martes, 12 de noviembre de 2024

Ya se emplean técnicas modernas para localizar fosas clandestinas en México

 

Ya se emplean técnicas modernas para localizar fosas clandestinas en México

Por Adán Salgado Andrade

 

Las fosas clandestinas abundan el México. El así llamado “crimen organizado”, actuando con extrema vileza, además de secuestrar y asesinar a cientos de personas cada año, las sepulta en sitios, que en un territorio tan grande como el mexicano, son difíciles de localizar.

De hecho, hay varios grupos buscadores de “desaparecidos”, gente que algún lamentable día, mujeres principalmente, salieron de sus casas, trabajos, escuelas… y nunca más regresaron a sus domicilios.

El Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO) reportó el pasado 14 de mayo, que tan sólo en el sexenio de AMLO desaparecieron 50,000 personas, “con las que actualmente ascienden a 114,184 (y contando) las personas desaparecidas (ver: https://adondevanlosdesaparecidos.org/2024/05/28/desaparecen-mas-de-50000-personas-en-el-sexenio-de-amlo/).

Por ello es que se han organizado personas para buscar a seres queridos y a quien aparezca. Son los llamados “colectivos de búsqueda” y, de acuerdo con Amnistía Internacional, “en México se registran más de 200, de los cuales más de 60 están agrupados en el Movimiento por Nuestros Desaparecidos. Los colectivos están conformados mayoritariamente por familias, y la gran mayoría de sus integrantes son mujeres. Estos colectivos han tenido un papel fundamental en los avances legislativos y de políticas para abordar la crisis de desapariciones” (ver: https://www.es.amnesty.org/en-que-estamos/blog/historia/articulo/desapariciones-forzadas-quien-sabe-donde-en-mexico/ ).

Como señalé, es muy difícil localizar las fosas en donde el crimen organizado sepulta a tantas personas.

De acuerdo con Red Lupa, “88 por ciento de los casos de desapariciones han ocurrido entre el 2000 y el 2024, “lo que representa un promedio de 29 personas desaparecidas diariamente y Jalisco, Tamaulipas, Edomex, Veracruz y Nuevo León, son los estados con más incidencias (ver: https://imdhd.org/redlupa/informes-y-analisis/informes-nacionales/informe-nacional-2024/).

Hay casos que se han conocido a nivel nacional, por su gravedad, como el de los 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, quienes en la noche del 27 de septiembre del 2014 fueron, muy probablemente, asesinados y desaparecidos. Hasta ahora, no han sido hallados y muy probablemente, sus cuerpos fueron incinerados en hornos crematorios del ejército, que también participó, aunque se niegue oficialmente (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2023/05/no-es-posible-el-crecimiento-economico.html).

Por lo que un grupo de investigadores del Centro de Investigación en Ciencias de Información Geoespacial (CentroGeo), dependiente del Consejo Nacional de Humanidades y Ciencias Tecnológicas (CONAHCYT), está aplicando métodos modernos, que ayuden a localizar fosas clandestinas y cadáveres.

Es lo que expone el artículo del portal Wired, titulado “Cómo investigadores están empleando tecnología geoespacial para descubrir las fosas clandestinas en México”, firmado por Geraldine Castillo, en el que adelanta que “miles de fosas clandestinas contienen los cuerpos de los desaparecidos que se encuentran en todo México. Usando drones, imagen hiperespectral y otras tecnologías, los científicos y miembros de la sociedad, los están hallando” (ver: https://www.wired.com/story/how-researchers-are-using-geospatial-technology-to-uncover-mexicos-clandestine-graves/).

Castillo entrevistó a los investigadores del CentroGeo José Luis Silván y Ana Alegre, quienes han tratado de aplicar varias técnicas para que los buscadores de desaparecidos, así como los organismos encargados de hacer (cuestionable) justicia, los localicen.

Castillo cita a uno de los buscadores, que prefirió permanecer anónimo, quien busca a su hijo desde hace 18 años. Ellos “emplean barras metálicas puntiagudas, enterrándolas en donde piensan que hay cadáveres. ‘Es un olor característico, de descomposición y si sale con huesos y piel, ya tenemos un localizado’”.

Son, en efecto, métodos rudimentarios, pero que, además, se aplican en lugares en donde hay la certeza de que haya fosas clandestinas.

Han llegado a usar georadares, “pero dan muchos positivos falsos”.

Y también emplean máquinas, en lugar de palas, “pero casi todos esos métodos se han abandonado porque no son confiables, excepto las varillas puntiagudas”.

