El no tan glamuroso mundo de las Modelos Profesionales
por Adán Salgado Andrade
Generalmente, se ha tenido la idea de que las modelos profesionales, además de la fama mundial de algunas de ellas – las top models, como Naomi Campbell, por ejemplo –, son personas que se enriquecen con su trabajo, ya sea de lucir confecciones de famosos diseñadores, en los desfiles de modas o posando para fotógrafos o pintores o haciendo videos de publicidad, entre otras muchas actividades.
Se les ve como una mercancía, que vende su cuerpo, su cara, con fecha de caducidad, claro, que es cuando van envejeciendo o si son obesas – aunque ya hay un movimiento para que se acepten a las modelos de talla extragrande, como otra categoría – o algo que moleste al que las contrata.
Pero eso es sólo una apariencia, el que se enriquezcan con su profesión, pues la mayoría de ellas, son explotadas, humilladas, vejadas… incluso, abusadas sexualmente, como comenta el podcast de The Guardian “El lado feo de la industria del modelaje”, coordinado por Anushka Asthana, en el que se expone el caso de la modelo Emily Ratajkowski, quien recientemente escribió un ensayo, describiendo qué ha significado, para ella, ser una modelo “famosa”, pero que lo que le pagan dista mucho de colocarla como una mujer rica, además de las humillaciones por las que ha pasado, que han sido varias (ver: https://www.theguardian.com/news/audio/2020/oct/05/the-ugly-side-of-the-modelling-industry-podcast).
A partir de ese ensayo, muchas modelos y el público en general, quedaron impresionados de lo que ella tuvo que pasar, sobre todo, cuando un abusivo fotógrafo, le tomó imágenes, cuando ella tenía 20 años y, desde entonces, abusivamente, ha seguido lucrando con ellas, a pesar de que nunca hubo un contrato que le diera derechos plenos a ese tipo, para comerciar y tener buenos ingresos, con fotos no autorizadas por Ratajkowski.
Asthana recoge los testimonios de Leanne Maskell, ex modelo, quien escribió The Model Manifesto: An A-Z anti-exploitation manual for the fashion industry is out now (El manifiesto de la modelo: un manual de la A a la Z de anti-explotación contra la industria de la moda), en el que también describe cómo fue tratada, cuando trabajaba como modelo y lo que sugiere que hagan las modelos para que eviten o, al menos, disminuyan, los malos tratos.
“Me vestían como prostituta, me hacían meter mi cabeza en autos y, yo, ni entendía por qué hacían eso, pero eran revistas famosas, las que me sometían a esas humillaciones”, le comenta Maskell. Sí, muy común esa imagen, sobe todo, para anunciar un auto, en el que la modelo, hace el papel de extensión del vehículo, subliminalmente, transmitiendo el mensaje de que, todo aquél que adquiera ese auto, tendrá a chicas tan sexis, como la modelo, a sus pies.
No sólo con autos, sino con muchas cosas, a la mujer, se le usa como parte del objeto, como si estuviera incluida, fuera parte de él, con tal de hacerlo más atractivo.
Magdalena Kossewska es otra modelo, quien comenta que le han sucedido cosas que, en su momento, ella pensaba que eran normales, pero que se ha dado cuenta que no, que eran abusos de todo tipo, humillaciones, con tal de tener trabajo. ”Desde los 17 años, comencé a trabajar con un agencia de modelos, y estaba encantada, pues me prometieron todo, viajar, vestir ropa elegante, mucha fama, pero, el contrato, que nunca leí, decía que no podía cambiar nada de mi apariencia, si me teñía el pelo o me lo cortaba de otra forma, me multaban. Si subía de peso, debía de bajar, y lo tuve que hacer, bajar, hasta que mi cadera midió 90 centímetros, no, en ese entonces, hubiera querido tener la fama que hoy poseo, pero, ahora, hasta la aborrezco”.
Otra modelo, Wenley Maskel, comenta que también la sometieron a dieta y “todos los días, me medían, enfrente de gente que ni conocía, casi puros hombres, lo que me hacía sentir avergonzada”. Claro, pues el trato no era de una persona, una mujer, sino un mero objeto de deseo, de exhibición, una invitación a varios machos a que las trataran como cosas atractivas.
Leana Lena, también ex modelo, dice que la gente piensa que, por el hecho de ser modelo, “una tiene que hacer lo que le dicten, y no es así”. Y tampoco tienen control sobre lo que van a hacer, ni saben si será un trabajo pagado o no. “La agencia, simplemente, nos da la dirección de donde modelaremos y ya, no sabes si te van a pagar o cuánto”.
Es decir, trabajen primero y, luego veremos, si les pagamos. Y, seguramente, la agencia ya habrá cobrado. Además, las fuerzan a hacer cosas indignas. Lena cuenta que la contrataron para hacer cosas indignas, como modelar eróticamente para fotógrafos, pero que lo hizo, para quedar bien con los clientes y que la agencia no recibiera quejas, pues la podían vetar. “Una fotógrafa, una vez, nos pidió a otra modelo y a mí, que nos subiéramos a una mesa de pingpong, yo, encima de ella, sexy. Y le tenía que dar nalgadas. Y, yo, sufriendo, llorando, pero el pelo me tapaba la cara. Sí, cosas muy vergonzosas”.
