Mujeres violadas y sodomizadas, daños colaterales de la infame guerra en Etiopía
por Adán salgado Andrade
La guerra en Etiopía, promovida por dos facciones en el poder, inició en noviembre del 2020, y continúa, dejando estragos entre la población que, como siempre, sufre los “daños colaterales” de las masacres que están dejando los bandos confrontándose. Uno de ellos, es liderado por Abiy Ahmed Ali, quien ascendió al cargo de “primer ministro” etíope en el 2018 y que, por haber terminado la guerra entre Eritrea y Etiopía, recibió en el 2019, el Premio Nobel de la Paz, que le deberían de retirar, pues comenzó la infame guerra a la que aludo antes. La otra facción, son los guerrilleros del Tigray People Liberation Front, TPLF, el frente muy armado, que domina o dominaba, antes del conflicto, al estado de Tigray, perteneciente al norte de Etiopía (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/11/guerra-en-etiopia-por-conflicto-entre.html).
Como suele suceder en guerras civiles, se recurre a todo, con tal de derrotar a los enemigos. Y los militares etíopes, apoyados por los de Eritrea, incluso, han saqueado los alimentos para que los guerrilleros del TPLF no tengan qué comer, pero los que mayormente han resultado afectados son los pobladores de Tigray, quienes padecen hambre por tales saqueos y cientos han muerto por inanición (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2021/01/hambruna-en-etiopia-por-guerra-entre.html).
Ahora, los militares etíopes, están recurriendo a otra infamia, auxiliados por soldados eritreos, caracterizados por una mujer de Tigray, Smret Kalayu, “como peores que bestias. No puedo decir que sean seres humanos”. La infamia es, además de saquear casas, hospitales, escuelas, la de secuestrar mujeres tigrayanas, llevarlas a sus cuarteles, violarlas y sodomizarlas (penetrarlas analmente), hasta dejarlas casi muertas. Es lo que expone el dramático artículo de Associated Press “ ‘Nuestro turno’: tropas eritreas matan, violan y saquean en Tigray”, firmado por Rodney Muhumuza (ver: https://apnews.com/article/only-on-ap-eritrea-africa-religion-9fe9140b76da946e4fa65095a1d5b04f).
Las fotos que acompañan al artículo muestran a mujeres tigrayanas, cuyos rostros reflejan profunda tristeza, incertidumbre ante un incierto futuro, resignación, impotencia… frente infamias fuera de su control, las provocadas por mezquinos enfrentamientos entre mafias en el poder, que sólo ven a su gente como a carne de cañón, de la que se puede prescindir, permitiendo, incluso, deleznables actos, como el que los sádicos “soldados” de Eritrea, las violen, con tal de que sigan ayudando al hipócrita “pacifista” de Ahmed Ali a deshacerse del TPLF.
“Mujeres que logran llegar a la clínica, sobrevivientes de abuso sexual de la región de Tigray, no pueden fácilmente describir sus males. Pero cuando no pueden sentarse y apenas si se tocan sus traseros, las enfermeras saben que es un indescriptible caso de sufrimiento. Eso pasó cuando una tarde, una confusa, casi inconsciente mujer de 40 años, envuelta en toallas sanguinolentas, arribó a la clínica. La habían violado repetidamente, en grupo, más de una semana, quince soldados eritreos. Sangrando profusamente de su recto, se colapsó en una calle de su pueblo Azerber. Un grupo de religiosos, la subió en un autobús, que la llevó a Mekele, la capital de Tigray. La mujer, recientemente, rompió a llorar, mientras daba cuenta de su secuestro en enero, de manos de tropas de Eritrea, quienes se han apoderado de partes de la región en guerra, parte de Etiopía. Los soldados, decían que la iban a matar y otros, que bastaba con violarla e infectarla con SIDA, y que era su turno de divertirse, no el de ella, platicó la victimizada mujer”. Los eritreos sodomizan a sus víctimas, de acuerdo con las enfermeras, una práctica que es fuerte tabú en la región ortodoxo-cristiana de Tigray.
Seguramente esos asesinos, misóginos uniformados, saben eso y, por ello, más sodomizan a las pobres mujeres que secuestran, imponiéndoles esa práctica tabú.
Otras fotos, muestran los daños que esos “soldados” han dejado en Tigray, como la de un hospital, en donde destruyeron todo el equipo médico “lo orinaron y hasta defecaron sobre los destruidos aparatos”. Ese salvaje, irracional comportamiento, deja ver la forma en que esos asesinos autómatas, son entrenados, que no tengan empacho en realizar deleznables actos, destructivos, escatológicos, además de las violaciones a mujeres.
