domingo, 22 de junio de 2025

Nuevo video sobre que EU e Israel desestabilizan al mundo

 Estimades lectores, les comparto mi nuevo video en el que analizo cómo las locuras de dos gerontócratas, Trump y Netanyahu, pueden llevar al mundo a niveles de peligrosidad como en su momento se dieron con Adolfo Hitler. Gracias por su atención: https://www.youtube.com/watch?v=st0utM4KE1w&t=50s


 

viernes, 13 de junio de 2025

Nuevo video sobre la segunda parte de la Decadencia Alemana

 Estimadas lectoras y estimados lectores, les comparto mi nuevo video sobre la segunda parte de la decadencia de Alemania, en donde analizo sus problemas de corrupción y narcotráfico. Muchas gracias por su atención: https://www.youtube.com/watch?v=EY-DMC-ciVM


 

domingo, 8 de junio de 2025

El genocidio en Gaza está dejando mucha contaminación, además de miles de muertos

 

El genocidio en Gaza está dejando mucha contaminación, además de miles de muertos

Por Adán Salgado Andrade

 

La fabricación de armas, así como las guerras, producen mucha contaminación, de CO2, metano, partículas suspendidas y metales pesados, entre otros.  Un estudio hecho tan sólo para la industria militar inglesa, estimó que, para el 2018, emitió unos 11 millones de toneladas de CO2 (ver: https://www.sgr.org.uk/sites/default/files/2020-05/SGR-DUK_UK_Military_Env_Impacts.pdf).

El complejo militar estadounidense es el que más contamina, pues es el que más armas fabrica y el que más guerras ha impulsado. No sólo con armas convencionales, sino con armas químicas (ver: https://adansalgadoandrade.blogspot.com/2021/11/el-muy-contaminante-complejo-militar.html).

Como lo que hizo en Vietnam, hace más de 50 años, que para combatir al “enemigo”, rociaba desde el aire el muy tóxico “agente naranja”, para destruir las selvas en donde aquél se escondía. Y a pesar de todo ese tiempo, la contaminación de suelos y los daños a la salud siguen vigentes (ver: https://apnews.com/article/vietnam-war-anniversary-agent-orange-0829caefe48cc11fb88ab27982da922b).

Lo peor es que cada que se hacen las reuniones anuales de las llamadas COP (Conferencia de las Partes) o en el IPCC (Panel Internacional del Cambio Climático, por sus siglas en inglés), casi no se consideran a las guerras o a la producción de armas como contaminantes.

Son escasos los datos de la contaminación producida por las armas. Sin embargo, hay científicos que trabajan en ello. Por ejemplo, el doctor Stuart Parkinson, de Scientists for Global Responsibility, ha determinado las cantidades sólo de CO2 emitidas por algunos vehículos militares. Por ejemplo, el Humvee, un transporte blindado, usado por el Pentágono, tiene un pésimo rendimiento de 6 millas por galón de diésel, es decir, apenas 2.56 km/l, y produce por cada misión, unos 260 kg de CO2 equivalentes. Un avión caza F-35, rinde 0.6 millas por galón, o sea, apenas un cuarto de kilómetro por litro usado. Por cada misión, produce 27,800 kg de CO2 equivalentes. En tanto que un B-2, un bombardero que arroja misiles nucleares, rinde 0.3 millas por galón de combustible, o sea, 0.12 km/l –  bajísimo su rendimiento y altísima su contaminación –, y produce alrededor de 251,400 kg de CO2 equivalentes.

Y así, el resto de las armas.

Claro que tales emisiones todavía no llegarían a la letal contaminación que se daría si se emplearan las mortíferas armas nucleares, como las que se usaron en Hiroshima y Nagasaki, en agosto de 1945 (que ya no se requerían, pero había que probar los engendros creados por el Proyecto Manhattan). Ese tipo de contaminación, sería radioactiva y sus letales efectos perdurarían por años, aniquilando a millones de seres humanos (ver: https://www.msn.com/es-mx/noticias/tecnologia/as%C3%AD-ser%C3%A1-el-fin-del-mundo-seg%C3%BAn-la-inteligencia-artificial/vi-AA1EkQgo?ocid=nl_article_link).

