La estructura mafiosa de los poderes
fácticos
por Adán Salgado Andrade
En 1954, los periodistas
estadounidenses Sid Feder y Joachim Joesten publicaron el libro “The Luciano Story” (La historia de
Luciano). Esta obra fue la secuela de otro también muy exitoso libro “Murder Inc.” (Crimen S A, escrito por
Feder y Burton Turkus), en donde los autores analizaban la forma en que la
mafia operaba en los Estados Unidos, la cual estaba tan bien estructurada, que
hasta formó una organización que dichos autores dieron en llamar, irónicamente,
la Coalición Nacional del Crimen (National
Crime Syndicate) o La comisión,
como los capos la bautizaron. Uno de los directores
que, justamente, dio pie para la organización de la criminal “coalición”, fue
Lucky Luciano, quien pasara a la historia como uno de los gánsteres que desafió
a las leyes estadounidenses en muchos rubros, siendo muy difícil su captura,
pues siempre la “falta de pruebas” que lo ligaran directamente con sus ilegales
actividades, eran la causa de que, durante treinta años, se condujera como un
hombre libre por las calles neoyorquinas.
Precisamente su figura llegó a
ser tan importante por el control que ejerció dentro del mundo de la
criminalidad, ilegales negocios, extorsiones, prostitución… que por ello, Feder
y Joesten decidieron escribir una especie de biografía de Luciano, enfatizando
su vida como capo, más que la que llevó como un “hombre común”, que no lo fue,
como veremos (el libro que analizo es de 1956, publicado por la editorial Popular Library de Nueva York).
Particularmente es interesante
el análisis que se hace en el libro de la figura de Luciano, pues muchas de sus
tácticas y actividades mafiosas
tienen tanta actualidad que, al leer sus páginas, no deja de sorprender la
similitud con que los actuales poderes fácticos económico y político, no sólo
nacionales, sino planetarios, se conducen, muy al estilo de la Coalición
Nacional del Crimen. En nuestros días, los llamados “gobiernos”, no son más que
mafias que concentran el poder y que junto con los, igualmente mafiosos,
barones del dinero y corporaciones, imponen medidas lesivas para los ciudadanos
de un país, pero que son altamente lucrativas para sus intereses y sus
mezquinos negocios. No les importa dañar a personas o medio ambiente, con tal
de satisfacer a sus anchas sus egoístas pretensiones.
Justo como, en su momento,
hiciera Luciano.
Los orígenes de quien sus
socios criminales llamaban, con toda razón, “El Jefe” (The Boss), son increíbles. Luciano, nació en 1897 en Italia, en
Sicilia, entre montañosa orografía, en la que pululaban la miseria y los
bandidos. Ya el capitalismo salvaje y su historia de estragos, tenían sumida en
el desempleo y la pobreza (como siempre ha sido), a tres cuartas partes de la
población europea (y así sigue estando, no sólo Europa, sino todo el planeta,
más ahora, en medio de otra profunda crisis). Italianos, franceses, ingleses,
polacos, austriacos… y muchas otras nacionalidades, veían la migración a los
Estados Unidos como su única salvación y hacia dicho país se iban, en la
búsqueda de una vida mejor, en lugar de la tristeza y sufrimientos que dejaban
en su tierra natal. El padre de Luciano, Antonio, un sobreexplotado minero de
azufre, decidió hurgar mejor suerte en la tierra
prometida. Reunió los ahorros de toda su vida y, cuando Luciano tenía nueve
años, a principios de 1907, desembarcaron en Nueva York.
Estados Unidos (EU) atraía no
sólo a europeos, sino a muchos otros inmigrantes de todo el mundo, pues debido
a su notable crecimiento industrial, había ido desplazando a las industrias
locales de otros países, como Inglaterra, por ejemplo, lo que había ido
debilitando sus respectivas economías y por tal motivo, el ejército de pobres
desempleados había crecido bastante y debido a eso se iban allá, a que el
causante de sus problemas, les diera una vida mejor (justo, en estos momentos,
el éxodo de centroamericanos y mexicanos, por ejemplo, a EU, debe de
comprenderse como una consecuencia de la desindustrialización provocada por el
capitalismo salvaje estadounidense, el cual, en su afán expansionista, ha
acabado o mermado considerablemente a la industria y economía locales (Irónicamente,
en la actualidad, EU también está en proceso de desindustrialización. Ver mi
artículo: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2014/05/decadencia-y-desindustrializacion-de.html).
Sin embargo, no fue un lugar paradisiaco el que hallaron Luciano y su
familia en Nueva York, sino una pocilga urbana, en donde en hacinadas
vecindades verticales, familias de diez debían de acomodarse en cuartuchos que
eran para cuatro personas originalmente y en donde bastaba asomarse a la
“ventana” de tal ingente habitación para mirar el otro cuarto, ver a mujeres amamantando
o a parejas copulando.
A pesar de su origen humilde, The Boss logró sortear cuanto obstáculo
se interpuso en su criminal camino. Tuvo un muy breve intento de convertirse en
respetable ciudadano, cuando entró a trabajar a una fábrica de sombreros,
laborando diez horas diarias, seis días a la semana, ganando apenas siete
dólares, pero cuando la primera vez que apostó, obtuvo en menos de dos horas
$244 dólares, se olvidó de la respetabilidad e inició su carrera gansteril.
Luego, a los 14 años, comenzó a distribuir droga para hampones locales. De
allí, tuvo un obligado ingreso a la cárcel, que era vital para cualquier hampón
que deseara, verdaderamente, graduarse
como criminal de las grandes ligas. Y, así, siguiendo con sus “triunfos”,
le fueron llegando distintos ilícitos giros. Uno de ellos, la llamada prohibición, una absurda medida para
evitar la venta y distribución de bebidas alcohólicas (que se instituyó, entre
1920 y 1933, por los niveles tan altos
de alcoholismo a los que se había llegado en EU) y que al volverse ilegales, constituyeron un excelente negocio para distintos grupos
de capos, los que no sólo destilaban bebidas etílicas, sino que lo distribuían
en cantinas y cabarets, obviamente que a precios mucho más elevados que si
tanto alcohol hubiera sido legal. Justo lo que pasa ahora con las “guerra
contra las drogas”, emprendida, principalmente, por EU, como veremos más
adelante.
