sábado, 1 de noviembre de 2025

Un repartidor chino platica que sudaba tanto trabajando, que ni tenía que orinar

 

Un repartidor chino platica que sudaba tanto trabajando, que ni tenía que orinar

Por Adán Salgado Andrade

 

En una sociedad china tan cerrada y censurada por las “autoridades”, siempre son bienvenidas las opiniones que las personas críticas de ese sistema, emitan de ese autoritario, represivo sistema.

Por ejemplo, el escritor Yu Hua (Hangzhou, Zhejiang, 1960), escribió un libro titulado “China en diez palabras”, en el cual señalaba importantes aspectos de cómo dicho país se conduce.

Dice Yu Hua que los vocablos “gente”, “líder”, “lectura”, “escritura” y “Lu Xun” (escritor chino, nacido en 1881 y fallecido en 1936), explicarían, esencialmente, el comportamiento social previo a la imposición capitalista, que él ubica a partir de 1980, cuando Deng Xiaoping se atrevió a contrariar sustancialmente la retórica maoísta de “Debemos rechazar todo aquello que el enemigo apoye y apoyar todo lo que éste rechace”, por aquella de que “Un gato que atrapa al ratón, es un buen gato, no importando si es blanco o negro”. Esa nueva “máxima”, abrazó al capitalismo en China y transformó al país de comunista en el capitalista, declarado “socialista”, que actualmente es.

Hua señala que en la sociedad china previa a la entrada del capitalismo, aunque tenía sus peculiaridades, existía cierta unidad, humildad y respeto. Sobre todo, la figura de Mao, como auténtico líder, realmente movía a todos, a grado tal de que cuando falleció en septiembre de 1976, todo el país lloró su fallecimiento, que fue honrado con incontables ceremonias luctuosas. Hoy día, señala Hua, la gente se ha vuelto muy egoísta y materialista y existen “líderes” de todo tipo: de bailes, de modas, de opinión, líderes de belleza. Dice Hua: “Reflexionando sobre el pasado, en vista del presente, tengo la sensación de que la China actual no tiene ya un líder, sino, simplemente, liderazgo” (ver: https://adansalgadoandrade.blogspot.com/2013/09/china-autoritarismo-capitalismo-salvaje.html).

Aunque esa entrega incondicional al capitalismo salvaje, implica que ya también China está sufriendo los estragos que claramente Carlos Marx (1818-1883) señalara hace 150 años, en su obra cumbre “El Capital”, acerca de las contradicciones intrínsecas que va generando ese sistema y que lo llevan a sus constantes crisis económicas, cada vez más profundas y duraderas (ver: https://adansalgadoandrade.blogspot.com/2023/11/china-podria-estar-llegando-un-pico-de.html).

Otro escritor que también ha incursionado en la crítica a ese sistema, sobre todo, en el ámbito laboral, es Hu Anyan (1979), quien en su más reciente libro, titulado “Yo entrego paquetes en Beijing”, platica sobre sus duras experiencias. De dicha obra, ofrece una reseña y entrevista al escritor, la periodista Xiaomei R. Wang, publicada por el portal digital Wired, en un trabajo titulado “’Sudaba tanto, que nunca necesité orinar’: la vida en la esclavizante economía de aplicaciones”, al que agrega como introducción que “en su más reciente memoria, traducida al inglés, Hu Anyan captura el trabajo brutal y la tranquila gracia de la vida, al margen de la explosiva industria china del comercio electrónico” (ver: https://www.wired.com/story/made-in-china-i-deliver-parcels-in-beijing-author-interview/).

Abre el artículo una fotocomposición de trabajadores que cargan paquetes para surtir órdenes hechas por línea, en un área de carga y descarga, en Beijing.

