De desapariciones, propaganda comadrera, guadalupanismo y olvido
por Adán Salgado Andrade
Antonio Gramsci (1891-1937)
estableció en sus principios teóricos que un Estado, para ser hegemónico, debía
de poseer dos características. La primera, fundamental, los aparatos
ideológicos, con lo que se refería a todas esas instituciones y mecanismos por
los cuales se debe de convencer a los
dominados de que el control que se ejerce sobre ellos es por su propio bien,
algo que en las sociedades complejas es claro, pues si se permitiese que la
sociedad actuara como en los tiempos prehistóricos, sólo subsistirían los más
fuertes, o sea, la ley de la selva (que en los tiempos que se viven en este
país, no distamos de eso, como veremos). Así, educación, “instituciones”,
religión (de las más empleadas, como analizo más adelante), propaganda, medios
de difusión, principalmente, conforman al convencimiento.
El complemento al dominio
hegemónico es la represión, los llamados aparatos
de Estado o represivos,
justamente los que sirven para reprimir cualquier intento de romper con el
orden establecido. Lo conforman las “leyes” (promulgadas de acuerdo a los
intereses de los grupos dominantes, como hemos visto recientemente con las
eufemísticamente llamadas “reformas energéticas”), así como los aparatos
represivos, no sólo policiacos o militares, sino que aquellos que no son del
todo “legales” y funcionan con cierta autonomía, subrepticia y
clandestinamente, con tal de que tengan libertad de acción, cuando así lo
requieran las circunstancias. En muchas épocas históricas, en muchos países,
estos cuerpos represivos, conocidos más concretamente como grupos paramilitares, actúan a sus anchas, rebasando muchas veces
al propio “Estado” (léase, la mafia en el poder en turno), para el que
trabajan.
Considérese, por ejemplo, el caso
de Al Qaeda, indudable creación de Estados Unidos (EU) y su CIA (aunque no se
reconozca) o de Osama bin Laden, quienes sirvieron o han servido muy bien a los
fines desestabilizadores de EU, cuando así lo requiere. O, más recientemente,
el EI (estado islámico), que está “sembrando el terror” a nivel mundial sobre
todo cuando transmite una nueva decapitación o hace desplegados en los que
“instruye” sobre cómo apoderarse de una mujer, sea de la edad que sea, cómo
esclavizarla y cómo violarla (ver: http://rt.com/news/213615-isis-sex-slave-children/).
Y aquí hemos tenido a los
esquiroles que rompen huelgas, los porros que reprimen el activismo
estudiantil, los grupos paramilitares conformados por campesinos manipulados
(como los que perpetraron la matanza de Aguas Blancas o los que desaparecieron,
torturaron y asesinaron a los normalistas, también ignorantes campesinos,
fácilmente manipulables y entrenables, con tal de que cometan tales
barbaridades), los “delincuentes organizados”, los “narcotraficantes”… y otros
grupos afines que son parte de la paramilitarización, y que siguen creciendo
conforme la “ideología de control” ya no convence y el “Estado” (la mafia en el
poder) recurre cada vez más a la represión mediante la fuerza bruta como único
medio de control, pues, muy convenientemente, se toma como justificación el
“desbordamiento” de la violencia de tales grupos, para elevar la represión
policiaca y militar y paramilitar, por supuesto (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2009/03/la-muy-oportuna-descomposicion-del.html).
En México, la crispación social
que estamos viviendo actualmente, no es sólo por las desapariciones recientes,
en particular las de los 43 normalistas de Ayotzinapa, sino por la serie de
ilegales acciones que desde hace décadas la mafia en el poder ha realizado. El
evento que más demostró la imposición del control fáctico fue la matanza
estudiantil de octubre de 1968, la que fue antecedida por otros sucesos
represivos, como el aplastamiento de los movimientos ferrocarrileros, de
maestros, de médicos, de movimientos guerrilleros (el de Rubén Jaramillo, por
ejemplo) o del Partido Comunista (los frecuentes encarcelamientos de sus
militantes, como José Revueltas, por ejemplo, lo que le inspiró su magnífica
novela “Los muros de agua”)), así como asesinatos de líderes campesinos,
obreros y activistas de todo tipo, esto, un rasgo constante en esta dictadura perfecta (muy recomendable la
cinta “La dictadura perfecta”, de Luis Estrada, que muestra la simulación a la que ha llegado la mafia
en el poder, empecinada en aparentar que su actuar es democrático y en “apego a
las instituciones”, pero que, en realidad, no vacila en reprimir y asesinar cuanto
sea necesario, con tal de imponer su control si tal apariencia falla, como ya
es usual).
