Afganas a punto de parir mueren porque no hay hombres que las acompañen al hospital, que es obligatorio
Por Adán Salgado Andrade
Afganistán, país de poco más de 40 millones de habitantes, que estuvo ocupado durante veinte años por Estados Unidos, actualmente está regido por los talibanes, un grupo de tipos ignorantes, machos y misóginos, que no tienen la más mínima idea de cómo gobernar un país, al que sólo subieron al poder por el empleo de las armas. Luego de la retirada de Estados Unidos, tuvieron que recontratar a despedidos tecnócratas para que rescataran al país (ver: https://adansalgadoandrade.blogspot.com/2021/10/los-talibanes-tuvieron-que-recontratar.html).
Poco es lo que produce, como ladrillos, textiles, jabón, muebles, zapatos, fertilizantes, ropa, alimentos, bebidas, agua mineral, cemento, carpetas tejidas a mano, gas natural, carbón y cobre. Pero mientras sus exportaciones son de unos $1,476 millones de dólares, mdd, sus importaciones son más de cuatro veces las de aquéllas, montando a $6,983 mdd. Lo que más importa son alimentos, sobre todo, harina de trigo, además de que por el lamentable estado de su economía (culpa de la invasión estadounidense y la falta de capacidad de los talibanes para administrar, además de que se le ha sometido a sanciones, pues no se les reconoce como “gobernantes”, porque derrocaron al, digamos, gobierno legítimo anterior), recibe algo de ayuda del exterior, principalmente por razones humanitarias (ver: https://www.cia.gov/the-world-factbook/countries/afghanistan/#economy).
Aun así, los talibanes están actuando de una manera misógina y machista contra sus mujeres, las que son casi la mitad de la población, unas 19.82 millones, con lo que el control poblacional se les facilita a aquellos brutos, por una serie de medidas estúpidas que las tienen sometidas y aterrorizadas. Cotidianamente, son golpeadas, violadas, esclavizadas y asesinadas, sin que “autoridad” alguna busque detener tantas graves infamias (ver: https://adansalgadoandrade.blogspot.com/2024/07/las-esclavizadas-violadas-golpeadas-y.html).
Por si no bastara, por una absurda ley que les prohíbe salir a la calle sin acompañantes varones, muchas que están por parir o muy enfermas, mueren, pues no tienen chaperón que vaya con ellas al hospital. Es lo que expone el artículo de The Guardian, titulado “’Les rogué, pues mi hija se moría’: cómo las reglas de los acompañantes varones están matando a madres y a bebés”, firmado por las reporteras afganas Sana Atif, Freshta Ghani, Ruchi Kumar y Zuhal Ahad, quienes subtitulan su trabajo afirmando que “la necesidad de las mujeres de ser acompañadas por un hombre, en la calle, está bloqueando el acceso al cuidado de la salud y contribuyendo a crecientes índices de mortalidad, señalan expertos” (ver: https://www.theguardian.com/global-development/2025/apr/03/i-begged-them-my-daughter-was-dying-how-taliban-male-escort-rules-are-killing-mothers-and-babies).
Abre el artículo, la foto de una trabajadora de un hospital, de las pocas que tienen permitido hacerlo, que va llegando al lugar, cargando a su hijo pequeño y acompañada de su mahram, el obligado chaperón que tiene que acompañarla a todos lados. El “hospital”, se ve muy rústico, hecho de paredes de adobe, muy endeble.
La terrible historia que relatan es de Zarin Gul y su hija Nasrim, ésta, embarazada de ocho meses. Nasrim tenía otros siete hijos (una característica de los países pobres, la alta tasa de natalidad, pues al no tener otra cosa en qué distraerse, la sexualidad es primordial) y una noche, comenzó a sentir las contracciones previas al parto.
Como el esposo de Nasrim trabajaba en Irán, las dos mujeres estaban sin un hombre que las acompañara al hospital. Gul se arriesgó y pidió un bicitaxi para que las llevara al hospital. “Rogué para que no nos encontrara y parara una patrulla de los talibanes, pero mis oraciones no fueron escuchadas. Demandaron que porqué íbamos solas y les dije que porque mi hija se sintió mal de repente, pero, mintiendo, les aseguré que el chico del bicitaxi era mi sobrino, que él era nuestro protector. Sólo así, nos permitieron el paso. Pero cuando al fin llegamos al hospital, el bebé ya había muerto en su matriz, pues el útero se había roto. Como allí no podían atenderla, porque era grave, nos dijeron que teníamos que ir a otro hospital. Contraté otro bicitaxi y nos detuvieron otras dos veces, dejándonos paras porque otra vez mentí de que el conductor era mi sobrino y nuestro protector. Pero cuando llegamos, ya también era muy tarde para mi pobre hija y murió allí”, relata, llorando desconsolada, Gul.