Wang inicia con la frase de “frecuentemente, el sudor goteaba por mi espalda, dentro de las primeras dos horas de mi turno, y no pararía de escurrir hasta la mañana siguiente. Sudaba tanto, que nunca tuve la necesidad de orinar”. Dice Wang que “me puse a leer su libro durante otra inusual ola de calor, en Tianjin, cuando casi todos preferimos quedarnos en casa, excepto por los sufridos, incansables repartidores, cuyos servicios tienen gran demanda justamente cuando las temperaturas suben tanto”.

Dice Wang que los libros de Hu se han vuelto ya virales, pues habla de cómo China se ha ido desenvolviendo rápidamente en su economía, hasta convertirse en la segunda economía mundial que es actualmente, pero a la par de sobrexplotar a millones de trabajadores. “Seguramente sus experiencias en los almacenes de tiendas como Taobao serán muy familiares a los trabajadores estadounidenses, como los turnos nocturnos, tomar una bebida después del trabajo, tener discusiones, pasar contrariedades, confrontar diferencias entre grupos de trabajadores o tener que empacar artículos en bolsas de polipropileno”.

Wang le preguntó sobre cómo es que se volvió un afamado escritor, luego de su paso por la cultura del conformismo, y su visión del trabajo y la libertad.

Dice Hu que cuando trabajó entregando paquetes en Gaungdong, “entraba a las siete de la mañana y no paraba hasta entregar todos los paquetes, incluso si eran las dos o tres de la mañana o regresar los que no se habían entregado. Sí, en ese pequeño lapso, apenas si podía dormir, no podía hacer otra cosa, escribir o leer. Cuando en mi libro anoto que leí a Ulises de James Joyce (1882-1941) o El hombre sin cualidades, de Robert Musil (1880-1942),, fue porque no estaba trabajando. Me hubiera sido imposible hacerlo de haber estado trabajando. Todavía la tienen más fácil los repartidores de comida, pues sólo trabajan medio tiempo y no tienen que cumplir un horario fijo”.

Eso comprueba lo explotados que están los trabajadores chinos que trabajan como obreros o repartiendo cosas (ver: https://www.rfa.org/english/news/china/workers-labor-rights-wages-oxen-horses-10022024163703.html).

Algo muy importante que señala es sobre la tendencia que se está dando, incluso en China, de ir sustituyendo a la gente con robots, “que en el caso de los repartidores, no están muy preocupados de que puedan ser sustituidos, es difícil, pero los que sí están nerviosos son los que se dedican a labores administrativas. A ellos, sí, los robots y la Inteligencia Artificial los pueden sustituir. Además, por lo que observo, en China, el gobierno verá si la adopción de robots es ventajosa, si la mayoría de la sociedad se beneficia, porque si sólo se beneficia un diez por ciento, entonces, no tiene caso que se generalicen los robots”.

Muy acertado lo que dice Hu, porque, además, si este sistema está buscando sustituir a más y más gente con Inteligencia Artificial y con robots, se estaría deshaciendo de los necesarios consumidores, tan indispensables para un sistema que requiere que se compre todo lo que produce. Si ya, de por sí, se producen las crisis por la actual sobreproducción (hacer más de lo que la sociedad puede consumir), sustituyendo a más y más gente con robots o IA, tales crisis se agravarán.

Y es verdad que los trabajadores manuales (los llamados blue collar workers), son los que actualmente menos deben de temer, pues empresas como Amazon, están despidiendo y sustituyendo con IA sólo a los administrativos (los llamados white collar workers), pues sus labores no requieren esfuerzos físicos (ver: https://fortune.com/2025/10/29/amazon-layoffs-ai-middle-managers-robots-factory-workers/).

También habla del creciente problema de que graduados o graduadas de universidades no hallan los trabajos correspondientes a lo que estudiaron. “En donde trabajé de repartidor, varios tenían una carrera, pero no les quedaba de otra, más que trabajar entregando paquetes”.

