Decadencia neoliberal, autómatas-consumidores y represión
Por Adán Salgado Andrade
Hace poco vi la cinta mexicana
“Heli”, una cruda reflexión cinematográfica sobre la descomposición social, la
violencia, la insensibilidad, el individualismo atroz, el materialismo a
ultranza que, entre otros males provocados por el capitalismo salvaje en todo
el planeta, azotan, en particular, a México. La historia se centra en una
familia que, por adversas circunstancias, cae víctima de la acción de
criminales narcosoldados, quienes,
muy molestos porque Heli, el personaje principal, les había destruido dos
kilogramos de cocaína que un sardo, novio de la pequeña hermana de Heli, había
hurtado y escondido en la casa de éste, deciden, los narcosoldados, torturar a Heli y al sardo ladrón. A éste último, lo
matan y lo cuelgan de un puente peatonal (la acción es llevada en un estado del
país, que puede ser cualquiera, para tal efecto), en tanto que a Heli lo dejan
tirado, muy golpeado. Los narcosoldados, cuando un día antes habían irrumpido
en la casa de Heli, mataron a su padre y secuestraron a su hermana. Luego de la
incompetencia de la “policía” por descubrir a los “criminales” que secuestraron
a Heli, a su hermana y mataron al padre de ambos, Heli retoma su vida en la ensambladora
de autos en donde trabajaba y en la escena final, ya que la hermana regresa,
enmudecida por los abusos a los que fue sometida (eso, se deja a la
imaginación), se ve a Heli haciéndole el amor a su mujer y, en la otra
habitación, a su hermana, embarazada, cuidando al pequeño hijo de Heli,
mostrando ella una cara de sumisa resignación.
Justamente la escena final, esa resignación, es lo que más pasma de
la cinta y, lamentablemente, de la sociedad tan indolente y apática en que el
capitalismo salvaje ha convertido a la mayoría de los habitantes de este
planeta. Uno se pregunta ¿qué debería de suceder para que la mayor parte de la
gente reaccione ante el ilimitado y prepotente poder que las mafias en el poder
ejercen tan impune y tan impúdicamente? Pareciera no haber respuesta, pero en
cambio las imposiciones que tienden a empeorar las cosas en todos los países continúan aplicándose,
como dije, ante la indiferencia y la pasividad sociales.
En México, hablando de tales
imposiciones, enumeraré las que por estos días del 2013 la mafia priísta en el
poder ha estado aplicando, prácticamente sin demasiada resistencia o sólo
focalizada por algunos grupos, los más
directamente afectados, pero que, no por ello, tales imposiciones no dejan
de afectarnos a todos, sino, al contrario, en el cercano y mediano futuro, todo
nos pegará.
Esas imposiciones tienen como
punto de partida el que se garantice la sobrevivencia del capitalismo salvaje
en su cada vez más crónico y decadente existir. Yo la llamaría la fase de la
“decadencia neoliberal”. Así, las imposiciones, que no reformas, tienen justo que ver con lo que desde hace años se
ha estado aplicando, con tal de arrancar la riqueza social e irla repartiendo
entre los pocos cientos de corporaciones que controlan el planeta. Es lo que yo
llamo “convenenciero capitalismo salvaje” (ver mi artículo en este mismo blog: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2008/11/el-convenenciero-capitalismo-salvaje.html),
el que ha diseñado a lo largo de su existir, particularmente del siglo veinte,
experimentos económicos, con tal de continuar con su crónicamente declinante dominio.