Así, Luciano llegó a acumular
una fortuna para su tiempo, llegando a obtener ingresos calculados,
conservadoramente hablando, entre 500 mil a un millón de dólares de entonces
(entre seis y medio y trece millones en la actualidad) y, lo mejor, ¡sin pagar
impuestos, a menos que fuera realmente necesario! The Boss se daba una vida de verdadero rey, viajando en lujosos
autos, Cadillacs, sobre todo, viviendo en lujosas suites, en costosos hoteles o
edificios ubicados en barrios de prestigio, vistiendo elegantes trajes de lana
inglesa de $250 dólares cada uno y camisas de seda de $25 dólares, comiendo en
caros restaurantes de comida italiana… ¡ah¡, porque, eso, sí, nunca renegó de
su origen italiano y gustó, siempre que podía, de ingerir alimentos italianos.
Es aquí donde comienzan las
coincidencias con The Boss y
“prestigiosos” personajes de la actualidad (y no precisamente
narcotraficantes), quienes se jactan de su “origen humilde o modesto” y
alardean que, a pesar de ello, son magnates.
Ahí estarían, por ejemplo, un George Soros, un Carlos Slim o un Chris Gardner
(en cuya supuesta vida se inspiró la cinta “En busca de la felicidad”).
Y si, además, hablamos de los
privilegios de los que gozan estos personajes y los negocios que los han hecho
millonarios, es indudable la comparación con Luciano, sobre todo porque evadía
impuestos y, en eso, decenas de empresas y de tales millonarios son expertos en hacerlo, pagando muy poco o nada,
llegando al cinismo de que ¡se les debe de regresar impuestos! (http://www.jornada.unam.mx/2007/04/23/index.php?section=economia&article=026n1eco).
Hablando de los “logros” de
Luciano, Feder y Joesten son bastante agudos, pues presentan todos los ámbitos
en los que se desenvolvió The Boss.
Justo, uno de ellos, es la inmersión en la política que tuvo Luciano. Señalan
aquéllos que “Tómese como un hecho que tanto demócratas, republicanos o
independientes, todos eran infiltrados por el criminal inframundo”. Por
ejemplo, en una elección “demócrata” local, en el neoyorquino distrito de
Tammany, Luciano ejerció y tenía tanta influencia, que logró imponer a uno de
sus amigos, Albert C. Marinelli, también de mafiosas actividades. El
contendiente, Harry C. Perry fue amenazado por dos matones, quienes llegaron a
su despacho días antes de la elección y colocaron sobre su escritorio dos
sendas pistolas, amenazándolo con que “Usted tiene esposa e hijos, ¿no? ¿Le
gustaría verlos flotando en el río, sólo porque usted quiere ganar? Pues
recuerde que Marinelli debe de ganar,
ok?”. Al día siguiente, Perry renunció.
Acerca de ello, Feder y
Joesten señalan que “Más insidiosa que todo ha sido la corrupción
gubernamental. En esto, la Mafia se especializó. Tan terrible y poderosa ha
sido la malévola invasión que alcaldes, gobernadores y representantes nacionales
han sido involucrados. Las pistas conducen justo a la Avenida Pensilvania, precisamente en la entrada del edificio
blanco que se muestra como el símbolo de la Democracia” (subrayado mío).
De hecho, fue gracias a una
especie de cónclave gansteril, el
cual se decidió por dar su apoyo a los candidatos demócratas por la
presidencia, en 1932, Franklin D. Roosevelt y Al Smith, que el primero fue,
finalmente, electo. Vaya si son agudos los tenaces periodistas en sus
señalamientos, pues si eso sucedía entonces, en los años 1930’s, justo en la
actualidad se sigue dando la influencia de “grupos de poder” (ahora, ya no les
llaman mafias, pero actúan justamente como tales) durante las campañas
“presidenciales”, quienes hacen “donativos” ya sea a demócratas o a
republicanos, con tal de que sus mezquinos intereses sigan intactos, a pesar de
las “leyes” existentes o las que estén por venir (http://www.jornada.unam.mx/2014/04/07/opinion/028o1mun).
Y si nos referimos ahora a
México, la comparación con la corrupción “gubernamental” que ejercían los
capos, queda, pero si a la medida. De por sí, como menciono antes, ya los
propios “gobiernos”, son, en sí mismos, simples mafias (por ello, ya no empleo
la palabra “gobierno”, pues es, realmente, una disonancia lingüística). Aquí,
es tan clara la relación entre la mafia en el poder, conformada por todas las
agrupaciones “políticas”, y el llamado “crimen organizado” que está por demás
pensar en lo contrario. Por ejemplo, se dice que Felipe Calderón tenía nexos
con el cártel de Sinaloa, presidido por el Chapo Guzmán (http://numerof.org/el-posicionamiento-de-epn-el-gobierno-de-felipe-calderon-protegia-al-chapo/).
Más aún, la así llamada
Familia Michoacana, asegura que hizo “donaciones” a la campaña del mismísimo
Peña Nieto (http://revoluciontrespuntocero.com/el-chapo-financio-campana-de-pena-nieto-asi-que-algo-salio-mal-para-que-rompieran-phil-jordan-ex-jefe-dea/).
Peña Nieto, además, hay que
decirlo, se impuso fraudulentamente a López Obrador, empleando tácticas tales
como compra de votos, a cambio de despensas y tarjetas de Soriana (http://www.jornada.unam.mx/2012/07/03/capital/033n1cap).
También se emplearon padrones
adulterados, intimidaciones (a campesinos, se les amenazó con que si no votaban
por el PRI, les quitaban todo tipo de ayuda) y todas las truculentas
maquinaciones que esa mafia política desde siempre ha empleado. Pero, además,
era vital para las mafias políticas y empresariales que la mafia priísta se
hiciera con el poder, pues ya se traían entre manos todas las imposiciones que
hemos estado aquí pasivamente presenciando y que, finalmente, sólo significan
muy buenos negocios para todo ese conjunto de capos políticos y empresariales (ver:
http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2013/09/decadencia-neoliberal-automatas.html).
