en donde, supuestamente, el estado controla la economía. Y ese “socialismo”, también se justifica por la “revolución”. Y tal “revolución”, lo determina todo. Como dice el escritor Yu Hua, emprender grandes proyectos, es considerado ‘revolucionario’ y los gobiernos locales, junto con las empresas, se esfuerzan, por ejemplo, por tener la mejor ciudad, el edificio más alto, la mayor cantidad de fábricas, el mayor número de puertos, el mayor número de vías férreas… y así, aunque muchos de tales proyectos sean, incluso, inútiles. Un sinónimo de “desarrollo” es que crezcan las ciudades y para ello, los gobiernos locales expropian tierras de los campesinos que están a las afueras de dichas ciudades. Hua señala que actualmente existen cientos de kilómetros cuadrados de áreas de casas demolidas en espera de ser “urbanizadas”. Y los lanzamientos son forzosos. Comenta que una vez que a una familia campesina le llega el aviso de que su casa será expropiada, es inútil oponer resistencia, ya que las “autoridades locales” llegan al extremo de arrestar a todas las familias, darles fuertes golpizas y, mientras están encarceladas, maquinaria pesada procede a demoler las casas, sin ningún miramiento. Ha sido tan grande la desesperación de muchas de las personas a las que arbitraria e ilegalmente se desaloja, que ha habido casos dramáticos de resistencia, como el de una mujer, Tang Fuzhen, en la provincia de Chengdu, la que lanzó cocteles Molotov a las máquinas, pero como éstas continuaron con su destructiva labor, la mujer se roció gasolina, inmolándose a la vista de todos. Su caso lanzó una clara señal de hasta dónde el autoritarismo chino ha llegado y las potenciales tensiones sociales a las que dará lugar (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2013/09/china-autoritarismo-capitalismo-salvaje.html).
Ya hay varios ex funcionarios que han huido de China, por criticar a Xi Jinping, señalando, sin ambages, que el tipo se ha convertido en un total dictador, quien está tratando de regular y censurar todo lo que no le convenga, con tal de perpetuarse permanentemente en el poder (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/08/el-dictador-chino-xi-jinping.html).
Hasta la pandemia trató de regular inicialmente, prohibiendo que se hablara de ella. Un estudio hecho desde marzo del 2019, por científicos chinos, había advertido que, de un momento a otro, se desataría una pandemia, por la nefasta costumbre china de comer especies silvestres, como murciélagos, incluso crudos, y seguir invadiendo hábitats (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/03/cientificos-chinos-previeron-hace-un.html).
Pero lo que China no ha podido evitar, son las consecuencias de la descontrolada sobreproducción, el monopolio y de la híper concentración capitalista de la riqueza, previstas por el economista y filósofo alemán Karl Marx (1818-1881), en su obra Das Kapital (El Capital), publicada en 1867. En tal obra, Marx señaló los efectos adversos que tales tres factores provocan, entre otros, que el capitalismo sea un enfermo crónico que se autodestruye, en el que se da una guerra salvaje entre empresas y entre países, por controlar y abarcar el declinante consumo nacional e internacional. Por tal razón, guerras como la Primera o la Segunda, del pasado silgo XX, se dieron, debido a que en crisis extremas, son la única forma que tiene el capitalismo para renovarse en algo y seguir subsistiendo (ver: https://www.monografias.com/trabajos7/crisis/crisis.shtml).
Últimamente, el dictatorial Jinping ha tratado de “regular” la concentración de la riqueza, golpeando a gigantes como Tencent, Alibaba, ByteDance (propietaria de la enajenante Tiktok) o Didi, alegando que la gran riqueza que han acumulado es peligrosa y “debe de repartirse entre el pueblo” (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2021/08/china-y-su-hipocrita-regulacion-de-los.html).
Como esas empresas ya cotizaban en bolsas de valores extranjeras, como la de Wall Street, en Estados Unidos, con tales medidas de control, han bajado sustancialmente sus cotizaciones. A Jinping, eso no le interesa, sólo el “bienestar del pueblo”, pero es una hipócrita maniobra para, como señalé, seguirse perpetuando en el poder. Inversionistas extranjeros, han perdido parte de sus inversiones y lo que logrará el dictador chino es que, al sustraerse de las leyes financieras y crediticias internacionales, que siguen siendo reguladas por el capitalismo salvaje, a China la irán aislando, como se ha hecho con países que han tratado de jugar en contra de las imposiciones capitalistas. Y si China ha crecido a un buen ritmo en las pasadas décadas, se debe a que abrazó totalmente al capitalismo, el que sólo ha visto en ese país, una fuente de recursos naturales y mano de obra baratos, que le han ayudado a bajar los costos de producción, necesario requisito para la agresiva competencia capitalista (triunfa la empresa que ofrezca el mejor producto de su rama, al menor precio posible). Pero si China no está respetando las inversiones extranjeras, se le condenará. No puede crecer solamente por su mercado interno, como lo mostró el encierro de la pasada pandemia, que bajó brutalmente su desempeño económico, pues sus exportaciones bajaron, al no haber demanda de los países que también redujeron su demanda debido a dicho encierro.