Comenta Asthana que las agencias las envían a todos lados, incluso, a las casas de “fotógrafos”, sin que haya ninguna precaución, por si algo llegara a sucederles. Como le platica Lena “Otra vez, me enviaron a la casa de un fotógrafo y quería hacerme tomar, me tenía en su recámara, hostigándome, tratando de desvestirme y todo tomado, y yo, no queriendo hacer nada, con tal de no darle a él, el pretexto, para quejarse con la agencia, y que me castigaran y yo, diciéndome, maldita agencia, es demencial lo que me están haciendo”. Sí, es de imaginarse que se sientan traicionadas, como si fueran más una escort, o sea, una acompañante, que puede llegar a tener sexo con quien la contrate, si llegan a un precio. No las tratan como modelos. Y, al parecer, entre muchos “fotógrafos” de modelos, es una conducta anómala, que las traten como prostitutas, como varias han comentado.
Y es que el modelaje, es una actividad que deja mucho dinero, a agencias, a empresas de modas, de maquillajes, de perfumes… unos $38,750 millones de dólares anualmente, tan sólo en Inglaterra, “así que, asumí, que las modelos eran bien pagadas”, dice Asthana. “A veces, no te ganas nada, y hasta sales pagando, sobre todo, cuando vas a un desfile de modas, te cobran mil dólares por el hospedaje y te endeudas y endeudas, y la agencia te dice que así es, pero que, luego, te recuperarás. Por un desfile, a veces te pagan cien dólares, es ridículo”, le dice Lena.
Asthana, investigó que en los desfiles de modas en Inglaterra, se ha establecido que se paguen en un rango que va de los $161 dólares hasta $1600, las mejor pagadas, “pero es el único estándar establecido, nada más. Muchas modelos, no reciben paga, pues, su pago, es que hayan salido en el desfile”. Pero, como aquí dicen los artistas, “no vivimos del aplauso”. Tampoco, las modelos, viven de eso.
Por otro lado, se ha tendido a abaratar el modelaje, dice Lena, pues en empresas de moda, como Pretty Little Thing o Missguided, ambas, compañías confeccionistas de ropa, que le pagaban hasta $1,300 dólares, después le pagaban $400, a lo mucho, además de que, como los contratos los manejan las agencias, les quitan una tercera parte de la paga, así que la modelo, va recibiendo muy poco. “Y no es seguro, no sabes si tendrás trabajo o no, y si al final del mes, tendrás dinero para pagar tus gastos”, dice Lena
Sobre la alta cuota que cobra la agencia, Lena se dio cuenta, ya cuando entró a trabajar directamente para una de las marcas que antes la contrataba, a través de la agencia. “Allí, pude ver cuánto cobraba la abusiva agencia, veinte por ciento más de lo que imaginábamos. Además, mi imagen se seguía explotando por los vendedores de ropa, mis fotos, todo, a pesar de que ya no tenían derecho a hacerlo. Y, cuando eres joven, ni preguntas cuánto te van a pagar, te apenas, pero, por eso, se aprovechan más de ti”.
Luego, Asthana platicó con John Horner, director de la agencia Models 1 y jefe de la Asociación Inglesa de Agentes de Modelos de Moda, qué se ofrece a las modelos para protegerlas y le contestó que “me pueden llamar para darme sus quejas, pues lo que queremos es que se sientan bien. Incluso, hasta la policía puede intervenir, si fuera necesario. Ya hay un sindicato, llamado Equity, para todas las modelos, pero no lo usan mucho, pues pocas saben que se pueden sindicalizar”, le dice a Asthana.
También, platicaron sobre el ensayo escrito por Ratajkowski, aparecido en la publicación The Cut, en donde la modelo platica la desventura que vivió con un fotógrafo, que, a la fecha, ha sacado provecho de una serie de fotos instantáneas que aquél le tomó, cuando ella tenía 19 años y que ha impactado a la industria del modelaje (ver: https://www.thecut.com/article/emily-ratajkowski-owning-my-image-essay.html).
En el ensayo, Ratajkowski narra cómo muchas personas, no sólo varias agencias, abusaron de su confianza.
Por ejemplo, una vez fue “demandada” por un paparazzi, porque ella había subido a su cuenta de Instagram, una foto que él le había tomado, en donde la modelo, se cubrió la cabeza con un ramo de flores. “Quieren 150 mil dólares”, le dijo su abogado. “Ridículo, que siendo una foto mía, ahora yo debía de pagar por el daño moral”, dice Ratajkowski.
Luego, Richard Prince, un afamado pintor y fotógrafo, comenzó a hacer dinero de fotos de Ratajkowski, del Instagram de ella, que “sólo retocaba y hacía en largo formato”. Su novio de entonces, le propuso que compraran uno de los “cuadros”, que Prince vendía en $80 mil dólares. “Me pareció absurdo, porque, yo no tenía por qué aceptar que ese señor, aunque fuera famoso, tomara mis fotos, sin mi consentimiento, e hiciera bue dinero de ellas y ganara más dinero que lo que a mí me habían pagado por tomarlas”.
