Europa, la saqueadora y depredadora histórica, sufre ya los embates de la catástrofe climática
Por Adán Salgado Andrade
Todos los males que padecemos actualmente, se originan de tantos siglos en que Europa ha depredado y contaminado, no sólo sus territorios, sino los que por la fuerza se ha anexado, como las colonias africanas, asiáticas, latinoamericanas y los territorios ocupados por lo que hoy son Estados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelanda. Su ambición de vivir cómodamente, sin problemas, ha sumido en la pobreza a decenas de países que antes estaban bajo su control territorial, pero que en nuestros días, siguen siendo sometidos por su economía, incapaces de acceder o fabricar todos los que requieren (vehículos, maquinaria, medicamentos, infraestructura…) necesarios para vivir.
Tanta depredación y contaminación, han tenido sus costos, que estamos sufriendo actualmente, como la catástrofe climática provocada por tantos gases efecto invernadero que se han expulsado desde hace más de dos siglos (desde la llamada Revolución Industrial, en que energéticos como el carbón, muy sucio, comenzaron a emplearse).
Lo anterior está llevando a consecuencias como altas temperaturas, las largas sequías, lluvias intensas, huracanes poderosos, tornados, sifones marinos, megaincendios forestales, derretimiento de los glaciares y polos y otros problemas, todavía no determinados.
Justamente las altas temperaturas son las que están afectando cada vez a más países, con sus consecuencias, como las mencionadas sequías o la gente que muere por lo que se ha dado en llamar el “asesino silencioso”, es decir, el elevado calor, que ocasiona, entre otras cosas, severa deshidratación y golpes de calor, muchas veces, mortales.
Justo es lo que está sucediendo en Europa, región que se está calentando el doble de rápido que el resto del mundo (sólo los polos se calientan más que Europa, cuatro veces más que el resto del planeta).
Es lo que expone el artículo de The Guardian, titulado “El calor, agravado por la contaminación de CO2, mató a 50,000 personas en Europa en el 2023, revela estudio”, firmado por Ajit Niranjan, quien agrega que “el continente se está calentando a una escala mucho mayor que otras partes del mundo, lo que lleva a incendios forestales, sequías y problemas de salud” (ver: https://www.theguardian.com/world/article/2024/aug/12/heat-aggravated-by-carbon-pollution-killed-50000-in-europe-last-year-study).
Una dramática fotografía de un incendio forestal, con altas llamaradas que enrojecen el sitio, en Grammatiko, cerca de Atenas, abre el artículo. Un bombero trata de extinguir ese infierno, una apocalíptica visión, que adelanta lo que nos espera. Los incendios en Grecia han sido terribles, dejando incluso muertos por su intensidad, además de que son incontrolables. Todos los años se dan incendios forestales en Grecia, pero este año, 2024, han rebasado todos los pronósticos, sobre todo por las altas temperaturas y la extrema sequía (ver: https://edition.cnn.com/2024/08/16/climate/greece-wildfires-athens-photos-climate-intl/index.html).
Inicia Niranjan señalando que “clima muy caliente, intensificado con contaminación de bióxido de carbono, mató casi a 50,000 europeos en el 2023, pues el continente se está calentando mucho más rápido que otras partes del planeta. Esos hallazgos se presentan, mientras fuertes incendios forestales azotan las afueras de Atenas, mientras Francia advirtió de extremas olas de calor en gran parte de su territorio y mientras Inglaterra se cocinaba en lo que las autoridades han considerado el día más caliente del año”.
El calor extremo es un “asesino silencioso”, pues la gente muere repentinamente, por deshidratación o golpes de calor, pero la mortandad pudo ser 80 por ciento mayor, “de no haber ya cierta adaptación de la gente”.
¡Así es, como la catástrofe climática es irreversible, no queda más que irse adaptando!. Es una especie de cinismo social, hay que sobrevivir. A esos extremos hemos llegado. Y, claro, en los países “ricos”, que cuentan con aire acondicionado y otros conforts, es más fácil la adaptación, pero en los pobres, como en África, con sequías, altas temperaturas y otros inconvenientes, el índice de mortandad debe de ser mucho mayor. En el 2019, solamente, murieron alrededor de 7.79 millones de africanos por enfermedades y otras causas provocadas por la catástrofe climática (ver: https://files.aho.afro.who.int/afahobckpcontainer/production/files/iAHO_Mortality_Regional-Factsheet.pdf ).
Cita Niranjan a Elisa Gallo, epidemióloga ambiental de la organización ISGlobal (Instituto de salud global de Barcelona: https://www.isglobal.org/en/ ), autora principal del estudio, quien señala que “los esfuerzos por irnos adaptando a las ondas de calor, han sido efectivos. Pero aun así, todavía son demasiadas muertes. Europa se calienta al doble que el resto de los países, así que no podemos dormirnos en nuestros laureles”.
Pero por mucha adaptación que exista, hay un límite. De hecho, a temperaturas mayores de 30º C, el cuerpo humano comienza a experimentar problemas de deshidratación y estrés. Y entre más suban, a partir de ese nivel, empeoran los efectos, hasta llegar a los mencionados golpes de calor, que si no se atienden a tiempo y con las medidas adecuadas (meter en tinas de hielo a los afectados), son mortales (ver: https://adansalgadoandrade.blogspot.com/2019/10/el-toxico-y-mortal-calentamiento-global.html ).
Y la catástrofe climática se irá agravando, pues se siguen produciendo en demasía gases efecto invernadero, como el CO2 o el metano, entre otros, como metales pesados (el mercurio, entre ellos). “El 2023, fue considerado como el año más caliente, pero el 2024, romperá el récord”.
Y países que antes eran casi fríos o con temperaturas templadas casi todo el año, como Inglaterra, Noruega o Suiza, “experimentarán el mayor incremento de días muy calientes, nada confortables. En Europa del Sur, serán más las muertes, pues, como en Grecia, las temperaturas son inclementes, “a pesar de que la gente ha buscado adaptarse más”.
De hecho, los investigadores dicen que si la onda de calor del 2023, se hubiera dado entre el 2000 y el 2004, “hubieran fallecido 80 por ciento más personas”.
Otro investigador, Dominic Royé, de la Fundación para la Investigación Climática, citado por Niranjan, dice que la investigación realizada, es consistente con otros estudios, “pero no solamente debe de estudiarse el incremento de la temperatura, sino los efectos letales sobre la salud que ocasiona, para prevenir muertes”.
En las ciudades, en donde más se incrementan las temperaturas por el efecto isla de calor (por tanto concreto y asfalto que lo almacenan), “se deben de construir zonas que disipen el calor, contar con más áreas verdes, menos concreto, tener sistemas de alerta ante calores extremos y reforzar los sistemas de salud, con tal de que no se saturen y se puedan atender todas las emergencias”.
El doctor Santi Di Pietro, profesor asistente de medicina de emergencia en la Universidad de Pavía, también citado por Niranjan, señala que “medidas como la de permanecer en casa, durante las horas de máxima insolación, deben de adoptarse, así como tener cuidado con la gente mayor y los menores, los más vulnerables. Sobre todo, estar tomando agua constantemente es fundamental. La gente mayor, no siente sed, así que se les debe de inducir a que beban el vital líquido”.
Gallo, la mencionada doctora española señala que “las ondas de calor, deben de considerarse ya un grave problema de salud”.
Como señalé al inicio, Europa, que tanto se ha preocupado por su comodidad, ahora está incómoda por tanto calor que, irónicamente, la búsqueda de tal comodidad, ha ocasionado.
Paradojas del capitalismo salvaje.
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