Ya también Alemania es víctima del narcotráfico y la corrupción
Por Adán Salgado Andrade
El gusto por las drogas en todo el mundo, sigue en ascenso, muy seguramente por tantos problemas que presenciamos a diario, como la violencia (el aumento de los crímenes, asesinatos, matanzas, robos…), las guerras (la guerra Ucrania-Rusia o en Sudán), genocidios (el actual de los judíos contra Gaza), la depredación y contaminación ambiental (el medio ambiente mundial, marino y terrestre, está deteriorándose aceleradamente), la crisis de la familia, de las relaciones amorosas, la depresión, el desempleo, el deterioro del bienestar, el incremento de la pobreza… entre otros factores.
Y es en los llamados “países ricos”, precisamente, en donde más se da el consumo, en la población juvenil, sobre todo. Sólo pensemos en el perfil de quien se droga, con mariguana, fentanilo o cocaína, por ejemplo. Lo hace por factores como de que no halla empleo, a pesar de haber terminado su carrera. O que su familia ya no tiene el nivel económico de antes. O que no puede hacerse rico, como alguno de los CEO’s o dueños de empresas tecnológicas (Bezos, Zuckerberg, Musk, Gates…). O que terminó con su pareja sentimental. O que lo marginan sus “amistades”… justificaciones sobrarán para que comience a usar drogas (hay que agregar, además, que el empleo del Internet, por medio de las “redes sociales”, especialmente las llamadas Deep Web o la Dark Web, ha facilitado mucho la venta y distribución de drogas. Ver: https://www.unodc.org/res/WDR-2023/WDR23_B3_CH7_darkweb.pdf).
Y a mayor nivel económico, esos nuevos adictos (o adictas, claro), emplearán drogas caras, tales como la mencionada cocaína, cuyo uso se ha disparado mucho en todo el planeta. Además, porque es, digamos, la más “segura”, pues los daños a la salud, sobre todo cerebrales, tardan más en manifestarse que usando, por ejemplo, fentanilo o marihuana (o el llamado “activo”, que es el pegamento industrial que se emplea mucho en los niveles sociales más bajos, como sucede aquí, en México).
Justamente la cocaína, que aunque es más cara que otras drogas, es la que ha disparado su empleo en todo el mundo.
Y eso ha dado lugar a un boom en su comercio en muchos países “ricos”, no sólo en el tradicional Estados Unidos, sino en Europa (o en Australia, Nueva Zelanda o Japón. En este país, ha incrementado mucho el empleo de las metanfetaminas. Ver: https://www.ncd.mhlw.go.jp/en/ranyou.html), en donde se ha dado un aumento significativo del tráfico de cocaína. Y eso ha dado lugar a un incremento de la criminalidad y la corrupción.
Por ejemplo, ya en países como Suecia, el ilegal comercio de drogas, ha incrementado mucho la violencia en ese país, sobre todo, entre jóvenes que controlan sus “plazas”. Adolescentes se matan entre sí con armas de fuego, como si estuvieran en sitios como México o Colombia, por ejemplo (ver: https://adansalgadoandrade.blogspot.com/2023/10/drogas-armas-y-pobreza-impulsan-el.html).
Y lo mismo sucede en Alemania, en donde desde hace unos años, se ha incrementado el contrabando de cocaína, lo que ha ocasionado un aumento del crimen organizado, la corrupción y el enriquecimiento ilícito, empleando su puerto de Hamburgo, de los más utilizados del mundo. Es lo que expone el artículo de The Guardian, titulado “Cocaína, corrupción y sobornos: el puerto alemán bajo control de los cárteles de las drogas europeos”, firmado por Max Daly, quien agrega al título que “luego de una confiscación de 16 toneladas de cocaína muy pura, un fiscal fue acusado de estar en la nómina de una mafia a la que se suponía que aquél estaba persiguiendo” (ver: https://www.theguardian.com/world/2025/apr/30/cocaine-corruption-bribes-german-port-under-siege-europe-criminal-drug-gangs-hamburg).
La foto del puerto, en donde hay un carguero de unos cuatrocientos metros de longitud, anclado allí, abre el artículo. “Grandes grúas descargan contenedores con materias primas, electrónicos, comida y en algunos casos, cocaína”.
“Entre el 2018 y el 2023, las confiscaciones de cocaína se han incrementado 750 por ciento, haciendo de Alemania un sitio europeo más de ese comercio que sigue expandiéndose. Pero el influjo no sólo está elevando las adicciones, también está aumentando la corrupción, en un país que siempre se ha percibido como el menos corrupto del planeta”.
