Cada vez hay más trabajadores de barcos que son abandonados por sus dueños
Por Adán Salgado Andrade
La explotación laboral existe en todo el mundo y en distintos sitios, en fábricas, en el campo, en maquiladoras, en rastros… y hasta en el mar, a bordo de barcos cargueros o pesqueros que sus dueños abandonan, con todo y trabajadores, pues se quedan sin fondos para sostener sus naves.
En un artículo anterior, había escrito que un reportero de The Guardian, Ian Urbina, realizó una investigación para revisar las condiciones bajo las que trabajaban los empleados de los barcos pesqueros y halló que especialmente en barcos sudcoreanos, “se les trata casi como esclavos, pagándoles muy poco y arriesgando sus vidas, pues muchos de los barcos en donde trabajan han sobrepasado por varios años su vida útil y son muy peligrosos, en riesgo de hundirse en cualquier viaje” (ver: https://adansalgadoandrade.blogspot.com/2019/09/trabajadores-esclavizados-en-barcos.html).
Una investigación de Associated Press, halló que no sólo reciben bajos salarios, sino que cuando, como señalé, no pueden los dueños con los gastos, los abandona a su suerte en los bancos, que anclan en algún puerto, pues por la falta de fondos, no pueden continuar navegando. Corren el peligro de que, si abandonan los barcos, no les pagan los sueldos que muchas veces, por años, no se les pagan, como exponen Helen Wieffering y Joshua Goodman (ver: https://apnews.com/article/abandoned-seafarers-labor-unpaid-wages-oceans-83ad0a42debbaf67c18373393fcea753).
Uno de ellos es Abdul Nasser Saleh, que trabajó por once años en un barco anclado, los últimos dos años de su suplicio en Jeddah, un puerto de Arabia Saudita, incapaz de bajar a tierra por las estrictas leyes de inmigración de dicho país. Dicen los reporteros que “la ONU ha detectado un creciente número de trabajadores de barcos abandonados por sus dueños, dejándolos a bordo por meses y a veces, por años, sin paga. Más de 2,000 marineros de unos 150 barcos, fueron abandonados el año pasado”.
Señalan que durante la pandemia, se incrementó ese número. Trabajadores han sido abandonados en un barco pesquero en Angola, atorados en un rompehielos en Holanda y dejados sin combustible y sin comida en Estambul.
Y muchos de ellos, tienen que seguir manteniendo a sus familias, a pesar de la distancia. Y si les pagan, les dan cantidades mucho menores a las acordadas. Algunos, manifiestan que les pagan ¡doscientos dólares por mes!, como a trabajadores filipinos, cuyo barco atunero está anclado en un puerto de Washington, en donde, al principio, también por las estrictas leyes estadounidenses migratorias, no pudieron desembarcar por meses. “Pero hay meses que no nos pagan nada”, dice Reyner Dagalea, uno de los filipinos, citado por los reporteros. Al final, cuando la empresa McAdam’s Fish, dueña de la embarcación Dayna S accedió a un pago parcial, y los trabajadores arreglaron permisos temporales para desembarcar, pudieron rentar una casa entre los ocho que eran, hasta que su situación se arregló y pudieron regresar a Filipinas, luego de meses de estar casi atrapados en ese barco.
McAdam’s asegura que la empresa Pescadores International, que es una subcontratista de trabajadores es la que no les paga a tiempo. Pero Pescadores, asegura “que siempre les paga bien y por encima del salario mínimo”. Es dudoso que esas empresas, como Pescadores y otras que subcontratan, paguen los justo, pues, finalmente, viven de la explotación simulada que realizan con los sueldos y las comisiones que cobran. Así que desde allí comienzan los problemas de los pobres trabajadores, además de los conflictos económicos de los dueños de las embarcaciones.
En el caso del mencionado Saleh, el barco en el que trabajo por años sin salario, el Al-Maha, “fue heredado por el hijo del dueño original, quien dijo que ya, de por sí, cuando lo recibió, operaba con números rojos. Por eso, le resultó más barato dejar al barco y a la tripulación a su suerte”.
Saleh, de 62 años, quien finalmente pudo regresar a Egipto en abril pasado, cuando le pagaron una parte de sus salarios que le debían, tuvo doble reacción. “Por un lado, estoy contento, pero, por otro, triste, pues mi esposa y mi hijo están muy enfermos y requieren de urgente atención médica y no tengo dinero”.
Mohamed Arrachedi, asesor de la Federación Internacional de Trabajadores del Transporte (FITT), mencionado por los reporteros, ha buscado arreglar los casos de trabajadores, como los mencionados filipinos o el de Saleh. “El problema es que, aunque existen convenciones internacionales para evitar esos abusos, difícilmente se aplican y los perjudicados son los trabajadores, que hasta pueden morir por falta de alimentos y medios de subsistencia”.
Otros trabajadores cuyo barco fue abandonado por la empresa Teeters Agency & Stevedoring (una compañía familiar), fueron 22 ucranianos, a los que tal empresa les debía un total de $130,000 dólares, más de tres meses de sueldos. Eric White, citado por los reporteros, inspector de barcos de la FITT, dice que gracias a donaciones locales, que sumaron $22,000 dólares, esos ucranianos pudieron salir adelante. El capitán, Ievgen Slautin, dice que todavía la empresa le debe unos $15,000 dólares. “Agradezco que el barco fue abandonado en Estados Unidos, pues si hubiera sido en otro, me hubieran dejado morir”.
Otro pobre trabajador, que también fue abandonado, es Mohammad Aisha, en aguas egipcias. El barco en donde vive, el MV Aman, no tiene combustible, ni provisiones y tiene que nadar a tierra firme para comprar con lo que los locales le dan de dinero. Es el único tripulante que queda “No sé hasta cuándo voy a estar así, pero no tengo otra alternativa. Aquí estaré hasta que se resuelva lo de mis pagos atrasados”, afirma.
Eso también se debe a que cuatro países son los que, con mínimos requisitos y cargos, permiten que sus banderas sean usadas por distintos barcos. “Panamá tiene registrados 20 por ciento de todos los barcos abandonados desde el 2019, seguido de Tanzania, Palau y Togo, cada uno responsable del 5 por ciento del total. Las cuatro naciones son consideradas por la FITT como las ‘banderas de conveniencia’ del transporte marítimo, con mínima vigilancia”.
“A pesar de la Convención del Trabajo Marítimo, todos esos abusos continuarán”, dice Arrachedi, quien se esfuerza por resolver todos los pendientes. “Tengo un caso urgente de un barco abandonado en Libia. Una tripulación completa, sin paga, por 16 meses, en Sudán. Un marinero egipcio que tiene mucho miedo y ya quiere irse a casa. Y muchos otros pendientes”, afirma, con la mirada fija en sus pensamientos.
Y mientras la justicia les llega, seguirán miles de trabajadores marinos, que laboran por pura necesidad, sufriendo injusticias, ocasionadas por este sistema capitalista salvaje que, antes que todo, busca siempre su conveniencia.
Contacto: studillac@hotmail.com