De visita y conversando en la Huasteca Hidalguense
por Adán Salgado Andrade
Huejutla de Reyes, Hidalgo. Después de veintiún años,
circunstancias familiares me hacen regresar a este lugar, que hace tiempo
rebosaba de recursos naturales, tales como exuberantes bosques, caudalosos
ríos, varias especies de animales y vegetales típicos del lugar y otras
características que le han dado a esa región hidalguense, conocida como huasteca, una gran riqueza de
biodiversidad y equilibrio ecológico, lo cual abarca sólo una pequeña área de
la superficie de Hidalgo (de hecho, colinda con las otras tres huastecas, la veracruzana, la potosina y
la tamaulipeca).
Por desgracia, son cosas que, ahora que he regresado,
constato que se han ido acabando con el avance “civilizador” de este depredador
sistema capitalista salvaje.
El traslado hacia el sitio, si no se tiene auto propio, debe
de realizarse por medio de una de las dos líneas que monopolizan el transporte
de la región, Futura o ADO, a bordo de autobuses que se dicen de “primera”,
prometiendo aire acondicionado, asientos numerados y proyección de películas,
pero que violan lo que ofrecen, pues, para comenzar, no salen a tiempo (el que
tomé, tenía hora de salida a las 14:00 horas, pero lo hizo hasta las 14:35). El
aire acondicionado todo el tiempo es necesario, pues en la mayor parte del
camino el clima es caluroso, además de que los transportes tienen ventanas
selladas, por lo que no hay ventilación y se depende de aquél. Sin embargo,
tampoco lo mantienen todo el trayecto (como las unidades no son recientes, alega
el conductor que el aire acondicionado quita potencia al motor y aumenta el
consumo de combustible). Ni tampoco se respeta el cupo máximo, al ir subiendo
pasaje durante el recorrido, por lo que varias personas deben de viajar
paradas, con las molestias que ello ocasiona, debido a que la sinuosidad del
camino precisa de estarse sujetando todo el tiempo de donde se pueda. Ello
evidencia la falta total de respeto de las empresas camioneras a los usuarios
– la mayoría, gente trabajadora, de
limitados recursos –, las que, con tal de maximizar sus ganancias, retacan sus
unidades, muchas de las cuales carecen de mantenimiento adecuado y tienen ya
varios años de servicio, sin importar si causen molestias a los pasajeros o que
se descompongan o, peor aun, que puedan sufrir accidentes, graves muchos de
ellos. Intenté reportar la demora del autobús, pero cuando me contestaron del
número en el que se indica que se debe de hacer la queja, la llamada se “cortó”
y no fue posible comunicarme de nuevo. Todos esos problemas se agravan porque
no se ve que la gente se queje, sino, al contrario, ya se le nota acostumbrada
a tanta molestia y a aceptar tan malos servicios resignadamente. Y si no hay
quejas o son muy de vez en cuando, la empresa ni se preocupará por mejorar su
malo y hasta peligroso servicio.
El viaje se realiza, la mayor parte del recorrido, por una
accidentada y sinuosa carretera que cruza y bordea una montañosa ruta. De allí
que, aun en la actualidad y con tramos que han pretendido hacer de cuatro
carriles, es un viaje que lleva por lo menos siete horas y media en autobús o
unas seis en auto, y eso si no llueve o hay neblina, pues entonces se alarga
aun más el recorrido.
De hecho, por las constantes demoras del conductor por
retacar el autobús, a pesar de nuestras protestas, alargó el viaje ¡ocho horas
y media!, más allá de las “seis” que, mentirosamente, asegura la taquillera que
lleva el recorrido.
Así que para pasar lo mejor posible tanta incomodidad, calor,
sacudidas… hay que leer o entablar una plática.
Esta la hago con un joven de no más de veinticinco años, con
el que intercambio unos minutos de conversación, se llama Anastasio. Lo que Brevemente
me refiere, resulta dramático.
