Las “energías verdes” sólo interesan mientras sean buen negocio, no para salvar al planeta
Por Adán Salgado Andrade
Cuando en los años 2000’s hubo un frenesí de empresas financieras emprendedoras (venture capitalists), por invertir en las compañías que estaban desarrollando energías verdes, como las eólicas o las solares, sobre todo, en Estados Unidos, durante la presidencia de Barak Obama (1961) – de quien se esperaba que hiciera más acciones contundentes por las “minorías”, pero que fue muy decepcionante su administración –, los CEO’s de aquéllas, sólo se animaban si veían que en el corto plazo eran rentables y daban buenas ganancias. Como no sucedió así en todos los casos, se retiraron inversiones y las compañías “verdes” comenzaron a desaparecer, como Solyndra, naciente empresa que buscó fabricar paneles solares. Lo hizo porque trató de aprovechar supuestas ventajas que duraron muy poco tiempo, como el sílice caro y que el costo de la electricidad también era elevado, dada la escasez de los combustibles fósiles que poseía EU, por esos años. Y además porque los costos de recuperación y para que se comenzara a generar una ganancia, eran de unos diez años. Por ello, se regresó a extraer energías fósiles, como el gas de esquisto que, en comparación, eran más lucrativas y rendían beneficios en menos tiempo, aunque fueran más contaminantes. Fue claro que el interés ambiental no era primordial (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2012/05/el-gas-natural-de-esquisto-el-regreso.html).
Y desde el 2023, varias empresas y bancos que se habían sumado a la “causa verde” para salvar al planeta, han renunciado “por el bien de sus accionistas y han seguido invirtiendo en energías fósiles, las que son realmente lucrativas”, como han hecho los gigantes financieros Blackrock o la administradora de fondos de pensión y de inversiones Vanguard, ambas estadounidenses (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2023/04/al-capitalismo-salvaje-solo-le-interesa.html).
Pero hasta la catástrofe ambiental ya es muy buen negocio, sobre todo para empresas que construyen diques, para proteger a ciudades que el mar está invadiendo o las que están construyendo plantas desalinizadoras, para compensar que el agua fresca cada vez está siendo más escasa (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2014/03/el-muy-lucrativo-calentamiento-global.html).
Así es el capitalismo salvaje en su actuar, si hay ganancias, sea en beneficio o en perjuicio de la sociedad, con todo gusto invertirá. Y si no es lucrativo el ramo, aunque sea por el bien del medio ambiente y de la gente, no habrá interés por invertir. Y en vista de que Donald Trump (1946) ahora viene súper cargado en estupideces de todo tipo, de acuerdo con su política de “drill, baby, drill”, que de nuevo pone por encima a las energías fósiles, los inversionistas han recalcado que invertirán en energías “verdes”, sólo que impliquen ganar buen dinero y empleos, nada de salvar al planeta.
Es lo que expone el artículo de Associated Press, titulado “Olvídese de salvar al planeta. Los intereses en la energía limpia, perfilan un mensaje distinto: dinero y empleos”, firmado por Seth Borenstein y Alexa St. John (ver: https://apnews.com/article/climate-trump-congress-biden-clean-energy-8c12d955a8dde93347672cb5f16913e1).
Dicen que desde que llegó a la Casa Blanca Donald Trump, los líderes de las energías limpias han buscado cambiar su discurso de “salvar al planeta, pues es ya muy 2024”. Y ahora se han enfocado a promocionarlas con el argumento “más verde, de que sirven para hacer fortunas en el nuevo mundo de nacionalismo y de ricos empresarios”
Es lo que señalo arriba, que sin ese incentivo, de que sus fortunas crezcan, no hay interés. Y es, sobre todo, para complacer a Trump, quien habla del “dominio energético estadounidense”. Si se le demuestra que son buen negocio, como está haciendo su lugarteniente, el sudafricano Elon Musk (1971) con sus autos eléctricos, colocados en la rama de las “energías limpias”, el tipo puede suavizar su oposición (que, hay que decirlo, tampoco los autos eléctricos son la solución ambiental, pues provocarán depredación y contaminación de otra forma, como el brutal incremento del extractivismo, para minar materiales necesarios para sus baterías. Pero sí son un buen negocio, Ver: https://adansalgadoandrade.blogspot.com/2023/06/cada-vez-es-mas-evidente-que-los-autos.html).
