miércoles, 30 de abril de 2025

Se debe de legislar constitucionalmente para que se reconozca a las personas no binarias

 

Se debe de legislar constitucionalmente para que se reconozca a las personas no binarias

Por Adán Salgado Andrade

 

Por siglos, se han reconocido solamente dos sexos, el femenino y el masculino, sobre todo por los prejuicios religiosos .

Y las personas que no entran en tal clasificación, son tachados de locos, enfermos, desviados o hasta poseídos por el demonio (aunque entre las clases privilegiadas, como en la realeza, se veía al homosexualismo o al lesbianismo, como una excentricidad de una reina o un rey, pero no daba lugar a castigo o reclamación alguna).

Recientemente, en el Reino Unido, se aprobó una ley que reconoce a una mujer “como la persona que nace con las características físicas de una”. Obviaron decir que tal situación, por ejemplo, se deba a que tenga vagina o senos. Es, digamos, como lo que dicta el sentido común (ver: https://www.theguardian.com/commentisfree/2025/apr/16/supreme-court-definition-woman-judges-law  

Sin embargo, las autoridades, con el fin de evitar polémicas, se apresuraron a afirmar que los derechos de las personas no binarias, quedaban intactos.

A pesar de esa afirmación,  de inmediato, las personas transgénero protestaron, pues  sintieron que se vulneraron sus derechos, que se dejaba un vacío legal para protegerlos adecuadamente. Se dio una manifestación multitudinaria en Londres (ver: https://www.theguardian.com/society/2025/apr/19/trans-people-rally-london-gender-ruling-supreme-court).

Pero eso se evitaría si existiera una legislación constitucional que reconociera a las personas no binarias, así como, por ejemplo, ya se reconoce en algunos países el matrimonio entre el mismo sexo.

Y también así, quedarían bien definidos, sin confusiones, ni traslapes, los derechos de las mujeres.

Justo esa situación es la que señala la columnista de The Guardian Sonia Sodha, en su artículo “La suprema corte ha cuidadosamente delimitado las protecciones para las mujeres. Eso era exactamente lo que queríamos”, agregando como subtítulo que “ya la legislación clarificó las protecciones de la Acta de Igualdad. Sin embargo, fue más una farsa, que una batalla real” (ver: https://www.theguardian.com/commentisfree/2025/apr/20/the-supreme-court-has-carefully-ringfenced-protections-for-women-thats-all-we-wanted).

Comienza describiendo todos los pesares que una mujer madura, así como ella, ha tenido que soportar: “debemos de desaparecer, disculparnos por existir, aceptar lo que venga. No debemos luchar por nosotras, establecer nuestros límites, no debemos decir no. Como mujer, estas expectativas sociales, han estado allí desde el día uno. Pero calma, me ha dejado sin aliento, con sentimiento de ira y coraje, que la suprema corte haya establecido que los derechos de las mujeres no pueden desmantelarse, porque está de más, son derechos que ya hemos ganado y que han sido nuestros desde hace tiempo”.

Se refiere Sodha al hecho de que, como señalo arriba, de ninguna manera tiene que definirse qué es ser una mujer, para que se reconozcan sus derechos. Es algo que estaría de más. Sin embargo, más adelante desarrolla lo que señalo arriba, que era necesario hacerlo, en vista de que las personas no binarias, requieren su propio reconocimiento legal y sus propios derechos.

“Los hombres que se identifiquen como mujeres, tengan o no un certificado legal, no serán tratados como mujeres, para propósitos de la ley”, agrega.

En efecto, la legislación aprobada, clarifica que los servicios sólo para mujeres, los espacios o los juegos, “no pueden admitir a hombres, sea cual sea la forma en que ellos se identifiquen (en ese sentido, el nefasto Donald Trump (1946), de una forma más autoritaria, ha dejado claro que en deportes para mujeres, no pueden participar hombres transgénero).