Mencionaba arriba que uno de
los muy lucrativos negocios para los capos estadounidenses en los años 1930’s
era comerciar ilícitamente con el alcohol, pues, al ser ilegal, las ganancias
eran altísimas. Lo peor era que se producía más alcohol durante la prohibición,
que en tiempos normales, digamos (ver la cinta Lawless, estelarizada por Gary Oldman, basada en hechos verídicos,
sobre cómo era la forma en que mucha gente destilaba sus propias bebidas
alcohólicas y cómo el “gobierno” corrupto de entonces, exigía una tajada de sus
negocios, a cambio de permitirles seguir operando, de lo contrario, “aplicaba
la ley”: http://en.wikipedia.org/wiki/Lawless_%28film%29).
Pues aquí, de nuevo, la
comparación con lo que sucede actualmente es más que vigente, porque si las
drogas ilegales como la cocaína, la
heroína, la mariguana (que ya es legal en países como Uruguay o en algunos
estados de EU), se legalizaran, bajaría enormemente su precio, tanto, que quizá
ya no sería el excelente negocio que
es actualmente y que permite, no sólo que los narcos (modernos gánsteres), vivan en la opulencia por las
ganancias obtenidas, sino que “respetables” banqueros también participen de tal
riqueza al ser simples lava-dólares del narcotráfico. Por ejemplo, se calcula
de que más de la mitad del dinero que deja el narcotráfico se lava, justamente
por “honorables” instituciones de Wall Street. Y se estima que el narcotráfico
es un negocio que está entre los 400,000 y 800,000 millones de dólares anuales,
así que, no queda duda que deben de seguir siendo ilegales las drogas, muy a
conveniencia, sobre todo, de Estados Unidos, beneficiado doblemente, tanto por
el lavado de dólares, así como porque la llamada “guerra contra las drogas”,
también le deja muy buenas ganancias (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2007/11/especulacin-y-narcotrfico-nuevos_21.html).
Otro muy buen negocio que le
daba excelentes dividendos a Luciano era el juego y las apuestas. Controlaba
casinos, carreras de caballos, apuestas de poca monta (numbers trade, que eran como una suerte de loterías locales e ilegales, que se guiaban por las terminaciones
de la lotería “legal”. Participaban obreros y gente de escasos recursos),
máquinas tragamonedas… y así. También las peleas de boxeo eran muy lucrativas.
En esta actividad, incluso, Luciano era dueño
de boxeadores, muchas veces de ambos contendientes, con tal de no perder nada.
Y eso también se puede
comparar con la actualidad, pues hasta en los llamados “eventos deportivos” hay
muchas veces trampas y arreglos “por debajo del agua”, con tal de que gane tal
o cual deportista o equipo, así como las apuestas que se hacen a su favor (http://www.sportaccord.com/en/news/publication-of-an-international-study-sports-betting-and-corruption-how-to-preserve-sports-integrity-0-15908).
Particularmente sobre las
apuestas, señalan los autores que “Cualquier empresa que pudiera hacerse con el
dinero de los tontos, se convertía en un excelente negocio. Un reporte oficial
reciente estima el ingreso, tan sólo de las máquinas tragamonedas en dos mil
millones de dólares, de los cuales cuatrocientos millones son para pagar
protección. Los records de Frank Erickson (un gánster de las apuestas de
entonces), muestran que él tenía cuentas bancarias por treinta millones de
dólares, tras haber operado doce años. Las cuentas bancarias de Dutch Schultz
(otro gánster, quien operaba en el Harlem), ascendían a veinte millones de
dólares”.
También los juegos y casinos,
esos negocios para arrebatarles el dinero
a los tontos, como bien se referían Feder y Joesten a ellos, siguen vigentes
en todo el mundo, sin importar, además, el problema social que la ludopatía, el incontrolable deseo de
seguir y seguir apostando, ocasiona, pues los ludópatas pierden frecuentemente
todo su capital.
En algunos países, justo como
EU (en dónde más), el juego es legal.
Pero en otros, como aquí, en México, aunque no son “legales” del todo los
“casinos”, se les tolera, claro, siempre y cuando los dueños paguen sus dádivas
a la mafia en el poder en turno. Por ejemplo, los casinos que operaba Jorge
Rojas Cardona, “tolerados” desde el mafioso calderonismo, fueron clausurados
por la actual mafia priísta por no estar “regularizados”. Justo en conversación
que tuve con un empleado de uno de los cerrados casinos, me comentó que la
razón fue que tal empresario “no le quiso entrar con la cuota exigida por los
priístas” y por eso le clausuraron sus 26 casas de apuestas. En contraste,
casinos operados por una empresa española, como la empresa Codere (propiedad de
la familia Martínez Sampedro) continúan operando, como si nada. Dicha empresa
tiene “permisos” para operar 65 centros de apuestas “remotas”, como Sports
Books y Yak, Jakpot y Royal Yak. Además presume de poseer 94 salas de
“entretenimiento” que en conjunto “representan 19751 terminales de juego” (http://www.eluniversal.com.mx/nacion/205370.html).
Con el ejemplo anterior,
también podemos ver las complicidades mafiosas, entre los gánsteres que
controlan a México y los mafiosos casinos españoles. No sólo eso, sino que
decenas de empresas, también españolas, dominan buena parte de las actividades
económicas del país, tales como Repsol o Iberdrola, que van avanzando en el
domino de los sectores energético y eléctrico, en total contubernio con las
sucesivas mafias en el poder, sean priístas o panistas, las únicas que hasta
ahora han dominado a este saqueado país. Esto ha conllevado a una suerte de neoconquista española (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2014/06/la-neoconquista-espanola.html).