Desde entonces, la represión ha
sido una constante, pasando por paramilitares al servicio de “gobernadores”,
como los que le hacían el trabajo sucio al “gobernador” de Guerrero Rubén
Figueroa, quien en los años setentas, llevó una guerra sucia con esos cuerpos represivos,
quienes, según las crónicas, detenían a campesinos “sospechosos” de ayudar a
los grupos guerrilleros (los comandados por los profesores Lucio Cabañas o
Genaro Vázquez), los golpeaban salvajemente y, como sanguinaria culminación,
los obligaban a beber gasolina y les prendían fuego, muy parecidas sus
atrocidades a las que cometían los llamados kaibiles en Guatemala, en los años
1980’s, como se llamaban los paramilitares al servicio del genocida Efraín Ríos
Mont (ver: http://www.jornada.unam.mx/2014/10/17/politica/005n1pol).
De hecho, algo que pareciera plot de cinta de terror, se han seguido
hallando fosas “clandestinas” en los alrededores de Iguala (y en muchos otros
estados del país), y ninguno de los cuerpos ha sido de los normalistas
desaparecidos, lo que mostraría la barbarie que impera en México (ver: http://www.jornada.unam.mx/2014/11/24/politica/012n1pol).
Las “leyes” están diseñadas de tal forma que se castiga la pobreza, más
que el delito y quien tenga dinero para “comprar” su libertad, puede hacerlo
(ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2011/07/otros-presuntos-culpables.html).
Por otro lado, el “sistema legal” presenta acciones, tales como el activismo
político como “crímenes”, por lo que varios activistas están encarcelados, sin
oportunidad de ser liberados pronto o son asesinados (como María del Rosario
Fuentes, que twitteaba contra acciones de los narcos, asesinada recientemente: http://www.jornada.unam.mx/2014/10/28/politica/010n2pol).
En cambio, verdaderos criminales, secuestradores, políticos y
empresarios defraudadores y corruptos, siguen promoviéndose (ahí está Germán
Larrea, por ejemplo, el nefasto dueño del contaminador, depredador y violador
de derechos laborales Grupo México. El reciente, catastrófico derrame en el río
Sonora, es uno de tantos ejemplos).
Pero, por desgracia, la agitación
social a la que me refiero antes es ambigua, pues, por un lado, hoy domina la
misma mafia política que perpetró el genocidio estudiantil de 1968, elegida
fraudulentamente, claro, pero está allí, lo que demostraría el atraso en cuanto
a cultura política que seguimos padeciendo en el país, producto de la
indolencia y la apatía que caracteriza a un buen número de mexicanos, a los que
se ha convertido en lo que yo denomino simples autómatas-consumidores, humanos
dóciles, eficientes, obedientes, reproductores del sistema, trabajando sin
chistar al servicio de las corporaciones y, además, muy importante, siguiendo todas las imposiciones del capitalismo
salvaje, como el compulsivo consumo, entre las principales, sin el cual, aquél
decadente sistema no se reproduciría (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2013/09/decadencia-neoliberal-automatas.html).
Dicho dominio se ha dado también
porque actualmente las mafias políticas y empresariales ejercen su poder de una
forma gansteril, similar a como procedían los capos de los años veinte en
Estados Unidos (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2014/08/la-estructura-mafiosa-de-los-poderes.html).
Como menciono arriba, si el
asesinar impunemente les permite mantener el control, no vacilan en mover a sus
huestes represivas para hacerlo, sobre todo a los grupos paramilitares
clandestinos, a los que me he referido.
