Ya se venden firmas personalizadas por internet
Por Adán Salgado Andrade
Quizá recuerden cuando les comenzaron a decir que necesitaban crear una firma definitiva, para anotarla en todos los papeles oficiales – certificados, credenciales, títulos …– que la requirieran.
Tenía que ensayarse varias veces el modelo elegido, hasta que saliera muy similar, no precisamente idéntica – pues nada en el mundo existe idéntico –, pero, sí, que se aceptara como la que habría de identificarnos en esos papeles oficiales y no oficiales que tuviéramos que firmar en adelante. Era un proceso nada sencillo. Menos, si no se tenía buena letra, pues la firma elegida, era fea (mi firma, por ejemplo, lo es, muy cuadrada).
Aunque hay algunas personas a las que no les agrada su firma. Pero no hay problema, pues en estos tiempos de que todo se mercantiliza, ya hay varios sitios por internet que, por una módica cantidad, ofrecen crear una firma al gusto del cliente. Lo mejor es que todo se realiza por línea, ninguna necesidad de presentarse en persona. Y se puede hacer desde distintos países.
Esa tendencia la describe el artículo de Associated Press, titulado “¿Odia su firma? Pruebe cirugía plástica para autógrafos”, firmado por Leane Italie, quien investigó varios sitios que hacen firmas para quien las desee adquirir y que ofrecen distintos “modelos” y cómo escribirlas, con todo detalle (ver: https://apnews.com/article/signature-design-makeover-517711adfa4b51b45ad3392f528c5568).
La foto de Priscilla Molina, ensayando distintas formas de escribir iniciales, sean “A”, “B”, “C”, etcétera, en una hoja de papel, abre el artículo. Ella es calígrafa experta “y ofrece una fresca manera de escribir una firma personal en letra cursiva. Puede hacerse con pluma u otro instrumento para escribir. En papel. Molina hace un mínimo de 300 firmas personalizadas por mes, ofreciendo paquetes que incluyen tres formas de firmar, borradores ilimitados o un nuevo paquete de iniciales. Cobra entre $10 y $55 dólares, usando el lema ‘Cuando la originalidad se combina con el legado’”.
Molina dice que sus clientes son famosos y profesionales, “fastidiados de firmar como lo hacen, acudiendo a ella, para tener una forma distinta, elegante, de firmar, que vaya con sus personalidades”.
En efecto, a ese nivel de fetichismo llegamos, de que hasta nuestra firma nos “distinga”, que digan “¡Qué padre firma!”.
Me recuerda ese fetichismo, una escena de la cinta estadounidense American Psycho (Psicópata Americano), del 2000, estelarizada por Christian Bale, sobre un psicópata banquero millonario, Patrick Bateman, quien mataba a todo aquél que osara sentirse superior a él. Una muy humillante situación para Bateman, fue cuando todos sus amigos, banqueros ricos, como él, mientras comían en un caro restaurante de Nueva York, sacaron a presumir sus tarjetas de presentación – eran los 1980’s –, y la de uno, en particular, dejó pasmado a Bateman por su “perfección”, su “elegancia”, blanquísima…
La cara de Bateman, que casi se desmaya de emoción, envidia, sorpresa… da una idea de hasta dónde puede llegar ese fetichismo de sentirse superior y de que otro u otra, la o lo desbanque (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/American_Psycho_(film)).
Así que se entiende porqué los clientes de Molina quieran tener una firma súper, que los distinga de entre los demás y que hasta se busque copiarla.
“Me piden que sea elegante, sutil, dramática, firme, clásica, artística, condensada, curveada, legible o hasta ilegible. Pero todavía hay más opciones”, dice Molina.
Comenta que todos quieren firmar retro, así como las elegantes firmas que se daban en los tratados del siglo 19, de los presidentes, todas curveadas, garigoleadas, aunque, en efecto, ilegibles la mayoría.
Otra chica que se dedica a lo mismo es Sonia Palamand, quien vive en San Luis Missouri, que “difunde su negocio por TikTok, cobrando $35 dólares por tres firmas, promoviéndose en videos, en los cuales, comparte sus diseños gratuitamente a algunos de los que hacen comentarios, que ella selecciona”.
“La gente se reinventa. Como te muestres en el exterior, puede afectar cómo te veas por dentro. Siento que con las firmas, se añade una intencionalidad. Y es también una búsqueda por lo artístico”, dice Palamand.
Claro que el problema es para los que ya tienen identificada una firma en sus documentos oficiales. “Se puede mejorar la que tengan, no es una dificultad”, dice Molina.
Y en caso de que traten de falsificarla, es cuestión de qué tan fácil o tan complicada sea.
“Por eso, entre más garigoleos y curvas tenga, será más difícil hacerlo”, dice James Green, un experto certificado en analizar documentos, citado por Italie. Green, contrató a la firma Signature Pro, para que le diseñara, de dónde elegir, varias firmas.
Esa empresa, ofrece paquetes de entre $170 a $600 dólares, “y no retiene ningún derecho”. “A mí, las firmas que me ofreció, son difíciles de falsificar porque tienen muchos detalles específicos. De hecho, me incluyeron un patrón que me indicó, a detalle, cómo escribir la firma elegida”.
Como dije, el fetichismo es determinante para comprar una elegante firma. Cita Italie el caso del piloto Juan Herrera, de Miami, a quien su esposa, le había regalado recientemente una pluma Mont Blanc de $750 dólares. “La verdad es que con una pluma así, no podía seguir firmando con mi fea firma, que parecía de niño de cuarto año de primaria. Por eso, compré una elegante, por $99 dólares, en el VipArtni Calligraphy Studio, para elegir de entre varias firmas, una, que fuera con esa lujosa pluma”, dice Herrera. Seguramente para muchas personas, debe de ir a tono una elegante firma, con una pluma de lujo. De nuevo, el fetichismo está muy presente.
Otra chica que también se dedica a eso – al parecer, son más las chicas que ofrecen sus servicios de caligrafía, que hombres –, es Yevgeniya Ruzanova, cofundadora del citado VipArtni Calligraphy Studio. Ella vive en Dubái y da servicio a todo el mundo. Es su segundo trabajo, porque el principal, es promover una academia de deportes. “La verdad, además de que obtienes un dinero extra, es un trabajo relajante”.
Dice que tienen entre 30 a 70 clientes por mes, a los que les cobran entre $99 a $129 dólares a cada uno, según sea lo que deseen. “Y les compartimos un video en donde les enseñamos cómo firmar, paso a paso”, dice Ruzanova.
Comenta que en tres días pueden aprender a firmar el modelo elegido, “practicando de 15 a 20 minutos por día. Todo depende de cuánto se esfuercen por aprender algo nuevo”.
Quizá eso sea el problema para muchos, sobre todo, quienes no tienen, digamos, buena letra.
Y allí, sí, mientras no haya una firmadora activada con Inteligencia Artificial, o mejoren su letra, para escribir una elegante firma o autógrafo, seguirán anotando los acostumbrados, feos garabatos al hacerlo.
Contacto: studillac@hotmail.com