También Luciano le entró a la
prostitución. En principio, lo dudó, pues consideraba que sólo los mafiosos más
ruines y de poca monta podían explotar a una mujer, pero cuando sus negocios de
apuestas comenzaron a ser golpeados por las “autoridades”, buscó una
alternativa que le permitiera que no mermaran sus ingresos. Esa fue, justo, la
prostitución. Y fue tan eficiente, que para 1935 no había una sola prostituta,
ni un solo burdel, ni un solo proxeneta que operara por su cuenta, pues todos
debían de pagar una “cuota semanal”. Y eran tan rígidos en sus extorsiones
hacia los burdeles que, de no cumplir con los “pagos”, los pistoleros llegaban,
destruían el local, golpeaban a propietaria y prostitutas y lo cerraban.
Eso, lo de la irrupción y
destrucción de negocios de todo tipo, recordaría otro hecho que sucede en el
país, como, por ejemplo, el de las bandas criminales que se presentan en muchos
estados del país, como en el estado de México, en el municipio de
Netzahualcóyotl, a “vender” protección, incluso con el contubernio de la
policía local y comerciante que no lo haga se arriesga a que su local sea
incendiado y a él lo maten (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2012/04/final-de-otro-sexenio-panista-mas.html).
En cuanto al control de la
prostitución por Luciano, en toda esa cadena de extorsiones que se impuso, las
prostitutas eran las más explotadas, pues de ganar, muchas de ellas, hasta
cuatrocientos dólares por semana (trabajaban hasta doce horas diarias y tenían
entre 20 y 30 clientes por día, a los que se les cobraba dos dólares por
cabeza), pero, por tantas extorsiones y “pagos” – desde la dueña del burdel, la
“cuota” de la mafia, comidas, alojamiento… –, apenas si les quedaban 50
dólares. Y las que vivían con algún “amante” estafador, debían de darle esos 50
dólares o eran golpeadas.
Actualmente, existen ejemplos
recientes de explotación sexual por parte de “respetables funcionarios”, como
el del proxeneta Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, que trabajaba como “dirigente”
capitalino del PRI (http://www.insurgentepress.com.mx/apapacha-pri-a-gutierrez-de-la-torre-presunto-proxeneta/#.U-geAqM-fgk).
O el caso del así llamado “gober
precioso”, quien consintió las actividades de una red de pederastia operada por
Kamel Nacif. El “gober” sigue como si nada
Y no sólo eso, sino que muchas
de las sexoservidoras deben de pagar “cuotas” a corruptos policías con tal de
seguir realizando su actividad
Así que el espíritu de Lucky
Luciano también allí está más que presente.
Quizá una de las aportaciones
más importantes de Luciano sea la de haber organizado en la ya mencionada Coalición
Nacional del Crimen a tanto mafioso que operaba por su cuenta. “Miren, no se
trata de que me meta en sus negocios, nada de eso, sino que nos organicemos,
que formemos un coalición, una organización para ayudarnos, para tomar decisiones.
Así, si yo necesito ayuda de ustedes, me la piden, si ustedes me necesitan, con
gusto les ayudo, y así, pero sus negocios son intocables, siguen igual y hasta
pueden prosperar”, señalan Feder y Joesten que fue la manera en que Luciano les
explicó cómo debían de organizarse en el futuro si deseaban sobrevivir, sobre todo
porque los golpes por parte de las “autoridades” a sus negocios cada vez eran
más frecuentes. Agregan en otro párrafo que “Dejemos que todos los jefes se
sienten en un panel, una sociedad de Directores, para manejar las cosas. Ningún
sacrificio tendría que hacer ninguno de los jefes, todos tendrían el mismo
nivel de autoridad. La sociedad podría arbitrar las disputas internas,
establecer políticas y gobernar en cualquier cosa que requiriera una
negociación interna de todas las corporaciones mafiosas”.
Vaya, pues los mafiosos
adoptando un organigrama empresarial. O ¿será lo contrario? Todas las empresas,
justo cuando se desarrollan, llegan a una estructura similar, en donde el o los
directores determinan las políticas a seguir de la compañía, sean legales o no.
Incluso, toman decisiones muchas veces lesivas para la empresa y los
accionistas, pero muy buenas para ellos. Tómese el caso de la empresa Enron,
que por malos, mafiosos manejos de su director (CEO) Kenneth Lay, se fue a la
ruina
O lo que hizo Bernard Madoff,
que llevó a perder sus capitales a miles de inversionistas. Se calcula que unos
$68,000 millones de dólares (mdd) fue la cantidad defraudada. Lo que hizo
Madoff se considera como el mayor fraude financiero en la historia de EU.
Claro, pues, finalmente, ese país se jacta de ser el que cuenta con las mayor
actividad financiera mundial, o sea, que viven muchos estadounidenses del
capital parásito, el que es capaz, incluso, de destruir las economías de países
enteros, con tal de obtener altas ganancias. Esos “operadores financieros” son
hasta considerados héroes (un muy buen ejemplo cinematográfico de uno de tales
“héroes” es la cinta “El lobo de Wall Street”, dirigida por Martin Scorsese
basada en la vida de Jordan Belfort, un tramposo corredor de bolsa que hizo su
“riqueza” justamente con fraudes y trampas de todo tipo).
Incluso, podríamos hablar de
cárteles petroleros, un oligopolio de empresas, sobre todo las
angloestadounidenses (British Petroleum, Shell, Exxon), que se apoderan de las
reservas de crudo de los países que les permiten hacerlo (como aquí la mafia
priísta ya lo hizo) y que, además de rapiñarlas, destruyen el medio ambiente y
acaban con la economía de tales países (justo como aquí ya sucede).
