El alarmante incremento de los suicidios
mundiales
por Adán Salgado Andrade
En estos muy caóticos,
críticos tiempos, en donde un futuro, ya no digamos decente, sino de
sobrevivencia, es cada vez más complicado, para muchas personas, cada vez más
el suicidio, es decir, el acto de quitarse la vida uno mismo, es una
recurrente, extrema solución, muy
lamentable, pero para quien así decide “resolver” los problemas que lo o la
embargan, es la única salida.
Eso se ha agudizado
muchísimo entre las personas que tienen problemas económicos, especialmente los
grupos de más bajos ingresos, pero hay suicidios por otras razones. Personas
con enfermedades terminales, por problemas pasionales, amenazados de muerte,
despidos, presiones laborales y sociales… y más, llevan al suicidio.
Recientemente, el
diario Daily Mail, en su edición
digital, publicó un estudio efectuado por investigadores de la Universidad de
Washington, mostrando pasmosas cifras en cuanto a ese problema (ver: https://www.dailymail.co.uk/health/article-6675283/Rise-number-suicide-deaths-despite-huge-drop-global-rate.html).
Comienza el artículo
señalando que en el 2016, 817,000 personas se suicidaron en el mundo, 6.7% más
que en 1990, cuando se quitaron la vida 765,000. Eso, a pesar de que la tasa
mundial disminuyó, de 16.6 muertes voluntarias en el primer año, a 11.2 en el
2016. Eso, porque como la población mundial se ha incrementado, por cantidad,
son más suicidios ahora.
Son los hombres los que
más se suicidan, muy probablemente porque la mayoría llevan la carga económica,
claro, los que son responsables, y no saben qué hacer cuando se quedan sin
trabajo y son el sostén de la familia. Y es que, en estos tiempos de desempleo,
es muy difícil conseguir una ocupación, en especial, una que pueda satisfacer
los requisitos de un jefe de familia, por ejemplo, sobre todo si del que se fue
despedido era uno de muchos años con un regular o buen sueldo.
Eso ocurrió, por
ejemplo, en Japón, entre 1991 y el 2010, debido a un periodo de estancamiento
económico, que llevó a muchos suicidios, sobre todo de hombres, incapaces de
hallar una salida al desempleo o a situaciones de privaciones económicas. Esos
suicidios aumentaron conforme varias instituciones bancarias se fueron a la
quiebra y con ellas, cientos de puestos laborales, sobre todo de gente con muy
buenas posiciones. Podría decirse que fue una especie de crack bursátil muy al
estilo del de 1929 de Wall Street, cuando por las decenas de quiebras, muchos
afluentes hombres de negocios y empresarios, al perder repentinamente sus
fortunas, preferían suicidarse aventándose de altos edificios.
Como señalé, a pesar de
que están disminuyendo los índices mundiales de suicidas, no se “está ganando
la batalla para evitarlos”, indica el doctor Paul Nestadt, de la escuela de
medicina de la universidad John Hopkins, quien afirma que los intentos por
disminuir los suicidios han funcionado en países como Sri Lanka, pero no en otros
como Rusia o Estados Unidos, lo que indicaría problemas más graves que sólo
pobreza.
De hecho, el suicidio
ha sido reconocido como un problema de salud pública por la Organización
Mundial de la Salud (OMS). Por ello, la ONU pretende reducir en diez por ciento
los suicidios para el 2020. Pero, a como van las cosas, es muy difícil de
lograr, sobre todo porque ya se ve venir una nueva y más profunda crisis
económica mundial del capitalismo salvaje, la que empobrecerá a millones más de
personas o las dejará sin empleo.
Medidos en años de
vida, esos suicidios equivalen a 34.6 millones de años, es decir, esa gente que
decidió acabar con su vida, pudo haberla brindado para el bienestar social en
tal cantidad. Lamentable, pero, como señalé, para muchos, es ya la única
salida.
Las mujeres son las que
menos se suicidan, pero, aclara el doctor Nestadt, eso es porque los hombres
eligen métodos para matarse más letales que los de las mujeres. Por ejemplo,
usan armas más frecuentemente, que es muy difícil que fallen.
Las regiones en donde
se han dado muchos más suicidios son Australasia, Europa Central, Europa
Oriental, la región de Asia-Pacífico, de alto ingreso, así como Estados Unidos
y Canadá, también de altos ingresos. El país con la tasa más alta de suicidios
del mundo es Groenlandia, quizá porque es la región menos habitada y más fría
del planeta, lo que produce, de acuerdo a los expertos, efectos psicológicos
adversos, que influyen en el estado de ánimo y conduce a la depresión. De
hecho, en los países australes, en época de invierno, cuando los días son
cortísimos, aumentan los suicidios, debido a la combinación de poca luz e
intenso frío (quizá sea por ello que muchos europeos que viven en países como
Groenlandia o Finlandia buscan vivir en países latinoamericanos o caribeños).
En Estados Unidos, por
ejemplo, el mayor número de suicidios se da entre los veteranos de guerra, por
los traumas que les dejan las guerras. De ellos, alrededor de de ocho mil se
suicidan cada año (ver: https://edition.cnn.com/2013/09/21/us/22-veteran-suicides-a-day/index.html).
En el 2016, señalan los
investigadores, el índice más bajo de suicidios se dio en Latinoamérica y el
Caribe, en tanto que el más alto se dio en Sur-Asia. Por ejemplo, en ese año,
entre las mujeres, cinco de cada diez que se suicidaron fueron hindúes. Muy
probablemente pobreza y la condición de sumisión en el que se mantiene a muchas
mujeres de la India, sean las causas (el hecho de que se les obligue a casarse
con quien no desean, por ejemplo).
El estudio también
señaló que los países de Europa Central con más suicidios son Ucrania, Rusia y
Lituania. Especialmente en Rusia, se halló que 60% de los suicidas tuvieron una
alta concentración de alcohol al momento de la muerte, lo que indicaría que
beben para darse valor o que la embriaguez es la que los lleva a cometer
suicidio. Y como mucha gente posee armas desde los tiempos de la Unión
Soviética, éstas les, digamos, “facilitan” el suicidio, pues no se alcanza el
nivel de sufrimiento de quitarse la vida, por ejemplo, mediante ahorcamiento o
arrojándose al vacío desde un alto edificio.
Muchas personas no
mueren justamente por el método elegido, como señala el artículo, que muchas veces
no es tan letal, como tomar pastillas, las que muchas veces, sólo intoxican,
pero no matan. Otros ingieren pesticidas, letales muchas veces, pero si son
vomitados, la víctima puede sobrevivir.
En fin, se califica de
cobarde al suicida, pero no es tan fácil quitarse la vida.
Y mientras este
materialista sistema siga imponiendo como “valor” que se tenga mucho dinero y muchas
cosas, la gente que no logre esa “meta” se frustrará y podrá llegar al nivel de
que sólo el suicidio será su “salvación”.
Debemos entender que es
más valioso alcanzar un nivel de satisfacción espiritual satisfactorio a volverse
rico. El rico es mezquino, individualista e infeliz, pues nunca, cualquier
monto de riqueza le atraerá la felicidad.
Si no fuera eso así,
entonces, ¿por qué, también, entre los ricos, hay un buen número de suicidios?
Contacto: studillac@hotmail.com