miércoles, 29 de julio de 2020

La hollywoodesca fuga de Japón del corrupto ex CEO Carlos Ghosn

La hollywoodesca fuga de Japón del corrupto ex CEO Carlos Ghosn

por Adán Salgado Andrade

 

El capitalismo salvaje tiene, como objetivo principal, el enriquecimiento de quien lo practica. Se vale, entonces, todo, sea legal, ilegal, ético, inmoral, benéfico, maléfico, constructivo, destructivo, mortal, curativo, enfermador… todo es posible, con tal que el resultado final sea la acumulación de una gran fortuna. En estados Unidos, el lema, entre los corredores de bolsa, es que “quien tenga treinta años y no posea 10 millones de dólares, al menos, de fortuna personal, es un perdedor”. Y, por ello, accionistas de empresas, administradores, jefes (CEO’s) y todos los involucrados, buscan, incluso, cometer fraudes o cometen ilegalidades, con tal de que la empresa gane mucho, suban sus acciones y, tanto accionistas, así como jefes y algunos empelados, salgan totalmente beneficiados. Una buena parte de la ganancia de muchas empresas, se debe a fraudes.

Eso sucedió, por ejemplo, con automotrices como VW, que alteró, con software, las emisiones que producían los motores diésel de algunos de sus vehículos, para que pasaran las pruebas de contaminantes a los que eran sometidos. Eso, se detectó en Estados Unidos, y dicha empresa, tiene pendientes cientos de demandas, de millones de dólares, en compensación por pagos, dadas sus fraudulentas prácticas (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2015/12/corrupcion-corporativa-ganancias-y.html).

Como dije, si se deben de matar personas, para aumentar las ganancias, hay que hacerlo, con tal de que los CEO’s se enriquezcan rápidamente. Eso ocurrió con la inmoral empresa “médica” Insys, la cual, siguiendo con la ruta para el enriquecimiento, planeada por su fundador, John Kapoor, se dedicó a dar sobredosis de su “medicamento” opioide, para aliviar el dolor, Subsys, sin importarle que cientos de personas comenzaran hacerse adictas y a morir, por haberse envenenado con esas fatales sobredosis (ver. http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/07/insys-y-su-produccion-legal-de-drogas.html).

Bien, pues siguiendo la misma línea, el señor Carlos Ghosn, ex CEO de las importantes automotrices Renault, de Francia, y Mitsubishi y Nissan, de Japón, las que se fusionaron cuando la francesa adquirió a las japonesas, estuvo envuelto en varios casos de fraudes corporativos, que incluyeron no haber reportado ganancias por 80 millones de dólares (mdd) durante un periodo de 8 años, distribuyendo $16 mdd de pérdidas personales en los libros de la compañía y usando un muy elaborado esquema para cargar sus suntuosos gastos personales a Nissan, como haber remodelado con 15 mdd, que salieron de esta empresa, su casa de Beirut.

Por supuesto, que el brasileño de 66 años, además, con nacionalidades francesa y libanesa, niega todo eso, como es costumbre que hagan ese tipo de corruptos inescrupulosos, quienes se presentan como honrados jefes de empresas, pero que, lo primero que les interesa es, como señalé antes, hacerse ricos.

Por todos esos cargos, fue arrestado Ghosn, el 19 de noviembre del 2018 en Tokio, Japón, “a las cuatro y media de la tarde, por fiscales de ese distrito, cuando regresaba de Líbano, en su avión privado, para cuestionarlo sobre cargos de fraudulenta contabilidad. Su mano derecha, Greg Kelly, director de Nissan y ex jefe de recursos humanos, también fue arrestado, pero en Estados Unidos, ese mismo día (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Carlos_Ghosn#Arrest_in_Tokyo_and_subsequent_Nissan_investigation).

Sin embargo, como el dinero todo lo puede (no siempre, claro, pues no puede revivir a un muerto), Ghosn se relacionó con personas que lograron extraerlo de Japón, de muy Hollywoodesca manera, como comenta el artículo “Cómo Carlos Ghosn escapó de Japón, de acuerdo con un ex Boina Verde, quien lo extrajo”, firmado por May Jeong. La periodista anota, como subtítulo de su trabajo, “Cuando el rey de las automotrices escapó de su arresto domiciliario, cautivó al mundo. Ahora, el hombre que lo ayudó, está en la cárcel y nunca recibió un centavo por hacerlo”, pues, en efecto, Ghosn, lo dejó esperando con la paga.

Cuando se leen los detalles de la forma tan arriesgada y espectacular en que Ghosn fue extraído, literalmente, de Japón, viene a la mente la cinta estadounidense Argo (2012), dirigida y actuada por Ben Affleck, sobre la forma en que, en 1979, los empleados cautivos de la embajada estadounidense en Irán, fueron rescatados mediante una táctica que involucró todo un plan, que tuvo como punto central la supuesta filmación de una película. Era cuando Estados Unidos e Irán, tenían serios conflictos (como los siguen teniendo, por desgracia), y los iraníes buscaron cobrárselos, capturando a esos empleados. Haciéndolos pasar como técnicos de una cinematográfica canadiense, lograron “por un pelo”, escapar (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Argo_(2012_film)#Plot).