Citan los reporteros al ex funcionario republicano Bob Inglis (1959), quien ha dicho que “si jugamos bien las cartas, podemos crear mucha riqueza y empleos en Estados Unidos”, poniendo de ejemplo, justo a Musk, con sus autos y sus baterías eléctricas (aunque, de todos modos, Trump ya ordenó que se quiten las estaciones de recarga frente a edificios gubernamentales, pues no son una “misión crítica”. Ver: https://gizmodo.com/u-s-government-removing-ev-chargers-from-all-federal-buildings-because-they-are-not-mission-critical-2000566987).
Lo mismo dice el climatólogo Michael Oppenheimer (1946), citado también por los reporteros, de que si “hay que buscar una solución climática satisfaciendo intereses personales, adelante”.
Por eso es que líderes industriales estadounidenses de la Asociación de Industrias de Energía Solar, la Red Oceánica y otras, “apelaron a que se les den incentivos arancelarios para que sus proyectos sean competitivos internacionalmente y se puedan crear más empleos y más ganancias”.
Y lo mismo opinaron Liz Beardsley y Lisa Sachs, quienes están de acuerdo con que se le dé el enfoque económico, de las ganancias, “pues siempre se ha hablado con el doble discurso de cuidar al planeta, sin mencionar que las ganancias son lo más importante, sobre todo con la administración Trump”.
Frank Maisano, vocero por muchos años en Washington de intereses petroleros, gaseros y hasta de energía eólica y de baterías, dice que “Trump puede ser cerrado, pero sus secretarios de Energía y el del Interior, no lo son y tienen el poder de convencerlo”.
Por último, citan a la historiadora climática Joanna Depledge, de la Universidad de Cambridge, en Inglaterra, quien afirma que “si nada más se está insistiendo e insistiendo con lo de la crisis climática, no se hace un bien, al contrario, los inversionistas se cansan”.
Y si no hay ese incentivo, no hay inversiones o se descontinúan las enfocadas a promover las energías verdes. Por ejemplo, la automotriz alemana BMW, que estaba rediseñando una fábrica en Oxford, Inglaterra, para hacer autos Mini eléctricos, ya dijo que, de momento, no seguirá con sus planes, pues las ventas de autos eléctricos, no sólo en Inglaterra, sino en el mundo, están bajando (ver: https://www.theguardian.com/business/2025/feb/22/bmw-pauses-600m-upgrade-oxford-mini-plant-electric-vehicle-demand).
Sí, todo es, finalmente, negocios, no hay otro incentivo dentro del capitalismo salvaje.
Por ejemplo, ya se va a enviar una sonda lunar, la Blue Ghost, por parte de la empresa Firefly Aerospace, que se encargará de hacer varios experimentos para probar equipos, con el fin de que en poco tiempo, puedan establecerse construcciones industriales y habitacionales permanentes, para explotar algunos recursos que posee la Luna, que aquí no tenemos (le llaman “economía lunar”). Entre los “experimentos” que hará, están los de probar, con una computadora, la resistencia de los circuitos a la radiación y una cámara especial que estudiará los residuos flotantes, que son partículas suspendidas sobre la superficie del satélite, además de que fotografiará un eclipse lunar, que es cuando la Luna es cubierta por la sombra de la Tierra y se bloquea la luz solar. La NASA contratará sólo a empresas que demuestren que sus proyectos para explotar la Luna son en verdad viables.
Uno de los materiales que se traerían de la Luna es el helio-3, que aquí se obtiene en pocas cantidades en reactores nucleares o, peor, en pruebas de armas atómicas, además de que es muy costoso el proceso. Es muy útil, dicen, como combustible para realizar la fusión nuclear, en las computadoras cuánticas o en la imagenología médica. Ese isótopo lo produce el Sol, en forma natural, por fusión y lo lanza al espacio. Pero la magnetósfera terrestre, lo rechaza, no así en la Luna, que carece de esa capa, por lo que se cree que podría estar acumulado en el polvo suspendido sobre la superficie lunar. Y ya hay una empresa que sugiere que se “mine”. Claro, todo con miras a hacer muy buenos negocios, aunque llegara el momento de decir que la Luna “se está sobrexplotando” (ver. https://www.wired.com/story/blue-ghost-mission-lunar-economy/).
Entonces, vean, si no es negocio, aunque sea para salvarnos de una segura extinción, no se hará.
Primero, ante todo, están las ganancias. No pueden extinguirse
Contacto: studillac@hotmail.com