Israel construye autopistas para que judíos puedan trasladarse libremente de asentamientos ocupados
por Adán Salgado Andrade
Israel, formado de la partición de Palestina, al final de la segunda guerra mundial, pasó de ser un pueblo sufrido a uno que le hace cada vez más imposible la vida a los palestinos, a los que confina en áreas, que parecen más campos de concentración, que zonas habitables. Les hacen lo que Adolf Hitler (1889-1945) les hizo a ellos (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2012/04/el-holocausto-palestino-manos-de-israel.html).
Por eso, es considerado un enclave neocolonial, pues se formó a fuerza de arrebatar territorio a Palestina, a una nación soberana.
Y desde que Israel se apoderó de más territorio palestino, en la guerra de 1967, los intentos por ir despojando a los acosados palestinos de más y más de su territorio, han sido rutinarios. Y como el nefasto Donald Trump, aprobó que Jerusalén sea capital de ese enclave, más se ha envalentonado (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/United_States_recognition_of_Jerusalem_as_capital_of_Israel).
El problema es que Jerusalén es un lugar que, históricamente, pertenece también a Palestina (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Jerusalem).
La más nueva afrenta contra los palestinos es la construcción de autopistas “seguras”, con tal de que los judíos se trasladen, sin problemas, de sus casas en las zonas ocupadas en territorios palestinos, como en la franja de Gaza, sin ningún problema a otros lados. Eso, para que más y más judíos se animen a asentarse, arbitraria e ilegalmente, en terrenos que, hasta hace poco, eran de palestinos, a los que se los arrebatan bajo cualquier prepotente pretexto. De la construcción de esas autopistas “seguras”, da cuenta el artículo de Associated Press, titulado “Nuevos caminos, impulsarán masivo crecimiento de asentamientos israelíes”, firmado por Joseph Krauss (ver: https://apnews.com/article/israel-jerusalem-tel-aviv-west-bank-e4fa1e5e989e678b2e26c6b169c9a3e9).
Abren el artículo una serie de fotos, en donde se ve cómo se desgajan cerros, para construir las citadas autopistas, así como soldados deteniendo a manifestantes palestinos, que protestan por esa nueva arbitrariedad. Se ven, también, a judíos invasores de tierras palestinas, enfrentar a los legítimos dueños, claro, apoyados por el ejército. En fin, son las infamias que a diario cometen los judíos contra los palestinos.
Dice Krauss que “en los años venideros, los israelíes podrán conmutar a Jerusalén y a Tel Aviv, desde asentamientos que se encuentren muy dentro del bloque occidental palestino, mediante autopistas, túneles y pasos a desnivel, que pasen de largo pueblos palestinos”.
Es decir, para que lleguen cómodamente, sin problemas, a donde quiera que se dirijan.
Sigue Krauss señalando que “grupos de derechos humanos, dicen que los nuevos caminos, permitirán la explosión de asentamientos, incluso, si la entrante administración estadounidense, logara convencer, de algún modo, a Israel para que parara la construcción de casas. Los costosos proyectos de infraestructura, indican que Israel intenta mantener largos tramos de territorio ocupado, como condición para tratados de paz y con eso sería difícil establecer un estado palestino”.
Y cita al activista israelí Yehuda Shaul, quien ha estado investigando e identificado en los mapas, los nuevos proyectos. “No se trata de unidades de cien casas, sino que es una total anexión”, afirma, sin ambages.
Como ven, hasta en ese fundamentalista y dogmático enclave, existen, por fortuna, personas que se dan cuenta de la manipulación de la mafia en el poder y la denuncian, como Shaul. Y es muy raro, pues señala Krauss que Shaul fue soldado, durante la represión judía de los palestinos en los primeros años de la década de los 2000’s, quien luego cofundó Rompiendo el Silencio, un grupo de ex soldados israelíes, quienes documentan abusos de los derechos humanos en los territorios ocupados. “En meses recientes, él ha dirigido su atención a la planeación urbana de Israel”.