De esta forma, a veces requiere que la sociedad, a través del Estado, con los impuestos de aquélla, lo
“rescate”, tomando el control directo de sus empresas y, cuando ya se fortalece, exige a ese Estado (la mafia en el poder), que se
haga a un lado y lo deje actuar libremente. Esto último ocurrió hace más de
treinta años, cuando aquí se deshizo la mayoría de lo que se daba en llamar
“economía mixta”, cambiándosela por la llamada “economía de libre mercado”, es
decir, el neoliberalismo. En dicho
proceso, se comenzó a desvalorizar a la mayoría de los sectores económicos y
sociales y tuvo lugar una de las mayores concentraciones de la riqueza que han
existido en la era capitalista. Además, países atrasados, justo como México,
perdieron la oportunidad de desarrollar estatal y socialmente empresas vitales
para el crecimiento y bienestar económicos, que en manos privadas, sólo han
servido para enriquecer a las corporaciones, la mayoría extranjeras, que se
adueñaron a precios de ganga de prácticamente la totalidad de tales empresas
estatales o paraestatales (de participación mixta). En muchos casos, esa
apropiación ha sido un excelente negocio, como los bancos, que la mayoría son
poseídos por firmas extranjeras. Lo mismo ha sucedido con empresas como Telmex,
un muy lucrativo negocio para su dueño, Carlos Slim, considerado de entre los
hombres más ricos del orbe. Empresas alimenticias han seguido igual camino, con
el patético resultado de que cada años importamos más y más alimentos,
debiéndolos de comprar a las corporaciones que se hicieron de las
agroindustrias que se privatizaron
Así sucedió con la casi totalidad
de empresas estatales, habiéndose prometido que “estaríamos mejor” y, al
contrario, en México han aumentado los millones de pobres y, en cambio, apenas
el 0.17% de los millonarios “mexicanos” concentran casi la mitad del PIB anual,
unos 7 billones 742 mil 645 millones de pesos
O sea que el “beneficio económico”
obtenido, no se ha reflejado en que el país crezca
y progrese económicamente y, al contrario, como dije arriba, ahora hay más
millones de pobres y la disparidad social ha crecido con respecto a la época de
la economía mixta. Claro que, como ha sido y seguirá siendo, cuando el
capitalismo salvaje vuelve a entrar en crisis, es la sociedad, como ya señalé, que
con sus impuestos, apropiados por las mafias políticas, lo “rescata”. Se
“rescatan” a empresas que no generan las ganancias esperadas, ya sea por las
constantes crisis o porque, simplemente, no funcionan.
En México, tenemos varios
ejemplos: “rescates” de ingenios azucareros, “rescates” carreteros, “rescates”
bancarios (se debieron de “sanear”, por cuenta de nuestros impuestos, claro,
para que fueran atractivos a las corporaciones extranjeras que los adquirieron).
Quizá en donde se llega a extremos totalmente favorables a las corporaciones
cuando quiebran, sea EU, pues en ese país se “rescata” de todo: automotrices,
bancos, inmobiliarias… El ejemplo más reciente es que se rescató a la compañía
Eastman Kodak, la que, luego del “rescate”, cambió de giro. Es muy común allí
que las empresas se acojan a la “Ley de quiebras” y sean, pues, “rescatadas” (http://www.bbc.co.uk/news/business-23952800).
En ese proceso, el capitalismo
salvaje va echando mano de lo que sea, con tal de “salvarse” de su extinción.
Justo dicho proceso es lo que
está sucediendo en México, con las corporaciones petroleras extranjeras, sobre
todo estadounidenses e inglesas, las que están dejando de ser las “primeras”
dentro de la industria petrolera mundial y deben de reponer sus “reservas” de
crudo. De hecho, no son sus reservas,
sino las de los países en donde muy ventajosamente operan, quedándose con la
mayoría de las ganancias que obtienen por la explotación y refinación de dicho
crudo. Eso se debe a que la explotación petrolera en los países en donde operan
no sigue el modelo mexicano de que dicha explotación es tarea única y exclusiva
de la nación y, gracias a ello, es que los beneficios son disfrutados, digamos,
por completo por la sociedad mexicana, bueno, de lo que la mafia en el poder le
deja. Esos beneficios constituyen la tercera parte de los ingresos
“gubernamentales” (o sea, los que administra la mafia en el poder).