Hablando de las imposiciones
energéticas que la prianmafia ha hecho ya, a todas luces se ve la relación
gansteril que aquélla sostiene con las depredadoras petroleras, sobre todo
anglosajonas, pues el permitir que exploten libremente ya el petróleo, sobre
todo el de las llamadas “aguas profundas”, así como que se practique el
peligroso y contaminante método del fracking para explotar gas natural de
esquisto, muestra los enormes intereses que hay detrás de ello, no sólo por las
abultadas ganancias que tales, mafiosas empresas generarán, sino porque el
control de lo que nos queda de petróleo y otros energéticos es vital para la
“seguridad energética” de EU y hasta de Europa. Justo detrás de la guerra civil
en Ucrania, hay fuertes intereses estadounidenses por controlar el gas natural
de dicho país. Como, supuestamente, EU ya aumentó considerablemente su
producción de gas natural gracias al contaminante y destructivo fracking (lo
cual no le importa), al “sancionar” a Rusia, sobre todo en sus exportaciones de
ese importante energético, EU pretende quedarse con ese lucrativo mercado, del
que Europa es la que más importa gas natural. Por ello tantas tensiones creadas
en Ucrania, pues tienen, finalmente una mafiosa
finalidad (http://www.teinteresa.es/autores/jesus_martin_tapias/Gas-natural-nuevo-EEUU-Rusia_0_1104491806.html).
También la permisividad que se
les está concediendo a las megaminas en nuestro país (y en todo el mundo), las
que ya controlan, depredan y destruyen una cuarta parte de nuestro territorio,
es evidencia de una complicidad mafiosa
O tomemos a la mafiosa empresa
Oceanografía SA, que a pesar de evidencias de corrupción, fraudes y malos
manejos, fue “rescatada” y podrá seguir operando (http://eleconomista.com.mx/diario-reforma-energetica/2014/06/03/aleman-se-quedan-oceanografia).
Los ejemplos de empresas
mafiosas operadas por directores o accionistas igualmente mafiosos, siguen
(aquí, las mafias telecomunicacionales de Televisa, TV Azteca y el emporio
Slim, deberían, en todo caso, seguir el modelo Luciano, con tal de que sus
“batallas legales” llegaran a buen arreglo).
Así que cabría preguntar, ¿quién
le copió a quién las mafiosas prácticas empresariales?
Sobre su vida personal,
Luciano era un tanto reservado. No gustaba de beber, contrario a lo que pudiera
pensarse, comía y vestía muy bien, como ya se ha mencionado, y, en su vida
amorosa, gustaba de relacionarse, sobre todo, con algunas “coristas”, no tan
famosas. Eso sí, nunca fue particularmente fiel a nadie.
Y llegamos a otra coincidencia
con mafiosos que dicen llamarse “presidentes”. Por ejemplo, los amoríos de Bill
Clinton con Mónica Lewinsky. O Nicolas Sarkozy, casado por segunda vez con una
famosa modelo, Carla Bruni. Más recientemente, el muy famoso ex gobernator, el señor Arnold Swachssenger,
a quien su esposa, María Shriver (nieta de John F. Kennedy), le pidiera el
divorcio porque aquel le fue infiel con una de las trabajadoras domésticas, la
señora Mildred Patricia 'Patty' Baena, con quien tuvo un hijo hace quince años.
Y no vamos lejos, los amores de EPN ya hasta merecieron un libro, lo que da
cuenta no sólo de lo mafiosos, sino lo frívolos que son los capos que nos
controlan (http://www.quien.com/espectaculos/2012/02/14/quienes-son-las-mujeres-de-pena-nieto).
Una “coincidencia” más con The Boss.
Algo aún más sorprendente es el poder que
tenía Luciano, incluso desde la cárcel.
Su impunidad terminó cuando las
decenas de prostitutas, “madams” y proxenetas declararon en su contra y
testificaron que, en efecto, The Boss
les hacía pagar cuotas por todo y si no lo hacían podían incluso morir
asesinados por sus matones. Eso llevó a Luciano, por primera vez a ser recluido
en una prisión de “máxima seguridad” de Dannemora, en el estado de Nueva York.
Su condena se fijó en un mínimo de 30 años y un máximo de 50.
Sin embargo, para su, digamos,
buena suerte, años después de que fue encerrado allí, estalló la Segunda Guerra
Mundial. Debido a ella, comenzaron a ocurrir sucesos fuera del control de los
militares estadounidenses. Uno de ellos fue que submarinos alemanes torpedeaban
frecuentemente embarcaciones tanto civiles, como militares estadounidenses. Tan
sólo durante los primeros cuatro meses de la guerra fueron hundidas 500
embarcaciones, sin contar las de los aliados. Incluso, fue torpedeado un
crucero francés el Normandie, que fue
incautado por Estados Unidos y que se acondicionó como embarcación auxiliar,
bautizándose como Lafayette. Ese barco
no estaba en altamar, sino anclado en el muelle de río Hudson. Además, en junio
de 1942, espías nazis llegaron a la localidad de Amagansett, en Long Island.
Esos significaba que los nazis debían de tener alguna clase de ayuda de espías
que operaban dentro de los Estados Unidos. No sólo espías, consideraron los
militares, sino mafiosos o gente a quien no le importaba la “lealtad”, con tal
de ganarse buen dinero. Esos submarinos, se especuló, debían de tener forma de
abastecerse, tanto de combustible – no podían viajar desde Alemania sin
recargar diesel –, así como de alimentos.
Por lo que se recurrió nada
menos que a la mafia y, en especial, a The
Boss, para contrarrestar esas traidoras operaciones, como fueron llamadas.
Por tanto, la marina, con pleno consentimiento de altos mandos militares,
navales, jueces, directores de prisión y “autoridades” involucradas, echó a
andar la Operation Underworld
(Operación Clandestina), que fue coordinada por un muy importante jefe naval,
el teniente comandante Charles R. Haffenden, quien ya había prestado muy
valiosos servicios de inteligencia durante la primera guerra mundial.
Y tras muchas dilucidaciones,
incluso, consultando a capos, todos llegaron a la conclusión de que el único
que realmente podía ayudar era nada menos que Lucky Luciano, pues su palabra,
era ley. Bastaba con afirmar que “El
Jefe lo dijo”, para que en el bajo mundo las cosas se hicieran. Cuando se le
planteó a Luciano, la única objeción que puso fue que su nombre no saliera a la
luz pública, pues al ayudar a Estados Unidos, era como ayudar al enemigo de
Italia, aliada con los nazis. Y si algún día regresaba allí, podrían “cocerlo a
balazos”. “No quiero que ninguna palabra de este arreglo salga de aquí”, exigió.