Dice Castillo que luego de la “desaparición” de los 43 normalistas de Ayotzinapa, al estarlos buscando, “la oficina del Procurador General contó 61 fosas y 129 cuerpos en el estado de Guerrero. Como resultado de la búsqueda, un total de 300 fosas clandestinas han sido contabilizadas. Y desde entonces, el número ha crecido”.

Pareciera un juego perverso, podría reflexionarse, en el cual, los criminales siguen secuestrando y matando personas para ver si son halladas por las “autoridades”. En el documental mexicano “Bajo Juárez” (2006), dirigido por Alejandra Sánchez y José Antonio Cordero, sobre los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez que, de tantos, ya eran una epidemia, pues los cadáveres de mujeres asesinadas aparecían casi todos los días, una abogada afroestadounidense planteó que se trataba de una macabra apuesta entre dos acaudaladas familias, en cuyos terrenos eran halladas las chicas, para ver en cuáles se encontraban más. Su tesis era que integrantes de tales familias eran los que llevaban a cabo los feminicidios, la mayoría de los cuales siguen impunes hasta la fecha (una chica sobreviviente testimonió que la habían llevado a una fiesta en un lugar lujoso en donde había “autoridades” y otras personas elegantemente vestidas, “ricos”, afirmó).

Señala Castillo que el Laboratorio Quinto Elemento realizó una investigación periodística en abril del 2023, “reportando que el número de fosas clandestinas era de 5,696, de las cuales, más de la mitad fueron detectadas en el sexenio de AMLO”.

Así que José Luis Silván ha decidido aplicar sus conocimientos técnicos. “Usa imágenes capturadas con satélites, drones o aviones, de las cuales extrae información geoespacial usando conocimientos sobre la física de la luz, combinados con matemáticas y programación. Imágenes multiespectrales e hiperespectrales capturan información de la superficie, empleando sensores que detectan longitudes de onda de luz imperceptibles al ojo humano, haciéndolas muy útiles para la búsqueda”.

Silván y Alegre, comenta Castillo, realizaron un estudio en el 2016, simulando entierros, empleando cadáveres de cerdos, “para evaluar el potencial de usar cámaras hiperespectrales en las búsquedas y aprendieron qué tipo de información les era útil. Los dos investigadores mexicanos sabían, por investigaciones en otros países, que la detección exitosa depende, en parte, en ser capaces de reconocer cómo los cadáveres (y sus imágenes espectrales) cambian en diferentes suelos y climas”.

Se llevaron a cabo los experimentos en el estado de Morelos y concluyeron que esas imágenes detectan 100 diferentes capas y “son útiles para la detección de los cadáveres, pero solamente dentro de los tres primeros meses de los entierros”.

Trataron, infructuosamente, de adquirir una cámara de esas y un dron, “valuados en cinco millones de pesos”, que no les quiso dar la Comisión Nacional de Búsqueda. ¡No es posible que si en sus experimentos comprobaron que podían detectarse cuerpos, se haya negado ese manipulado organismo a darles ese dinero, que no es nada!

Si un juez corrupto gana medio millón de pesos mensuales, habría equivalido dicha cantidad a cinco meses de su abultado salario. Pero se prefiere seguir pagando cosas y sueldos inútiles, en lugar de financiar trabajos como los de Silván.

Así que optaron, señala Castillo, por métodos más baratos, como los dispositivos multiespectrales. “Y hoy, a pesar de que la Comisión para la Desaparición de Personas Desaparecidas del Estado de Jalisco (COBUPEJ), con la que se han asociado, ha adquirido esos equipos, todavía no existe una estrategia nacional para emplear estas tecnologías sistemáticamente”.

En efecto, pareciera que no interesan los desaparecidos, que se dejan a su suerte a los grupos buscadores. Incluso, los criminales, molestos porque esas personas buscan a amigos y seres queridos, hasta han asesinado a varios. Desde el 2011, 26 personas buscadoras han sido asesinadas o desaparecidas, “siendo los estados de Guanajuato y Sonora, los más peligrosos” (ver: https://animalpolitico.com/sociedad/buscadoras-asesinadas-desaparecidas).

Más adelante, compartiendo sus experiencias con la Comisión Nacional de Búsqueda, funcionarios de este organismo les comentaron que también era necesario que indagaran la búsqueda de desaparecidos mediante las sustancias que se emplean para desaparecer a la gente, como sosa cáustica y otros químicos “o que los incineran o carbonizan al aire libre o en hornos crematorios y los restos son tirados o enterrados”.

