Electricidad con biomasa, energía sucia, que se pretende presentar como limpia
Por Adán Salgado Andrade
En el afán por hacer lucrativos negocios, empresas de todo tipo, desarrollan actividades, que pretenden mostrar como “ecoamigables”, pero que, en realidad, no lo son. Incluso, emplean retorcidos argumentos, para asegurar que están haciendo lo correcto, ambientalmente, pero a la hora del análisis, son cosas que, definitivamente, no cuadran.
Justamente eso sucede con la energía eléctrica generada por la quema de árboles, llamada biomasa. Bosques de Estados Unidos son diezmados, con tal de que los árboles derribados, sean triturados y convertidos en astillas, que irán a alimentar hornos, que generarán el flujo eléctrico, gracias a esa combustión. Pero nada tiene que ver esa forma de generación eléctrica con una técnica “limpia”, como explica el artículo de la revista digital POLITICO MAGAZINE titulado “La ‘energía verde’ que puede estar arruinando el planeta”, firmado por Michael Grunwald, quien agrega como subtítulo que “La industria de la biomasa está activando la economía del sureste estadounidense, pero muchos expertos temen que esté calentando el clima. ¿La administración de Biden la apoyará o la cortará de tajo?” (ver: https://www.politico.com/news/magazine/2021/03/26/biomass-carbon-climate-politics-477620).
Abre el artículo, una foto de una amplia zona, en donde se han talado decenas de árboles, muchos, muy gruesos, de varios años de vida, quedando sólo los muñones. Se destruye en horas, lo que le lleva a la Naturaleza, años para crear.
Es claro, dice Grunwald, que cortar árboles, pulverizarlos y quemarlos, está calentando el clima, pues se trata de una combustión, pero “los congresistas estadounidenses, dicen que no. Incluso, en Europa, la ‘energía de biomasa’, está siendo subsidiada, pues es considerada una energía renovable que no emite contaminantes. Como resultado, las eléctricas europeas, importan toneladas de madera de bosques estadounidenses cada año y la economía europea, supuestamente ecoamigable, ahora genera más energía de quemar madera, que de la solar y la eólica, combinadas”.
Y, por supuesto, el incentivo es que es un negocio millonario, sobre todo, para los dueños de bosques estadounidenses y las procesadoras, ascendiendo a $50,000 millones de dólares anualmente. Y el debate es, si en verdad, es “limpia”. Como señalo arriba, las empresas que se dedican a pulverizar árboles, dicen que sí lo es, “pues no es carbón lo que se quema, sino árboles”.
Por supuesto que es un absurdo, pues los críticos apuntan a los incendios forestales, los que, al producirse, generan millones de metros cúbicos de gases contaminantes, que contribuyen a calentar más y más al planeta.
Eso también sucede al quemar en hornos toda esa madera, como si se añadieran incendios forestales. “Pero aún con Biden, funcionarios han tomado distintas posturas”.
El problema es que se trata de mostrar a la biomasa, como alternativa “verde”. Sin embargo, cuando entran en la ecuación, la energía que se emplea para cortar los árboles, triturarlos, hasta convertirlos en bolas del tamaño de vitaminas, más la quema, “no se justifica”. “Los paneles solares, incluso, pueden producir 100 veces más poder por acre, que la biomasa”, aclara Grunwald.
Eso ha llevado a construir 23 molinos de árboles en Estados Unidos. “Su argumento básico, es que el carbono que se emite, no contaría, pues sería compensado por otros árboles que están creciendo”.
Algo tan absurdo, como lo que comenté arriba, de que, entonces, los incendios forestales, se “compensarían” con los árboles que crecen en otros sitios.
No es posible que esas empresas recurran a ese argumento, que “personajes como la activista Greta Thunberg, han calificado de inverosímiles. Mejor, han propuesto que se dejen crecer más árboles, no para quemarlos, sino para que absorban carbono”.
Además, es un método bastante ineficiente, ya que “surtir sólo dos por ciento de la electricidad global, mediante biomasa, requeriría duplicar la tala global de árboles. Eso, depredaría bosques biodiversos y dañaría la oportunidad que aún tiene la humanidad de prevenir las peores catástrofes climáticas. Los árboles vivos, son más valiosos vivos, que muertos”.
Y esto proviene, en Estados Unidos, desde la era Barack Obama, lo que muestra que primero están los negocios, antes que la gente. Eso, porque Obama se mostró siempre como un “progresista”. Y, para nada, estar a favor de cortar árboles y quemarlos para producir electricidad, es ser “progresista”, luchar por combatir el calentamiento global.
La empresa líder en la conversión de, antes, sanos, grandes árboles, en aserrín, es Enviva, “la que opera nueve grandes molinos en el sureste, los que pueden pulverizar árboles y producir más de cinco millones de toneladas de virutas al año. Incluso, tiene planes para construir tres molinos más. Opera cinco puertos, para embarcar las virutas a otros países. Tiene 1,100 empleados, no incluyendo el ejército de taladores, y conductores que le suplen su madera. Y tiene su base en Bethesda, Maryland, lo que muestra su confianza hacia el apoyo gubernamental”.
A pesar de su contaminante tarea, se muestra como una empresa “verde”, interesada en proteger al medio ambiente. Nada más alejado de la cruda realidad.
Esa empresa, está alentando en el sur de Estados Unidos, que dueños de bosques, busquen ampliar los que tienen, no para que haya más áreas arboladas, sino para cortarlos y venderlos a Enviva.