Sin embargo, los intereses de las
depredadoras petroleras son tales, que doblegan a los países en donde operan
parcial o totalmente. Aquí, ya desempeñan varias de las operaciones de
refinación, que también, hace años, en la época salinista y, luego, zedillista,
se “concesionaron” a multitud de empresas extranjeras, dando como resultado,
que, en lugar de haber logrado una autosuficiencia en productos tan elementales
como las gasolinas, al contrario, cada vez aumentan más nuestras importaciones,
y en la actualidad casi el 40% de los combustibles son comprados en el
extranjero, sobre todo en EU
Realmente, los beneficios que
obtendríamos de la industria petrolera serían mayores si hubiéramos puesto
mayor énfasis en la refinación petrolera y sus derivados, pero, como ya dije,
son actividades que se dejaron a compañías privadas, principalmente
extranjeras, y nosotros seguimos en la condición neocolonial de exportar
mayoritariamente crudo, en lugar de derivados de éste. Por ejemplo, no se ha
construido una nueva refinería desde 1979 (http://www.jornada.unam.mx/2013/06/30/opinion/019a2pol).
Exportar derivados tendría mucho
mayor valor agregado que sólo crudo, pero, repito, la condición neocolonial en
que países como EU nos mantienen, ha estancado y, más bien, hecho retroceder la
refinación petrolera en México
Lo más grave es que ya no se
quieren seguir conformando esas petroleras extranjeras con sólo refinar, sino
que ya quieren intervenir en la exploración y extracción de petróleo, tanto por
aumentar su producción y, en consecuencia, sus ganancias, así como reponer,
como dije, sus reservas. De esa forma, aumentarán también el precio de sus
acciones, ya que tales empresas, como toda corporación capitalista, incrementan
su valor de acuerdo a que incrementen sustancialmente sus negocios y sus
ganancias. En la industria petrolera de extracción, justo las reservas probadas,
son las que determinan el valor de esas corporaciones. Sin embargo, en años
recientes, precisamente por esa situación de las reservas, son las empresas
estatales que han seguido operando como lo hace Pemex, las que poseen más
reservas propias que las
corporaciones privadas, que, como dije, en realidad no poseen las reservas que
dicen tener, sino que les son concesionadas por varios años, los que duren los
contratos que son mayoritariamente ventajosos para tales empresas. Incluso,
muchas, como Shell, se desentienden de los terribles daños ecológicos que
tantos años de operar descuidadamente han ocasionado, como en Nigeria, en donde
millones de barriles de petróleo derramados por años, han ocasionado una
irreversible devastación ambiental (http://www.bbc.co.uk/news/world-africa-19905694).
Y esa es la finalidad de la
“reforma energética” que la mafia priísta quiere imponer, recurriendo a la
represión generalizada, si fuera necesario, modificando, incluso, la
constitución, con tal de que las depredadoras petroleras, de EU, sobre todo, se
hagan de más reservas y se queden con la mayoría de las ganancias que la venta
del petróleo extraído les dejará, alrededor de entre 30 a 40 mil millones de
dólares anuales
(http://www.jornada.unam.mx/2013/09/09/politica/002n1pol).
Y no aceptan razones de que vamos a estar peor privatizando a Pemex, a pesar de
la opinión de expertos sobre lo contrario, como la del señor Ildo Luis Sauer,
ex director de Petrobras, la empresa petrolera brasileña, quien en una
conferencia que brindó, afirmó que ha sido tan perniciosa y negativa la acción
de las petroleras extranjeras en Brasil, que ya se ha pensado muy seriamente en
reestatizar a la empresa (http://www.jornada.unam.mx/2013/09/13/economia/025n1eco).
Pero como ya están hechos los planes de la mafia priísta con los mafiosos
petroleros extranjeros, la privatización debe de continuar y no importan las
razones que se den para no hacerlo, más ahora que, según un experto, tendríamos
petróleo y energías no convencionales, como el gas de esquisto, para unos
sesenta años, y por ello la urgencia de imponer la privatización
Y lo mismo se está haciendo con
la privatización de la industria eléctrica, la cual se ha ido concesionando
gradualmente. La Comisión Federal de Electricidad (CFE) ha dejado de producir
fluido eléctrico, para que empresas particulares (llamadas eufemísticamente productores independientes),
principalmente españolas, como Iberdrola, hagan un buen negocio, generando ya
el 55% de la electricidad que requerimos y mucho más cara que la que produciría
CFE (http://www.jornada.unam.mx/2012/04/09/economia/024n1eco).
