Conversando con una masajista de Chiapas
por Adán Salgado Andrade
A quien llamaré Estela,
se encuentra en la ciudad de México porque está tomando un curso de terapia
física. “Es para enderezar a la gente que se le enchueca la espalda o que se le
zafan los huesos”, explica. Viene de Pichucalco, Chiapas. Ese poblado está a
una hora de Villa Hermosa, Tabasco, ciudad que se movía gracias a la actividad
petrolera. Sin embargo, debido a la privatización de Pemex, disfrazada de
“reformas estructurales”, que la mafia priísta ha impuesto durante el peñato,
la economía de todo Tabasco ha mermado brutalmente. Le comento que he leído que
la reducción de operaciones de las instalaciones de Pemex ha afectado mucho a ese
estado. “¡Sí, está muy dura la situación!”, enfatiza Estela, con el acento, un
poco gutural, que entrecorta algunas consonantes, típico de los tabasqueños. “Antes,
casi toda la gente se iba a trabajar a Vila Hermosa, pero ya no, hay mucho
desempleo” (ver: http://www.excelsior.com.mx/nacional/2016/05/16/1092855).
Y por eso está tomando
el curso, para tener más opciones ocupacionales remunerativas. Dice que ella se
dedica a dar masajes. “¡Pero no tengo muchos clientes. Y les tengo que cobrar
poco. Un masaje relajante de todo el cuerpo, se los cobro en doscientos pesos,
porque más, no lo paga la gente, aunque tenga dinero!”, dice. Valga comentar
que esos masajes en un spa de lujo, son cobrados en no menos de mil quinientos
pesos. Sus clientes son ganaderos o comerciantes, la gente que no ha sido tan
afectada por los recortes a la actividad petrolera. Pero los que si trabajaban
para Pemex o empresas que le proporcionaban algún servicio, han sido quienes
más se afectaron. Muchas de esas empresas quebraron. Y empleados, tanto de
Pemex, o de las empresas que le trabajaban, han sido despedidos por miles. Uno
de ellos fue el esposo de Estela. “Sí, él es ingeniero eléctrico, y trabajaba
para una empresa de sistemas y telecomunicaciones, pero cuando comenzaron con
los recortes, lo despidieron”, dice Estela, resignada. Ya abunda que él, cuando
recién lo conoció, trabajaba en una plataforma petrolera. “Le iba bien, ganan
muy bien los que trabajan en las plataformas. Se estaba catorce días y
descansaba catorce días. Aunque a veces hacía doble turno, eran 28 días, pero
se lo pagaban como extras y era más dinero”. Dice que lo malo era que casi no
podían comunicarse. “Tenía una tarjeta y me hablaba de rapidito, en la noche,
como a las once, ya que no tenía nada qué hacer. Me preguntaba cómo estaba,
cómo estaba el niño – recién había nacido el único hijo que tienen, que
actualmente tiene cinco años – y así, pero bien rápido”, dice Estela. Por eso
dejó ese trabajo su esposo.
Luego, laboró para
Telmex y, después, estuvo en CFE (Comisión Federal de Electricidad). Allí, le iba
muy bien, pero cuando la empresa privada que le trabajaba a Pemex le ofreció un
puesto de gerente, no lo pensó más, pues el dinero era muy bueno. “Le duró poco
el gusto, porque como al año, lo corrieron”. Y, desde entonces, no ha vuelto a
conseguir empleo. “Como sabe arreglar cosas, abrió un taller en la casa, pero
no le cae mucho trabajo”. Dice Estela que, al estar tan difícil la situación,
por medio de una empresa, se le ofrece a la gente trabajar en maquiladoras de
Ciudad Juárez o de Matamoros. “Pagan muy poco, pero de todos modos se van,
porque en el pueblo, no hay nada”.
Con todo lo que su
esposo ganó en Pemex, se pudo hacer una casa en Comalcalco, también cerca de
Villahermosa. Pero Estela no quiso vivir allí. “No me gusta esa casa, pero dice
que es para nuestro hijo”. Viven en la casa que heredó Estela de sus papás. “El
terreno es grande, tiene como veinte metros de frente, por treinta de fondo. Atrás,
es puro patio y enfrente, hay espacio para meter dos carros. Tenemos mangos,
aguacates, piñas… hasta nopales, pero son unos nopales que no dan espinas”. Sí,
es la típica casa de provincia, de terrenos grandes, con árboles y muchas
plantas, sobre todo allí, en donde la tierra es tan fértil.