“Sus hallazgos, se basan en minutas de distintas reuniones, sostenidas en años recientes, por subcomités parlamentarios encargados de mejorar la infraestructura del banco occidental. También cita un plan estratégico, presentado recientemente por la ministra de transporte, Miri Regev, una ultraconservadora, que apoya los asentamientos, a un grupo de representantes de asentamientos”.
Y ya está construyéndose un gran túnel, que permitirá a los invasores de Maale Adumin, un “floreciente asentamiento de Jerusalén, a que conduzcan hacia la ciudad y Tel Aviv, sin que pasen por retenes militares o algún semáforo”.
O sea, así como han amurallado enteras comunidades palestinas, los judíos que desearían que desaparecieran todos los palestinos, tendrán carreteras confinadas, para no mezclarse con la “chusma” palestina. El colmo del racismo, represión y con serios tintes neonazis.
“Al sur de Jerusalén, se trabaja para ampliar la autopista que conduce al asentamiento Gush Etzion y a otros, más al sureste, con túneles y desniveles que pasan de largo pueblos palestinos y campos de refugiados”, dice Krauss.
Señala que desde que Israel invadió el banco occidental y Jerusalén oriental, en 1967, “ha construido unidades habitacionales que alojan a unos 700,000 judíos. Los palestinos, quieren los dos territorios para su futuro Estado y ven a esos asentamientos como una violación a la ley internacional y como un obstáculo para la paz, una posición compartida internacionalmente”.
Sí, excepto por Estados Unidos, tradicional cómplice de ese enclave en sus arbitrariedades contra los palestinos.
“Los palestinos, podrán circular en muchos de los nuevos caminos, pero la infraestructura será muy limitada para ellos, pues requieren de permisos para entrar a Israel o al anexado Jerusalén oriental”.
Véase nada más, cómo están tan limitados en su desplazamiento por su territorio y el de Israel. El banco occidental tiene un área de 5,860 km2. En tanto que la franja de Gaza, apenas tiene 360 km2. Eso significaría que sería, en el caso del banco occidental, un área equivalente a un cuadrado de 76.55 km de lado, y para Gaza, a uno de 18.97 km, así que están muy recluidos ambos territorios palestinos. Si, encima, les piden permisos para donde sea que se trasladen, debe de ser agobiante.
Israel, sólo tiene un área de 21,937 km2, equivalente a la del estado de Hidalgo, que equivaldría a un cuadrado de 148.11 km de lado. Más o menos, la distancia que hay de la ciudad de México a Atlixco, Puebla.
Por eso, le urge hacerse de esos dos territorios palestinos.
Pero no es justo, es ilegal, es invadir a otro país, como si Estados Unidos, de repente, se anexara Baja California, para hacer fraccionamientos allí. Es una ilegal infamia.
Dice Krauss que, excepto por una minoría, a la mayoría de israelíes, no les gustaría vivir en asentamientos que se hallaran muy metidos en territorios palestinos, por tantos retenes y tener que cruzar por localidades palestinas en las que “arrojan rocas”.
“Pero los nuevos caminos, prometen cambiar todo eso, transformando los asentamientos en prácticas comunidades suburbanas, con seguro, fácil acceso a las ciudades y a transporte público. Shaul estima que la nueva infraestructura podría facilitar la construcción de 50,000 casas en el banco occidental y otras 6,000, en Jerusalén oriental”, señala Krauss.
Pero la citada ministra del transporte, “está muy contenta con el proyecto, de construir en todas las áreas de la tierra natal, pues es una visión holística de un futuro plan de desarrollo urbano”.
La actual mafia israelí en el poder no ve obstáculos, incluso, a pesar de que el nefasto acuerdo que Trump aprobó, de que se anexe un tercio del territorio del banco occidental, ha sido rechazado por los palestinos e internacionalmente “y es probable que sea objetado por Joe Biden, quien se opone a esa anexión”.