Resulta que viene de Pachuca, en donde estuvo seis días a las afueras de un
hospital, pues no tuvo dinero para pagar un hospedaje adecuado, siendo un
humilde campesino, que sólo tiene trabajo tres meses al año, como refiere.
“Siembro maíz, pero casi nomás es para mi familia y para mí… casi no vendemos,
porque no nos conviene venderlo, lo compran muy barato, mejor nos lo comemos. Y
pues trabajo a veces de albañil o de peón… de lo que caiga. Me pagan ochenta o
cien pesos, si bien me va, pero nada más trabajo tres meses al año”, dice. Me
pregunto ¿cómo sobrevivirán su familia y él el resto del año?
En efecto, su drama es el que viven millones de pobres
campesinos en este país, a los cuales, la mafia en el poder sólo presta
atención cuando son votaciones y son acarreados o cooptados para que voten por
tal o cual mafioso que les prometa que hará esto o aquello por mejorar su
mísera vida y sus extremas carencias, pero que ya, una vez elegido, nada cumple
y sólo los reprime o hasta asesina, cuando le exigen que haga lo prometido
(ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2007/12/apertura-total-del-agro-mexicano-al-tlc.html).
Anastasio tuvo que estar al cuidado de su hijo de dos años,
al que por vacunarlo descuidadamente en la pierna, como es muy común en los
casos de negligencia médica con gente humilde, le provocaron una infección. “Me
dijeron que necesitan dos donadores, porque como le han estado poniendo sangre,
pues a fuerza se necesitan, pero no sé a quién decirle. Por eso voy de regreso
a San Felipe – lugar en donde vive, a una media hora de Huejutla –, para ver si
alguien de mi familia quiere donar sangre”, me dice, bastante acongojado. Y es
allí donde, al recordar tantas estupideces que dicen los mafiosos en el poder,
de todo el “bienestar” que pregonan, de que se “preocupan” por la “salud de los
mexicanos”, de todo cuanto presumen que se ha logrado, todo eso ¡se viene
abajo!, al escuchar testimonios tan dolorosos, como el de Anastasio, cuyo hijo se
debate por sobrevivir de una infección ocasionada por un “descuido” médico y
que, a pesar de eso, no recibe la atención adecuada y su padre tuvo que dormir
en la calle seis días, a falta de dinero para el alojamiento y, encima, debe de
conseguir donadores para que ¡se lo sigan
atendiendo! Esa es la “justicia social” que tanto pregona la corrupta,
hipócrita, represora, asesina mafia en el poder.
Sin saber qué decir, más que unas palabras de ánimo, de que
“vas a ver que se va a poner bien tu hijo”,
decido contemplar el… ¡devastado paisaje!
Es cuando se compara éste con los recuerdos, que claramente
indicaban que en tal sitio abundaban árboles y ahora casas o deforestadas
tierras ocupan su lugar. Por ejemplo, los alrededores de Pachuca, antes llenos
de bosques, ahora son ocupados por casas, constatándose el anárquico
crecimiento que la mayoría de las urbes del país mantienen, sin importar que
ese sobrepoblamiento se haga en sitios adecuados y se cuente con las
condiciones propicias para dichos asentamientos, tales como agua suficiente,
drenaje, electricidad, vías de acceso… y así, siendo, la mayoría, sitios que
albergan a pobladores que viven en malas o pésimas condiciones de vida, que se
han ido creando como producto de corrupción, cooptación de las mafias
políticas, pobreza y necesidad de los que allí se van a vivir, aunque sea en
las faldas de un cerro.
Ese es, pues, el “avance incesante” de la supuesta
“modernidad”, que se destruyan o deforesten áreas verdes para albergar una
nueva tienda de “conveniencia”, un hotel, un carril de carretera adicional, una
plaza comercial, asentamientos
irregulares… y así. De hecho, la carretera por la que circulamos, se construyó
hace unos cuarenta y dos años, principalmente como vía de acceso para los
tractocamiones que transportan el manganeso y el azufre extraídos por la
empresa minera Autlán, la que ya lleva unos cincuenta años operando allí y es
responsable de mucho del grave daño ecológico provocado en esa región, aledaña
al municipio de Xochicoatlán. Según el activista Marco Antonio Moreno, la
actividad de esa depredadora minera ha destruido más de doscientas hectáreas de
bosques, dañado fauna y flora, además de contaminar severamente ríos y otros
cuerpos de agua, con la total complicidad de las mafias estatales y federales,
como ya es sabido (ver: http://www.jornada.unam.mx/2015/08/07/estados/031n1est).