Justamente el genocidio cometido por los genocidas judíos en Gaza, está ocasionando una brutal contaminación, que equivale a la que generarían individualmente más de cien países. Es lo que expone el artículo “La huella de carbono del genocidio de Israel contra Gaza, excede la producida por países enteros individualmente”, firmado por Nina Lakhani, quien agrega el subtítulo “un estudio halló que el costo climático de la guerra excede las emisiones del 2023 de Costa Rica y Estonia juntas” (ver: https://www.theguardian.com/world/2025/may/30/carbon-footprint-of-israels-war-on-gaza-exceeds-that-of-many-entire-countries).

Dice Lakhani que “la huella de carbono durante los primeros 15 meses del genocidio en Gaza, será mayor que la producida individualmente por cien países, lo que exacerbará la emergencia climática global, además de los miles de asesinados que ha dejado la matanza. Un estudio determinó que el costo a largo plazo de haber destruido, de que se limpien los escombros y de que se reconstruya Gaza, podrían producir 31 millones de toneladas equivalentes de CO2. Esta cantidad es mayor que las emisiones combinadas de Costa Rica y Estonia. Y de todos modos, las naciones no tienen obligación de reportar las emisiones producidas por sus ejércitos a las Naciones Unidas”.

Justamente lo que indico arriba, que siempre dicen que hay que reducir emisiones contaminantes de combustibles fósiles, que hay que usar autos eléctricos (que no son la solución ambiental, pues contaminarán de otra forma, al incrementar el extractivismo), que ciudades más compactas, que más áreas verdes… ¡pero no se toca toda la mencionada contaminación que deja el complejo militar!

“Las armas y el combustible empleados por Hamas, ascienden a 3,000 toneladas de emisiones de CO2,el equivalente a sólo 0.2 por ciento del total de emisiones emitidas, en tanto que el 50 por ciento fueron generadas por la entrega y uso de armas, tanques y otros pertrechos empleados por el ejército judío, de acuerdo con el estudio”, señala Lakhani.

Refiere que la quema de combustibles fósiles es la causa que está llevando a la catástrofe ambiental, lo que provoca los extremos climáticos que padecemos, como largas sequías, lluvias torrenciales, poderosos, destructivos huracanes y sobre todo, temperaturas cada vez más altas, incluso que han rebasado los 50º C. “La región del golfo está entre las más vulnerables al clima extremo y a sus desastrosos eventos, como sequías, desertificación, calor extremo y lluvias erráticas, así como degradación ambiental, inseguridad alimentaria y escasez de agua”, señala Lakhani.

En efecto, pues mucho de su territorio es desértico, así que están más propensos a los eventos climáticos extremos, tales como las largas sequías y las ondas de calor. Es en donde hay más decesos por el calor extremo, sobre todo, de niños y adultos mayores (ver: https://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/03/africa-la-que-mas-sufre-los-embates-del.html).

Señala Lakhani que esa investigación es parte de la Red de Investigación de Ciencia Social, que forma parte de un “creciente movimiento para que los países y negocios se hagan responsables de los costos ambientales de las guerras y la invasiones, incluyendo el impacto en el largo plazo a la tierra, la comida y las fuentes de agua, así como la limpieza luego de los conflictos y la reconstrucción”.

El estudio, hecho por investigadores de Inglaterra y Estados Unidos “es el más comprensible hecho hasta ahora y estima que la destrucción hecha por Israel en Gaza y con Yemen, Irán y Líbano, es equivalente a cargar 2,600 millones de celulares inteligentes o dejando funcionar 84 gasoeléctricas durante un año”.

Cita Lakhani a Astrid Puentes, relatora de la ONU, quien señaló que “estas evidencias puestas al día, muestran la urgencia de terminar con las atrocidades que van en aumento y asegurarnos que Israel y todos los países cumplan con la ley internacional, incluyendo decisiones que tomen la ICC (Cámara de comercio Internacional) y la ICJ (Corte Internacional de Justicia). Si los países acuerdan o no en llamar a eso genocidio, lo que estamos presenciando es un severo impacto de toda la vida en Gaza, y también que se están amenazando los derechos humanos en la región e incluso globalmente, debido al agravamiento del cambio climático”.

Claro, porque la contaminación no sólo queda en Gaza y alrededores, sino en todo el planeta. Es como si alguien hiciera una fogata, el humo se esparce por todas partes.