Dentro de la división capitalista internacional, China tiene asignado el ser una gran maquiladora, para surtir al resto del mundo, pero si rompe con las leyes que debe de respetar, será en su contra.
De todos modos, se siguen dando signos de que la crisis capitalista se ha seguido apoderando de ese país. Es el caso de los problemas inmobiliarios que está enfrentando la empresa de bienes raíces Evergrande. Esa ha sido una de las empresas que han apostado al gigantismo, a seguir creciendo anárquicamente, ser “revolucionaria”, sin importar si sus propiedades eran o no vendidas. Y a pesar del gran apoyo público que ha tenido, por fin, se destapó la crisis en la que se ha envuelto. Es lo que expone el artículo de The Guardian titulado “Cómo la caída del gigante inmobiliario Evergrande, ha sacudido a toda China”, firmado por Helen Davidson y Martin Farrer, en el que agregan que “Todos los ojos están puestos en Xi Jinping, al crecer la expectativa de que el gobierno tendrá que intervenir para proteger a los pequeños inversionistas” (ver: https://www.theguardian.com/business/2021/sep/25/how-fall-of-property-giant-evergrande-sent-a-shockwave-through-china).
Comienzan los reporteros citando el caso de Chen (que, aclaran, no es su verdadero nombre, con tal de que no lo persigan los autoritarios cuerpos represivos chinos) quien, en mayo del 2020, invirtió el equivalente a $46,490 dólares ($932,331 pesos), para comprar un departamento a Evergrande. “Como es una empresa segura, no pensé que saliera mal”. Pero, para su desgracia, sí le salió mal, como a muchos de sus conciudadanos, pues Evergrande no le ha entregado el departamento, por sus fuertes problemas financieros. “Evergrande – que está incluida en las 500 compañías globales de la publicación Fortune –, se ha convertido en uno de los desarrolladores chinos más endeudados, con más de $300,000 millones de dólares (mdd) en vencimientos, decenas de proyectos inmobiliarios parados y alrededor de 1.5 millones de departamentos sin terminar, que ya están pagados, sólo para que los entregue a sus inversionistas. El potencial colapso, - la consecuencia de años de endeudarse – ha enviado sacudidas a los sectores financieros y de bienes raíces, y se especula que podría afectar a todo el sistema financiero chino, incluso, en los mercados internacionales. También hay preocupación de cómo podría afectar los precios de productos como el hierro – al caer la construcción, ese factor baja su precio. Ya la calificadora Fitch Ratings – la misma que califica a México –, bajó sus previsiones de crecimiento para China, diciendo que ‘el principal factor de peso es el alentamiento del sector inmobiliario’ ”, escriben los reporteros.
La compañía ha anunciado que tiene serios problemas de endeudamiento, inclusive, que hasta tuvo problemas para pagar $83.5 mdd a inversionistas externos. También, su unidad de vehículos eléctricos tiene problemas de liquidez, pues no ha pagado deudas, ni salarios de su personal.
Expertos como Michel Löwy, ejecutivo del grupo bancario global SC Lowy, dicen que la única solución es que la empresa reestructure su deuda.
China, a través de Evergrande, está sufriendo, justamente, los problemas que desataron la profunda crisis inmobiliaria de Estados Unidos en el 2008, cuando millones de propiedades no pudieron ser pagadas por sus dueños. Fue una crisis que afectó a todo el mundo, pues se desató una cadena de falta de pagos que afectó a inmobiliarias, empresas de todo tipo, a bancos y a ciudadanos comunes. Todavía se sienten los efectos de tal crisis, aunados a las que se siguen dando, cotidianamente (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2008/11/el-convenenciero-capitalismo-salvaje.html).
Eso, es seguro, ocurrirá con la caída de Evergrande, pues al haber pedido préstamos, no sólo a bancos chinos, sino a extranjeros, su colapso se los llevará consigo. Igualmente, los ávidos inversionistas chinos o internacionales, que metieron su dinero en aquella empresa, para ganar mucho más, perderán todo o casi todo. Así de ligado globalmente, está el capitalismo mundial. Las bolsas de valores de México, Brasil, Colombia, Perú y Chile, cayeron en septiembre del presente año, 2021, a consecuencia de las “dudas sobre la solidez financiera de una de las constructoras más grandes de China”. Como es una empresa constructora, dejaría de comprar materias primas a esos países, por lo que, como dije, ligaría su crisis (ver: https://elpais.com/america/economia/2021-09-21/el-colapso-de-evergrande-en-china-pone-en-alerta-a-latinoamerica-sobre-sus-implicaciones-en-la-region.html).