Así que si sólo una empresa ha ocasionado tanto daño,
imaginemos todo lo que han provocado la anárquica urbanización, “ampliación” de
carreteras (sólo en tramos, lo que, realmente, no justifica tanto daño),
deforestación por la tala clandestina inmoderada, sembradíos en plenas zonas
boscosas (a falta de políticas adecuadas de la mafia en el poder por apoyar al
campo y de tierras, muchos campesinos talan árboles de zonas boscosas para
sembrar, con lo cual aceleran ellos mismos la destrucción de su entorno),
contaminación, incendios forestales… por ello es que, contemplo con gran
tristeza, lo que el paso de los años ha ido ocasionando en tan rica zona, la
que se considera que ha perdido más del 90% de su flora nativa y, ni se diga,
de su fauna.
Existen muy pocos estudios de los enormes daños causados a
esa región, pero uno realizado en el 2008, muestra que, en efecto, los
ocasionados a fauna, flora, suelos aguas y recursos de la huasteca hidalguense
son graves o muy graves, y todo con la complicidad y beneplácito de las mafias
en el poder estatales y federales, corresponsables de tal ecocidio (ver: http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0188-49992010000300006).
Y luego de haber pasado tantos inconvenientes en el
transporte, de haber presenciado toda esa destrucción, deforestación y tantas
infamias, llego en medio de una tormenta, finalmente, a Huejutla, pasadas las
diez de la noche. A pesar de la intensa lluvia, se siente calor, como si se
estuviera dentro de un baño de vapor.
Como voy hasta Huautla, municipio distante unos treinta
kilómetros, aún debo de tomar un taxi, que, por fortuna, todavía encuentro a
uno haciendo base, con el que acuerdo un precio de doscientos cincuenta pesos,
casi cuatro días de salario mínimo (imposible viajar si se percibe sólo ese
sueldo de hambre). Es muy caro el transporte público en ese estado – en
general, en todo el país es caro, montando más de la tercera parte de los
ingresos mensuales de las familias trabajadoras –, en donde más del setenta por
ciento de la población vive en la pobreza, igual que en el resto del país.
Hago la plática con el conductor. Se llama Ricardo y, según él,
no había llovido hacía más de un año. “¡Usted trajo la lluvia!”, exclama,
contento de algún modo, pues explica que por la sequía “y vaya usted a saber
por qué otras cosas”, tenía más de un año sin llover. “Fíjese, aquí, antes, no
pasaban de los treinta y dos o, póngale, cuarenta grados, cuando mucho, de
calor, pero en este año hemos tenido ¡hasta cincuenta grados de temperatura! No
se aguanta, de verdad, nada más está tome y tome agua. Yo, un día, me tomé, sin
exagerarle, quince litros de agua, porque, de verdad que me estaba
deshidratando”. En efecto, por mis propios recuerdos de hace muchos años, me
consta que aunque siempre ha sido Huejutla un sitio caluroso, no llegaba a los
niveles a los que Ricardo narra.
De acuerdo con testimonios que más tarde me dieron familiares
que también viven en Huejutla, “sin clima – aire acondicionado –, no es posible
vivir”. Me contaron que el aire acondicionado procuran usarlo sólo en las
noches, para que puedan dormir, porque, en efecto, el calor que sentí en esos
momentos es bastante, a pesar de la lluvia y de ser ya de noche. Aun así, la
cuenta que ellos, en particular, pagan, es de mil quinientos pesos bimestrales,
lo que evidencia lo cara que es ya la electricidad en este país, en donde CFE
produce ya menos del cincuenta por ciento de lo que requerimos y el resto lo generan
productores privados, españoles la mayoría, bastante caro. Me pregunto,
entonces, ¿cuánto pagarán los que usen todo el tiempo aire acondicionado? Y ni
imaginar cómo puedan vivir las personas que no tienen ingresos suficientes par
asumir ese gasto. ¡Seguramente estarán mojándose a cada rato!
