Pobreza en Estados Unidos, centro del capitalismo salvaje mundial
Por Adán Salgado Andrade
Una de las características del
capitalismo salvaje es la tremendamente desigual, generada concentración de la
riqueza, la que se ha agudizado en la etapa contemporánea de irreversible
crisis de ese decadente sistema, en donde actualmente es exacto decir que el
mundo está controlado económica y políticamente por un puñado de corporaciones
y millonarios que no suman más del uno por ciento de la población mundial.
Por ejemplo, en México, sólo 165
mil millonarios poseen casi la mitad de la riqueza generada anualmente, es
decir, menos del 0.15 de la población del país.
Si lo ubicamos a nivel mundial,
la revista que presume a los más potentados del planeta, Forbes, se contenta
con presentar a mil multimillonarios en su lista anual, que representarían,
para una población de 7500 millones de personas, apenas el 0.00001% de ésta.
Como se ve, la comparación es brutal.
En cambio, cuando hablamos de
pobreza, sobre todo extrema, más de 2000 millones de personas en el planeta, la
padecen, o sea, casi el 27%, y si englobamos a todas las que padecen distintos
niveles de carencias, sobre todo alimentarias, el porcentaje sería cercano al
85% del total. Más de 800 millones de personas, según cálculos de la organización
para la comida y la agricultura, FAO, sufren hambre crónica en el mundo. Pero de
éstas, once millones se concentran en las llamadas naciones “desarrolladas”. O sea,
que, como indico arriba, es la muestra de la inequidad que genera este absurdo
sistema (ver: http://www.worldhunger.org/articles/Learn/world%20hunger%20facts%202002.htm).
Vale la pena, entonces, analizar
el problema de esa disparidad para Estados Unidos (EU), país que siendo el defensor
a ultranza del capitalismo salvaje mundial, paradójicamente, un buen porcentaje
de sus habitantes, ha ido pauperizándose más y más.
Ya he analizado que EU es un país
en decadencia, muy alejado ya del American
Dream que tanto presumía en los años 1950’s y 1960’s. Muestra de ello es
que tanto el consumo de casas, así como de autos, sinónimo del bienestar
estadounidense, no ha podido repuntar a los niveles anteriores al 2008, año en
que inició la severa crisis que golpea a dicho país y al mundo, la cual no ha
podido aun superarse (ni se superará, más ahora que hasta China, país que se
creía inmutable a las crisis capitalistas, ha entrado en fase de
desaceleración).
Cada vez más trabajadores
estadounidenses deben de renunciar a comprar una casa y deben de contentarse
con rentar departamentos en conjuntos habitacionales, como Camden, en Arizona,
dedicados exclusivamente a la renta de viviendas, a veces sólo por algunos
meses. De hecho, incluso las rentas se han encarecido muchísimo, como veremos
más adelante.
El exagerado consumo, tan
característico de los estadounidenses, ha ido disminuyendo y ya existen
modalidades de renta de cosas que antes se habrían antojado absurdas, tales
como renta de podadoras, de bicicletas, de herramientas… y así. Y ni se diga de
trueques, que también tienden a generalizarse (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2012/01/en-busca-de-los-signos-de-la-decadencia.html).
Muy socorrida para esos trueques
o rentas son sitios como la Craigslist,
por ejemplo, o hasta sitios como eBay y
otros que han ido surgiendo.
Y han sido desastres naturales,
como el huracán Katrina, que golpeó severamente Nueva Orleans en el 2005, los
que han mostrado los niveles de desigualdad y pobreza que tienden a
generalizarse en EU. La destrucción ocasionada se magnificó por el nivel de
deterioro que mostraban las unidades habitacionales “populares” que arrasó
aquél, así como por la falta de mantenimiento de los diques de la ciudad (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2015/06/en-torno-los-obscuros-origenes-de.html).
Además, se ha acompañado dicha
decadencia económica y de bienestar social también por el deterioro industrial
y urbano estadounidense. EU tiende a convertirse en importador de todo tipo de
mercancías, sobre todo de manufactura china, en vista de que se ha ido
desindustrializando con los años. Sus mismas compañías se han llevado la fabricación
a otros países.
El profesor Vaclav Smill,
profundo conocedor del tema, señala que actualmente EU ha pretendido especializarse mayoritariamente en la
manufactura de tecnología de punta, como semiconductores y equipo aeronáutico y
espacial, pero recalca que “cuando el balance del comercio aeronáutico es visto
en una perspectiva más amplia, el impacto del éxito de la tecnología de punta
de EU se muestra descorazonadamente modesta. Entre el 2006 y el 2010, EU
exportó anualmente alrededor de $35 mil millones de dólares (mdd) e importó más
o menos $15 mil mdd de aviones, lo que le dio un superávit anual del orden de
$25 mil mdd. Como comparación, eso es menos que la importación anual de
pantallas de TV, unos $30 mil mdd en el 2009 o de carriolas de bebé, juguetes y
artículos deportivos y también es más o menos lo mismo que se gasta para
importar alimentos del mar y bebidas alcohólicas – más o menos 1.5% de las
importaciones totales de EU en el 2009. ¿Puede haber un testimonio más
desconsolador sobre la falacia de la ventaja que da la alta tecnología que el
hecho de que el superávit de EU en comercio aeronáutico no podría comprar ni
siquiera las importaciones anuales de pantallas de TV?” (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2014/05/decadencia-y-desindustrializacion-de.html).