O sea, para darse una idea, del reducido territorio del banco occidental, de 5,860 km2, se le quiere robar un tercio, o sea, 1,954 km2. ¡Totalmente inaceptable! Pero sólo un nefasto, racista, supremacista, como Trump, podría haber convalidado tal infamia. Por fortuna, no se reeligió. Esperemos que Joe Biden demuestre que es realmente progresista y opuesto a ese tipo de ilegalidades.
Otro activista, Alon Cohen Lifshitz, experto de Bimkom, un grupo de derechos humanos contra la urbanización arbitraria, dice que el principal objetivo de los proyectos de caminos es crear una “matriz de control, que asegure el libre movimiento de israelíes, en tanto que se sigan fragmentando áreas administradas por la Autoridad Palestina”.
Dice Lifshitz que el mismo proceso “se hizo, en menor escala, hace más de una década, cuando Israel abrió la ruta 398, que conectaba asentamientos al sur del banco occidental, con Jerusalén. Informalmente conocido como el ‘camino Lieberman’, en honor del ex ministro de transporte Avigdor Lieberman, quien vive en uno de esos asentamientos, redujo el tiempo de traslado de 40 minutos, a diez. El área del asentamiento, casi se duplicó en los siguientes seis años, a casi 6,000 personas, de acuerdo con la organización Paz Ahora, otra grupo de activistas en contra de esos infames asentamientos”.
Para muchos palestinos, esos caminos, son otra forma de separar comunidades y a granjeros, de sus tierras. “Mucha de la construcción, se hace en tierras expropiadas a granjeros, quienes tienen muy poca oportunidad de recuperarlas en las cortes israelíes”.
Claro, sería absurdo pensar que jueces judíos, les hicieran justicia. Eso se ve muy bien en la cinta, irónicamente israelí, Lemon Tree (2008), dirigida por Eran Riklis, sobre la lucha de una viuda palestina contra el ministro de defensa israelí, quien quería destruir sus limoneros, pues eran una “amenaza para la seguridad del ministro y su esposa”. La viuda, pierde el juicio, como lo pierden la mayoría de los palestinos que buscan justicia.
Cita Krauss a Mohammed Sabateen, quien encabeza el consejo de Husan, un pueblo palestino al sur de Jerusalén, el que está encajonado entre un creciente asentamiento judío y uno de los nuevos proyectos camineros. “Esta es una ocupación militar, así que cuando ellos toman la decisión, la imponen por la fuerza, sin ninguna coordinación con la otra parte, con los propietarios de la tierra. Esos caminos son diseñados principalmente para israelíes y ocupantes de asentamientos, no para palestinos”.
Supuestamente, Israel también trabaja en caminos llamados “fábricas de vida”, que son, para “beneficiar” a palestinos “pero, en realidad, son para alejarlos de los asentamientos, dice Shaul. Uno, ha sido apodado el ‘camino del apartheid’, pues corre al lado de una carretera que es sólo para israelíes y están separados por un muro de concreto”. Más claro, no puede ser, “sí, tengan sus caminos, con tal de que no se metan con los nuestros”, debe de ser el cometido.
Señala Krauss que Joe Biden, probablemente se opondrá a esos planes, pero si se permiten, “eso terminará con las esperanzas de formar un estado palestino, dice Shaul”.
“Sólo deteniendo esos proyectos definitivamente, será posible que exista un Estado palestino soberano”, afirma ese admirable activista.
Sí, admirable, pues los activistas israelíes que luchan por los palestinos, son muy mal vistos por los judíos conservadores, la mayoría.
Veremos, pues, de qué está hecho Joe Biden, si, cuando asuma el poder, detiene esos infames proyectos.
O se hará de la vista gorda, quizá porque muchos de tales proyectos, seguramente tendrán participación de empresas y capitales estadounidenses.
Y el dinero, en el capitalismo salvaje, se impone a cualquier infamia.
Contacto: studillac@hotmail.com