En vista de ello, Silván y sus colaboradores realizaron experimentos en Hidalgo, con un espectroradiometro que mide cómo distintas sustancias reflejan la luz. Emplearon las sustancias que se usan en crímenes y hallaron que “diésel, ácido muriático y sangre tratada con anticoagulantes, requieren imágenes más precisas para localizarse, pero otras, como la sosa cáustica, cal, sangre y las que resultan de incineraciones al aire libre, pueden ser detectadas con sensores multiespectrales, los que son más baratos”.

Sí, en efecto, es otro método usado por los criminales, la desaparición química o con fuego, de los cadáveres, con tal de no dejar rastro, como hacía Walter White (Bryan Cranston) en la exitosa serie de televisión Breaking Bad (2008-2013), que deshacía a los cadáveres de los que mataba, en su totalidad, con ácido (exagerando, claro, como acostumbra a hacer Hollywood, pues no es posible deshacer del todo a un cadáver, como White hacía).

También han proporcionado modelos matemáticos que trabajan con las coordenadas de entierros previos que buscan predecir en dónde podría haber otros, “tomando en cuenta que los criminales buscan más la cercanía, con tal de realizar menos esfuerzos en desaparecer a personas, que en tratar de que sean muy remotos e inexpugnables tales sitios”.

O sea, son flojos, además de asesinos, esas miserables máquinas de matar.

También toman en cuenta que los cadáveres en descomposición proporcionan muchos nutrientes a las plantas cercanas, “y determinando lo verde que estén, es una posible señal de entierros. Esa información se da en una plataforma llamada ‘Espacio Clandestino’”.

Al entrar a la página de “Espacio Clandestino” (https://jsilvan.users.earthengine.app/view/espacio-clandestino#place=Nacional;), se muestra el mapa del país y pueden ubicarse, estado por estado, los puntos en donde se han dado hallazgos, que podrían conducir a nuevas búsquedas. Y son cientos los puntos señalados en el mapa de fosas clandestinas que se han hallado.

Al contemplar todo eso, solamente puede pensarse hasta dónde han llevado los niveles de violencia en el país, pues en lugar de ubicar, por ejemplo, bibliotecas, ¡ubicamos fosas clandestinas en donde han sido hallados cientos de desaparecidos!

Todas esas técnicas ya han sido usadas en Baja California “con las que han podido localizarse más fosas”.

También han colaborado los investigadores con ONG’s buscadoras de desaparecidos, como Regresando a Casa Morelos y Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Nuevo León (FUNDENL), quienes emplean todas las técnicas propuestas por Silván y su equipo, “además de que éstos, les dan un taller para que aprendan a interpretar las imágenes multiespectrales”.

Pero dice Silván que la Comisión Nacional de Búsqueda “todavía no comparte si han sido efectivas las técnicas, pues lo hará hasta que haya un resultado nacional que señale qué tan efectivas son”.

Por otro lado, también FUNDENL ha establecido el portal “Huellas de Vida”, que cruza información de cuerpos no identificados con personas no encontradas y objetos hallados en fosas clandestinas en Nuevo León para ver si se logra establecer la identidad de aquéllos (ver: https://piedepagina.mx/huellas-de-vida-buscar-las-personas-desaparecidas-mediante-los-objetos-localizados-en-campo/#:~:text=%E2%80%9CHuellas%20de%20Vida%3A%20B%C3%BAsqueda%20de,desarrollar%20desde%20octubre%20del%202020%E2%80%9D.).

Además, Silván, junto con sus colaboradores, está por publicar un libro, en el que dará a conocer todas sus técnicas, con tal de que contribuyan para que los buscadores logren hallar más rápidamente a tanto desaparecido.

Por su parte, miembros de FUNDENL señalan que por los trámites burocráticos, luego de que localizan fosas clandestinas y cadáveres, “se corre el riesgo de que los localizados, vuelvan a desaparecer dentro de esa maraña de organismos forenses y policiacos, pues una vez completada su labor, deben de hacerse a un lado y dejarlo todo a las ‘autoridades’”.

Así que si no se eliminan esos obstáculos, que las propias mafias en el poder, la nacional y las estatales, anteponen, a pesar de tanto adelanto tecnológico, seguirán esas fosas y esos cadáveres esperando a ser localizados e identificados algún día.

Y sus seres queridos y amigos, llorando su desaparición, en la incertidumbre, esperando a saber qué fue de ellos.

 

Contacto: studillac@hotmail.com