No es posible que por la inflexibilidad de esos brutos, aplicando su maldita ley, Nasrim haya muerto. Como dije, no saben gobernar, no entienden de razones, son simples guerrilleros que sólo saben ordenar y mandar por el uso de la fuerza. Por eso, como señalo arriba, resulta muy conveniente el sometimiento de las mujeres, pues así controlan fácilmente al cincuenta por ciento de la población.
“Se ha comprometido y borrado el sistema de salud maternal y para los niños, por las draconianas políticas de los talibanes hacia las mujeres. El rehusarse a que viajen a los hospitales sin acompañante, combinado con altas tasas de matrimonio juvenil, pobre acceso a cuidados de salud, caminos inseguros y que se reniegue de la salud de las mujeres (las han de ver como poca cosa), son factores que contribuirán al incremento de muertes por maternidad en Afganistán, señalan agencias de la ONU”, escriben las reporteras.
Si de por sí, antes de que volvieran a regresar esos machos misóginos, el sistema de salud era malo, pues las muertes por maternidad eran el triple del promedio global, “de acuerdo con el Banco Mundial”.
“Señala un reporte de la OMS (Organización Mundial de la Salud) que 24 madres y 167 menores mueren todos los días en Afganistán por causas prevenibles. Se estima que más de 20,000 comunidades en todo el país, carecen de un sistema de salud básico, lo que afecta a 14 millones de habitantes”.
Sí, la invasión estadounidense, ni siquiera logró que Afganistán se desarrollara decentemente. Sólo se usó como una forma de presencia en la región, para contrarrestar a países como Irán o Pakistán, con los que Estados Unidos no mantiene buenas relaciones. El dato de que incluso antes de la reentrada al poder de los talibanes, la tasa de mortalidad por maternidad era tres veces el promedio mundial, dice mucho.
Agregan que se estima que para el 2026, de seguir iguales las cosas, las probabilidades de que una mujer muera al dar a luz, se incrementarán 50 por ciento, terrible. ¡Y en pleno siglo veintiuno!
En un hospital de Kandahar, el Mirways, sus empleados, señalan que muchas mujeres llegan muy tarde para la atención, como Nasrim. “Al preguntarles porqué, dicen que porque no tenían quién las acompañara. Por esa razón, el año pasado, murieron más de 800 mujeres y más de 1,000 recién nacidos allí”.
Otra foto, muestra a una partera, muy joven, de 22 años, ayudando a una mujer a dar a luz a una niña. Esa pobre bebé, no sabe lo que le espera, en el infierno en que nació y vivirá.
Varias mujeres que entrevistaron las reporteras, les comentaron que alguna familiar había muerto por circunstancias similares. “Mi hermana, no tuvo atención médica por su enfermedad y murió, pues no hubo quién la acompañara un día que se puso muy grave”, comenta una.
Pero justo por eso, es que mueren muchas, tanto embarazadas, así como enfermas de algún mal, pues por la estúpida restricción, sólo acuden al doctor ya cuando se están muriendo.
Otro problema es que como se ha prohibido que las mujeres trabajen, ya varias doctoras han renunciado y hasta han abandonado Afganistán, lo que reduce todavía más al personal médico.
Una de ellas, la doctora Sima (su nombre fue cambiado, para que no tuviera repercusiones), dice que a pesar de la represión, prefirió quedarse, junto con su marido, que también es doctor ”pues los dos sentimos que nuestra obligación es estar con nuestra gente”. Qué bien que prive en ellos el samaritanismo y la nobleza, a pesar de todos los inconvenientes, incluso, de que algún día, por cualquier razón, fueran acusados de algo y aprehendidos y torturados.
Son mayoritariamente parteras las que ayudan a las mujeres a dar a luz. Pero ellas también tienen muchos problemas, pues, como señalo arriba, en referencia a la foto, deben de llegar a sus trabajos acompañadas y vestir ropa que sea “islámica”, según exigen los talibanes, consistente en largas túnicas, que no son convenientes ni cómodas para trabajar.
Refiere una de ellas que un día “entraron los talibanes al hospital, a una sala en donde sólo se permiten mujeres. Pero a esos hombres no les importa. Arrestaron a tres compañeras, que porque no vestían convenientemente, que sus túnicas debían de ser más largas. Y no las soltaron, hasta que firmaron un papel en el que aseguraban que vestirían más islámicamente”.
Así que, como se ve, por todo las castigan, por no vestir bien, por trabajar, por salir sin chaperón.
Pero, lo peor, es que las dejen morir, si están enfermas o embarazadas.
Quizá porque, como llegan solamente a morirse, para que haya alguien que las vea fallecer y les dé la bendición de Alá.
Es otra forma de mendaz ultraje a las mujeres.
¡Malditos machos misóginos, asesinos!
Contacto: studillac@hotmail.com