Por otra parte, en la cuestión
urbana, ciudades antes consideradas los centros industriales de EU, son ahora
decadentes, asentamientos urbanos en donde abundan áreas desocupadas, casas
vacías y derruidas, calles llenas de basura y perros sin dueños, inseguras,
donde pulula el crimen y, por lo mismo, la pobreza. Eso sucede con Detroit,
considerada hasta hace unas décadas la capital del automóvil, pues la industria
automotriz la tenía como su bastión. Actualmente, muy poco o nada queda del
esplendor que vivió tal ciudad, en donde quizá el deterioro urbano de EU es en
donde más se ha manifestado recientemente
(ver: https://www.youtube.com/watch?v=bdyljRvSKCI).
Todo ello ha contribuido también
para el crecimiento de la pobreza y la precariedad social en EU. Conservadoramente
hablando, se considera que actualmente 43 millones de estadounidenses son
pobres. Recientes estadísticas de la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico, muestran, además, que 20% de su población infantil sufre
de pobreza (ver: http://www.jornada.unam.mx/2015/10/14/economia/022n2eco).
En cambio, la concentración de la
riqueza ha llegado a niveles tan dispares que, señala Robert Reich, ex secretario del trabajo, que “hoy día los 400
estadounidenses más ricos tienen más riqueza que los 150 millones de
estadounidenses más pobres, el 1 por ciento más rico es dueño de más del 35% de
los bienes privados del país y captó 95% de las ganancias económicas desde el
inicio de la recuperación en 2009” (http://www.jornada.unam.mx/2014/04/07/opinion/028o1mun).
Según han investigado los
eminentes economistas Emmanuel Saez y Grabriel Zucman, el 0.1 por ciento de las
familias más ricas de EU son poseedoras del 20 por ciento de la riqueza total
de todos los estadounidenses, que correspondería al mismo porcentaje de riqueza
que se encuentra en manos del 90 por ciento de las familias más pobres (ver: http://www.jornada.unam.mx/2015/10/19/opinion/031o1mun).
De acuerdo con estudios recientes, EU está
regresando a los niveles de concentración de la riqueza que había en el siglo
19, cuando unos cuantos millonarios, como Jay Gould, el magnate ferroviario, o
los Rockefeller, que no constituían más del 1% de la población, controlaban más
de un tercio de la economía estadounidense (ver: http://www.jornada.unam.mx/2014/04/28/opinion/032o1mun).
Además, se domina al país, como en todo el mundo,
fácticamente, es decir, los poderes económicos se asocian con los políticos,
así, como un cartel mafioso que controla todo lo que debe o no hacerse. Las
mafias republicanas y demócratas son las que determinan el futuro del país,
pero defendiendo sus muy particulares intereses y los de las corporaciones y
barones del dinero que los apoyan (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2014/08/la-estructura-mafiosa-de-los-poderes.html).
Todo ello ha contribuido, como ya mencioné, a la
brutal concentración de la riqueza en EU y en el planeta entero, por supuesto.
Señalaba antes que la mayoría de los trabajadores
estadounidenses que ganan salario mínimo, se han olvidado ya de adquirir una
casa propia, por muy devaluado que su precio sea, sobre todo para aquellos
sectores que se emplean en el sector de servicios, como en autoservicios,
restaurantes de comida rápida, transportación y por el estilo. Pero también los
obreros, la mayoría, están muy mal pagados y el aumento de sus salarios no ha
ido a la par del aumento de su productividad, es decir, ahora son más
explotados, pero mal pagados. Así que ni pensar en comprar una casa. No les
queda más que rentar.
Pero, aun las rentas, han subido demasiado, en comparación
con sus magros salarios. Un reciente estudio, hecho por la National Low Income Housing Coalition (Coalición para la vivienda
social, NLIHC) muestra lo costoso que resulta actualmente rentar, ya no digamos
una casa, sino una vivienda de un cuarto para la mayoría de los empleados. Así,
para un trabajador que labore una semana de cuarenta horas, ganando salario
mínimo, tendrá que dedicar más del 30% de su salario para hacerlo. Antes,
cuando la gente se quejaba de las altas rentas en tal o cual estado, el consejo
general era que se mudaran a lugares más económicos. Sin embargo, las caras
rentas se han generalizado en todo el país.