Señala Lakhani que el 99 por ciento de las emisiones contaminantes del genocidio, 1.89 millones de toneladas de CO2 equivalentes, son atribuibles a los bombardeos y la invasión terrestre de Gaza. Además, casi 30 por ciento de los gases efecto invernadero generados en ese periodo, “provinieron de los envíos de 50,000 toneladas de armas hechos por Estados Unidos mediante aviones y barcos”.  Y otro 20 por ciento se atribuye al combustible gastado por los aviones de reconocimiento judíos y los bombarderos, además del CO2 generado por la manufactura de las bombas y la artillería, así como su empleo”.

¡Nada más vean cuántas toneladas de armas envió Estados Unidos! Y eso ha sido desde la administración de Joe Biden (1942), no sólo de la de Donald Trump (1946). En efecto, tanto la construcción de tales armas (bombas, balas, cañones, tanques, rifles, ametralladoras, granadas…), así como su empleo, que es para destruir, producen mucha contaminación. Pero además, es un excelente negocio la venta de armas, calculado en más de $2,000,000,000,000 de dólares anuales. Por eso, para las armeras, que siga el genocidio (o la guerra de Rusia contra Ucrania).

Como Gaza había desarrollado mucho su infraestructura eléctrica mediante paneles solares, de los que obtenía una cuarta parte de su electricidad, y todo ha sido destruido, ahora sólo le queda el empleo de generadores de diésel, muy contaminantes, que han emitido más de 130,000 toneladas de gases efecto invernadero a la atmósfera, que montan un 7 por ciento de las emisiones totales del genocidio.

Y también, los 70,000 camiones que han llevado ayuda alimentaria, generaron más del 40 por ciento de las emisiones contaminantes. “Y aun así, la ONU ha determinado que esa ayuda ha sido insuficiente”.

En una tabla comparativa, se muestra que los vuelos para transportar armas, han producido 817,000 toneladas de CO2, los vuelos de reconocimiento y los de los bombarderos, 252,000 toneladas, las bombas (al estallar), 78,000 toneladas y los tanques y vehículos usados por los judíos, 48,000 toneladas de CO2.     

También se señala la contaminación que dejaron los bombardeos judíos a Irán, 5,000 toneladas de CO2, a Líbano, 4,000 toneladas y a Yemen, 3,000 toneladas de CO2.

Pero también, señala Lakhani, el costo para el clima de la reconstrucción de Gaza (si es que se hace), será alto, pues ha sido reducida a unos 60 millones de toneladas de escombros tóxicos.

Basta ver fotos de las ciudades y, en efecto, todas son prácticamente ruinas.

Se calcula que tan sólo en limpiar los escombros, se emplearían 10 años, en tanto que la reconstrucción total llevaría hasta ¡80 años! Cuatro generaciones. ¿Y mientras tanto, dónde viviría la gente?

“Las emisiones de carbono resultantes de limpiar los escombros y luego de reconstruir 436,000 departamentos, 700 escuelas, mezquitas, clínicas, oficinas de gobierno y otros edificios, además de 5 kilómetros de caminos de Gaza, generará alrededor de 29.4 millones de toneladas de CO2, más o menos lo que genero Afganistán en el 2023”, señala Lakhani.

¡Imaginen el grado de destrucción que se ha hecho, si tan solo las escuelas suman 700!

No creo que se le reconstruya o haya el dinero suficiente para hacerlo. Los judíos han acabado con el futuro de ese país. Que es justo lo que buscan, limpiar a Israel de palestinos, pues dicen que todas esas tierras, incluyendo Cisjordania, les pertenecen y que allí harán el Tercer Templo que representa a su reino. Justo lo levantarían en la mezquita llamada la Cúpula de la Roca, como muchos supremacistas judíos afirman que señalan “las escrituras” (ver: https://www.theguardian.com/world/series/along-the-green-line).

Cita Lakhani a Zena Agha, analista política para la red palestina de política Al-Shabaka, quien afirma que “este reporte es un profundo recordatorio del costo social y ambiental de la campaña genocida de Israel contra el planeta y los que están sufriendo. Pero también es una guerra de los Estados Unidos, el Reino Unido y la Unión Europea, los que han proveído de recursos ilimitados para que Israel pudiera devastar la zona más densamente poblada del planeta. Y esto crea la inestabilidad provocada por el estado colonizador de Israel y su alianza con el complejo industrial de occidente”.