En el otro extremo de tal ambigüedad, está el actuar de todavía un
reducido porcentaje de mexicanos, quienes, cansados de tanta arbitrariedad,
ilegalidad y represión, cuestionan cada vez más a la mafia en el poder, realizando
sus acciones y protestas cada vez más frecuentemente y volviéndolas más
desafiantes (incluiría a los grupos llamados anarquistas, claro, los que realmente lo sean, no los infiltrados
pagados, que son los que abundan y tienden a desprestigiar la movilización y el
activismo sociales).
En este extremo ubicaría la
actual agitación que ha tenido como detonante a los normalistas desaparecidos
de Ayotzinapa, desde el 27 de septiembre de este 2014 (aunque buena parte de
los sectores sociales que se han manifestado, no lo hacen por primera vez y
poseen ya cierto bagaje y activismo político). Acciones como quemas de
edificios públicos, patrullas, autos, enfrentamientos con “policías” y otras,
mostrarían el nivel de desafío al que están llegando los grupos que protestan.
Este cruento, despiadado suceso,
ha tenido tanta afectación, que no sólo a nivel nacional (se han sumado a paros
estudiantiles incluso universidades particulares), sino que,
internacionalmente, en muchos países ha habido protestas contra el “gobierno” y
manifestaciones de apoyo a los familiares de los desaparecidos, que ha llevado
a preguntarse (al menos es algo que me he cuestionado), ¿cómo es que otros
conflictos, tales como las frecuentes masacres de palestinos por parte de
(nazi)judíos, no han tenido tanta respuesta, como lo que ha provocado el caso
Ayotzinapa? Probablemente la respuesta sea que parte del dominio de los poderes
fácticos es la resignación y el olvido social al que somos tan proclives los
humanos (parte del análisis de este trabajo).
Es aquí donde la mafia en el
poder insiste, como siempre ha hecho, en aparentar su actuar “democrático”,
particularmente en su bombardeo propagandístico, grotesco y simplón, con tal de
mantener el control “hegemónico”.
Así, dicha propaganda, que es
parte del control ideológico, mencionado antes, se inscribe en lo que denomino comadrismo, derivando el término del
chismoseo que se establece entre las personas, cuya rutinaria cotidianeidad se
vale de eso, chismes o trivialidades, para salir de la diaria
monotonía. No es nueva esa propaganda
comadrera, por supuesto, basada en la incesante colocación de spots “gubernamentales” en todos los
medios posibles, televisión y radio, los principales, en donde la imposición de
una nueva “ley” o una “reforma constitucional” no se da de manera formal, como
una explicación, digamos, de lo que se va a hacer y por qué “conviene” realizar
tal o cual cosa, así, como un mensaje “informativo”, por ejemplo, como dio en
hacerse durante el nefasto calderonismo, cuando se exaltaban las “capturas” de
capos, como simples notas rojas que informaban de que tal o cual
“narcotraficante” había sido capturado o muerto por soldados o policías o los
spots que alababan las acciones económicas, como la “creación” de empleos o de
las exportaciones (mañosamente, por supuesto). Particularmente es durante el
presente priato, encabezado por el
ilegítimo EPN, que la recurrencia a la propaganda comadrera, ha vuelto a tomar
tanto impulso, que ha llegado a niveles verdaderamente chocantes y patéticos,
indicativos de que esa mafia considera que con simplismos estúpidos puede
“convencer” de que todo marcha sobre ruedas (por desgracia, a muchos sí los ha de convencer).
Ya antes lo había hecho. Por
ejemplo, basta recordar que la promoción del famoso Sistema Alimentario Mexicano
(SAM) que impulsó López Portillo durante su sexenio, con tal de incentivar la
producción del campo (que, a pesar de todo, no estaba en las lastimosas
condiciones en que se encuentra actualmente, sin reales apoyos
“gubernamentales” y con tratados comerciales que permiten la importación de
transgénicos baratos, en lugar de impulsar verdaderamente la producción
nacional.