Así sucedió con Ghosn. Sus amigos en Líbano, estaban muy preocupados de que el corrupto CEO, en su arresto domiciliario en Japón, se estaba afectando mental y físicamente, pues comía poco, no hacía ejercicio, se estaba afectando su psiquis, además de que el juicio, por el burocratismo de ese país, podría haber llevado años. “’Podría morirme aquí’, dice uno de sus amigos que Ghosn exclamó”, señala Jeong. Fue cuando un de tales amigos, señalado como Ali, le llamó a Carole, la esposa de Ghosn de que “conozco un amigo en Bagdad, especializado en misiones de rescate. ¿Estaría interesado Ghosn?”. Y, claro, Ghosn estaba totalmente interesado, si con eso, evitaba estar tantos años encerrado en su casa, a pesar de los lujos que tenía allí.

Fue aprovechado que, como tenía algunas prerrogativas, por ejemplo, salir a tomar sus alimentos, se podría usar esa actividad, como pantalla esas actividades.

El encargado de la extracción, fue el señor Michael Taylor, ex Boina Verde, de 59 años, quien tenía gran experiencia en rescates de personas y otras delicadas misiones. Nadie mejor para la difícil tarea de sacar, sin que se dieran cuenta las autoridades, a Ghosn de Tokio.

Taylor viajó a Beirut, para entrevistarse con Carole, la que le contó de los malos tratos que habían dado a su esposo, cuando lo encarcelaron, que le tuvieron prendidas las luces día y noche, que sólo lo dejaban dormir media hora cada día y que no tenía ni cama. Jeong señala que, en las prisiones japonesas, los prisioneros usan una colchoneta, típica de las cárceles allá (o sea, que sí tuvo cama, podrían decirse. Diferencias culturales, pues).

Carole insistió en que los cargos no eran claros y que se debían a la fusión franco-japonesa de las automotrices, pues en Japón “no quieren a los extranjeros”, le aseguró ella a Taylor, muy compungida.

Taylor se conmovió al leer que, en Japón, el sistema carcelario era muy cruel, con torturas, denunciado por la ONU como “medieval” y “aunque tiene bajos niveles de encarcelamiento, las condenas son de 99.4%, mayores que en Norcorea”. “Así que, sentí empatía por ese hombre, aparentemente, culpado sin bases”, le dijo Taylor a Jeong.

Sobre todo, porque Taylor mismo pasó por algo similar. Luego de trabajar con las Fuerzas Especiales del ejército estadounidense (formada por puros Rambos), se separó y comenzó a trabajar por su cuenta, fundando su empresa de seguridad, ayudando a sacar gente de países “peligrosos” como Afganistán, a detener envíos de drogas, valores y muchas cosas, las que le dieron buen dinero, por varios años.

“Pero, en 1988, comenzaron sus problemas. Tuvo que declararse culpable de plantar drogas en el auto de una mujer. No niega que lo hizo uno de sus empleados, pero que había sido para que su cliente pudiera reclamar la tutela de sus hijos, que estaban en manos de esa “irresponsable madre”. Fue una “metida de pata, pero pude salir”, dice.

Luego, en el 2007, un viejo amigo de las mencionadas Fuerzas Especiales, que estaba trabajando en Afganistán, lo invitó a entrenar a soldados afganos, quienes peleaban contra el Talibán. Taylor ganó el contrato y recibiría $54 mdd, por hacerlo, durante cinco años. Cuando eso se acabó, el Pentágono lo contrató para interceptar un cargamento de $3,000 mdd en oro, que iba para (el grupo político-militar) Hezbollah. Casi estaba por completar la misión, cuando fue llamado de Estados Unidos, en donde le cargaron casos de corrupción, por el contrato para entrenar soldados afganos, diciéndole que se había tratado de fraude, por “acceso a Información privilegiada”. Se pasó 19 meses en la cárcel. Perdió todo su dinero porque el Estado le confiscó todas sus cuentas.

Su empresa se terminó y el FBI anduvo tras él, vigilando con lupa todos sus movimientos.

No le quedó más remedio que dedicarse a vender “agua vitaminada” en tiendas. Al que llamaban Capitán América, por sus grandes rescates, terminó sobreviviendo de distribuir agua con electrolitos para hidratarse.

Todas esas injusticias, lo hicieron tomar el caso de Ghosn, muy a pecho.

Por su anterior fama, Ali le preguntó si podía “rescatar” a Ghosn. Como ya vimos, las injusticias que se cometieron contra él mismo, le llevaron a decirle que “sí, lo hago”.

Taylor contactó a antiguos colaboradores de su empresa y, con ellos, tramó el plan.