Así, Sodha dice que, con esa aclaración legal, no será contrario a la ley que, por ejemplo, “una enfermera comparta vestidores con una que sea trans o que una mujer que esté en una cama de hospital, proteste porque al lado hay un trans, con riesgo de que la acusen de transfóbica. O que una chica que haya sido víctima de una violación, deje un grupo de mujeres porque hay mujeres trans. O que a una mujer que sea revisada por un policía hombre, se le diga que, en realidad es mujer (en efecto, como las mujeres que quieren ser hombres, que también generaría confusión). O que mujeres que jueguen futbol, tengan en sus equipos a trans. O que una boxeadora, se enfrente con un boxeador trans. Las lesbianas, si quieren, pueden tener en sus círculos a hombres que se identifiquen como ‘lesbianas’ – algo que sería un aberrante acto de homofobia por parte de ellos”.

Sí, son escenarios reales y que, en efecto, dan lugar a incomodidades y a situaciones traumáticas, pues no creo que una mujer se deje practicar un Papanicolaou (la prueba que se hace para determinar la existencia de cáncer en el cuello uterino) por una enfermera transgénero. Porque, además, no puede saberse si esa enfermera transgénero, en realidad, lo sea, es decir, que simplemente finja para saciar sus instintos sexuales hacia las mujeres, que, en realidad, sea un depredador sexual que se asuma como transgénero (por desgracia, vivimos en un mundo donde todo es posible, con tanto perturbado sexual, lamentablemente).

“Por desgracia, todo lo mencionado se ha dado”, señala Sodha.

Y lo que ha hecho la reciente legislación es “delimitar los derechos de las mujeres, delimitando y asegurando también los de las personas transgénero. Era todo por lo que los grupos de mujeres de izquierda han luchado toda la vida: que se dejen bien claros los derechos que las mujeres han ganado durante años”.

Y, en efecto, no tienen las personas transgénero que molestarse, que socialmente, las mujeres trans (hombres por nacimiento), deban de entrar a baños de hombres y que los hombres trans (mujeres por nacimiento), deban de entrar a un baño de mujeres. En mi caso, no me sentiría a gusto si en un baño de hombres, entrara un hombre trans, y no por prejuicio, sino porque, sencillamente, no es correcto, como señala Sodha (mujeres me han comentado que se sienten incómodas cuando en el vagón del Metro, exclusivo de mujeres, un hombre trans se cuela allí).

Pero la comunidad trans “de inmediato se sintió afectada en sus derechos, a pesar de que la suprema corte, los dejó intactos. Pero no está bien que un policía trans revise a una mujer o una enfermera trans examine a una paciente. Parte de ser un adulto es entender que el mundo no siempre puede estructurarse alrededor de lo que uno quiere y necesita. No es amable, compasivo o saludable que se permita hacer lo que se plazca”.

Finalmente, Sodha dice que las personas transgénero estarían en una encrucijada. Por un lado, que buscaran que los ministros desmantelaran los derechos de las mujeres para su propia conveniencia. Y, por otro, que, como muchos transgénero no dogmáticos, luchen por tener sus propios espacios, que existieran categorías transgénero en deportes, servicios de salud especiales y que estuvieran en contra de la discriminación de género. “Si las personas transgénero buscan esta última perspectiva, estoy con ellos y hallarán aliados en mujeres como yo”.

Dice que se alegra de que, por fin, se hayan asentado y clarificado los derechos de la mujeres. “Celebremos con champaña o con lo que gusten, tanto como lo deseen. Ustedes, lo merecen”.

Comparto, pues, el punto de vista de Sodha.

No puede forzarse a que las mujeres acepten a las mujeres trans como tales, por muy polémico y discriminatorio que pueda resultar.

Lo que sí, como señalo en el título del artículo, es que debe de legislarse constitucionalmente, para que se reconozcan los derechos de las personas no binarias.

Aunque se incrementen los gastos que eso conllevaría, como instalaciones especiales, baños exclusivos, clínicas, gimnasios y así.

Merecen ser respetados, pero también deben de respetar a los demás, especialmente a las mujeres.

Y, repito, no es prejuicio, es simple cuestión de derechos de género y de sentido común.

 

Contacto: studillac@hotmail.com