También me platicó sobre las recientes elecciones, que hay
agitación social porque en ese municipio ganó Encuentro Social, a pesar de que
la mafia priísta, con sus corruptas triquiñuelas, obtuvo la gubernatura en el
estado. Revisando los resultados electorales, veo que, en efecto, Encuentro
Social superó por más de 4600 votos al PRI, aunque sólo votaron 57.11% de los
ciudadanos (ver: http://www.ieehidalgo.org.mx/images/PDF/Laminas_ayuntamientos.pdf).
Así que para el hampón Omar Fayad, el “gobernador electo”
fue humillante y por eso sus esbirros y grupos de choque han tratado de
boicotear dicha victoria.
Dice Ricardo que las hordas priístas de ese municipio están
agrediendo en muchos lugares a la gente y que por eso ha habido problemas, que
hacen retenes y han golpeado a varios. “¡Uy, esos tipos se enojaron mucho!”,
exclama. Explica que los Fayad mantienen un feudo en Huejutla y, en general, en
Hidalgo. “Fíjese, antes, tenían matones a sueldo, que, por puro gusto, a la
gente, la arrastraban con caballos o con carros y la mataban. Mucha de las
tiendas grandes son de ellos, bodegas, todo… no han dejado que entre nadie
aquí, ni plazas, ni cines”. Dice que, por ejemplo, se han querido establecer
allí tiendas de autoservicio como Walmart u Oxxo’s, pero que no los han
permitido. Podría pensarse que eso es bueno, que no hayan dejado al monopolio
Walmart establecer allí sus monopolios, pero no lo han hecho en beneficio de la
gente – por tantos problemas que ocasionan esas tiendas, como el acaparamiento
del comercio o la desaparición de empleos –, sino que para que sus propios
negocios sigan manteniendo el control que hasta ahora han tenido. Nada loable,
pues. “Han querido construir varias plazas y cines, pero no los han dejado.
Vaya, ni el mercado han dejado que se amplíe, y eso que viene mucha gente de
muchos lugares, de Pachuca, de Tamoyón, de las comunidades, pero no dejan”. Ni
cines menciona que han permitido y el único que existe es “uno muy viejo y feo,
que casi nunca está abierto”.
Se refleja todo eso que dice Ricardo en el sentido de que
Huejutla no parece propiamente una ciudad, sino una especie de “pueblote”, que
ha crecido anárquicamente. Se le ha mantenido en una especie de ruralidad para
favorecer los muy mezquinos intereses de los Fayad y compinches. “Mire, allí
había montes, muchos árboles – me señala un sitio a la derecha de donde
circulamos –, pero los han cortado para poner casas… ya hay muchas casas, pero
humildes… porque la gente se viene a vivir en donde puede, son priístas y nada
más los usan, por eso les permiten que vengan a vivir así, aunque estén tan
mal”, declara. Claro, son la carne de cañón, que tanto requieren los mafiosos
en el poder, reflexiono.
Ya, metido en la conversación, platica sus anécdotas. Dice
que tiene poco que regresó a Huejutla, pues se fue casi 18 años a trabajar a
Reynosa, Matamoros, Altamira y terminó en Tampico. En este lugar, trabajaba con
una persona que tenia una empresa de fabricación y distribución de artículos
plásticos, pero que al dueño, como ya es común en este país de mafiosos en el
poder y criminales coludidos, le cobraban cuotas delincuentes locales, y que
por más que trató de cambiar su lugar de operaciones, nunca logró que lo
dejaran en paz, hasta que le mataron a cinco empleados y le robaron, por lo que
tuvo que dejar el giro (véase hasta dónde estamos de desprotegidos los
ciudadanos comunes ante los hampones de la calle y del poder que controlan este
país).