La “extracción”, se acordó que sería encerrando a Ghosn en una caja que contendría supuestos bafles de sonido. Ghosn sería trasladado en un avión privado. El pretexto sería que Taylor y sus amigos, iban para una fiesta en Estambul. Por eso, tenían que hacerse pasar por técnicos de sonido y eso justificaría el empleo de cajas. Ésas, Taylor las mandó a construir especiales, y que fueran un centímetro más pequeñas que la entrada del avión, para que entraran, sin problemas. Les hizo agujeros para que Ghosn pudiera respirar y les puso manijas y ruedas, para que fueran fácilmente transportables. Ghosn pesaba 75 kilogramos, en tanto que las bocinas, 50. “Pero no consideré que 25 kilogramos, fueran mucha diferencia”, dice Taylor, irónico, a Jeong.

El alquiler del avión, fue también difícil, pues todas las empresas les preguntaban qué iban a hacer, además de que trabajaban con facturas. Hubo una, de Turquía, que, se decía, hasta había transportado oro a Venezuela, la que le dijo que no había problema, “es lo que hacemos”.

También se enteró Taylor de que en la casa de Ghosn, había cámaras de vigilancia que cuidaban sus movimientos, pero que no trasmitían en vivo. “Era diferido, y recogían la filmación cada semana, los lunes”.

La fecha establecida para la extracción fue el sábado 26 de diciembre, del 2019. Una fecha en que, no mucha gente trabaja y, más bien, andan desvelados o crudos, por las fiestas navideñas.

El avión alquilado, arribó a Osaka a las 10:30 de ese sábado, transportando el par de cajas. Taylor se enteró de que los horarios de revisión se relajaban a partir de esa hora, así que debían de darse prisa. Y tomaron el tren bala a Tokio.

Llegaron a las 4:30 a esa ciudad, y se dirigieron al hotel Grand Hyatt, en donde los esperaría Ghosn.

Allí, en la habitación 933, el corrupto CEO se cambió. Salieron rápidamente para la estación del tren bala y regresaron a Osaka, con las dos cajas de las “bocinas”.

Taylor dice que iba muy bien preparado para cualquier eventualidad. “Tenía los boletos de un concierto en Osaka, al cual, supuestamente, fuimos mi amigo y yo”, le dijo a Jeong. Incluso, “si algún oficial hubiera abierto las cajas y se hubiera dado cuenta de que allí estaba Ghosn, tenía una coartada. Pero, ésa, no te la puedo decir, pues se trataba de cometer cosas ilícitas”, le declara, riendo.

Pero como los pasajeros VIP, tienen el privilegio de no ser checados con máquinas de rayos X, las cajas pasaron directamente al avión, sin problemas. Véase, nada más, el privilegio de ser ricos.

Pero nada salió mal. Todo el plan funcionó a la perfección. A las 23:10, el avión dejó Japón, recargando combustible sólo en lugares chinos o rusos, como especificó Taylor a los pilotos, para haber evitado algún país, como Surcorea, que tiene tratado de extradición con Japón.

Aterrizaron en Estambul, el 30 de diciembre, a las 5:25 horas y, de inmediato, Ghosn fue llevado a un segundo avión, el cual, finalmente, lo trasladó a Beirut.

Taylor y su amigo, tomaron un vuelo comercial, que también los condujo a Beirut.

Cuando llegaron, las noticias del gran escape, ya estaban en la prensa local y por ellas, se enteraron los japoneses, pero muy tarde.

Allí, Ghosn fue tratado como un héroe por el presidente Michel Aoun y otros dignatarios, muy seguramente de tener a ese corrupto millonario en su país, en donde tiene toda su fortuna, estimada en unos $120 mdd.

De inmediato, Japón organizó la extradición de Taylor, el que, de todos modos, será juzgado en Estados Unidos.

Y ya hay varios que lo quieren defender. Incluso, el senador Roger Wicker, de Mississippi, ofreció lo que se requiriera. Dice Jeong, irónica, que Wicker, no debe de haberse olvidado que cuando Ghosn era CEO de Nissan, construyó una armadora en ese estado. “Hay que compensar ese favor, debe de decir Wicker”.

Ya, el equipo de abogados defensores de Taylor, están armando su caso, diciendo que bajo las leyes japonesas, no existe ningún artículo que condene a la cárcel a una persona que haya escapado al haber pagado fianza, como hizo Ghosn. “Sería sólo una falta administrativa”, señalan.

Y lo principal, la paga, nada le dio Ghosn a Taylor, quien, sólo de costos, calcula que sumaron $1.3 mdd, que “fueron casi todos para alquilar el avión”. Le dijo a Jeong que Ghosn había depositado, inicialmente, casi un millón, “lo del avión. Pero, a mí, nada me ha enviado, a pesar de que hicimos un pacto de caballeros”.

Muy difícil que Ghosn le vaya a pagar, sobre todo, en su condición de fugitivo internacional, pues, desde entonces, no da la cara.

“De todos modos, no lo hice tanto por el dinero”, aclara Taylor, “sino por liberar al oprimido”.

Sí, un corrupto, millonario “oprimido”, que ni las gracias le dio y que, por su culpa, hasta puede pasarse algunos meses o años, en la cárcel, Taylor.

Mal negocio monetario para el ex Boina Verde.

Y quizá se haya dado cuenta de que entre corruptos capitalistas millonarios, no existe la “caballerosidad”.

 

Contacto: studillac@hotmail.com