viernes, 31 de enero de 2025

Escombros y casas ruinosas esperan el regreso de los gazatíes

 

Escombros y casas ruinosas esperan el regreso de los gazatíes

Por Adán Salgado Andrade

 

El genocidio cometido por los judíos en Gaza dejó más de 46 mil fallecidos (sin contar probablemente un 40 por ciento más que está sepultado entre los escombros, lo que haría ascender la cifra a más de 65 mil) y apocalíptica destrucción. Se calcula que, de haber dinero y voluntad, se llevaría unos 80 años reconstruir la ciudad cosmopolita y llena de vida que era Gaza (ver: (ver: https://www.jornada.com.mx/noticia/2024/10/20/mundo/reconstruccion-de-gaza-llevara-hasta-80-anos-estima-la-onu-5438).

Luego de 15 meses de intensos bombardeos que ocasionaron la referida destrucción y mortandad, al momento de escribir estas líneas, existe un frágil cese al fuego (que, es de esperarse, sea definitivo) y que los sufridos gazatíes anhelan que sea el fin del brutal conflicto, que les ha trastornado sus vidas en todos los sentidos: pérdida de familiares y amigos, de sus hogares, trabajos, escuelas… ¡de su futuro!

Y están regresando a lo que queda de sus “hogares”, como ilustra el artículo de Associated Press, titulado “A esto está regresando una familia de Gaza, luego de 15 meses de genocidio”, firmado por  Abdel Kareem Hana, Wafaa Shurafa y Samy Magdy (ver: https://apnews.com/article/gaza-palestinians-return-home-ceasefire-2495de01d4581b92789171cad34b7dce).

Los reporteros estuvieron pendientes, desde octubre pasado, de una familia gazatí, la de Ne’man Abu Jarad, que consta de su esposa Majida y sus seis hijas. Milagrosamente, todas y él sobrevivieron.

Y luego del cese al fuego por parte de los judíos, cuando ya se permitió que los desplazados regresaran a Gaza del Norte, fueron siguiendo su peregrinar a su pueblo Beit Lahiya.

Un video muestra a cientos de gazatíes caminando hacia sus casas, la mayoría, deseando que hayan quedado en pie, pero pocas son las que se sostienen, pues la mayoría fueron destruidas totalmente. Ne’man habla en dicho video, con tono desesperado: “Un sentimiento indescriptible de felicidad que usted no se puede imaginar, un sentimiento de ansiedad y fuerte deseo de regresar a nuestro terruño y a nuestras casas, después de todo el sufrimiento y tormento por el que hemos pasado y del dolor por la pérdida y la destrucción que hemos visto y escuchado. estamos fatigados, sufriendo, caminando por una ruta difícil. La ocupación (pues eso fue, una ocupación, no una guerra, comento yo) no dejó nada en pie, todo lo destruyó. Caminamos unos tres kilómetros y necesitamos recorrer otros seis o siete kilómetros más. Puede ser que tengamos que caminar hasta Beit Lahiya. No pienso que hallaremos transporte. Vamos a caminar hasta que anochezca. De repente, descansamos y me siento triste por mis hijas, por los niños de los demás, que tienen que caminar por este lodazal. Hemos tenido que deshacernos de cosas para que podamos seguir avanzando. Incluso hemos tenido que deshacernos del pan y la comida que traíamos y también del agua, pues ya no podíamos seguir cargándolos”.

Las escenas de su recorrido son dramáticas, dolorosas, pues se ven a otros, mujeres, niñas, niños, hombres, rodeados de toneladas de escombros, andando en conjunto por “caminos” que son simples brechas lodosas y tierrosas, llenas de surcos dejados por los tanques judíos que nada respetaron. Sus rostros están expectantes, tristes, sin saber lo que encontrarán.

En el caso de Ne’man, llegaron a lo que es su casa, de la que una parte todavía quedó en pie.

Al arribar, de inmediato, Ne’man se quita las bolsas que trae cargando y se hinca, junto con su mujer y sus hijas, y agachan sus cabezas hasta tocar el suelo con la frente, como un acto de agradecimiento a Dios, de que les concedió volver, aunque su casa esté ruinosa. “Alabado sea Dios, alabado sea Dios”, corearon.

En el video, lo único que se ve bien, digamos, es el cielo, muy limpio, pues la falta de actividad de Gaza, de lo que queda, no genera emisiones contaminantes.

Ne’man es alto, delgado, como su familia, pues por quince meses, han tenido que pasar hambre, sed y el miedo constante a morir por un bombardeo.

Majida también dice que está muy contenta. “No puedo describir lo que siento, no es como un casamiento o un nacimiento, es diferente”.

Claro, sólo imaginen el sentimiento de ellos. Como si nos ausentáramos de nuestras casas por mucho tiempo y un día regresáramos para ver cómo están.