No se explican los autores
exactamente qué hizo, pues los archivos de la marina fueron borrados del mapa,
pero especulan que Luciano echó a andar toda su red del bajo mundo y, de esa
forma, se logró cortar toda la ayuda a los nazis. El resultado fue que durante todo
lo que operó la Operación Clandestina, el tiempo que restó a la guerra, no
volvió a haber un solo hundimiento de embarcaciones estadounidenses; así de
efectiva fue la actuación de The Boss.
La consecuencia de eso fue
que, Thomas E. Dewey, entonces gobernador de Nueva York, concedió un “armisticio”
a Luciano en 1945 por sus “servicios prestados durante la guerra”. Por cierto
que Dewey fue quien logró poner tras las rejas a Luciano, por el caso de las
extorsiones a prostitutas en 1936 (años atrás, la Coalición Nacional del Crimen
había decidido deshacerse de Dewey, debido a que andaba “pisándoles los
talones” en sus actividades clandestinas a varios de ellos, pero, irónicamente,
a recomendación de Luciano de que entonces “nos echaríamos encima a todos los
federales”, el asesinato nunca se llevó a cabo. Así que en eso, Luciano tuvo
una epifanía, podría pensarse).
Y, después de sólo nueve años
de prisión, se deportó a Luciano a Italia en donde, al no haber cometido allí
delito alguno, de acuerdo a las “leyes italianas”, se le dejó en libertad a los
dos días.
Esa acción “patriótica” de
Luciano, está muy en consonancia con la muy influyente actividad de los
narcotraficantes hoy día, pues muchos andan libres por la vida, operando como
si nada, hasta que, quizá las circunstancias que los colocan en esa
privilegiada posición, cambian. Por ejemplo, el famoso Chapo Guzmán, quien
varias ocasiones anduvo a “un pelo” de ser atrapado y nunca caía, sino hasta
hace poco. La pregunta obligada sería ¿por qué, de repente, sí cayó y no
antes?, ¿sería que ya no eran necesarias sus actividades, ni para la mafia en
el poder mexicana, ni para la mafia en el poder estadounidense?
No sólo eso, sino que algunos
analistas apuntan la idea de que los narcos son una especie de guerra sucia
estadounidense, destinada a crear una “insostenible” situación en el país en
donde operen, con tal de que ello justifique una militarización en la que,
incluso, Estados Unidos intervenga directamente, con fuerzas y asesores
militares, tal como hizo en Colombia o se está haciendo aquí (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2009/03/la-muy-oportuna-descomposicion-del.html).
Además, cuántas veces se ha
sabido que capos “muy peligrosos” son amnistiados en Estados Unidos a cambio de
que “cooperen”. Y si de mafiosos hablamos, aquí, Elba Esther Gordillo, la que
fuera líder vitalicia del malhadado SNTE, también cayó, casi al poco tiempo que
la mafia priista se hizo nuevamente del poder. Quizá también sus servicios ya
no fueron “necesarios”, pues ya esa mafia estaba precisamente en el poder, con
su guiñol EPN a la cabeza.
Un capítulo también
particularmente especial de El Jefe fue su estancia en Cuba, luego de su
deportación a Europa. Como Luciano odiaba todo lo que fuera italiano, trató de
cambiar su lugar de residencia. Eso fue en 1947.
Y a Cuba iban todos sus, así
llamados, lugartenientes (eso le
molestaba mucho, pues, decía en su mal inglés y su acento siciliano, “no soy
almirante, ni nada de eso, para que digan que tengo lugartenientes”). Le
llevaban de todo, principalmente dinero, además que le informaban cómo iban los
negocios en Estados Unidos, país que Luciano seguía considerando su tierra natal, a pesar de que nunca se
naturalizó (“¡Para qué, si de todos modos me hubieran deportado!”, se quejó al
ser entrevistado por Joesten, coautor del libro, de los contados periodistas a
los que Luciano consintió en dar entrevistas).
Y vaya si hizo muy buenos
negocios, pues durante su estancia en Cuba, además de que adquirió una lujosa
propiedad, logró meter en control a California, estado que aún no estaba bajo
control del Coalición. Quien se oponía férreamente a tal control era otro
famoso gánster, Bugssy Siegel, pues alegaba que él y sólo él, había metido
orden en California y que quería quedarse para sí las ganancias que esa
operación le estaba dejando. Más bien, lo que le dejó, por órdenes directas, muy lamentables, de Luciano, fue la
cabeza abierta de un certero balazo por uno de los matones de la Coalición. Hay
que resaltar aquí que los crímenes atroces no son sólo la marca de los capos
mexicanos (cuerpos destazados y quemados, por ejemplo). Ya los matones al
servicio de Luciano, asesinaban a palazos y picahielazos
a sus “enemigos”, sobre todo a los “soplones”, y luego, los desnudaban, los
tiraban a un lote baldío, los saturaban de gasolina y les prendían fuego.
Supongo que esas atrocidades han servido de inspiración
en las actuales, brutales ejecuciones
entre supuestos “narcos”.
Y se ve muy claramente que
Cuba, en ese entonces, además de estar a merced de lo que le ordenara
Washington, era nido de hampones, muchos de los cuales hacían buenos negocios
allí, controlando casinos, contrabandeando droga y haciéndose de lujosas
propiedades, como el hotel Riviera, construido y operado por Meyer Lansky,
también de la Coalición y gran amigo de Luciano (él lo iba a visitar cuando
estaba en prisión y arregló lo de hablar con Luciano para que ayudara con lo de
la Operación Clandestina). Quien haya
visitado la Habana y se haya hospedado en el Riviera, estará de acuerdo en que,
a pesar de los años, se ve aún muy imponente. Así de imponente era el poder de los capos en Cuba.
En cuanto a la influencia de
Washington, es clara, pues se embargó todo tipo de medicamento a Cuba hasta que
no se deshicieran de Luciano (la respuesta cubana fue un tardío bloqueo de
azúcar a Estados Unidos, que no duró demasiado, pues prefirieron, en efecto,
deshacerse de El Jefe). Sería oportuno señalar aquí que gracias a su
revolución, Cuba se deshizo del control casi hegemónico que ejercía EU sobre la
isla, además de que también se libró del club de capos, amigos de Luciano (por
desgracia, no podemos dudar de que actualmente en Cuba no existan mafias, justo
como todos aquéllos que constantemente exigen la “democratización” cubana).