La hermana de Estela le
ha ayudado mucho a ella. “Me dijo que me ayudaba con este curso”. Eso, gracias
a que su hermana tiene solvencia, pues trabaja como enfermera, además de que su
esposo posee un hotel de mediano tamaño. “Es como de treinta y cinco habitaciones”.
“Quizá puedas dar masajes y terapias allí, ¿no?”, pregunto. “Sí, puede ser”,
dice Estela, pensativa. Supongo que todo lo que pueda contribuir a mejorar su
situación económica y la de su familia, es bienvenido.
Por lo pronto, han buscado
otras opciones. Una, es un amigo de la familia de ella, “anda en la política”,
dice. “Es muy buen amigo, desde que era yo niña, lo conozco”. Ese amigo les
ofreció a ella y a su esposo realizar actividades proselitistas. A su esposo,
como sabe arreglar electrodomésticos, lo envía a gente que solicita reparación
que de una lavadora, una plancha y así. A Estela, como es masajista, la envía
con personas que requieren un masaje o un cuidado de salud sencillo. “Nos manda
en una camioneta y nos paga trescientos cincuenta pesos por visita”. Eso es
libre, dice. Es otra ayuda extra. “Tratamos de ahorrar, pero hay cosas que no
puedes evitar, como el aire acondicionado en verano, que hacen cuarenta grados…
es un horno la casa. Cuando se usa, pagamos ochocientos, mil pesos de luz”.
¿Qué hacen los que no tienen aire acondicionado?, le pregunto. “Pues se duermen
en el patio, pero cuando hay moscos… ¡es horrible!”, exclama.
Dice que también Ciudad
del Carmen está “muerta”. “Vas y todo mundo está buscando empleo, pero no hay
nada. Como te digo, es que el petróleo era lo que movía todo. Ya nada más los
que viven del turismo o los comerciantes son los que todavía tienen trabajo”,
dice.
Le pregunto si Pichucalco
se inunda. “Sí, como no, pero como nosotros estamos en alto, gracias a Dios, no
nos ha tocado… hasta ahorita”. Dice que las inundaciones se han agravado porque
una hidroeléctrica que queda cerca tiene años sin funcionar y en época de
lluvias “como nada más la usan para almacenar agua, pues se colma por las
lluvias y abren las válvulas para que se vacíe, y esa agua va a dar a Villahermosa
y a otros lugares”. Claro, es la consecuencia de que, como la actual mafia en
el poder ha privatizado más de la mitad de la producción eléctrica, las
empresas privadas, sobre todo españolas, producen electricidad con caros
sistemas termoeléctricos o con granjas eólicas, haciendo a un lado las hidroeléctricas.
Ha sido una exigencia, con tal de que CFE les compre más cara la luz que
producen. Pero he ahí los problemas que ocasionan, además de que CFE ya casi
sea sólo una cobradora de electricidad cada vez más cara, que haya inundaciones
por hidroeléctricas que no se usan más. A esos niveles de sacrificios y daños
ambientales y urbanos ha cedido la mafia en el poder, con tal de que miles de
empresas extranjeras hagan muy buenos negocios en muchos rubros.
Para venir al curso,
que es los viernes, sale los miércoles en la noche. El autobús, que le cobra quinientos
pesos, hace doce horas. Llega en la mañana del jueves a una terminal que está
por la Lagunilla. Se está quedando con unos primos de su esposo, que viven en
la colonia Santa Cruz Meyehualco. La recogen de la terminal, pero ella se va
sola a Ixtapaluca, que es en donde está tomando las clases. “Mi esposo no
quería que viniera, pero le dije que ¿qué quería, que me la pasara encerrada,
nada más esperando a ver cuándo consigue trabajo?”. Le pregunto que quién cuida
a su hijo. “Pues entre él y mi papá”, dice, sonriendo. Su padre tiene setenta y
dos años y vive con ellos. “Pero ya tiene muchos achaques… le digo que es por
la edad, como toda su vida se la pasó trabajando en el campo, por eso, digo
yo”.
Estela quiere seguirse
superando. Después del curso, desea aprender otras cosas, pues sólo así,
piensa, tendrá más alternativas.
El caso de Estela, como
el de cientos de miles de mexicanos, ejemplifica cómo han afectado tantas
imposiciones hechas por la mafia en el poder, con tal de beneficiar sus
mezquinos intereses y los de los gansteriles grupos “empresariales” que los
apoyan, los que, como dijo López Obrador recientemente, sólo han estado robando
al país.
Por fortuna, Estela y
su esposo han hallado algunas alternativas para sobrevivir y sortear la actual
crisis. Pero para cientos de miles, cada día y el futuro, se tornan cada vez
más y más inciertos.
Contacto: studillac@hotmail.com