martes, 18 de agosto de 2015

Armas caseras: más violencia en Estados Unidos




Armas caseras: más violencia en Estados Unidos
por Adán Salgado Andrade

El 7 de julio del 2013, el joven Samir Zawahri, de 23 años, asesinó a su hermano, su padre y otras tres personas en Santa Mónica, California, con un rifle casero, tipo AR-15, que los investigadores piensan que él mismo fabricó. Tras un tiroteo con la policía, fue herido de gravedad, muriendo en la escena del crimen.
Uno de los principales problemas de que en Estados Unidos (EU) sean tan cotidianos los tiroteos es su desmedido amor por las armas, debido al anacrónico derecho que todo estadounidense tiene constitucionalmente de poseer un arma. Tal derecho, ningún presidente u organización, hasta la fecha, ha podido combatirlo, pues asociaciones como la NRA (Asociación Nacional del Rifle), es la primera en protestar enérgicamente contra toda posibilidad que pudiera, ya no digamos, anular el derecho a poseer un arma, sino a, por lo menos, regularlo (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2012/07/de-tiroteos-estrenos-hollywoodescos-y_26.html).
Por lo mismo, son una constante los mencionados tiroteos, sobre todo porque la facilidad con que pueden adquirirse armas, aumenta las probabilidades de que alguna persona, tan sólo por desquitarse de alguien o de algo, lo que sea, pueda ingresar a algún sitio y matar a mansalva a mucha gente.
Por ejemplo, tras el terrible incidente que se dio en la escuela elemental Sandy Hook, en Newtown, Connecticut, en diciembre del 2012, en el cual otro joven, Adam Lanza, mató a veinte alumnos y seis adultos, su madre, entre ellos, suicidándose al final, muchos pensaron que el Congreso de EU aprobaría leyes para reglamentar verdaderamente el uso de armas. Sin embargo, no se ha hecho nada y para octubre del 2014, 87 tiroteos en otras escuelas ocurrieron, más los que van del 2015.
La alta incidencia de armas es siempre la constante, como ha demostrado David Hemenway, quien funge como director del Harvard Injury Control Research Center, quien afirma que “Dentro de los Estados Unidos, una buena cantidad de evidencia empírica indica que al haber más armas en la comunidad, habrá más violencia”.
De hecho, hay casi 90 armas por cada cien personas y, como señalan algunos, es prácticamente difícil contar las que existen en la actualidad. EU es el país, de entre los “desarrollados”, con la cifra más elevada de muertes por armas de fuego: 10 por cada cien mil habitantes, lo que anualmente significa alrededor de 32000 decesos, o sea, 90 por día.
La posesión de armas también facilita los suicidios, sobre todo entre los veteranos de guerra, quienes perseguidos por los traumas que les dejan las deshumanizadoras actividades militares, se quitan la vida. El promedio diario de suicidios entre ellos es de 22, o sea, más de 8000 al año. Y sumando esa cantidad con el resto de los suicidios, alrededor de 20 mil ocurren anualmente, agregando incluso los que cometen varios de los tiradores masivos una vez que han realizado sus asesinatos múltiples.
Además, los tiroteos masivos se han triplicado desde el 2011. Un estudio halló que desde 1981, ocurría un evento así cada 172 días, pero desde ese año, 2011, ocurre cada 64 días (ver: http://elitedaily.com/news/politics/america-averages-one-school-shooting-a-week/814769/).
Las estadísticas que revela el Gun Violence Archive, GVA, indican que tan sólo en lo que va del 2015, han ocurrido 31680 incidentes que involucran armas de fuego, en los que han muerto 8108 personas, 16458 han sido heridas, 467 niños han muerto o sido heridos, 1600 adolecentes igualmente han sido heridos o fallecido y se han dado 207 tiroteos masivos, o sea, casi uno por día.
Muchos justifican la posesión de armas para defenderse, de ladrones, por ejemplo. El GVA señala que ha habido 1405 incidentes de invasión de hogares y 746 casos de armas empleadas en defensa propia y quienes los han perpetrado afirman que, de no haber sido por sus armas, los habrían asaltado o asesinado. Quizá tengan razón, pero eso no excluye que es justo por la gran cantidad de armas que existen en ese país que los delitos son más frecuentes, pues los criminales se sienten más “seguros” al cometer un robo a una casa, digamos, justo porque poseen armas muy fácilmente.