Daly refiere que en el 2021 se lograron confiscar 16 toneladas de cocaína del puerto de Hamburgo, que iban ocultas en 1,700 latas de recubrimiento blanco para pared que iban de Paraguay a dicho puerto. Pero resulta que el fiscal que estuvo encargado de esa operación, hace poco fue acusado de estar en la nómina de la misma mafia a la que se suponía que él estaba persiguiendo. Es decir, se hizo muy amigo de los criminales.
Eso es algo tan común en México, que jueces, militares o policías corruptos, reciben pagos de los narcotraficantes, con tal de que les permitan a éstos actuar libremente para hacer sus ilícitas operaciones sin obstàculos.
Ese ex “fiscal”, de nombre Yashar G recibía €5,000 euros ($108,580 pesos) mensuales con tal de que les diera los “pitazos” a la mafia a la que se le habían confiscado las 16 toneladas de cocaína. Fue arrestado en octubre del 2024, cuando la policía detectó las comunicaciones encriptadas entre Yashar y los narcotraficantes. Igualmente lo acusan de haber filtrado otra “información delicada” a otras mafias, “aunque el hombre lo niega todo”.
¡Claro, no iba a aceptar que le estaban dando esos “cañonazos” de dinero para que se volviera de perseguidor a cómplice!
Una vez, un conocido me explicaba que él, cuando se metió a trabajar a lo que fuera la corrupta Patrulla de Caminos, casi desde el inicio que comenzó a laborar, se le acercaron unos narcotraficantes con una bolsa con cincuenta mil pesos, tan sólo para que no interfiriera cada que un transporte identificado de aquéllos, con droga, circulara por el tramo de carretera que él vigilaba. “Si no aceptaba, me amenazaron con que me iban a ‘chingar’, así que mejor acepté”. Ignoro si todavía siga laborando allí, sobre todo, cuando ese organismo fue absorbido por la llamada Guardia Nacional.
Dice Daly que toda esa cocaína proviene de Colombia, cuyo precio se ha mantenido desde hace cinco años en dos mil dólares por kilogramo, pero el intermediarismo hace que su precio llegue a los $40,000 dólares. Y tanto dinero, que enriquece mucho a los narcotraficantes, no sólo se refleja en que ya circulan en autos de lujo o tienen mansiones, sino que se usa para “invertir” en toda la red de policías y funcionarios a los que se les pagan fuertes sobornos, con tal de que el narcotráfico continúe expandiéndose, sin problemas.
En Hamburgo han crecido los llamados hafeninnentäter, que son los trabajadores del puerto, los guardias de seguridad y los conductores de camiones que transportan drogas sin despertar sospechas. “Dos trabajadores del puerto fueron encarcelados en abril del 2025, acusados de transportar 480 kilogramos de droga, proveniente de Ecuador, y que incluso trataron de atacar a un colega que quiso evitar el plan”.
Señala que se ven incluso sobrepasados, pues los guardias del puerto han solicitado hasta subametralladoras, porque han recibido amenazas de que bandas armadas, han buscado atacarlos, con tal de recuperar la droga confiscada.
Un ex traficante, apodado “Karl”, dice que en los últimos cinco años, “tú puedes ver cómo fluye el dinero de la droga. Ves a chavos manejando Ferraris, Lamborghinis y SUV’s de ciento cincuenta mil euros. No es dinero que hayan ganado en prostitución, fraudes o mariguana. No, es dinero ganado de la cocaína, hermano”.
En efecto, es el mismo narcofenómeno que se da en México y que por eso muchos jóvenes o hasta adolescentes, se dedican al tráfico de drogas, para fácilmente hacerse de mucho dinero. Su objetivo es tenerlo rápidamente y disfrutar, “aunque un día amanezca en una zanja, decapitado”, como algunos me han contado. Y es tan extendida la idea de que los “narcos” tienen bastante dinero, que ya muchos niños quieren dedicarse a eso, “cuando sean grandes”.
Da otros ejemplos Daly de casos de gente convicta por narcotráfico en Alemania: un oficial en el estado suroccidental Baden-Wurttemberg, arrestado hace poco como sospechoso de estar en la nómina de la mafia italiana ‘Ndrangheta (ésta, es una de las más extensas y poderosas organizaciones criminales del mundo, cuyos orígenes se remontan a la región italiana de Calabria y ya se ha expandido a más de 84 naciones, a pasos firmes. Muy seguramente, los narcotraficantes mexicanos están relacionados con esa mafia mundial. Ver: https://en.wikipedia.org/wiki/%27Ndrangheta). Otro arrestado fue un jefe policiaco de Hanover que recibía sobornos de otra banda. Uno más, un oficial, nada menos que de un escuadrón antidrogas, arrestado cerca de Frankfurt, que ayudaba y animaba a narcomenudistas a hacer “mejor su trabajo”. Y otro oficial policiaco, arrestado en Bonn, acusado de pasar información a miembros de la mafia Dutch-Moroccan (de Holanda y Marruecos), “que juegan un gran papel en el narcotráfico europeo”.