Uno de los argumentos que se dio para desaparecer a Luz y Fuerza del Centro, fue
que generaba demasiadas pérdidas, pero ahora CFE sigue perdiendo incluso más dinero,
pues debe de comprar electricidad más cara a los “productores independientes”, con
los que se suscribieron contratos por varios años, que se deben de cumplir,
para que sigan haciendo buenos negocios y tengan grandes ganancias, porque, de
lo contrario, actuarían “legalmente”. Los afectados somos todos los mexicanos,
quienes sufrimos ya de tarifas eléctricas caras y que seguirán aumentando.
Así que el “privatizar” la
industria eléctrica, sería de lo que
queda de la generación nacional.
Y para coronar lo ya mencionado,
se impuso también la llamada “reforma laboral”, la que, dicho resumidamente, deja
aún más vulnerables a los trabajadores y fortalece a los patrones, los que
ahora podrán, incluso, despedir a un empleado con un simple mensaje de celular,
sin que medie realmente causa para despedirlo. Bastará, por ejemplo, con que la
empresa diga que no está operando con suficientes ganancias para hacerlo. De
esta forma, organismos como la Secretaría de Trabajo y Previsión Social
actuarán como meros aplicadores de las draconianas medidas, las que han hecho
retroceder en años a las conquistas laborales que llevaron tanto tiempo
conseguir (esas imposiciones laborales son normas dictadas por la OCDE y se
aplican en todos los países miembros). Obviamente en tales “reformas”, lo que
no se cambia es el salario, el que se sigue manteniendo tan bajo como sea
posible, en especial el mínimo, el que, de todos modos, en la práctica, no
alcanza para nada. Esto, porque la tendencia decreciente de la ganancia
capitalista, situación inevitable, exige salarios cada vez más bajos, con tal
de que se frene en algo su caída. Eso, y la necesidad de tener a menos gente
trabajando, requiere, como señalé, de leyes laborales “flexibles”, es decir,
que se pueda despedir fácilmente a los trabajadores, aunque tengan muchos años
laborando y hayan adquirido varios derechos (eso subyace en la llamada “reforma
educativa”, como veremos adelante). En la decadencia neoliberal, o sea, en el
capitalismo salvaje, salarios bajos y desocupación son ya una constante
Y también es la apropiación y
destrucción de la riqueza social, como ya vimos, con tal de seguir subsistiendo
en su mediocre, concentrador existir.
De pasada menciono a la “reforma
hacendaria” que, en esencia, dejas las cosas igual, pero la forma en que se
presenta, pareciera un acto de “magnanimidad política”, ya que no se impuso
cobrar IVA (el lesivo impuesto al consumo) en alimentos y medicinas. Sin embargo,
no se hizo como un acto de justicia fiscal, sino que de haberse gravado esos
necesarios productos (podemos no comprar ropa o autos, pero no podemos dejar de
comer, ni evitar enfermarnos), el consumo tan vital para el capitalismo
salvaje, se habría afectado aún más de lo que ya se ha afectado, más aún cuando
se evidencia que la actividad económica del país ha disminuido dramáticamente,
teniendo un crecimiento de casi la mitad de lo que se esperaba, de 3.1 a 1.8%
del PIB
También se pretende gravar
a las ganancias bursátiles, con un diez por ciento y aumentar impuestos
a los “más ricos”, pero estos privilegiados sectores ya están protestando y es
muy probable que sólo quede en el intento. Lo único más relevante, es que se
pretende gravar a Pemex también en sus ganancias, como si fuera una empresa
privada, adelantando la situación de que se privatice parcialmente, pues sería
una forma de garantizar que las abusivas petroleras extranjeras dejen algo,
aunque sea una minucia de las grandes ganancias que se llevarán (http://www.jornada.unam.mx/2013/09/09/politica/005n1pol).
