La educación privilegiada de los hijos de los superricos
Por Adán Salgado Andrade
En los viejos tiempos, las institutrices fueron una alternativa, para las familias adineradas, de educar a sus hijos. Eran mujeres que contaban con conocimientos, mucho más allá del común social, como dominio de las matemáticas, de la literatura, tocar un instrumento, hablaban dos o tres idiomas y otras cosas, muy necesarias para formarlos. Sus servicios, eran pagados por mes o, a veces, por año, con tal de que, si una de ellas era buena maestra, se le retuviera hasta que sus alumnos estuvieran bien capacitados, incluso, para atender una escuela más especializada, como un liceo o una universidad. Como señalé, eran para familias acomodadas, de la realeza, como duques o marqueses, o burguesas, como las de banqueros, comerciantes o empresarios, quienes ya comenzaban a opacar a la declinante nobleza.
La escritora y poeta inglesa Charlotte Brontë (1816-1855), publicó en octubre de 1847 una novela de una institutriz, titulada Jane Eyre, en la que platica las desventuras de ese personaje, que fue huérfana, pero que poco a poco se fue abriendo paso ejerciendo tal profesión, pues, ávida de conocimientos, se preparó bastante por su cuenta (ver: https://adansalgadoandrade.blogspot.com/search?q=jane+eyre).
Pero los tiempos, no cambian y actualmente está regresando esa tendencia de superricos contratando con altos emolumentos a profesionales, para que preparen lo mejor posible a sus hijos. Esa situación la expone el artículo de The Guardian, titulado “El creciente mundo de la educación especializada privada para los superricos”, firmado por Robert Booth, quien agrega como subtítulo que “La oferta de dos millones de libras para tutorear a un estudiante de arquitectura, es la más reciente acción en la nueva frontera para garantizar una gran ventaja en el conocimiento” (ver: https://www.theguardian.com/news/article/2024/jun/26/the-booming-world-of-specialised-private-education-for-super-rich).
Una foto de una maestra individual, enseñando a una chica, abre el artículo. Se indica que “las tutorías privadas van al alza, con un 30 por ciento de jóvenes en Inglaterra y Gales, de entre 11 y 16 años, que reportan que en el 2023, tuvieron tutorías privadas”. Claro, los que tienen altos ingresos, pues en Inglaterra abundan los pobres, que ni para pagar una renta tienen (ver: https://adansalgadoandrade.blogspot.com/2024/06/un-ex-indigente-ingles-convirtio-su.html).
Booth comienza mencionando el anuncio que pedía un tutor de medio tiempo: “Se requiere un tutor de medio tiempo. La paga potencial es de dos millones de libras”. “Bienvenidos al creciente mundo de la educación privada especializada para los superricos, en donde los ingresos de las tutorías, incluso teniendo otro empleo, además del principal, actualmente superan por mucho los salarios convencionales”.
Dice Booth que “arquitectos reaccionaron atónitos cuando una agencia de tutoría de Oxford, ofreció un trabajo siete veces mayor que el de un diseñador de edificios promedio para ‘un joven arquitecto profesional excelente que pudiera proporcionar formación académica y asesoría a una ambiciosa estudiante que se estaba preparando para estudiar arquitectura en la universidad’”.
Obviamente que debe de ser también una cara universidad privada en la que la chica va a entrar, en donde cobran hasta por la silla que ocupan. Hace tiempo, asesoré en su tesis a una chica que estudió en la Universidad de las Américas, de Puebla, y justamente me contó todos los cobros que les hacían, arbitrarios muchos de ellos, pues, finalmente la educación privada es un negocio, como cualquier otro (ver: https://adansalgadoandrade.blogspot.com/2007/11/universidad-de-las-amricas-de-puebla.html).
El ofrecimiento, dice Booth, hasta indicaba que el aspirante, ni siquiera tenía que renunciar a su trabajo, “a cambio de £288,000 libras al año ($6,680,554 pesos) y nueve semanas de vacaciones. Y se le pediría que moviera sus influencias para colocar a la chica en prestigiosas firmas de arquitectos. El contrato sería por los siete años de estudios de la chica. Quien la está financiando, que no es miembro de la familia de ella, piensa que podría ser la siguiente Zaha Hadid” (Hadid (1950-2016), fue una famosa arquitecta iraquí-inglesa, famosa por sus revolucionarios y futuristas diseños).
Y esa petición es sólo una que hacen el 0.01 por ciento de la población que constituye a los más ricos del mundo. Adam Caller, fundador de Tutores Internacionales, la firma que ya cumplió 25 años, que hizo el anuncio, citado por Booth, dice que “estoy absolutamente inundado de peticiones. Nunca había sido como ahora”.
Claro, mientras más de cuatro quintas partes de la humanidad sufren distintos niveles de carencias, los superricos se dan todo tipo de lujos, como caros autos, jets privados, súper yates o exclusivos penthouses en edificios “temáticos”, en estilos de autos costosos (ver: https://adansalgadoandrade.blogspot.com/2024/06/los-edificios-de-superlujo-inspirados.html).
