Armas
caseras: más violencia en Estados Unidos
por Adán
Salgado Andrade
El 7 de julio del 2013,
el joven Samir Zawahri, de 23 años, asesinó a su hermano, su padre y otras tres
personas en Santa Mónica, California, con un rifle casero, tipo AR-15, que los investigadores piensan que él mismo
fabricó. Tras un tiroteo con la policía, fue herido de gravedad, muriendo en la
escena del crimen.
Uno de los principales
problemas de que en Estados Unidos (EU) sean tan cotidianos los tiroteos es su
desmedido amor por las armas, debido al anacrónico derecho que todo
estadounidense tiene constitucionalmente
de poseer un arma. Tal derecho, ningún presidente u organización, hasta la
fecha, ha podido combatirlo, pues asociaciones como la NRA (Asociación Nacional
del Rifle), es la primera en protestar enérgicamente contra toda posibilidad
que pudiera, ya no digamos, anular el derecho a poseer un arma, sino a, por lo
menos, regularlo (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2012/07/de-tiroteos-estrenos-hollywoodescos-y_26.html).
Por lo mismo, son una
constante los mencionados tiroteos, sobre todo porque la facilidad con que
pueden adquirirse armas, aumenta las probabilidades de que alguna persona, tan
sólo por desquitarse de alguien o de algo, lo que sea, pueda ingresar a algún
sitio y matar a mansalva a mucha gente.
Por ejemplo, tras el
terrible incidente que se dio en la escuela elemental Sandy Hook, en Newtown, Connecticut, en diciembre del 2012, en el
cual otro joven, Adam Lanza, mató a veinte alumnos y seis adultos, su madre,
entre ellos, suicidándose al final, muchos pensaron que el Congreso de EU
aprobaría leyes para reglamentar verdaderamente el uso de armas. Sin embargo,
no se ha hecho nada y para octubre del 2014, 87 tiroteos en otras escuelas
ocurrieron, más los que van del 2015.
La alta incidencia de
armas es siempre la constante, como ha demostrado David Hemenway, quien funge
como director del Harvard Injury Control
Research Center, quien afirma que “Dentro de los Estados Unidos, una buena
cantidad de evidencia empírica indica que al haber más armas en la comunidad,
habrá más violencia”.
De hecho, hay casi 90
armas por cada cien personas y, como señalan algunos, es prácticamente difícil
contar las que existen en la actualidad. EU es el país, de entre los
“desarrollados”, con la cifra más elevada de muertes por armas de fuego: 10 por
cada cien mil habitantes, lo que anualmente significa alrededor de 32000 decesos,
o sea, 90 por día.
La posesión de armas
también facilita los suicidios, sobre todo entre los veteranos de guerra,
quienes perseguidos por los traumas que les dejan las deshumanizadoras
actividades militares, se quitan la vida. El promedio diario de suicidios entre
ellos es de 22, o sea, más de 8000 al año. Y sumando esa cantidad con el resto
de los suicidios, alrededor de 20 mil ocurren anualmente, agregando incluso los
que cometen varios de los tiradores masivos una vez que han realizado sus
asesinatos múltiples.
Además, los tiroteos
masivos se han triplicado desde el 2011. Un estudio halló que desde 1981,
ocurría un evento así cada 172 días, pero desde ese año, 2011, ocurre cada 64
días (ver: http://elitedaily.com/news/politics/america-averages-one-school-shooting-a-week/814769/).
Las estadísticas que
revela el Gun Violence Archive, GVA,
indican que tan sólo en lo que va del 2015, han ocurrido 31680 incidentes que
involucran armas de fuego, en los que han muerto 8108 personas, 16458 han sido
heridas, 467 niños han muerto o sido heridos, 1600 adolecentes igualmente han
sido heridos o fallecido y se han dado 207 tiroteos masivos, o sea, casi uno
por día.
Muchos justifican la
posesión de armas para defenderse, de ladrones, por ejemplo. El GVA señala que
ha habido 1405 incidentes de invasión de hogares y 746 casos de armas empleadas
en defensa propia y quienes los han perpetrado afirman que, de no haber sido
por sus armas, los habrían asaltado o asesinado. Quizá tengan razón, pero eso
no excluye que es justo por la gran cantidad de armas que existen en ese país
que los delitos son más frecuentes, pues los criminales se sienten más
“seguros” al cometer un robo a una casa, digamos, justo porque poseen armas muy
fácilmente.