Quizá recuerden ese spot, que
tomaba un estribillo, interpretado por un supuesto “campesino”, quien
acompañado de guitarra, decía que “ ‘Hora sembrar sí es negocio, en mi pueblo
ya se supo, pues con precios de ganancia, nos respalda Conasupo”. O ese otro
que trataba de acabar con la supuesta “mediocridad” y lo mal hecho, que
también, en forma de canción, decía que “Basta de que a’i se va, basta de que a
mí qué, vámonos respetando, todo hay que hacerlo bien…” y así seguía (era tan
constante el bombardeo de esos propagandísticos estribillos que, quien esto
escribe, logró recordarlos sin demasiado esfuerzo).
Así, el fraudulento peñato está recurriendo incesantemente,
con presupuestos millonarios, a esa táctica, en la que acartonados “personajes
del pueblo”, comentan que tal o cual “reforma” es lo máximo. Las situaciones
presentadas son tan inverosímiles (digo, para quienes poseen al menos buen
nivel de sentido común), que se presentan, por ejemplo, el “ama de casa”
hablando con la “comerciante del mercado” sobre la “reforma energética”,
indicándole la segunda “todos los beneficios que traerá”. De ese mismo tema ha
habido varias versiones, como la de la pareja, que también habla de lo mismo y
concluyen que es buena esa imposición, pues “así, ese cafecito que te tomas, te
saldrá más barato”. O los carísimos desplegados en periódicos, en donde un
supuesto “ciudadano común, ingeniero, estudiante… quien sea, dice que le queda
“claro que la reforma energética es por el bien de todos…” y más patéticos,
infudamentados simplismos.
Quizá los más nefastos sean los de
la mafia, corolario priísta, bautizada como PVEM, que presenta a una supuesta
“familia”, en donde el marido les enseña, rebosando de chocante “entusiasmo”,
el periódico en donde se informa que los secuestradores tendrán condenas de
hasta ciento cuarenta años (¿alguno los vivirá?, cabría preguntarse o ¿es que
esa mafiosa entidad ya descubrió cómo mantener vivos tanto tiempo a los
delincuentes?). El remate viene de la mujer, la que exclama un ya muy gastado
“¡Que se pudran en el infierno!” (en los cines, antes de la película, también
debemos de soportar esos bodrios propagandísticos: http://www.jornada.unam.mx/2014/11/28/espectaculos/a08n1esp).
Ha sobrepasado esa mafia su presupuesto autorizado por bombardear con tales idioteces,
pero nadie protesta (otra muestra de indolencia y resignación social).
Así esos spots, tienen más la estructura de una escena telenovelesca, similar
a las de los bodrios que sigue presentando el duopolio televisivo (Televisa y
TV Azteca), los que, muy seguramente, tendrán como los productores a personal
de alguna de aquellas enajenadoras empresas. No por nada declaró hace unos días
Peña Nieto que era “un orgullo tener a Televisa” (ver: http://www.jornada.unam.mx/2014/12/08/politica/018n1pol ¡Claro,
si le ayudó con el fraude electoral!).
El más reciente es el que
presenta, así, de una forma algo pedro
infantesca, a la pareja que muestra la “conveniencia” de volverse “formales”,
que luego de una absurda “razón” que da la mujer de que les conviene hacerlo y
es “más barato”, el esposo se “convence”, rematando con deprimentes frases de
que ella le salió “muy inteligente” y la mujer remata con un “suertudote”
(¿remedo de Pepe el Toro y su Chorreadita?). A fin de cuentas, la informalidad
es algo que para más de catorce millones de mexicanos (y millones en el
planeta) que logran sobrevivir vendiendo baratijas chinas, lavando autos,
realizando actos circenses en los cruceros, vendiendo garnachas… es el único
modo de sobrevivir. Si, encima, tuvieran que pagar impuestos, sus magros
ingresos se reducirían aún más (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2012/12/economia-informal-la-verdadera.html).