Finalmente, Feder y Joesten
abordan la estancia de Luciano en Italia, en donde hizo de todo, desde vender
ropa usada (la que adquiría ilegalmente, contrabandeada desde Estados Unidos
por sus lugartenientes), hasta el más
lucrativo negocio de la venta ilegal de
heroína. En esos años, por cuestiones médicas, aún se permitía que laboratorios
legales fabricaran heroína a partir
de la goma de opio. Pero la cantidad permitida era de algunas decenas de
kilogramos a cada nación que la procesaba. En Italia existían varios de tales
laboratorios quienes legítimamente producían
ese opiáceo, no más de 180 kilogramos anuales, hasta antes de 1952, que fue
cuando se reguló aún más la producción.
Pero, dado que desde siempre,
Estados Unidos ha sido el demandante número
uno de todo tipo de drogas, sean legales o no, Luciano construyó una muy
enmarañada red de fabricación clandestina de heroína que implicó no sólo a los
“respetables” laboratorios, tales como RAMSA, SAIPOM, SACI o Shiaparelli
Laboratories, que eran, en ese entonces, las mayores “respetables” empresas
farmacéuticas de Italia y que estuvieron directamente involucradas con la
producción ilegal de heroína. Además, respetables científicos y profesores
“eméritos”, también le entraban al negocio, muchos de ellos por simples
amenazas de parte de El Jefe, de que si no cooperaban, sus cuerpos inermes iban
a flotar cerca de la costa. De entre los mencionados figuran Egidio
Calascibetta, prestigioso director de SAIPOM, pero, además, comendador, que era
uno de los títulos más importantes que el rey, en los días de la monarquía,
podía otorgar a alguna importante personalidad. Igualmente, Carlo Migliardi y
Guglielmo Bonomo, ejecutivos de dichas empresas, además de “honorables” profesores
universitarios, también eran parte de esa red armada por Luciano.
Y los métodos que empleaba El
Jefe para contrabandear dicha droga eran ingeniosos, pues recurría a todo. Una
frontera preferida era la yugoslava, poco vigilada. Camiones cargados con troncos,
colocaban entre los buenos algunos huecos, que era en donde se transportaba la
heroína (también, supongo, que en esos ingeniosos métodos, se han inspirado los
modernos narcos). Embarcaciones de todo tipo también se empleaban, desde
humildes lanchas de pescadores, hasta lujosos yates. Incluso, ¡hasta
submarinos! Muchas de esas embarcaciones o submarinos eran adquiridos de los
sobrantes del ejército estadounidense, de manera “irregular” y puestos a
disposición de la Coalición (vaya con las coincidencias entre los narcos y la Coalición
pues, en efecto, hasta de submarinos se han valido para contrabandear cocaína.
Ver: http://smallwarsjournal.com/jrnl/art/narco-submarines-applying-advanced-technologies-to-drug-smuggling).
Sin embargo, en Italia no se
actuó contra Luciano hasta que, por órdenes directas de Washington, los carabinieri efectuaban redadas a las
empresas involucradas y arrestaban a los “sospechosos”. Sin embargo, a pesar de
las supuestas “exhaustivas” investigaciones, nunca se pudo ligar directamente a
Luciano con ninguna de ellas y vivió siendo libre, como un ciudadano
“respetable”. Ni siquiera el hecho de que a veces sus amigos le “regalaban” unos miles de dólares o un auto nuevo, como
hizo una vez Pasqualle Mastranga, un comerciante de aceite de olivo y queso de
Brooklyn, quien le “obsequió” $57,000 dólares más un Oldsmobile nuevo, verde
(que todo mundo identificaba desde entonces, como perteneciente al Jefe). Se
suponía que dinero introducido ilegalmente a Italia debía de pagar, como multa,
cinco veces la suma. Luciano, tras supuestas pláticas con la prefectura, se
“arregló” pagando sólo $4000 dólares de “multa”. El auto, que circulaba
“ilegalmente” con placas de Nueva Jersey, tampoco fue problema, pues Luciano
alegaba que en Italia se prohibía legalizar autos introducidos ilegalmente al
país (en efecto, muchos autos estadounidenses circulaban en Italia, en ese
entonces, sin registro ni placas italianas, pues no podían legalizarse). Fueron
los dos “delitos” que le pudieron achacar a The
Boss. Nada más.
Pero aquí también caben las
comparaciones, pues vemos que desde entonces, EU se ha erigido en el “policía
mundial”, metiendo las narices en todo y defendiendo no sólo sus intereses,
sino los de corporaciones de dicho país, aunque las actividades de éstas sean
cuestionables. Por ejemplo, cuando violó territorialmente a Pakistán, con tal
de “capturar” a Osama Bin Laden, violando todo tipo de leyes y normas, tanto
nacionales, como internacionales (ver la cinta Zero Dark Thirty, conocida aquí como “La noche más obscura” de Katherine Bigelow, que denuncia esa sucia
operación paramilitar). Igual hizo con el señor King Dotcom, dueño de la extinta
empresa Megaupload cuando hace poco más de dos años, bajo una orden del FBI, la
policía neozelandesa irrumpió violentamente en la mansión de Dotcom, a quien
acusó de apropiación ilegal de material intelectual protegido, además de piratería.
Los lacayos policías neozelandeses ejecutaron la orden sin chistar nada y,
¡peor aún!, dirigidos personalmente por agentes del FBI! Sí, agentes del FBI
operando en Nueva Zelanda.