Casi quedó en la ruina. A Ricardo, medio lo liquidó, le dio
45 mil pesos, pues le dijo que ya no podía más y cerró. Aquél, se tuvo que
regresar a Huejutla.
También tenia allá un taxi que manejaba por las tardes y que
gracias a eso, sacaba un poco de más dinero. Dice que su esposa era de
descendencia cubana. “De verdad que tiene un cuerpazo y está bien bonita”,
exclama orgulloso. Concibió dos hijos con ella. “Uno ya tiene catorce años y el
otro, doce”, dice, pero que “como me puso el cuerno, pues ya no regreso con
ella”, se lamenta.
Agrega que en ese tiempo que estuvo en Tampico, hace unos
diez años, había muchísima violencia, por los constantes “ajustes de cuentas”
entre bandas rivales y la corrupción policial, que nada hacía al respecto y, al
contrario, se aliaba con el mejor postor. Por lo mismo, casi a diario había
muchos muertos. “Sí, luego amanecían estudiantes universitarios asesinados, en
fila, acomodaditos, y con el tiro de gracia o policías muertos, colgados,
mujeres policías con los senos cercenados, gente decapitada, tirada en la
calle… y así, todo por el control de la droga”, describe muy explícitamente. Tenía
como clientes de su taxi a chinos, coreanos, sobre todo a coreanos, que le pedían
que los llevara con sexoservidoras y que eran muy espléndidos. Refiere que unos
de ellos establecieron una fabrica de piezas automotrices, pero que no se
explica como es que a ellos no los molestaban los mafiosos, de lo que,
especulamos, que quizá haya sido porque no se querían meter aquéllos en
problemas internacionales, pues habría implicado inmiscuirse con extranjeros y
quizá, entonces sí, la mafia en el poder local los habría metido en cintura.
“Puede que sí”, dice, pensativo.
Comenta que una ocasión que recogió a un hombre, se
acercaron varios matones en una camioneta y, sin más, rafaguearon a aquél y
quedó muerto, colgando de la puerta, la que dejó toda ensangrentada. Aterrado
como estaba Ricardo, todavía uno de los matones se le acercó, diciéndole “Tú no
has visto nada, compa, así que jálate”. Ricardo se fue del lugar,
espantadísimo, guardó el taxi, lavó la sangre y esperó unos días a que se le
pasara la impresión. “Pero ya Tampico está más tranquilo porque ahora vigila la
marina y no son tan corruptos como los policías, ¿me entiende?, como que
mantienen controlada a la delincuencia”, dice. Le pregunto que si hay muchos
robos o secuestros allí en Huejutla y me dice que no muchos. “Cómo le diré, sí
hay delincuencia, pero la tienen controlada, ¿no?, con que pague sus mordidas o
no se meta con cierta gente, pues los dejan”, declara. Esto habría que
entenderlo en el sentido de que se establecen zonas de control entre los grupos
delictivos, asociados con los mafiosos en el poder y que mientras no se
“rompan” tales compromisos, todos felices y tranquilos (algo detestable y
cínico, que se ha dicho mucho, de que la mafia priísta mantenía la paz social porque respetaba los pactos
que tenía establecidos con los distintos cárteles de la droga, a los que
mantenía tranquilos en sus respectivos territorios, como lo que en su momento
hizo el capo Lucky Luciano. Ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2014/08/la-estructura-mafiosa-de-los-poderes.html).