Pero, como señalé arriba, la mayoría nada van a encontrar, sólo escombros amontonados.

“Ellos son ocho de los aproximadamente 1.8 millones de palestinos que fueron desalojados de sus hogares por la masiva campaña de los judíos, de desquite contra el ataque del 7 de octubre del 2023, en el sur de Israel”, señalan los reporteros.

Independientemente de que el ataque es entendible tras décadas durante las cuales los judíos han hostigado, atacado y asesinado a miles de palestinos, he de decir que siempre he sospechado que tal ataque fue arreglado, pues, muy convenientemente, ninguno de los sistemas de alerta judíos dio la alarma y los guerrilleros de Hamas pudieron atacar, matar y secuestrar a judíos sin problemas. Algo así como los sospechosos ataques “terroristas” a las Torres gemelas, el 11 de septiembre del 2001, con los cuales se justificó la invasión de estados Unidos a Afganistán y un intervencionismo más abierto. La “lucha contra el terrorismo”, se le llamó (ver: https://adansalgadoandrade.blogspot.com/2007/11/la-amenaza-terrorista-el-nuevo-gran.html).

Y, de todos modos, a pesar de tomar Hamas rehenes, nada se logró, sólo que Gaza haya quedado casi destruida por completo y los miles de asesinados. Y eso da un excelente pretexto para casi obligar a que muchos gazatíes se vayan, al no tener dónde vivir y sus tierras sean ocupadas por los judíos. Y de hecho, el nefasto Donald Trump fue lo que propuso, que Egipto y Jordania los acogieran en lo que Gaza se “limpiaba”, pero éstos se opusieron totalmente, pues sería una excelente acción de limpieza étnica (ver: https://adansalgadoandrade.blogspot.com/2024/11/se-confirma-el-plan-de-los-genocidas-de.html).

Se entiende, de todos modos, la emoción de la familia al llegar a su hogar, pues casi desde el principio se les ordenó que dejaran sus casas a miles y ellos fueron desplazados siete veces. “Estamos exhaustos por todo lo que ha sucedido, pero contentos de encontrar nuestro hogar, aunque bastante destruido, pero en pie una parte”, dice Ne’man.

Un mapa da una idea del alcance de la destrucción, mostrando zonas totalmente devastadas, en donde sólo quedan escombros. Se hicieron los ataques con toda la saña posible, tanto que hasta muchos soldados judíos se negaron a seguir peleando, diciendo que no estaba bien lo que les ordenaban que hicieran, que era matar y destruir todo a su paso, sin justificación alguna (ver: https://adansalgadoandrade.blogspot.com/2025/01/soldados-judios-se-niegan-seguir.html).

“Desde el lunes 27 de enero, unos 375,000 palestinos han estado regresando a Gaza del norte. Majida, en cuanto supo de la tregua, comenzó a hacer maletas y a prepararse para el retorno”, dicen los reporteros.

Un retorno difícil, pues, como señalé, muchos ya no hallarán en pie los sitios en donde vivían, sean edificios o casas. Habrán viajado en vano, pues no podrían vivir así, sin agua, sin electricidad, sin drenaje, sin esperanza. Y no tendrán otra alternativa más que seguir viviendo en improvisadas tiendas de campaña, como lo estuvieron haciendo en los campos de refugiados (que aun así, también fueron bombardeados), en donde estuvieron sobreviviendo durante meses.

Ne’man, de 49 años, al principio, con más energía, fue cargando varios costales con sus pertenencias. Pero los fue tirando por el camino, pues eran pesados y por el extremo cansancio no podía mantener el paso.

Pudieron hallar una van, que los llevó unos kilómetros, pero se quedó sin gasolina. Luego, se subieron a otra. “Fue cuando, durante el recorrido, se dieron cuenta de la devastación y desolación que dejaron tantos masivos ataques en esa parte de Gaza”.

A su hermano y la familia de éste, les fue peor, pues su casa de tres pisos, fue destruida por completo.   Y su tío, también la perdió, “además de algunos de su hijos y familiares”.

De la casa de Ne’man, quedó, por fortuna, un cuarto intacto, “que es en donde viviremos. Pero mi objetivo es reconstruirla toda”. Una planta de olivo, del jardín que tanto cuidaban y que era su orgullo, milagrosamente quedó intacta. “La voy a cuidar mucho”, dice Ne’man.

De todos modos, seguirán sufriendo, pues sin agua, ni alimentos, tendrán que seguir viviendo de la ayuda humanitaria, que se ha acelerado gracias a la tregua.

“Voy a tener que caminar muchos kilómetros para conseguir agua, como lo estuve haciendo en los campamentos”, dice Ne’man, resignado.

¿Qué otra cosa pueden hacer su familia y él?

Tratar de seguir con su difícil, triste existencia y tener la esperanza, muy remota, de que alguna vez Gaza será reconstruida.      

 

Contacto: studillac@hotmail.com