En efecto, un creciente problema en todo el mundo, que por eso ya muchos no quieren estudiar una carrera universitaria pues al terminarla y hasta incluso titularse, no hallarán trabajo o uno sin relación y con muy bajo salario. Por eso, muchos jóvenes prefieren estudiar una carrera técnica, que les permitirá tener un empleo, muchas veces, hasta mejor pagado que el que podrían haber conseguido con un título universitario (ver: https://www.youtube.com/watch?v=2v9sgkL87-s).

Y acerca del conformismo en la vida, dice que las generaciones de los 1970’s y 1980’s, trabajaron cuando China era una economía de planificación central, “entraban a un empleo y allí estaban toda la vida, le fuera bien o no a la empresa, no tenían que preocuparse. Pero a partir de los 1990’s, cuando ya China abrazó al capitalismo, el principal cometido era hacer dinero y por eso, todos competían contra todos. El cambio fue brutal. Pero en la actualidad, como los jóvenes tienen una vida más tranquila, gracias a sus padres, se conforman con lo que tienen y ya no les interesa tener dinero. Muchos, ni siquiera se preocupan por trabajar y consideran un gasto de tiempo competir por un trabajo”.

En efecto, quizá es por eso que muchos han emigrado de China a lugares naturales, tranquilos, en contacto con bosques, con zonas rurales, en donde prefieren sembrar o criar cerdos, como en el caso de Xiong Yidan, de 30 años, que pasó de ser una ejecutiva de criptomonedas a una granjera en Tailandia (ver: https://www.theguardian.com/world/2024/apr/13/the-chinese-emigres-leaving-the-pressures-of-home-for-laid-back-chiang-mai).    

Y también refiere Hu que la libertad es personal. “No tienes libertad trabajando ochenta horas a la semana y compitiendo por tener mucho dinero. Porque nada ganas trabajando en Foxconn, armando celulares. Sólo haces una parte del proceso, pones un tornillo, armas esta parte y así, te la pasarás los próximos 10, 20, 30 años, manteniendo a tus padres y a tu familia. Y si ya no puedes, te sustituyen, sólo eres una herramienta, una navaja, un martillo, un desarmador. No te consideran una persona con un alma, con emociones, con juicio, una persona viviente. Por eso, la libertad a la que me refiero en el libro, como dije antes, es la personal, es la que tú te das fuera del sistema. Cuando fui despedido en el 2019 de la empresa de paquetería, mis ahorros eran de 100,000 yuanes ($259,434 pesos), no mucho, pero decidí que ya no trabajaría más y que me pondría a escribir. Porque si nada más andas buscando subir y subir materialmente, nunca serás libre, vas a tener que invertir más tiempo y más energías para hacer sólo dinero”.

Totalmente de acuerdo con su visión. El trabajo, de por sí, es esclavizante, pero si, además, lo vemos como una forma de tener mucho dinero, casas, autos, ropa cara… en efecto, nos esclavizaremos todo el tiempo.

Y a Hu, le ha ido bien con su tarea como escritor. Digamos que es libre.

Un conocido que tiene una cremería en un mercado, gana mucho por día, más de diez mil pesos diarios.

Pero nunca descansa, ni siquiera en fechas festivas, como el 25 de diciembre o el primero de enero. Incluso, ni durante la pandemia cerró, a costa de arriesgar su salud. “Es que no puedo dejar de vender”, siempre me dice cuando le digo que se tome unas vacaciones. “No puedo”, es su frase.

Pero una vez le comenté que “entonces, ¿cuándo va a empezar a vivir?”

Porque, como dice Hu Anyan, la vida, la libertad, sólo se consigue cuando nos despeguemos de la búsqueda material.

De todos modos, cuando morimos, nada nos llevamos, absolutamente nada, ni la ropa con que nos entierren.

Pero lo que sí nos llevaremos en nuestro espíritu, será la satisfacción de haber vivido y hecho lo que más nos gustó.

 

Contacto: studillac@hotmail.com