miércoles, 28 de octubre de 2020

Las temibles armas de microondas

 

Las temibles armas de microondas

por Adán Salgado Andrade

 

Es admirable el cuestionado “avance” que la humanidad hace para crear nuevas y más letales armas. Los “progresos” bélicos, han superado, por desgracia, todos aquéllos encaminados a lograr un mundo mejor. El instrumento de la muerte más letal, es el engendro balístico nuclear, que nos tiene al borde del potencial aniquilamiento. Basta un “error humano”, “computacional”, un acto terrorista, un hacker… para que se desate el Armagedón termonuclear y toda la vida en el planeta, deje de existir (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/10/el-sovietico-que-salvo-al-mundo-de-uno.html).

Algunas armas, incluso, hasta pasan desapercibidas, pues el atacado, ni siquiera se da cuenta de quién la está operando y, desde dónde.

Esas son las llamadas direct energy weapon, las que atacan un objetivo, mediante energía altamente concentrada, que pueden emplear un láser, microondas o sonido. Y aunque se emplean desde los 1970’s, de acuerdo con Jai Galliot, ex oficial naval estadounidense, se han mantenido en secreto (ver: https://www.abc.net.au/news/2020-10-23/what-is-microwaves-weapon-and-is-the-havana-syndrome-real/12803172).

Lo que no es un secreto, es que varias personas, sobre todo, agentes de la CIA y diplomáticos estadounidenses, han sido atacados con esas armas, las cuales, ni siquiera se conoce cómo son. Es lo que expone el artículo de la revista digital GQ, titulado “El misterio de la concusión inmaculada”, firmado por Julia Ioffe (ver: https://www.gq.com/story/cia-investigation-and-russian-microwave-attacks).

El artículo, está basado en el testimonio dado a la periodista por Marc Polymeropoulos, ex agente de la CIA (Agencia Central de Inteligencia), encargado de las operaciones en Rusia y en algunos países árabes.

Señala Ioffe que “Él era un oficial de rango superior de la CIA, al que se había encargado espiar a Rusia. Entonces, una noche, la vida de Marc Polymeropoulos, cambió para siempre. Dice que fue atacado por una misteriosa arma, y es parte de docenas de diplomáticos estadounidenses y espías, quienes creen que han sido blanco de ataques con este secreto dispositivo en varios países, incluso, en casa, en suelo estadounidense. Ahora, mientras una investigación de la CIA apunta a responsabilizar a Rusia, las víctimas se preguntan por qué se hace tan poco en la administración de Trump”.

Y es que el recuento de los hechos, parecería producto de una cinta de espionaje, muy a la James Bond.

El título del artículo responde al hecho de que a todos los afectados, como a Polymeropoulos, esos ataques, les han ocasionado daño cerebral permanente en el cerebelo, en donde las conexiones cerebrales han sido severamente interrumpidas, que son las que controlan las funciones auditivas y visoespaciales. Pareciera alguna misteriosa clase de concusión cerebral, así, como la Inmaculada Concepción, pero esta es la Inmaculada (Misteriosa) Concusión.

“Los volúmenes de materia blanca de las víctimas, la parte interna, más profunda del cerebro, fueron significantemente reducidos. La materia blanca, está hecha de axones, las delicadas conexiones del sistema nervioso central. Los axones y su delicada estructura, fueron dañados en la gente que sufre de ese síndrome. Si se rompen, no se reconectan. No crecerán nuevos axones, sólo se tienen con los que se nace. El cerebro, tratará de arreglar las cosas y remediar en algo el daño, pero eso lleva tiempo y los mecanismos compensatorios, distan de ser perfectos”, señala Ioffe.

Muchas de las víctimas, han quedado paralíticas de por vida, por ese llamado síndrome de la Habana. Al momento de ser atacados, todos sintieron una especie de fuerte presión en la cabeza, como si se las hubieran estado aplastando.

El testimonio del ex agente, sobre los síntomas que sintió, luego del ataque, coinciden con todos los que han sufrido el “disparo” de microondas concentradas: debilidad extrema, que ni levantarse pueden, terribles náuseas, que llevan al vómito, mareos, visión borrosa y jaquecas permanentes, en algunos, como en el caso de Polymeropoulos.

Todo comenzó el 5 de diciembre, del 2017, en un hotel de Moscú, en donde se encontraba en misión secreta, para investigar los esfuerzos de los rusos, para organizar un golpe de estado en Montenegro o evitar que Macedonia se cambiara el nombre.

Supuso que la comida le había hecho mal, cuando sintió fuertes náuseas y no consiguió levantarse.

Los síntomas pasaron, pero días más tarde, que seguía en Moscú, cuando comía con sus colegas en el restaurante del hotel, sintió de nuevo náuseas, mareos y, con mucho trabajo, regreso a su habitación.

Su compañero de misión, también fue atacado y sintió los mismos malestares, pero rehusó dar su testimonio a Ioffe.