Pero, en conclusión, seguiremos
siendo los contribuyentes menores, los pasivos, los que aportaremos la mayor
parte de la recaudación fiscal.
Claro que todas esas
imposiciones, que empeoran el bienestar social de la sociedad toda, se
posibilitan, primero, porque las mafias en el poder están asociadas a los
grupos económicos dominantes y, segundo, porque se actúa en una sociedad
apática e indolente, como señalo arriba, que no se interesa de lo que pase en
su entorno, aunque le afecte. Eso se facilita creando lo que yo llamo autómatas-consumidores, término que se
refiere a un ser humano, del lado de lo autómata,
que es eficiente, indolente, apático, ignorante, enajenado, sumiso, entre otras
características. Del lado consumidor,
dicho ser humano es materialista, individualista, fetichista y compulsivo.
Así, con esas características, el
autómata-consumidor es el ideal del
capitalismo salvaje, tanto porque es una especie de robot que eficientemente
ejecuta sus tareas, sin protestar, así como porque se le imbuye de un
materialismo que lo convierte también en un obediente
y pasivo consumidor compulsivo, que se refiere al segundo término de esta
ecuación social. Por tanto, el salario que se le paga (muy poco en la mayoría
de los casos), sirve para que la segunda función, que es la de reproducir al
sistema, se complete, comprando aquél pasivo ente todo lo que necesite y todo lo que no necesite, siendo cada vez más esto, lo inútil, lo más
deseado y comprado.
En China, por ejemplo, es el
modelo exacto al que se ha llevado a conformar a la sociedad de ese país, que
se ha vuelto insensible, apática, indolente, dispar y que, su único fin, es
lograr un buen bienestar material, aunque tengan que engañar, embaucar, como
señala el escritor Yu Hua, en un reciente trabajo, China en diez palabras, en
donde analiza el estado tan lamentable en que el capitalismo salvaje ha
convertido a esa otrora unida y sensibilizada sociedad (ver en este blog mi
artículo sobre ese trabajo de Yu Hua:
Aquí, ese concepto ayudaría a
comprender, por qué ante la brutal represión a los maestros, llevada a cabo la
tarde del viernes 13 de septiembre, la mayoría de la gente, además de
permanecer insensible y apática ante la artera acción, incluso, ¡terrible, la
aprobó! Muchos suponen que los maestros son flojos, pero, además, que sólo defienden sus intereses. Y no es
así, pues el que se apruebe la “reforma educativa”, al contrario, afectará a
toda la sociedad. En primer lugar, porque más fácilmente podrá la mafia
deshacerse de los maestros en activo. Como señalo arriba, en el fondo subyace
la “reforma laboral” y como no bastaría con los maestros, para despedirlos, un
mensaje de texto, se recurrirá a capciosos y enredados “exámenes de aptitudes”,
que si no se aprueban, los “reprobados” serán despedidos fulminantemente, sin
“ninguna responsabilidad por parte del gobierno”. Es decir, así se desharía la
mafia priísta de más del 70% de los maestros, ahorrándose, además de sus
salarios, sus pensiones. Todo el
dinero ahorrado podría, por principio de cuentas, “rescatar” al decadente
capitalismo salvaje y a engrosar los bolsillos de los políticos mafiosos.
Ese es el maléfico plan,
disfrazado de “reforma educativa”. Adicionalmente, se planea realizar una
especie de privatización parcial de la educación, imponiendo cuotas que serán
obligatorias y que ya es aplican en algunas escuelas
De esta forma, los futuros,
nuevos mentores que sustituyan a los miles de maestros despedidos de manera tan
arbitraria e ilegal, serán contratados de muy inestable manera, con contratos
temporales (así, como a obreros), sujetos a exámenes, que si no pasan, pues
¡despedido!, y que pase el siguiente. Es a esa dictatorial y fascista medida a
la que los maestros se están oponiendo tan férreamente, pues de aprobarse,
cientos de miles quedarán sin empleo.