La NLIHC realizó un mapa en el cual se muestran las
zonas del país en las que un trabajador percibiendo salario mínimo tendría que
laborar más de las 40 horas semanales legales para pagar una vivienda de un
solo cuarto. Los resultados son desconsoladores. En estados como Dakota del
Norte, Washington, Wyoming, Minnesota, Wisconsin, Nevada, Utah, Colorado, Kansas,
Illinois, Indiana, Vermont, New Hampshire, Massachusetts, Pensilvania, Maine, Rhode
Island, Kansas, Arizona, Nuevo México, Texas, Luisiana, Carolina del norte,
Carolina del sur, Alabama, Mississippi, Florida, Georgia y Alaska, tendrían que
trabajarse entre 62 y 79 horas a la semana para que se pudiera rentar tan
modesta vivienda. De entre los estados más caros, están California, Virginia,
Maryland, Nueva Jersey, Delaware, Washington DC Nueva York y Hawái, en donde se
requerirían un mínimo de 92 horas a la semana para pagar dicha vivienda, como
en California o 98, como en Nueva York. En el resto de los estados, el mínimo
de horas requeridas sería de 49, como en Dakota del sur, aunque en este estado
el salario mínimo es mayor al oficial (el salario mínimo general es de 7.50
dólares por hora), hasta un máximo de 59 horas, como en Missouri (ver: http://mic.com/articles/120428/1-map-shows-how-many-hours-you-need-to-work-minimum-wage-to-rent-an-apartment-in-any-state).
Por lo mismo, señala la NLIHC, no tiene caso que se
suban los salarios mínimos si no es en la cantidad suficiente para que el
trabajador realmente pudiera pagar una renta sin que tuviera que trabajar
tantas horas. Además, el alza salarial debería de ir acompañada de un mandato
que prohibiera que los rentistas subieran las rentas en el mismo porcentaje en
que lo hicieran los salarios, pues entonces se caería en un círculo vicioso.
Como ejemplo, menciona el caso de que en San
Francisco, el salario mínimo está por subirse a 15 dólares la hora, de los 12.25
que actualmente se pagan. Pero el salario mínimo, para que realmente se pudiera
pagar una renta, tendría que ser de al menos 31.44 dólares por hora, lo que,
obviamente, para la ganancia del capital, sería absurdo. Pero, si así fuera,
todos los precios, no sólo de las rentas, sino de todo, subirían mucho más.
Sería el cuento de nunca acabar.
Así que el pago de la renta de una modesta
vivienda, medida en horas laborares de salario mínimo, proporciona otra medida
de lo inaccesible que se ha convertido llevar una vida “confortable” para la
mayoría de la población en EU, sobre todo para trabajadores que ganen tal
salario mínimo. Ello redundará en que muchos que no puedan pagar rentas tan
elevadas, buscarán alternativas de vida, que los sitúan entre los grupos
sociales que padecen carencias. Por ejemplo, ya hay gente viviendo en
alcantarillas o en áreas boscosas, en improvisadas casas de campaña (ver: http://www.dailymail.co.uk/news/article-1326187/Las-Vegas-tunnel-people-How-1-000-people-live-shimmering-strip.html).
Pueden verse videos de los llamados survivalists que muestran cómo cazar y
comer ratas o víboras (ver: https://www.youtube.com/watch?v=J46qjt7T8RE).
La cifra de homeless
ha llegado a niveles nunca antes vistos, sumando actualmente unos ochocientos
mil, además de que muchas familias pobres, al ser desalojadas por quedarse sin
empleo o no ser capaces de pagar un incremento en la renta, también viven en las calles. Se calcula que unos 2.3 millones
de estadounidenses sufren de esa condición cada año (ver: http://www.futureinhumanity.org/homeless-facts/?gclid=CIeM5pH78sgCFZOBaQodqeMJsw).
En general, los índices de pobreza fluctúan entre
el 11 al 17 por ciento, es decir, que, en promedio, hay 15 estadounidenses
pobres por cada cien habitantes, muy alta cifra para un país que se regodea de
ser el más acérrimo defensor del capitalismo salvaje y que no duda en rescatar
a las corporaciones y a los barones del dinero en época de crisis (como hizo en
el 2008), que a sus ciudadanos pobres. Solamente en los estados de Maryland,
New Hampshire y Connecticut, los niveles de pobreza son menores al 11 por
ciento. En la siguiente liga, puede verse un mapa interactivo que muestra la pobreza
por estado: http://www.povertyusa.org/the-state-of-poverty/poverty-map-state/
.
Por tanto, es de esperarse que, de seguir sometido
no sólo EU, sino todo el planeta a los designios y personales intereses del
capitalismo salvaje, el empobrecimiento seguirá creciendo, y ya será muy común
en pocos años que padezcamos casi todos los habitantes del mundo hambre y otras
carencias, aun entre lo que queda de la llamada “clase media”.
El 1% de los poderosos seguirá reduciéndose ante el
99%, el que seguirá aumentando.