¡Por supuesto, gracias a las armas proporcionadas por varios países de Europa (Inglaterra, Francia, Alemania…), no sólo de Estados Unidos, es que los judíos lograron casi borrar del mapa a Gaza. Y todavía, hipócritamente, esos países, Inglaterra entre ellos, exigen que ya pare el genocidio, si ellos mismos lo estuvieron alimentando e impulsando!

Y, como señalo arriba, las emisiones que ha dejado el conflicto, hasta rebasan a las producidas por muchos países. Y entre más suba el presupuesto para armas, más sube la contaminación. “El presupuesto militar judío se elevó a $46,500 millones de dólares, el mayor del mundo. Y el efecto de tantas compras de armas y su fabricación, equivalen a 6.5 millones de toneladas de CO2, esto es más que la huella de carbono de Eritrea, un país de 3.5 millones de habitantes”.

Pero ningún país, insiste Lakhani, tiene la obligación de reportar su contaminación militar.

Cita, por último, a Hadeel Ikhmais, directora de la oficina para el cambio climático, de la Autoridad Palestina de la Calidad del Aire, quien dice que “las guerras, no sólo matan a gente, sino que también emiten químicos tóxicos, destruyen infraestructura, contaminan el suelo, el aire y el agua, además de que aceleran los desastres climáticos y ambientales. No considerar esas emisiones, constituye un agujero negro en la contabilidad, lo que permite a los gobiernos desentenderse de sus crímenes medioambientales”.

No pudo decirlo mejor.

Repito, en las reuniones anuales se toca que la producción petrolera debe de disminuir, que la de gas natural, también, pero nunca se toca directamente el punto de las guerras, en especial, el genocidio en Gaza (o la guerra Rusia contra Ucrania).

Se protegen los intereses de los fabricantes de armas, los que, además, necesitan siempre que haya guerras.

De lo contrario, no venderán sus engendros de destrucción.

No importa cuánta gente sea asesinada.

No serán más que daños colaterales.

 

Contacto: studillac@hotmail.com      

 

    

sábado, 7 de junio de 2025

Una niña y un niño palestinos vieron a su madre morir cuando buscaba comida

 

Una niña y un niño palestinos vieron a su madre morir cuando buscaba comida

Por Adán Salgado Andrade

 

El presente genocidio en Gaza está mostrando los más bajos niveles de sadismo, maldad, insensibilidad y crueldad… ¡en pleno siglo 21, cuando, supuestamente, el avance de la “civilización” habría dejado atrás esas masacres!

Ya están usando los genocidas judíos a la hambruna, como otra arma, impidiendo o limitando la entrada de ayuda humanitaria a la destruida región. Famélicos palestinos tienen que optimizar lo que les quede de comida al máximo, contando con algo de lentejas, harina o frijoles de soya. Madres y padres, tratando de comer menos para que sus hijos tengan más alimentos y oras penurias (ver: https://adansalgadoandrade.blogspot.com/2025/05/la-hambruna-otra-arma-que-emplean-los.html).

Dicen los genocidas que es para evitar que Hamas se haga con la ayuda, pero no es así, sino que es un pretexto para seguirlos asesinando. Se han dado matanzas de palestinos famélicos, que sólo buscaban alimento. La más reciente dejó al menos 27 asesinados y 200 heridos (ver: https://www.jornada.com.mx/noticia/2025/06/04/mundo/matan-tropas-israelies-a-otros-27-palestinos-hambrientos).

Quedan esas cifras, como simples números, pero conociendo de cerca cada caso, vemos lo dramático y doloroso que es para los que sobreviven a los caídos, como evidencia el artículo de The Guardian, titulado “’Estas son trampas para la gente’: la historia de una madre que fue asesinada, cuando buscaba alimentos en Gaza”, firmado por las reporteras Malak A Tantesh y Emma Graham-Harrison, quienes agregan como subtítulo que “una familia está devastada por el asesinato de una mujer que caminó durante horas a un centro de distribución de alimentos, respaldado por Israel, con su hija e hijo” (ver: https://www.theguardian.com/news/ng-interactive/2025/jun/07/story-of-a-mother-shot-dead-searching-for-food-in-gaza).