Parecerían casos de plots de las muchas cintas estadounidenses sobre policías corruptos.
Así que, como una metástasis, anda por todos lados la cocaína en Alemania, haciendo felices a los adictos que, con mucho gusto, pagarán unos cuatro o cinco dólares en promedio por un gramo de ese polvo blanco, que aspirarán, como dije, para combatir la depresión, para darse ánimos, para olvidarse del mundo o para atreverse a hacer cosas que no llevarían a cabo en sus cinco sentidos.
Y por tanto dinero que están ganando esas bandas es que, como señalé, están reclutando gente que trabaja para el gobierno en todos los niveles, desde policías, pasando por funcionarios de todo tipo y niveles, hasta jueces y fiscales.
Y corren varias regiones de Alemania el riesgo de convertirse en zonas dominadas por el narcotráfico, como sucede en México, por ejemplo, con el estado de Jalisco, en donde los sobornos o el miedo que se les tiene a los criminales “organizados”, ha dado lugar a aberraciones como las descubiertas recientemente, en las que, en un rancho, el Izaguirre, fueron descubiertas pertenencias, así como restos carbonizados de personas, pues durante años fue empleado el sitio como centro de reclutamiento y entrenamiento de “narcos”, así como para ejecutar a gente que iba a parar allí, secuestrada o asesinada y cuyos cadáveres eran incinerados. Ninguna “autoridad”, ni legal, ni policiaca, hizo algo, pues hasta lo sabían (ver: https://www.jornada.com.mx/noticia/2025/03/20/opinion/rancho-izaguirre-la-continuidad-del-terror).
Toda esa droga (no sólo cocaína, sino metanfetaminas, heroína y otras), son producidas en países como Colombia o México y casi toda es para distribuirla en Europa (o en Estados Unidos), pues allá es en donde se encuentran la mayoría de los consumidores. Pareciera ser la droga, como lo que sucede con la extracción, por ejemplo, de oro, que casi todo el que se mina en México, digamos, va a parar a otros países. Somos los explotados productores de la materia prima.
Señala Daly que a pesar de los esfuerzos gubernamentales por controlar al narcotráfico y a la corrupción que está ocasionando, no es fácil, pues los vacíos legales, policías fragmentadas, negligencia política o legislación débil en cuanto al lavado de dinero, “han hecho de Alemania un paraíso para las operaciones criminales”.
Y aunque se confiscó menos droga en el 2024 en Hamburgo, pues ha disminuido el contrabando, los embarques siguen llegando muy abundantes a otros sitios, “en botes pequeños que van a otros puertos o los llamados ‘contrabandos parásitos’, en donde paquetes de cocaína se adhieren a los cascos de los barcos y son retirados por buzos en el puerto de destino” – justo lo que se ve al inicio de la icónica cinta “Operación 67”, de 1967, estelarizada por El Santo, el Enmascarado de Plata (1917-1984), y Jorge Rivero (1938), en donde así, justamente, adhiriendo una carga al casco de un barco, logran contrabandear los criminales, unas placas para imprimir dólares falsos).
Cita Daly a Robin Hoffman, especialista en crimen organizado de la Universidad de Maastricht, quien señala que “el combate al narcotráfico sólo puede lograrse si se infiltran a todos los empleados gubernamentales, policías, abogados, políticos locales o consejeros financieros, quienes facilitan las operaciones de las bandas criminales como se ha hecho en Holanda. Debe de ser el combate integral, en todos los sectores y niveles gubernamentales”.
Aunque, desafortunadamente, cuando las organizaciones criminales ya están muy arraigadas en un país, como es el caso de México, el narcotráfico es como un cáncer con metástasis, que ya no puede curarse.
La única forma de extirpar ese azote sería que la gente ya no buscara drogarse, como una salida a sus problemas.
Pero eso es muy difícil en una sociedad tan materializada y egoísta, como la actual.
Mejor, si alguna vez tienen un fuerte problema, platíquenlo con algún familiar o amigo. No prueben a “aliviarlo”, empleando alguna droga. O, mejor, acudan al psicólogo.
Pero eviten caer en una adicción, la que puede destruir sus vidas, en lugar de resolverlas.
Contacto: studillac@hotmail.com