Y es de destacar la cifra que el GVA señala en los casos de disparos “accidentales”, que asciende a 1171 tan sólo en este año y que seguramente causaron muchas muertes (ver: http://www.gunviolencearchive.org/).
Como se ve, es un infernal círculo vicioso que tiende a incrementarse, a pesar de la espiral de cotidiana violencia, más aun cuando muchos defienden no sólo su derecho a poseer armas, sino a fabricarlas en casa.
Fue el caso del mencionado Zawahri, quien años atrás de su multihomicida acción pretendió adquirir un arma, pero debido a sus antecedentes de enfermedad mental, falló en su intento. Así que decidió adquirir un “receptor inacabado” (unfinished receiver), la pieza metálica que contiene los mecanismos que permiten que un arma dispare y se fabricó su propio rifle, justo con el que realizó la matanza.
Esos receptores son, digamos, la moda actual para los amantes de las armas, quienes por alguna razón, no pueden adquirir alguna legalmente o que son simples criminales. Así, es más fácil adquirir dicha pieza y terminarla de armar con piezas que son ordenadas por correo (¡sí, por correo!), y como los receptores no tienen número de serie, ni marca alguna, esas armas “caseras” son indetectables, como lo son, de alguna manera, detectables, las que se venden legalmente.
Los receptores van desde los 60 hasta los 250 dólares y aunque son simples piezas metálicas, quien tenga cierto adiestramiento técnico puede taladrarlos y ahuecarlos justo para que se pueda fabricar un arma con ellos.
Supuestamente existe el Acta de Control de Armas de 1968, la que establece que ninguna persona que no esté autorizada puede fabricar armas para venta o distribución. Pero quienes venden los receptores se justifican que no son armas por sí mismos y, por tanto, no violan la ley al venderlos.
Quizá estén en su derecho, pues es como si se prohibiera aquí vender metal, pues ello permitiría fabricar cuchillos, por ejemplo. Sin embargo, ese vacío legal ha sido aprovechado por ciertas personas para seguir defendiendo no sólo su derecho a poseer armas, sino, peor aún, a fabricarlas, como ya señalé.
Uno de ellos es Cody Wilson, quien a sus 26 años se declara anarquista y antisistema, al menos, claro, en lo que a fabricación de armas se refiere.
Wilson también ha incursionado en otros campos, como el de haber diseñado, junto con otros amigos, una especie de sitio de ventas que sería indetectable por los agentes federales, además de que también han desarrollado un programa para lavar dinero (ideal para narcos, por ejemplo) empleando el bitcoin, esa moneda digital creada mediante programas fuertemente encriptados, y también para realizar transacciones en línea, sin que tampoco autoridad alguna pueda detectarlas.
O sea, que Wilson y sus amigos buscan, sobre todo, beneficiarse a sí mismos, más que a la sociedad con sus invenciones. Pero justifican que sólo tratan de emplear la tecnología en contra del “control gubernamental”, convertir, dice Wilson, al gobierno en “obsoleto”. Habría que ver si lavar dinero o fabricar armas es, en verdad, algo liberador, podría pensarse.
Una de sus invenciones que más polémica ha causado es nada menos que una pistola plástica que puede fabricarse con una simple impresora 3D, empleando un programa ideado por Wilson, y disponible libremente en la red. Esa arma, que saliera a la luz en junio del 2013, fue bautizada por Wilson nada menos que con el nombre de Liberator, pues, según él, simboliza el derecho que cualquier estadounidense tendría, dentro de su muy particular punto de vista anárquico, de fabricar y poseer armas.