En otra ocasión, Rodolfo
Rodríguez Cabrera, un cubano, fabricante por su cuenta de máquinas tragamonedas
piratas, copiadas de la empresa International Game Technology, IGT, a quien
aquél “admiraba”, fue aprehendido en Latvia, ex república soviética, en donde
habitaba y operaba desde hacía algunos años su “pirata” empresa, muy feliz de
estarse haciendo rico (el sueño de la mayoría dentro de esta sociedad
materialista a ultranza). Para su desgracia, otra vez, bajo las órdenes de
Washington, agentes del FBI, violando la extraterritorialidad de ese país,
fueron, personalmente, a aprehenderlo. En este caso, EU defendió los derechos
intelectuales de IGT, sin importar que esta empresa tenga como actividad la de
crear ludópatas y quitarles su dinero y generar, con ello, un grave problema
social (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2013/03/el-capitalismo-salvaje-y-su-salvaje.html).
Nada de sorprender lo que hace
EU en otros países, pues en México no sólo agentes del FBI, sino de la DEA
operan a sus anchas, empleando embajadas o consulados como sus cuarteles
generales, dando, por ejemplo, los “pitazos” de en dónde se encuentra tal o
cual narco. Incluso, la cacería – que eso es – de humildes ilegales en nuestro
territorio, realizada por supuestas bandas criminales y policías corruptos son
medidas dictadas “indirectamente” desde Estados Unidos pues México es también
parte de su “seguridad territorial” (ver la interesante cinta “La jaula de
oro”, en donde se muestran todas las terribles tribulaciones que los
inmigrantes centroamericanos deben de padecer para alcanzar el ya inexistente American Dream).
Y, como ya he mencionado, que
se hayan hecho “coaliciones” para invadir en dos ocasiones a Irak, que más
parecieron cárteles paramilitares que buscaron apoderarse del petróleo de ese
país, comandadas por EU, recuerdan las mafiosas operaciones de Luciano y la Coalición
Nacional del Crimen. Eso mismo sucedió en Libia, en donde Muamar Kadaffi fue
depuesto y asesinado por absurdas acusaciones. Tras su derrocamiento, fue
impuesto un “gobierno” títere, manejado por Estados Unidos, al que ha permitido
que las petroleras de dicho país operen a sus anchas con las enormes reservas
con las que cuenta Libia (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2011/03/detras-del-rescate-humanitario-en-libia.html).
Y es lo que está sucediendo en
Siria, que Estados Unidos ha pretendido, a través de mercenarios, deponer a Bashar
Asad. Eso sucede igualmente en Ucrania, en donde se ha provocado una guerra
civil que más tiene que ver con los intereses energéticos de EU que con la
“seguridad territorial” de Ucrania contra Rusia, como menciono antes.
También vemos la infame
relación belicosa entre Estados Unidos e Israel. Washington nada objeta, ni
protesta con la gradual invasión que Israel han hecho de legítimo territorio
palestino, sobre el que construyen ilegales asentamientos judíos. Mucho menos
durante las varias masacres que militares judíos han hecho contra los
palestinos, asesinando a cientos de civiles inocentes, sean hombres, mujeres o
niños
¿Será, acaso, que Estados
Unidos, muy inspirado por el Jefe y su Coalición, quiera convertirse en el
moderno Lucky Luciano del mundo? Pareciera eso.
Por último, Feder y Joesten
apuntan un excelente párrafo que englobaría todo el poder al que pueden llegar
las mafias, de todo tipo, hay que decirlo. Sobre cualquier duda que un
ciudadano común tuviera en cuanto al poder de la mafia, que dijera, “¿Y qué,
eso ni me afecta?”, aquellos señalan, muy correctamente, que “Bueno, si Lucky y
Lepke (otro capo) no hubieran exigido tantos tributos a los bancos y a los
fabricantes de ropa (a quienes también extorsionaban) y otra docena de
industrias, el costo de vida de usted no sería tan alto como ahora es. Si Lucky
y Costello, la mafia de Capone, los Jack Dragmas y Bugssy Siegels (más
mafiosos) de California, los Adonises y Lansky y los Mafiosos Morados (más
mafiosos), quienes trabajaban en Miami como un equipo no hubieran apilado tantas ganancias por apuestas y juego,
no habrían podido corromper a sus autoridades elegidas o en funciones”. Y más
adelante, irónicos, Feder y Joesten, agregan que “Pero las autoridades Antinarcóticos Federales, le harán creer a usted que si
Lucky no hubiera erigido un imperio de tráfico de drogas en la mitad del
planeta, miles de sus niños no estarían sufriendo de muerte lenta en este mismo
instante”. Aquí, se hace la alusión a que muy buena parte del problema de la
actuación casi a sus anchas de capos y bandas criminales, en ese entonces, y en
la actualidad, es que tales actividades no se habrían desarrollado – y se
seguirán desarrollando, hay que reafirmarlo – sin la corrupta complicidad,
justamente, de las mafias en el poder.
Y así sigue siendo, si sigue el narcotráfico,
es porque, como menciono antes, es un excelente negocio tanto para narcos, como
para las mafias en el poder.
Si continúan las guerras, es
excelente negocio tanto para los traficantes de armas, como para las
“respetables” corporaciones que fabrican armas
Si megamineras y petroleras
siguen depredando recursos y destruyendo el medio ambiente en todo el planeta,
es, también, por su tácito contubernio con las mafias en el poder.
Si los alimentos se encarecen
día a día y hay mil millones de pobres, pues así conviene a las mafiosas
corporaciones agroalimentarias (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2010/08/la-muy-lucrativa-adictiva-engordante-y_01.html).
Si aquí la mafia prianista
está privatizando energéticos, imponiendo lesivas y regresivas leyes
“laborales”, que pueden despedir a alguien con un mensaje de texto o aplicando
“reformas educativas”, que no buscan más que crear dóciles
autómatas-consumidores, que sólo trabajen mucho y no protesten, se debe a los
arreglos gansteriles entre esos mafiosos y corporaciones y barones del dinero,
igualmente mafiosos.
Y si el capitalismo salvaje,
con su estructura mafiosa, concentradora, empobrecedora, destructiva,
depredadora… sigue (y seguirá por algún tiempo) operando, se debe a que a esos
mafiosos, los modernos Lucianos,
“legales” o no, de todo tipo, el uno por ciento, que nos controlan al 99% restante,
así conviene.
Contacto: studillac@hotmail.com