Desgraciadamente, en todo conflicto bélico, las mujeres son las que más sufren la violencia militar machista. Son víctimas de violaciones, si bien les va, pues muchas son asesinadas luego de que los agresores consuman su violencia sexual. Eso sucedió, por ejemplo, cuando en la guerra de los Balcanes, los serbios violaban a las mujeres “enemigas”, con tal de “sembrar sus semillas” y que los hijos que nacieran de tales violaciones, ya no fueran “puros” de sus respectivas razas. Es lo que se conoce como “limpieza étnica” (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Fo%C4%8Da_ethnic_cleansing#Mass_rapes).
Es una forma de humillar aún más al enemigo, al violar y humillar a sus mujeres. Y se ha hecho desde tiempos ancestrales.
Y no podía ser distinto en este conflicto, en donde, además, la falta de gobernabilidad sobre los soldados eritreos, empeora la situación, pues según funcionarios etíopes, “ya se ha ordenado que dejen de operar en Tigray y se retiren, pero no lo han hecho”.
En otras fotos, se ve a tigrayanos caminando por semidesérticas zonas, huyendo de la violencia, dejando casas, negocios… toda su vida anterior atrás.
Muchos, no saben de familiares, pues fueron separados forzadamente “y no sé si mis dos hijos, sigan vivos”, como platica una mujer.
Algunos, están en un campo de refugiados en Mekele, en donde todos los desplazados por la violencia de salvajes, energúmenos “soldados” eritreos, viven como pueden, en tiendas de campaña o en alguna abandonada escuela, en donde ya no se imparten clases, pues, ¿para qué?, han de decir los administradores, si, en tales condiciones, las niñas y niños tigrayanos, no tienen futuro.
Otros aliados de los militares son las milicias de la etnia Ahmara, “enemigo natural de los tigrayanos, muy dispuesto a ayudar a someterlos”.
Así que en esa infame guerra entre facciones, repito, los que están sufriendo mucho más, son los empobrecidos tigrayanos, muchos de los cuales, ya eran pobres y con ese infame conflicto, se han pauperizado mucho más. Y los constantes bombardeos dejan más muertos civiles, que militares, “como un bombardeo eritreo que duró 13 horas y dejó 150 personas muertas en el pueblo de Tirhas Fishaye, otra mujer que ha dado su testimonio de la carnicería que está ocasionando ese conflicto. ‘Luego del bombardeó, nos comenzaron a matar en las calles. Nos ocultamos en una cueva por dos meses, junto con otras 200 personas. Entonces, el ejército eritreo, nos encontró y mató a 18’ ”.
Tirhas es de los cientos de personas que se han refugiado en el citado campo. Y dudan mucho en regresar a sus lugares de origen, pues quedaron destruidos, las casas quemadas, al igual que los cultivos.
A pesar de que se están aplicando sanciones a Etiopía, para que concluya con esa infame, genocida guerra, el conflicto sigue y, más bien, el “pacifista” Ahmed Ali, dice que ninguna nación tiene derecho a “entrometerse en asuntos que sólo competen a mi país”.
Claro, no quiere que se entrometan con el genocidio que está cometiendo, que podría calificarse ya como un crimen contra la humanidad, pues que militares asesinen a civiles, roben, violen y maten a mujeres, es eso, una acción criminal, no militar.
Los testimonios de toda la gente que ha logrado sobrevivir, refugiada en Mekele, señalan lo mismo, el sadismo de los militares eritreos, que asesinan a civiles, los dejan pudrirse en la calle, saquean, secuestran y violan mujeres. Eso, ya no es una guerra contra el TPLF, el enemigo original, sino contra la etnia tigrayana, que desde siempre se ha considerado como independiente de Etiopía.
Es ya, por tanto, un conflicto racial.
Mientras tanto, los sádicos uniformados, seguirán con sus tácticas y las que más sufrirán, serán las mujeres secuestradas y violadas, que tendrán suerte si salen vivas.
Una foto muestra a niños tigrayanos, sonrientes. Quizá, en su inocencia, todavía piensen en que tendrán un futuro, que irán a la escuela y jugarán con sus compañeros.
No está en sus pensamientos el que algún día, incursionen sádicos uniformados y los asesinen a tiros.
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