La mujer se llamaba Reem Zeidan, y ya varias veces había tratado de ir a los pocos puntos en donde se distribuyen alimentos. Iba acompañada de su hija Mirvat, de 20 años, y de su hijo Ahmad, de 12. Su esposo, Mohammad, con quien llevaba 28 años de casada, le había dicho, junto con sus hijos, que no se arriesgara a ir, a caminar tanto, pues luego ya ni comida hay.

Y Reem había aceptado, pero cuando su hija menor, de cinco años, Razan, le dijo que tenía hambre, que no se podía llenar con agua a la que agregaban unas pocas lentejas, Reem no pudo estar inmóvil y decidió salir con Mirvat y Ahmad.

Hicieron la larga caminata y casi al llegar, fueron repentinamente atacados, sin razón, por genocidas judíos.

Reem recibió un balazo en la cabeza y murió instantáneamente, ante la brutal sorpresa de Mirvat y Ahmad, quienes la vieron fallecer.

Un video de Ahmad, lo muestra llorando, desesperado, mostrando una mochila, diciendo que “¡Qué les íbamos a hacer!...¡Esta mochila era para los alimentos, no tiene armas ni nada!”, exclama, abriéndola y mostrando unas bolsas de plástico que tenía adentro. Rompe el corazón verlo quejarse, llorar de rabia y dolor por el asesinato de su madre.

El testimonio de Mohammad, el ahora viudo, es terrible: “Estos no son centros de ayuda. Estas son trampas para la gente. Cuando los tiroteos comienzan, usted se agacha. Pero alguien junto a usted, puede ser herido o asesinado y usted nunca puede voltear a mirarlos o a ayudarlos. Y cuando los soldados dejan de divertirse, abren las puertas a las seis de la mañana y comienza el caos. Esos soldados filman a la gente que se pelea por la ayuda y ya que se acaba, los dispersan con gas lacrimógeno. He visto a gente desplazada, que no pudieron conseguir alimentos, recogiendo pasta de la arena”.

Claro, debe de ser todo un magnífico espectáculo para los genocidas uniformados verlos pelear, morir, arrastrarse por unos cuantos mendrugos de comida. Vean el sadismo con que actúan, como alguna vez hacían los nazis, cuando en los campos de concentración, condenaban a morir de hambre a muchos prisioneros.

La misma Reem, había identificado un año antes, el cadáver de su hijo Nabil, el mayor, también asesinado por los genocidas. No pensaron sus restantes hijos, ni su esposo, que un año después, la estarían velando.  

Los Zeidans, como se apellidan los restantes miembros de la familia de Mohammad (antes, eran 10 miembros), aunque eran pobres antes del genocidio, “pero se tenían los unos a los otros. Nabil trabajaba para una empresa de limpieza, ganando 50 shekels ($283 pesos) a la semana, junto con Reem por muchos años. Mohammed trabajaba como empleado por día, cuando podía conseguir trabajo”.

Sí, eran como cualquier familia normal, digamos, con problemas económicos y otros, pero se mantenían unidos.

“Mi madre era amable y simpática. Siempre con una sonrisa en la boca. A todos sus hijos nos trataba bien, con respeto y nos mantenía ordenados gracias a su amor, no por miedo”, dice Mirvat, recordándola, llorosa y triste.

Mirvat cursaba el último año de la preparatoria, cuando comenzó el genocidio. “Ahora, sus sueños de asistir a la universidad, han quedado de lado, sustituidos por la esperanza básica de que el resto de su familia sobreviva al genocidio. ‘Yo ahora tendré que tomar las responsabilidades que mi madre tenía. Mi futuro es claro. Mis hermanos, dependen de mí, así que aunque se reinicien las escuelas, no podré ir. No puedo imaginarme sentada en la mesa y ver el lugar en donde mi madre se sentaba, vacío, sabiendo que ella murió por tratar de traernos alimentos’, dice, resignada”, señalan las reporteras.

Y toda la vida, además, llevará el trauma de haber visto morir, asesinada, a su pobre madre.

Y será sólo su tragedia, pues para el mundo, los muertos y los heridos son simples cifras.

Para los genocidas y pasa los países “amigos” (Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, Francia…) que les surten las armas (jugoso negocio) con las que han asesinado a miles de gazatíes, sólo serán daños colaterales.

 

Contacto: studillac@hotmail.com