Con eso, los superricos buscan que sus hijos tengan muchas más “ventajas competitivas que los demás”. En efecto, tutorías privadas por verdaderos expertos, les garantizan habilidades que éstos les pasarán, incluso, los llamados “secretos profesionales”, tan cotizados. Pero con esos sueldos, quién no los daría.
Sutton Trust, una agencia de caridad para la movilidad social, es la que proporciona el dato de que 30 por ciento de los jóvenes reportaron que tuvieron tutorías privadas en el 2023. Esa agencia advierte que esa práctica “refuerza, de por sí, las ventajas que proporcionan los privilegios previos”.
Si, pues alguien de posición económica alta, ya tiene ventajas que su fortuna le da. Puede, por ejemplo, trabajar en las empresas familiares, sin problemas. Y si está mejor preparado, las administrará mucho mejor.
Otros trabajos ofrecidos por la agencia son: $190 dólares la hora para un hablante de árabe, que dé tutorías a tres niños de siete años hasta que termine el verano en casas de Ibiza, Cotswolds y Surrey; $180,000 dólares al año en una villa privada para tutorear a tres niños en francés, lectura y matemáticas en Djibouti; $360,000 dólares anuales para dos tutores que viajen con dos niños, que son parte de una familia “dedicada al automovilismo, la equitación y el arte, a muy altos niveles”. En este caso, se les dice a los aspirantes que “uno de los chicos gusta mucho de armar Legos, lo que indica que posee una profunda mente analítica”. Sí, será muy buena la paga, pero es evidente que esos tutores estarán a merced de los caprichos de los tutorados, y su permanencia estará sujeta a que sean siempre de su agrado. Pero siendo hijos de superricos, podemos imaginar que creen que todos deben de estar a su entera disposición y gustos. La más mínima falla, hará que digan a sus padres “¡Despide a esa mujer, papá, me deja mucha tarea!” o algo por el estilo.
Caller dice que sus clientes son superricos, “millonarios, de verdad, y desean lo mejor. Los tutores deben de entregarse por completo a ellos, así que éstos sólo aceptarán si realmente les ofrecen algo espectacular”.
Pero, como señalé, así de espectaculares serán los despidos por la más mínima falla.
Dice que llegó a tener a 40 tutores trabajando alrededor del mundo, “incluyendo uno al que le pagaban £320,000 libras al año para asesorar a un estudiante de nivel A, que tomaba clases en una escuela pública de Londres (irónico que el hijo de un superrico tome clases en una escuela pública), a otro, que le pagan $280,000 dólares para asesorar a los hijos de un jugador de golf profesional y otro en Inglaterra al que pagaban £300,000 libras anuales, además de darle casa, auto y vuelos, para que ayudara a un estudiante al que le fue mal en su primer año en Cambridge, para que mejorara y aprobara sus cursos”.
Indica Caller que antes tenía muchos clientes rusos y chinos, “pero han disminuido”. “Ahora los que más demandan son de Italia, los Emiratos Árabes, Estados Unidos, pero también de Inglaterra, Mónaco, España, Francia, Tailandia, Canadá, Sudamérica Sudáfrica, Qatar y Australia. La agencia se queda con 33 por ciento de comisión”. No, pues sí que retiene una buena tajada de los salarios, sin más función que ofrecer los empleos. En $100,000 dólares, $33,000 serían para Caller. Buen negocio, por si se animan a fundar su agencia de búsqueda de tutores para hijos de ricos.
El mencionado puesto para el tutor de la chica que pretende estudiar arquitectura es porque ella “quiere estudiar en universidades de Inglaterra e Italia”. Claro, no siendo el dinero problema, puede estar a su antojo, rentando un caro departamento y teniendo un ingreso fijo que su rico patrocinador le proporcionará cada mes (cabe preguntarse, ¿a cuántos hambrientos palestinos, que los genocidas judíos han reducido a la extrema pobreza, podría alimentarse con lo que se pagará por tutorías y colegiaturas a esa “brillante estudiante”?).
El aspirante “deberá ser bien educado, poseer excelentes hábitos, pulcro y hablar de arquitectura mientras tomen el desayuno”.
Pero el anuncio fue removido de donde se había colocado, supongo que por clasista. Estaba en el sitio de empleos del Instituto Real de Arquitectos Ingleses. “Se había publicado antes de que lo revisáramos. Por eso lo quitamos, pues tenemos que discutirlo con la agencia reclutadora. Y lo seguiremos haciendo con otros anuncios, no queremos que se publiquen cosas así”.
Según ese Instituto, el salario medio de un arquitecto con al menos 5 años de experiencia es de £39,000 libras anuales, así que es exorbitante que a un tutor se le paguen £288,000 libras al año, por un trabajo relativamente más sencillo que el de diseñar o dirigir obras.
De todos modos, lo que está pidiendo el protector de la estudiante de arquitectura es un verdadero genio, que sea casi esclavo de aquélla, pues si hasta en el desayuno van a platicar de arquitectura es un verdadero exceso.
Pero si tiene tanto dinero, ¿por qué no, mejor, le compra la academia de arquitectura de una universidad prestigiosa y que sea para el exclusivo uso de la chica?
¿No que el dinero, todo lo puede?
Contacto: studillac@hotmail.com