El desempleo de miles de personas
tiene un efecto negativo en el resto de la sociedad, así que no sólo ellos,
sino sus familias y todo el efecto negativo multiplicador que se ocasionará,
nos afectará, directa o indirectamente, a todos.
Aún así, como dije, la reacción
social fue de indolencia e indiferencia generalizada y aprobación, ésta, mucho peor que las dos primeras (hay que agregar
que la manipulación mediática también es vital, para lograr el rechazo al
activismo social. El duopolio televisivo, Televisa y TVazteca, coordina
perfectamente bien su enajenadora acción con la propaganda política que busca
convencer a las masas automatizadas de que sus acciones, incluida la represión,
son “legítimas”). Igual ha sucedido con el resto de las imposiciones, pues la mayoría
de la gente no reacciona y hasta está de acuerdo (en efecto, piensan que es
bueno privatizar a Pemex, por ejemplo).
Por otro lado, el sistema
“educativo” que se desea imponer, sólo contribuirá a crear y perpetuar el
concepto de autómata-consumidor al que aludo antes, ya que sólo se enfatiza en
reforzar las habilidades eficientistas, las que hacen mejores obreros, mejores
oficinistas, mejores técnicos, pero que no crean lo que yo llamo seres pensantes, seres humanos que se
caracterizan por ser sensibles, informados, cultos, colectivos, compasivos,
amorosos, conscientes, críticos… como se ve, características que, por
desgracia, han ido desapareciendo de esta materialista sociedad. Al enfatizar
que el estudiante sólo aprenda bien matemáticas, leer y escribir, se refuerza
el concepto de autómata-consumidor y se debilita, hasta casi desaparecerlo, el
de ser pensante, logrando así tener una sociedad dócil, eficiente y consumista
desde temprana edad. Se dejan de lado, hasta casi desaparecerlas, las
disciplinas artísticas, como la música o las artes plásticas, que son las que
logran sensibilizar al ser humano, permitiendo así que se convierta en un ser
pensante y que se logre la cohesión social, la que revierte la peligrosa
descomposición de la sociedad a la que hemos llegado, que es otra de las
consecuencias de la mencionada automatización-consumición.
Como se ve, es una especie de sociedad
tipo “Mundo Feliz”, como la que proponía Aldous Huxley.
Pero cuando no es posible
automatizar-consumizar a toda la población, a aquellos que aún piensan, queda
el recurso de la represión.
En China, por ejemplo, el
autoritarismo se sirve de represión inmisericorde, como cuando en 1989 aplastó
en Tiananmen las pacíficas protestas de miles de estudiantes y trabajadores chinos,
quienes exigían al sistema apertura política, acorde con el crecimiento
económico que China estaba experimentando (y continúa creciendo, pero, a pesar
de ello, la represión política sigue, encarcelando el régimen a miles de
activistas políticos, a los que simplemente se considera “refugiados de la
ley”, para ocultar cualquier hecho que tenga que ver con su oposición a la
mafia gubernamental. Ver mi artículo citado:
En todos los países es así,
cuando las mafias políticas no pueden contra la razón del pueblo, el recurso
por excelencia es la represión, que puede tomar varios niveles, desde golpes y
arrestos, hasta el genocidio. En México hemos tenido de todos los niveles,
genocidio, como en 1968, cuando la mafia diaz-ordacista aplastó la protesta
estudiantil (lo más grave es que es la mafiosa corporación priísta que llevó a
cabo dicho genocidio la que está de nuevo en el poder).
Las otras represiones son las que
se dan cotidianamente, como la del
viernes (y otras que se dan de cuando en cuando), que dejan heridos, golpeados,
descalabrados… y que quizá están siendo tan frecuentes, que van creando una
especie de enfermizo acostumbramiento
entre la pasiva, indolente sociedad que, como dije, incluso las aprueba.
Eso, por desgracia, es peor que
las represiones mismas.
Contacto: studillac@hotmail.com