Es un efecto dominó, pues todo el planeta, sin excepciones, saldrá afectado, es inevitable.
Continúan los reporteros diciendo que “en toda China, docenas de rascacielos se erigen, repartidos en espacios de área equivalente a la de varios campos de fútbol. La premura por construir, ha ocasionado numerosos problemas, incluyendo finanzas riesgosas, mala construcción y una gran sobreoferta. Analistas dicen que unos 90 millones de personas podrían acomodarse en tanta propiedad vacía”.
¡Sólo consideren, cuántos departamentos vacíos son, para dar acomodo a 90 millones de personas! Suponiendo unas cuatro por departamento, estaríamos hablando de 22,500,000 departamentos, que no hay quien los compre. Y si cada edificio albergara unos 50 departamentos, estamos hablando de unos 450,000 edificios. ¡Demasiados! Unos, hasta se han debido demoler por mal hechos y, otros, porque nadie los ocupará. Un dramático video, que se hizo viral, muestra el momento en que quince altos edificios, que aún estaban en construcción, fueron demolidos con explosivos. Nadie los iba a ocupar. Absurdos e inútiles gastos (ver: https://www.youtube.com/watch?v=gn1egrjMoD8).
Son, pues, gastos inútiles, cuyo dinero, seguramente, originado por créditos, se perderá, abultando las deudas de inmobiliarias como Evergrande. Y aunque la mafia china en el poder ha tratado de que las inmobiliarias se endeuden menos y disminuyan la fiebre constructiva, “la crisis de Evergrande y otras inmobiliarias era algo que se veía venir”, como dice George Magnus, asociado en el centro de estudios chinos de la Universidad de Oxford, citado por los reporteros.
Ya, desde el 2018, el banco central chino había señalado a Evergrande como una empresa que “puede ocasionar un riesgo del sistema”. Y Evergrande, se propuso como objetivo, disminuir su deuda en “$23,300 mdd durante tres años”. Pero nada de eso ha podido cumplir.
Es tan grave sus crisis, que la empresa pidió a sus propios empleados que le “prestaran” dinero o que se “olvidaran” de sus bonos extras. Pero, por la crisis, ya no les pudo pagar y “hay filas de empleados, exigiendo a la empresa que les devuelva el dinero prestado en sus oficinas centrales”.
¡Vaya imposición, que una empresa les pida préstamos a sus propios empleados, para paliar su crisis! ¿Será por el supuesto “socialismo” practicado en China? Como quiera que sea, pero es absurdo. Y, más aún, que no les regrese sus préstamos.
Magnus y Löwy creen que dinero público entrará al rescate de Evergrande, “con tal de que sus ciudadanos inversionistas, empleados y proveedores y bancos locales, estén protegidos”.
Entre esos ciudadanos inversionistas, está el mencionado Chen, quien espera que la empresa le entregue “lo antes posible” su departamento.
Pero no piensan Magnus y Löwy que el rescate abarque a los inversionistas y prestamistas foráneos, a los que se dejará a su suerte.
Y, cuando eso suceda, será el fin del concepto de la China Poderosa, a la que no le afectan las crisis económicas, pues al sustraerse de las imposiciones capitalistas, los barones internacionales del dinero, no se lo perdonarán y la castigarán con sus temibles sanciones económicas. Caerá en el concepto de país “paria”.
Quizá sea por eso que China esté mostrándose más beligerante, como el hecho de que amenaza con recobrar a Taiwán, país que, sigue insistiendo, le “pertenece” (la histórica separación de Taiwán de China, desde 1945, ha hecho a ese país totalmente independiente de China. Y así lo reconoce el mundo).
Y también amenaza con apoderarse totalmente del Mar del Sur de China, por el que se realizan operaciones comerciales por unos $3.37 billones de dólares anualmente ($3,370,000,000,000), impidiendo el paso de barcos extranjeros (ver: https://www.cfr.org/global-conflict-tracker/conflict/territorial-disputes-south-china-sea).
Ya, Estados Unidos, Inglaterra y Australia hicieron un pacto para proporcionar de submarinos de impulsión nuclear a éste último país, para que pueda vigilar esa región marina tan disputada (ver: https://www.theguardian.com/australia-news/2021/sep/15/australia-nuclear-powered-submarines-us-uk-security-partnership-aukus).
Finalmente, la crisis inmobiliaria, financiera y económica china, demuestra que no hay “milagros eternos” dentro del capitalismo. Los imperios económicos llegan a la cúspide y comienzan su decadencia.
Y la “fortaleza” china, caerá, así como han estado cayendo varios de los edificios chinos demolidos, porque nadie los habitará.
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