Y es de destacar la
cifra que el GVA señala en los casos de disparos “accidentales”, que asciende a
1171 tan sólo en este año y que seguramente causaron muchas muertes (ver: http://www.gunviolencearchive.org/).
Como se ve, es un infernal círculo vicioso que tiende a incrementarse,
a pesar de la espiral de cotidiana violencia, más aun cuando muchos defienden
no sólo su derecho a poseer armas, sino a fabricarlas
en casa.
Fue el caso del mencionado Zawahri, quien años atrás de su
multihomicida acción pretendió adquirir un arma, pero debido a sus antecedentes
de enfermedad mental, falló en su intento. Así que decidió adquirir un
“receptor inacabado” (unfinished receiver),
la pieza metálica que contiene los mecanismos que permiten que un arma dispare
y se fabricó su propio rifle, justo
con el que realizó la matanza.
Esos receptores son, digamos, la moda
actual para los amantes de las armas, quienes por alguna razón, no pueden
adquirir alguna legalmente o que son simples criminales. Así, es más fácil
adquirir dicha pieza y terminarla de armar con piezas que son ordenadas por
correo (¡sí, por correo!), y como los receptores no tienen número de serie, ni
marca alguna, esas armas “caseras” son indetectables, como lo son, de alguna
manera, detectables, las que se venden legalmente.
Los receptores van desde los 60 hasta los 250 dólares y aunque son
simples piezas metálicas, quien tenga cierto adiestramiento técnico puede
taladrarlos y ahuecarlos justo para que se pueda fabricar un arma con ellos.
Supuestamente existe el Acta de Control de Armas de 1968, la que
establece que ninguna persona que no esté autorizada puede fabricar armas para
venta o distribución. Pero quienes venden los receptores se justifican que no
son armas por sí mismos y, por tanto, no
violan la ley al venderlos.
Quizá estén en su derecho, pues es como si se prohibiera aquí vender
metal, pues ello permitiría fabricar cuchillos, por ejemplo. Sin embargo, ese vacío legal ha sido aprovechado por
ciertas personas para seguir defendiendo no sólo su derecho a poseer armas,
sino, peor aún, a fabricarlas, como
ya señalé.
Uno de ellos es Cody Wilson, quien a sus 26 años se declara anarquista
y antisistema, al menos, claro, en lo que a fabricación de armas se refiere.
Wilson también ha incursionado en otros campos, como el de haber
diseñado, junto con otros amigos, una especie de sitio de ventas que sería
indetectable por los agentes federales, además de que también han desarrollado
un programa para lavar dinero (ideal
para narcos, por ejemplo) empleando el bitcoin,
esa moneda digital creada mediante programas fuertemente encriptados, y también
para realizar transacciones en línea, sin que tampoco autoridad alguna pueda
detectarlas.
O sea, que Wilson y sus amigos buscan, sobre todo, beneficiarse a sí
mismos, más que a la sociedad con sus invenciones. Pero justifican que sólo
tratan de emplear la tecnología en contra del “control gubernamental”, convertir,
dice Wilson, al gobierno en “obsoleto”. Habría que ver si lavar dinero o
fabricar armas es, en verdad, algo liberador, podría pensarse.
Una de sus invenciones que más polémica ha causado es nada menos que
una pistola plástica que puede fabricarse con una simple impresora 3D,
empleando un programa ideado por Wilson, y disponible libremente en la red. Esa
arma, que saliera a la luz en junio del 2013, fue bautizada por Wilson nada
menos que con el nombre de Liberator,
pues, según él, simboliza el derecho que cualquier estadounidense tendría,
dentro de su muy particular punto de vista anárquico, de fabricar y poseer
armas.