Wilson es fundador del grupo pro armas Defense Distributed, DD, bajo el cual publicó sus polémicas instrucciones para fabricar la pistola plástica. Recibió recientemente una carta del gobierno exigiéndole que las removiera de la red, pues de lo contrario, se arriesgaría a ser enjuiciado por fabricación ilegal de armas. Sin embargo, Wilson, sus colaboradores y sus abogados resulta que ahora demandaron ellos al gobierno por tratar de censurar la “libre expresión”. Dice Wilson que “unas instrucciones de programa son expresión y si el gobierno me obliga a removerlas, entonces está atentando contra mi derecho a la libre expresión y eso es contrario a la constitución” (ver:  http://www.wired.com/2015/05/3-d-printed-gun-lawsuit-starts-war-arms-control-free-speech/?mbid=nl_050615).
Muy polémica su “justificación”, pero Alan Gurs, el abogado que está al frente de la demanda de DD contra el gobierno es la que está usando pues señala que “El Internet está disponible en todo el mundo, así que no puede considerarse que estemos exportando algo (refiriéndose a las instrucciones para hacer el arma plástica), como el gobierno nos quiere atacar, así que eso es un exceso en contra de la libre expresión autorizada por nuestra constitución”.
Y es que el Departamento de Estado, quien dio el ultimátum a Wilson para retirar las instrucciones del Internet, retoma una controvertida serie de regulaciones conocidas como la ITAR (International Traffic in Arms Regulations), la que controla cómo y si es que algún estadounidense puede vender armas fuera de los EU.
Como quiera, Wilson, no sólo se salió con la suya desafiando a la ITAR con su polémica  mortal pistola plástica (la que puede disparar un tiro por ronda), sino que actualmente, aprovechando la venta de los mencionados receptores, diseñó, junto con su equipo de Defense Distributed, un artilugio controlado por computadora el cual, muy fácilmente, puede hacer los agujeros necesarios y ahuecar un receptor sin que se requieran grandes habilidades manufactureras. Esa especie de impresora 3D para metal fue bautizada como Ghost Gunner, es decir, el pistolero fantasma, aludiendo a que quien fabrique un arma con ese equipo no podrá ser rastreado por el gobierno.
El aparato tiene un costo de $1500 dólares y se pide en línea (https://ghostgunner.net/).
Y es tan rápido y preciso que requiere alrededor de una hora para preparar perfectamente los receptores de aluminio que son el alma de rifles del tipo AR-15.
El autor de temas tecnológicos de la revista Wired, Andy Greenberg, decidió hacer la prueba él mismo, con tal de verificar qué tan fiable es el Ghost Gunner.
Sin ningún tipo de experiencia previa, primero realizó un modelo mediante un taladro industrial, que quedó imperfecto. Otro modelo lo construyó en plástico, empleando una impresora 3D. Por último, empleó el Ghost Gunner, el que en poco más de una hora le hizo una pieza tan impresionantemente exacta, que cuando la llevó con un armero para que le ayudara a colocar las piezas extras para construir una réplica de rifle AR-15, aquél se maravilló de la perfección del receptor de aluminio, que le dijo que era la única pieza de las tres que realmente serviría para hacer la citada arma (ver: http://www.wired.com/2015/06/i-made-an-untraceable-ar-15-ghost-gun/).
El resultado fue un rifle perfectamente funcional, o sea, listo para matar.
Greenberg terminó desarmando su arma y entregando el receptor a la policía, como buen ciudadano respetable, pero señala que DD ha vendido más de mil de los Ghost Gunner, con los cuales seguramente ya se habrán fabricado cientos de rifles, indetectables.
Wilson no niega que, en efecto, su artilugio no es sólo para que todo estadounidense ejerza también su derecho a fabricar, además de poseer armas, sino para que DD y su equipo comiencen a ganar algo de dinero, así que, después de todo, su “ideal” no es tan filantrópico, sobre todo porque la máquina está hecha con componentes baratos.
Pero en lo que hace énfasis es en ese derecho. “Tú puedes tener un cepillo dental sin número de serie y también un rifle no seriado. Esto es importante para mí. El arma indetectable es por lo que lucho”.
Así que mientras para Wilson y miles como él de “libertarios” debe ser un “derecho constitucional” hasta fabricar un arma, en EU seguirán muriendo 90 personas al día, en promedio, por disparos de armas de fuego.
¡Vaya libertarismo!