Y así por el estilo, esos spots comadreros, denotando ello que los
mafiosos en el poder creen que siguen tratando con retardados mentales a los que
se puede convencer con esas idioteces. Pero, como señalo antes, no dudo que a
algunos sí logren convencerlos. He
platicado con personas de distintas edades que están fuertemente convencidas de que estamos así por la acción del PRD
(otra desprestigiada mafia, que nada tiene de izquierda) y que Peña Nieto nada tiene que ver con los problemas
que tenemos, lo que resulta, más que increíble, abominable, pues demostraría
que, en efecto, esa barata manipulación es efectiva.
Toda esa manipulación es rematada
con el fanatismo religioso (parte del control ideológico), sobre todo el guadalupanismo, como refiero en el
título de este trabajo, que llega a su máxima expresión cada doce de diciembre
(ver: https://www.youtube.com/watch?v=gBmabtBgGb0).
Ese nefasto resabio colonialista,
ha sido por siglos un verdadero mecanismo de control, empleado por mafias de
todo tipo por igual, sean políticas, empresariales o religiosas (por eso hasta
nueva basílica se construyó en el sexenio de López Portillo). Hay que ver la
breve mención que al respecto refiere Juan Rulfo en su pequeño cuento “La
virgen de Talpa”, en donde emplea una analogía (la esposa que, con tal de
seguir el secreto romance que sostiene con su amante, se empecina en llevar a
su agonizante marido al santuario de esa virgen), que muy bien ilustra esa
imperiosa necesidad (necedad) de acudir cada año los “peregrinos” a rendir
pleitesía a esa mítica deidad. Ya muy bien lo había expresado Carlos Marx al
afirmar que “La religión es el opio del pueblo” (es una lástima, además, que
toda la riqueza prevaleciente entre los mexicanos antiguos, como el politeísmo,
basado en los elementos naturales, por ejemplo, se haya perdido debido al
deformador colonialismo). No reparan en gastos y esfuerzos, con tal de llevar a
cabo el anual ritual-manda. Y sus defensores dirán, a su favor, que es un
ejercicio espiritual. Si eso fuera, no habría necesidad del esfuerzo físico que
realizan los así llamados “peregrinos” para materializarlo.
Por supuesto que la mafia en el
poder explota al máximo el guadalupanismo,
facilitando todo lo que implica dicho manipulador fervor. El Distrito Federal es sitiado cada año y las “autoridades”
proporcionan todo cuanto puedan requerir los guadalupanos (ver: http://www.jornada.unam.mx/2014/12/10/economia/037n4eco).
La recompensa, a pesar de los
daños colaterales (elevación brutal de la contaminación, por tanto cohete
estallado y por los embotellamientos ocasionados por las peregrinaciones de
millones de personas entrando a la ciudad), es grande, pues mientras el ritual
guadalupano siga, combinado con la propaganda comadrera y, sobre todo, lo más
importante, la represión, abierta o encubierta (ya se aprobó, incluso, regular
las marchas, pero no al guadalupanismo), habrá “estabilidad social”. Por
desgracia, lo vemos ya en estos días, en los cuales parece estarse diluyendo el
caso Ayotzinapa, que poco a poco va reduciéndose al activismo de sus
principales protagonistas, los familiares de los estudiantes asesinados,
mientras todo mundo se preocupa más por los regalos o los festejos navideños y
del fin de año.
Como señalo antes, esa
proclividad del ser humano a olvidar todo o casi todo, en especial los eventos
traumáticos (quizá por necesidad psicológica, como señalan los estudiosos de la
mente o por simple apatía), es la mejor característica social que sirve para
los fines de dominación de los poderes fácticos, quienes harán todo de su
parte, con tal de que ese olvido sea rápido (olvidamos represión, corrupción,
imposiciones. Hablando de corrupción, por ejemplo, en este momento se ha vuelto
un gran escándalo la adquisición de la así llamada “Casa Blanca”, por parte,
supuestamente, de la mujer de Peña Nieto, mentira, pero, poco a poco, se irá
dejando de lado, así como el lujoso avión que se adquirió para aquél, que
costará casi trece mil millones de pesos o también de la lujosa residencia de
Videgaray. Ver: http://www.jornada.unam.mx/2014/12/12/politica/003n1pol).
Sí, por desgracia, olvidamos muy
rápido.
Contacto: studillac@hotmail.com