Wilson es fundador del grupo pro armas Defense Distributed, DD, bajo el cual publicó sus polémicas
instrucciones para fabricar la pistola plástica. Recibió recientemente una
carta del gobierno exigiéndole que las removiera de la red, pues de lo
contrario, se arriesgaría a ser enjuiciado por fabricación ilegal de armas. Sin
embargo, Wilson, sus colaboradores y sus abogados resulta que ahora demandaron
ellos al gobierno por tratar de censurar la “libre expresión”. Dice Wilson que
“unas instrucciones de programa son expresión y si el gobierno me obliga a
removerlas, entonces está atentando contra mi derecho a la libre expresión y eso es contrario a la constitución”
(ver: http://www.wired.com/2015/05/3-d-printed-gun-lawsuit-starts-war-arms-control-free-speech/?mbid=nl_050615).
Muy polémica su “justificación”, pero Alan Gurs, el abogado que está al
frente de la demanda de DD contra el
gobierno es la que está usando pues señala que “El Internet está disponible en
todo el mundo, así que no puede considerarse que estemos exportando algo
(refiriéndose a las instrucciones para hacer el arma plástica), como el
gobierno nos quiere atacar, así que eso es un exceso en contra de la libre
expresión autorizada por nuestra constitución”.
Y es que el Departamento de Estado, quien dio el ultimátum a Wilson
para retirar las instrucciones del Internet, retoma una controvertida serie de
regulaciones conocidas como la ITAR (International
Traffic in Arms Regulations), la que controla cómo y si es que algún
estadounidense puede vender armas fuera de los EU.
Como quiera, Wilson, no sólo se salió con la suya desafiando a la ITAR
con su polémica mortal pistola plástica
(la que puede disparar un tiro por ronda), sino que actualmente, aprovechando
la venta de los mencionados receptores, diseñó, junto con su equipo de Defense Distributed, un artilugio
controlado por computadora el cual, muy fácilmente, puede hacer los agujeros
necesarios y ahuecar un receptor sin que
se requieran grandes habilidades manufactureras. Esa especie de impresora
3D para metal fue bautizada como Ghost
Gunner, es decir, el pistolero
fantasma, aludiendo a que quien fabrique un arma con ese equipo no podrá
ser rastreado por el gobierno.
El aparato tiene un costo de $1500 dólares y se pide en línea (https://ghostgunner.net/).
Y es tan rápido y preciso que requiere alrededor de una hora para
preparar perfectamente los receptores de aluminio que son el alma de rifles del
tipo AR-15.
El autor de temas tecnológicos de la revista Wired, Andy Greenberg, decidió hacer la prueba él mismo, con tal de
verificar qué tan fiable es el Ghost
Gunner.
Sin ningún tipo de experiencia previa, primero realizó un modelo
mediante un taladro industrial, que quedó imperfecto. Otro modelo lo construyó
en plástico, empleando una impresora 3D. Por último, empleó el Ghost Gunner, el que en poco más de una
hora le hizo una pieza tan impresionantemente exacta, que cuando la llevó con
un armero para que le ayudara a colocar las piezas extras para construir una
réplica de rifle AR-15, aquél se maravilló de la perfección del receptor de
aluminio, que le dijo que era la única pieza de las tres que realmente serviría
para hacer la citada arma (ver: http://www.wired.com/2015/06/i-made-an-untraceable-ar-15-ghost-gun/).
El resultado fue un rifle perfectamente funcional, o sea, listo para matar.
Greenberg terminó desarmando su arma y entregando el receptor a la
policía, como buen ciudadano respetable, pero señala que DD ha vendido más de
mil de los Ghost Gunner, con los
cuales seguramente ya se habrán fabricado cientos de rifles, indetectables.
Wilson no niega que, en efecto, su artilugio no es sólo para que todo estadounidense ejerza también su
derecho a fabricar, además de poseer armas, sino para que DD y su equipo
comiencen a ganar algo de dinero, así que, después de todo, su “ideal” no es
tan filantrópico, sobre todo porque la máquina está hecha con componentes
baratos.
Pero en lo que hace énfasis es en ese derecho. “Tú puedes tener un
cepillo dental sin número de serie y también un rifle no seriado. Esto es importante para mí. El arma indetectable
es por lo que lucho”.
Así que mientras para Wilson y miles como él de “libertarios” debe ser
un “derecho constitucional” hasta fabricar un arma, en EU seguirán muriendo 90
personas al día, en promedio, por disparos de armas de fuego.
¡Vaya libertarismo!
Contacto: studillac@hotmail.com