Tanto insistió ese ex novio, que convino Ratajkowski en comprar una pieza más pequeña, de menor valor, en blanco y negro, de diez mil dólares, “entre los dos, pero lo hicimos como inversión”.
Cuando se separaron, el ex, se llevó la pintura. Le dijo a Ratajkowski que, si la quería, le diera los diez mil dólares. “Como me rehusé, el miserable, subió fotos íntimas de mí, de nuestros momentos de amor, a 4chan. Fui víctima de la porno venganza (revenge porn)”, dice la modelo. “Fui destruida, perdí cinco kilos en cinco días, y se me cayó un mechón de pelo de la nuca, una semana después, que me dejó un círculo de piel blanca”, declara.
“Tuve que pagarle al miserable, pues fue lo que me cobró por bajar las fotos”. Sí, fue víctima de lo que muchos mezquinos hombres hacen, de subir fotos íntimas de sus ex novias o ex esposas, como venganza porque los dejaron, sienten que son ellos sus dueños y que no pueden abandonarlos así.
En el 2012, su agente, una mujer que conocía a Ratajkowski desde los 14 años, le dijo que el fotógrafo Jonathan Leder, la contrataría para una sesión fotográfica. “Miré su trabajo y vi que era un tipo raro, pero que atraían sus fotos”, dice.
Fue en Woodstock en donde sería le sesión. Leder fue por ella a la estación de autobús, en un auto vintage.
Pasó una noche en la casa de Leder, quien la llenó de vino. Las fotos eran instantáneas Polaroid.
La maquillista, le hizo varios cambios durante las sesiones, que comenzaron con lencería vintage, para que parecieran antiguas. Luego, como si nada, Leder le dijo que la quería desnuda. “No era problema para mí, pues estaba acostumbrada a que me lo pidieran”.
De hecho, Ratajkowski hizo un video, acompañado con una canción, en donde luce desnuda de los pechos, bailando al ritmo de la melodía. Ese video, se conoce como Blurred Lines (ver: https://www.reddit.com/r/WatchItForThePlot/comments/hgc5tj/emily_ratajkowski_with_the_greatest_music_video/).
Sin embargo, dice que con las horas, el comportamiento de Leder era pedante, como si no estuviera a gusto con las fotos. Cuando terminaron con las sesiones, Leder le dijo que su problema era que no tenía “tetas grandes”, que eso daba más presencia a una foto. Vaya “fotógrafo”, criticar el físico de la modelo, no es profesionalismo eso.
Como Leder notó que ella ya estaba algo ebria por el vino, hubo un intento, de su parte, de seducirla, pero dice ella que lo rechazó, pues ya “me estaba metiendo el dedo. Y se fue, enojado”. Al día siguiente, la llevó de regreso a la estación de autobuses, indiferente. La agente de Ratajkowski, le dijo que Leder le pagaría el pasaje redondo, pero no lo hizo. “Me di cuenta, ya cuando estaba en el autobús”
Algunas de las fotos se publicaron en una revista, Darius, “que yo, ni conocía”.
Pero, luego, sin su consentimiento, Leder publicó un libro con muchas de las otras fotos que tomó a Ratajkowski. “A pesar de que mi abogado le mandó una carta diciéndole que dejara de hacerlo”, Leder siguió.
No sólo eso, el mezquino fotógrafo, ha seguido publicando más libros y reimpresiones y ha organizado exposiciones en galerías. Lo que le ha dejado mucho dinero.
Le han hecho entrevistas, en la cuales, declara que “He trabajado con más de 500 modelos, y puedo decirle que Emily, ha sido una de las mejores modelos con las que he trabajado, en términos de su cuerpo. Ni se apenó, ni tuvo gran consciencia. Decir si disfrutó su desnudez, sería minimizarlo. No sé si la empoderó o si disfrutó la atención”, fue una de sus declaraciones. Al menos, no habló mal de ella, piensa Ratajkowski.
Allá él, dice Ratajkowski, quien sabe que un pleito legal, les saldría muy costoso a ambos. “Al final, se va a quedar sin fotos Polaroid y yo seré la Emily que posea el gran arte y la que escribió este ensayo, también. Y continuaré, buscando tener el control, donde pueda hallarlo”.
Como señalé arriba, Ratajkowski causó mucha polémica y conmoción, sobre todo, entre las modelos, la gran mayoría de las cuales, coincidió con su historia, que han sufrido cosas así, de “fotógrafos, incluso, peores, pero no se habían atrevido a denunciarlas.
Ojalá que lo hagan, que no permitan que las humillen, que las exploten, que las hostiguen sexualmente, que no sean tratadas como mercancía, a la que se puede usar como se quiera.
Sólo así, su lucha será la de millones de mujeres, que claman que sean tratadas como personas, no como cosas asesinables o violables.
Son parte de los urgentes cambios que, como humanidad, debemos emprender, si queremos estar unas décadas más sobre este depredado, contaminado planeta.
Contacto: studillac@hotmail.com