Llegamos por fin a Huautla. También está lloviendo. La plaza
principal está ocupada por la feria, así que no podemos avanzar mucho, por los
puestos y los juegos que hay instalados. Bajo del auto y camino hacia el
domicilio de mis parientes, notando algunos cambios hechos en el lugar, como la
pavimentación de todas las calles, así como obras suntuarias, superfluas, tales
como haber cubierto casi todo el parque con un gigantesco techo de lámina, nada
estético, para que sirva como una especie de auditorio, pero que muy
probablemente, el munícipe que lo haya ordenado construir pensó más en la
fastuosidad, con tal de justificar el enorme gasto que debió de haber tenido
tal obra, más que la cuestión estética o, incluso, ecológica, pues en el sitio
no existen más los árboles que antes estaban allí. El quiosco, a su vez, está
digamos que ampliado con un techo hecho de ladrillo, algo más estético que el
feo, metálico galerón al que me referí antes. Repito, parecen obras inconexas,
hechas por distintas mafiosas administraciones, con tal de justificar los altos
costos que debieron de haber tenido.
Llego por fin a la casa de mis parientes. Allí, paso una
velada en la fiesta familiar por la cual acudí al lugar.
Por fortuna, llovió toda la noche, por lo que la temperatura
al día siguiente es agradable.
Al otro día, hago un recorrido para ver los ”cambios” hechos
en ese municipio, cuyo nombre significa lugar de las águilas, las que, por
desgracia, ya no se ven por ningún lado. Como dije antes, se aprecia la
destrucción que ha sufrido el medio ambiente del lugar. Más y más casas han
ocupado áreas boscosas. El pavimento también ha cubierto zonas de jardines.
Como señalé, las nuevas obras “publicas” que se han hecho,
no han seguido un patrón uniforme, estético, sino que claramente se ven construidas
al capricho de quien las ordenó. Por la feria y el tradicional tianguis que se
sigue colocando los domingos, al final del día, abundan los montones de basura,
otro símbolo del “progreso” de este sistema capitalista salvaje que todo lo
degrada, lo ensucia, en aras del “avance”.
En resumen, lo que noto no es un crecimiento armonioso,
parejo, sino anárquico, de obras suntuarias, como un bulevar por aquí o un
galerón por allá, pero que no responden precisamente a un plan integral que
haya buscado realmente el desarrollo del municipio.
Y no hay mucho qué hacer en Huautla, pues existen pocas
fuentes de trabajo, debiendo mucha de la gente emigrar a sitios como Huejutla o
el más alejado Pachuca. La mayoría de mis parientes han sido o son maestros,
que es una de las profesiones más abundantes del lugar. Ya varios se han
jubilado y han tratado de dedicarse a otra cosa, debido a lo magro de sus
pensiones, y han abierto algún restaurante o alguna tienda.
Y justamente lo que abundan son los giros comerciales, como
las tiendas, casi una al lado de la otra, fondas, puestos de dulces y así, lo
que evidencia que cada quien se las ha arreglado como ha podido.
Pero, fuera de eso, del crecimiento anárquico del pueblo,
las condiciones de miseria prevalecen. Se ve en la gente que acude al tianguis
a tratar de vender sus mercancías, como maíz, frijol, piloncillo… y así. Son
campesinos, hombres, mujeres, de las comunidades vecinas, que tratan, de ese
modo, de obtener un ingreso extra. Son a los que despectivamente se han
referido como los “que no son de razón”, racista resabio de la herencia
colonial maldita y que, por desgracia, aun prevalece, a pesar de los años. Eso
no ha cambiado desde que tengo memoria.
Es lo que, justamente, evidencia el desigual “desarrollo” de
la región, si así se le puede llamar, la que cada vez empobrece más y más, se
depredan sus recursos, se agotan sus tierras, se cortan sus bosques, se
contaminan sus aguas… y los beneficios de tal depredación, de tal destrucción,
son para unas cuantas mafiosas empresas extractivas o grupos de poder, pero no
para la gente, cada vez más hundida en la miseria y en las crecientes
carencias.
Eso es, pues, lo que luego de tantos años, hallé en la
Huasteca Hidalguense, una zona antes rica en recursos, que se ha ido depredando
aceleradamente, como sucede en todo este secuestrado país, en donde prevalecen
los intereses de las mafias políticas y empresariales, las menos interesadas en
que la riqueza ecológica y el bienestar social se preserven.
Sí, muy triste lo que vine a ver.