Ya, de regreso a Virginia, el estado natal de Polymeropoulos, los malestares se agudizaron. A pesar de que se sometió a varios exámenes, sobre todo, electroencefalogramas y resonancia magnética, nada detectaron los doctores, todo estaba “normal”.

Pero Polymeropoulos, comenzó a investigar y a enterarse de muchos otros diplomáticos y agentes de la CIA, que sufrían de lo mismo que él, como los que habían sido “atacados” en la recién abierta embajada estadounidense en Cuba, en el invierno del 2017 (ver: https://www.newyorker.com/magazine/2018/11/19/the-mystery-of-the-havana-syndrome).

“Era más que evidente que todos fuimos atacados por alguna clase de arma”, le dijo a Ioffe.

Sus problemas de salud se agravaron tanto, que, de plano, se retiró prematuramente, a los 50 años, de la CIA.

La oficina de salud de esa agencia, la OMS, no lo ha apoyado lo suficiente, sobre todo, para que le autoricen estudios más avanzados en institutos especializados.

Las jaquecas, son permanentes, y ni sedantes, masajes, terapias, le ayudan. El daño a su cerebro, es permanente.

Esas armas, existen, incluso, en Estados Unidos, pues un militar, recientemente, sugirió que se usaran armas de microondas contra los manifestantes de BLM, protestando contra la brutalidad policial. ¡Vaya estupidez! Eso, habría empeorado las protestas, pues la agresión hubiera sido severa. Imaginen por lo que pasa Polymeropoulos. Habría sido una infamia, usar contra los propios ciudadanos, esas armas incapacitantes.

Pero, seguramente, cuando incrementen las protestas, por tantos problemas sociales y económicos que se dan en el mundo, serán de uso común. Preferirán usarlas las mafias en el poder, a balas, con tal de que no les digan ¡Asesinos! Mejor, dejarlos discapacitados, que muertos.

Lo más frustrante para Polymeropoulos, además del daño permanente a su salud, es que ni la CIA, ni la administración de Trump, han hecho nada con respecto a las decenas de ataques, que han sufrido, ya, varios de sus colegas y diplomáticos.

“Yo creo que Trump, quiere quedar bien con Putin, lo admira mucho, yo creo que Putin es lo que Trump, no es y quisiera ser”.

Y es que como Trump ha boicoteado mucho a la CIA y al FBI, “eso es lo que aprovechan los rusos, de que ni siquiera nuestro presidente, nos apoya”, agrega el ex agente.

Además, existe evidencia de que los hackers rusos, ayudaron a que Trump, ganara las elecciones en el 2016. “Yo creo que otra vez espera Trump esa inesperada ayuda. Y nuestra directora, Gina Haspel, pienso que está temerosa de que Trump se enoje, si se exponen los ataques rusos, y la despida, y ponga a un tipo cerrado, que dañe más a la agencia”.

En otras circunstancias, con un presidente normal, seguramente ya se habrían emitido quejas formales a los soviéticos, quienes no aceptan lo de los ataques a agentes de la CIA o a diplomáticos estadounidenses.

Ioffe le preguntó a Maria Zakharova, vocera del Ministerio Ruso del Exterior, su opinión, sobre que la CIA, había establecido una conexión entre los ataques y los servicios secretos de seguridad rusos, a lo que la mujer, secamente, le contestó que “No voy a especular si ellos son víctimas de un ataque acústico, paranoia o Rusofobia. Esa es una pregunta más propia para los doctores”.

Claro que no reconocerán nunca estar detrás de esos ataques, pero, como dice  Polymeropoulos, los “rusos están ávidos der seguir como en el pasado, que espiábamos y ellos nos espiaban, y así, hasta nuca acabar”. Supongo que será una cuestión “romántica”, que, de todos modos, no puede subestimarse. Si los conflictos entre Rusia y Estados Unidos escalaran, como dije arriba, podrían recurrir al demencial, mortífero poderío nuclear que poseen. Y no acabarían sólo con ellos, sino con todo el planeta.

Por la falta de apoyo de Trump, fue que la CIA desclasificó el informe de todas las personas que han sido atacadas, por esas “misteriosas” armas, para llamar la atención pública internacional a ese grave problema.

“A la CIA, no le guardo rencor. Sólo que su burocracia, se complica cada vez más y más. No han atendido debidamente mis peticiones, de que me canalicen a institutos especializados. Ahora, lo que de verdad necesito, es que me quiten estas malditas jaquecas”, declara el ex agente.

Tiene razón, pues, con eso, simplemente le muestran que todos los años que estuvo trabajando tan eficientemente para la agencia, no valen nada, en estos momentos que le debieron retribuir sus servicios.

Tampoco valdrá su testimonio, y los daños a su salud, que esas aberrantes armas, le ocasionaron, como para que dejen de usarse.

No, como señalo arriba, muy seguramente, en pocos años, serán oficializadas, para “combatir” subversión y protestas sociales.

Desgraciadamente, para eso ha servido la “racionalidad humana”, para reprimirnos y matarnos masivamente.

Creo que estaríamos mejor, siendo irracionales.

 

Contacto: studillac@hotmail.com