Y justifica su actividad diciendo que “cuando no haya viento o sol, de todos modos, la biomasa estará allí, para generar electricidad”. Y, en cierta parte, tiene razón, pues, por ejemplo, cuando en Alemania, que es el país que más electricidad genera del sol y viento, en invierno, la poca luz solar o poco viento, no son suficientes y recurren a sus contaminantes plantas de carbón o biomasa, importando carbón o virutas de árboles de Estados Unidos (http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2014/01/vaclav-smil-y-la-ciencia-consciente.html).
Eso mostraría que no está, del todo, resuelto lo de las energías verdes, que se siguen empleando en un mínimo porcentaje, con respecto al empleo de las energías fósiles, como el petróleo, gas natural, carbón mineral o fracking. Ahora, agréguese la “biomasa”, o sea, pobres árboles talados y hechos polvo.
Eso, y además de que el uso de energías de todo tipo, incrementa, en lugar de disminuir, provoca que se llegue a “soluciones” tan absurdas y contaminantes como la mencionada biomasa. No se trata de producir más energía, sino de ahorrarla (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2010/05/mas-energia-o-mas-desperdicio.html).
Enviva justifica su actividad, afirmando que a los taladores a los que les compra, los compromete a sembrar “más árboles de los que corten”, con tal de que “siempre existan bosques”. Sin embargo, los codiciosos taladores, que muchos son dueños de bosques, con tal de cumplir, replantan árboles con especies no propias de la región, lo que además de modificar el ecosistema, incluso, hasta acaban con la biodiversidad. Dic Grunwald que, de inmediato, se ven como bosques artificiales, en los que pocos animales viven o ninguno, pues no ofrecen condiciones naturales.
Esos bosques replantados, además, acaban con la fertilidad de las tierras en donde se siembran. “Enviva, está comprometida a proteger 35,000 acres (14,164 hectáreas) de viejos bosques y a restaurar 5,000 acres (2,023 hectáreas) de bosques del pino de hoja larga”.
“Es un modesto gesto – el sur, ha perdido más de 87 millones de acres (35,207,651 hectáreas) del pino de hoja larga, y mucho de eso, se ha sustituido con el pino de hoja de aguja, que ayuda a alimentar los molinos en Enviva –, pero ilustra la ansiedad de la empresa por mostrar que tiene un gran interés en el medio ambiente”. Enfatiza que aunque el sureste de los Estados Unidos produce un sexto de la madera mundial, “menos del 4 por ciento, termina como virutas. No es mucho el impacto ambiental, afirma”.
Podría parecer un mínimo porcentaje, pero tan sólo considerando que Enviva procesa 5 millones de toneladas al año de virutas, eso equivaldría a cientos de miles de árboles que se quemarían en incendios forestales. Como puede verse, eso, de ninguna manera, es ecológico.
Jennifer Jenkins, gerente de Enviva justifica que muchos bosques “están muertos y sería un desperdicio no usar esos árboles como biomasa”.
Pero Grunwald menciona muchas partes, que antes eran frondosos bosques, que han quedado totalmente taladas, inermes. “Son tierras que se pierden y árboles que dejan de absorber carbón”.
Otra foto, muestra un buen ejemplo de la deforestación ocasionada, con tierras anegadas, pues, no existen árboles, cuyas profundas raíces, son las que absorben el agua de intensas lluvias.
Un problema más es que, si de por sí, se ha incrementado la demanda de pulpa de madera, la “biomasa”, todavía hará que crezca más. Sólo piensen en cómo, por la pandemia, han crecido las ventas por línea, sobre todo, de la nefasta Amazon, y en tantos miles de millones de productos, envueltos en cajas de cartón, hecho de pulpa de madera, lo que es ya otro grave problema ecológico, por toda la basura que se está generando. Tanto cartón, implicará más árboles que irán al matadero, menos bosques y mayor deforestación (ver: https://www.theverge.com/2019/12/2/20986298/cyber-monday-black-friday-amazon-effect-recycling-cardboard-shopping).
De todos modos, no es fácil cultivar bosque, como le señala Gene Brown, de 85 años, dueño de áreas boscosas, a Grunwald, “pues no siempre se dan las siembras o, a veces, los árboles nacen chuecos y con enfermedades”.
Pero, dice Brown que la ventaja, es que no importa si los árboles están enfermos, “pues Enviva compra todo”, afirma.
Y, de nuevo, es lo que Jenkins emplea como argumento para mostrar las “bondades de la biomasa”.
Pero lo que es difícil de sostener, es el argumento de que la electricidad producida con biomasa, sea “verde”, pues al momento de que se queman árboles, otros están “creciendo”.
Ambientalistas como Danna Smith, del grupo conservacionista Dogwood Alliance, niega esa falaz afirmación. “Lo único que haces es desperdiciar árboles, cuando los quemas, y evitas que siguieran secuestrando carbón, de haber seguido vivos”, afirma. Tiene toda la razón.
Lo triste es que, ahora, los que poseen bosques, tratan de que crezcan, no para que haya más árboles, sino para venderlos a Enviva y que los haga virutas. No es por una consciencia ecológica, sino, meramente, lucrativa, “si cultivo más árboles, venderé más y tendré más ganancias”.
Así que, mientras prive la ganancia, por sobre la salud ambiental, el planeta cada vez estará más depredado y contaminado.
Se requeriría un negocio que se basara en lograr un planeta limpio, sin calentamiento global, sin depredación, sin contaminación.
Pero, para el capitalismo salvaje, eso no es negocio.
Contacto: studillac@hotmail.com